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Frente al espejo
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Tiempo de lectura: 5 minutos

La habitación tenía una vista hermosa sus grandes ventanas permitían ver el bosque, si estaban abiertas te llegaban los olores de pino y diversas plantas. Era amplia y estaba decorada con elegancia, varias pinturas colgaban en las paredes, la música provenía de varias bocinas ocultas en las paredes, la gran cama con cuatro pilares de madera oscura, permitirá muchas formas de jugar…

Los grandes espejos daban vistas de todos los ángulos, algunas sillas dispuestas para lo que se nos ocurriera, estaban también incluidas, un otomano podía muy bien usarse para la ocasión. Gran cantidad de juguetes y correas podían usarse para la diversión.

Pero hoy solo vamos a utilizar pocos…

Te gusta que te trate con cariño y atención, claro que me gusta tratarte como a una reina…

Pero aquí en esta habitación sabes bien que no, no, aquí eres mía, y las órdenes vienen de mí.

La reina se queda fuera, aquí solo eres mi esclava, y, lo sabes, es más lo esperas con ansias y lo disfrutas, deseas el momento en que entramos a este lugar y no sabes que tengo preparado para ti.

Hoy un espejo está en el piso, un espejo de .50 * 1 metro está a media sala… lo miras curiosa, pensando y tratando de adivinar qué es lo que viene a continuación.

Lo primero es que te desnudes, ya sabes cómo me gusta, lento y mirando mis ojos, quiero que me muestres las ganas que sientes por mi, deja los tacones ya sabes que me gusta hacértelo con ellos puestos…

-Hincada, híncate para tu señor, demuestra el respeto que sientes, si así.

Mientras esperas voy y tomo tu correa, esa que te has ganado a base de obediencia y castigo, esa que tanto te gusta lucir en tu cuello, esa que te guía al caminar a cuatro patas…

Amo ese momento, si cuando te la pongo… es ese momento cuando te entregas por completo y sabes que todo lo que te pida lo harás porque así lo quieres, te miro a los ojos con dulzura sabiendo que te tratare como mi esclava.

Hoy solo te coloque el collar, así, sin cadena no la necesitáremos.

-Inclínate y pega tu cabeza al suelo levanta ese culo precioso que tienes y deja que tu amo lo vea. No te muevas, tu mirada fija al suelo.

Así lo haces sin atreverte a levantarla, no puedes ver lo que hago, no sé si eso te gusta o desespera, la verdad no me importa lo si es lo uno o lo otro, solo sé que me obedeces, paso cerca tuyo y te dejo ver mis pasos, me gusta estar descalzo por si quiero que me beses los pies… camino y me pierdo de la poca línea de visión que tienes, voy por los juguetes, tomo un lubricante y elijo dos juguetes… un dildo grueso y una bonita piedra para lucir en tu trasero, camino hasta ti beso tu ano y poco mi lengua lo lubrica… pronto se acostumbra a mi lengua.

-Abre la boca perra.

Obedeces al instante meto la piedra por tu boca y tu saliva cumple su cometido. Mientras lo lubricas con tu saliva pongo una gran cantidad de lubricante en tu ano, cuando mi dedo entra fácilmente, meto un segundo y luego un tercero…

Ahora es fácil, te acuerdas, al principio, no te gustaba, hoy sin embargo has aprendido a amar que te folle así…

Cuando estás bien receptiva pongo la piedra en tu culo, fácilmente te la comes, la saco y meto varias veces antes de dejarla ahí…

Te dejo con el culo al aire, camino hasta el espejo y te ordeno levantarte, lo haces lento mirando mis ojos, provocando mi lujuria…

-Toma el dildo que deje al lado tuyo, está en el suelo te agachas a tomarlo.

Te das vuelta para mostrar tus nalgas y presumir la joya que portas, lo tomas con la boca, ya sabes que así me gusta, te costó varias bofetadas aprenderlo.

-Camina hasta acá.

Te tiras al suelo y en cuatro patas me alcanzas.

– vaya!!! Hoy si quieres tu premio

Suelta el dildo y pégalo en el espejo.

Lo haces, y lo dejas pegado listo para usarse… desabrochó mis pantalones y dejo mi polla al descubierto, mis manos toman tu cabeza, sujeto fuertemente tu pelo, la obligan a girar en mi dirección, ves mi polla dura y abres en automático la boca, la meto toda fuertemente y te asfixió con ella, cuando veo que no puedes más, la retiro… hago esto varias veces antes de jalar tu pelo y ponerte de pie, evitas emitir cualquier quejido aunque jale fuerte no quieres que te castigue.

Te beso, mi lengua busca explorar la tuya, tus labios son tan excitantes que tengo que contenerme para no follarte en ese mismo momento.

Me separó de ti, y pongo una silla justo enfrente del espejo. Te ofrezco el pomo con lubricante y te pido que le pongas al dildo, (sé que no lo necesitas a estas alturas tu coño debe estar todo mojado.)

Una vez que lo preparas te pido te pares encima de él y poco a poco bajes… y pienses que soy yo sobre quien vas a disfrutar. Lo haces con esa sonrisa que me indica que los dos lo vamos a disfrutar. Llegas a él y dejas entrar solo una parte en ti, te detienes y bajas de golpe el tramo que falta. Lo haces varias veces mientras con una mano frotas sobre tus labios buscando darte placer, cosa que no he pedido pero me calienta mucho.

Verte subir y bajar por el dildo es una vista muy hermosa, ver tu coño tragándolo sin piedad es algo que hace calentar a cualquiera, tu mano frotando y tu boca gimiendo cada vez con más ansías, con más deseos de poder explotar. Sin embargo cuando sientes la necesidad de explotar bajas un poco el ritmo y buscas mi mirada quieres saber si ya puedes acabar.

Te entiendo y me pongo en pie para llegar hasta ti. Tomo tus senos en mis manos y juego con ellos mientras te susurro al oído

-no te atrevas a venirte sigue con el ritmo que tenías.

Sigues el ritmo y mis manos siguen sujetas a tus pechos siguiendo tu ritmo, jalando y acariciando tus pezones duros y erectos.

Vuelves a consultar con esa mirada de placer que me indica que estas cerca… muy cerca de llegar.

-acaba… regálame tu orgasmo

Enseguida te vienes diciendo mi nombre, subes y bajas un par de veces más y te quedas sentada con el dildo dentro de ti.

Te tomo por las caderas y las levanto, solo esa parte de tu cuerpo de forma que tus manos quedan en piso, una a cada lado del espejo.

-¿alguna vez has visto desde ese ángulo cómo entro y salgo de ti?

No te dejo contestar y me clavo en ti… fuerte, muy fuerte hasta sentir mis caderas chocar con tu trasero, quiero follarte duro, sé que te gusta así… y es lo que hago busco hacer que de nuevo grites mi nombre…

-¿te gusta lo que ves?

¿Te gusta la cara de placer que pones cuando sientes como te lleno?

¿Te pone ver como mis bolas chocan en ti?

Yo sé que si cada vez estas más mojada y en cada entrada siento mas calor dentro tuyo, empiezo a sentir como tus piernas empiezan a temblar, y noto como tus manos se aferran cada vez mas fuerte a las orillas del espejo.

Yo también siento ya la necesidad de correrme y en cuanto te corres salgo de ti, tomo un poco de aire y doy un trago al vaso que tengo en la mesa.

Camino y me pongo frente a ti para poner mi erección en tu rostro…

Lo acerco a tu cara y lo descanso en tu boca, dejo mi aroma en ella y recorro tu cara dejando un hilo de mi líquido por toda tu cara… vuelvo a tu boca y comienzo a masturbarme en ella. Tus manos juegan con mis bolas y recorren hasta mis nalgas. Abres tu boca y meto la cabeza en ella, dejando el resto fuera, siento la calidez de tu lengua recibiendo cada gota que va saliendo de mi, mientras sigo con mi frenético ritmo. Cuando estoy cerca de acabar lo saco de tu boca, pero tú sigues con ella abierta (aún recuerdo como la primera vez que hicimos esto te pusiste las manos en el rostro justo en el momento que sentiste la primer gota de mi leche caliente). Hoy en cambió lo deseas… te gusta que termine en ella.

Tomo con mi mano tu cabeza y con último jalón descargo sobre tu cara, un gran chorro cae justo en tus ojos y otro poco en tu pelo, pero la gran mayoría la trato de dejar en tu boca o cerca de ella. Cuando termino sacas la lengua para tomar lo que quedo cerca de ella al tiempo que con tu dedo buscas juntar lo que quedo regado en las demás zonas. Cuando acabas te lo acerco a la boca para que limpies todo lo que aún queda en él. Nos tiramos en el suelo, rodando un poco hasta que chocamos con un mueble y nos quedamos ahí, tus manos explorando mi pecho y mis dedos jugando con tu cabello, acurrucados el uno en el otro.

 

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