Esta historia es lo más caliente que hasta ahora he vivido. Tengo 34 años, tengo novia y soy bisex pasivo. No he tenido muchas experiencias con hombres, pero cada encuentro que he tenido han sido demasiado arrechantes.
Esta vez mi relato es en otro país, hace 5 meses me vine a Melbourne, Australia, para estudiar inglés puesto que mi nivel de inglés es muy bajo. He pasado ciertas dificultades es verdad, pero no son materia en este momento. Precisamente para olvidarme de mis problemas, decidí hace dos días usar una aplicación para conocer alguien. Mi interés, hombres maduros activos. No había muchas opciones ya que era bastante tarde cerca de las 2 AM, así que le escribí a un perfil sin foto. Empezamos a hablar, como podía claro, ya que la mayoría de las veces tengo usar el traductor. Me dijo que estaba casado, tiene 58 años, que tenía dos hijos que ya están casados y que si quería algo teníamos que ir a una sauna gay en el centro de la ciudad porque él ni yo teníamos sitio. Charlamos un rato, me dijo todo lo que les gusta y que de darse el encuentro lo que le gustaría hacer. Cada cosa que me decía me puso a mil.
Nunca había ido a un sauna gay, he sido muy reservado, demasiado diría yo, pero estar en otro país donde la diversidad sexual es más aceptada me dio confianza. Acordamos ir a la mañana siguiente, es decir ayer, 20 de mayo, pero que por motivos de su trabajo debía ser a las 8 AM. El me recogería en su carro cerca de donde vivo. Muy ansioso, no pude dormir el resto de la noche, a las 6:30 de la mañana me arregle, me bañe muy bien y me aliste para la cita.
Justo a la hora pactada, llego en el carro de la compañía donde trabaja, fue un poco difícil identificarlo por lo que no hablo Ingles prácticamente, pero a través del chat nos aseguramos de que si éramos. Me abrió la puerta del carro, muy amablemente y me invito a subir. Oh sorpresa, era un hombre gigante, con canas, voz gruesa, manos grandes, piernas gruesas, lo vi del doble de mi tamaño, así que era más de lo que yo incluso esperaba.
Tan pronto me subí a su carro, como estábamos en un sitio no concurrido, me mando la mano a mi entrepierna y trato de besarme. Usualmente no me dejo besar, así que él lo noto y se concentró en mi bulto. Cogió mi derecha mano, le dio un beso y me dijo, Lindo niño. Arranco el carro y fuimos al sitio acordado, él me hablaba y me hablaba, pero yo le entendía por ahí el 20%, yo solo movía la cabeza. Llegamos al sauna, un poco discreta la entrada en medio de una zona bastante comercial. Subimos la escalera, llegamos a la ventanilla, teníamos que pagar 60 dólares en total, cada uno pago su parte y nos dieron una toalla con una llave. Antes de entrar a la zona social debíamos quitarnos la ropa y dejar todo en el locker, así que yo hacía todo lo que él hacía. Cuando estaba cambiándome aparecieron dos hombres parecidos a los de las películas, se hicieron al lado mío y empezaron a tocarme las nalgas y mi verga. Sin embargo, Alan, el man con quien iba, los aparto y me dijo que me relajara.
Cuando Alan se quitó la ropa, vi que tenía una verga gigante era gruesa y le colgaba un pedazo de carne que de una me puso caliente. Ya los dos en toalla, el me indico el camino. Entramos al bar y todo era oscuro y con luces de neón azul, había pocas personas, imagino por lo temprano y más siendo lunes. Me temblaba todo, yo trataba de no mirar a nadie a los ojos, pero sentía que todo el mundo me miraba. Yo soy de cuerpo delgado, pero bien formado así que para algunos no pasó desapercibido. Pasamos otra puerta, bajamos una escalera y llegamos a otra sala donde había varios jacuzzies a los costados donde había hombres desnudos. La mayoría eran jóvenes quienes parecían esperando quien los llamara. Pasamos en medio del salón hasta entrar a otro cuarto que eran las duchas compartidas. Allí empezó la faena.
Las duchas estaban casi desocupadas así que el escogió una de las duchas que tenía puerta, me entro de la mano a la ducha y cerró la puerta. Con una actitud dominante me empujo contra la pared, me hizo cogerle su verga, nunca había tenido una verga así de grande en mis manos; era pesada y gruesa. Me separo las piernas con una suya y sin darme tiempo me empezó a besar apasionadamente. Su lengua jugaba con la mía, al mismo tiempo que yo sentía como su verga palpitaba. Me dio la vuelta, quede con mi pecho contra la pared, indefenso, casi sin decir palabra solo me dejaba. Me beso el cuello y la espalda, me agarraba las nalgas, me daba palmadas y cada que pasaba sus dedos por mi culo, yo suspiraba. Abrió la ducha, se puso bajo el chorro, me cogió del pelo, he hizo que me arrodillara. Me puso frente a su verga. Mirándola más de cerca, imagine lo que sucedería más tarde. Usualmente tampoco hago sexo oral sin condón, pero ayer yo estaba alucinando, así que no le di mucha importancia. Fui directamente a sus guevas y las saboreé, luego lamí todo su tallo lentamente, era delicioso. Llegue a la cabeza de su verga y con mis labios entre abiertos la bese. Pero él quería acción no romanticismo, puso su verga en toda mi cara, por supuesto su verga la cubría toda. Me dio varias cachetadas con su verga, los cuales sentía como dolorosas bofetadas, me restregó sus guevas en mi cara y me puso a mamar. Empujaba duro pero no entraba más de la mitad, me taladraba mi boca, acelerando el ritmo de vez en cuando, como estaba bajo el agua, por momentos no podía respirar, por lo me desesperaba, pero el que me tenía agarrado del pelo poco le importaba. Luego de unos minutos mamando, saboreando y sufriendo por su verga, me levanto. Me echo jabón por todos lados, se aseguró que estuviera limpio y me dejo listo para ser comido.
Salimos de las duchas, nos pusimos las toallas y pasamos nuevamente en medio de los jaccuzies. Por supuesto Alan conocía el lugar muy bien. Subimos otro piso donde estaban las cabinas, algunas tenían las puertas abiertas por lo que se veía como otros tiraban. En uno de los cuartos, un man con una máscara de cuero estaba colgado como en un columpio, con las manos y las piernas amarradas y abiertas esperando quien se lo culeara. Llegamos al cuarto, bastante pequeño y oscuro el cual tenía una colchoneta sobre una piedra. Yo estaba temblando mucho. Alan me pregunto si estaba bien, le respondí que si con la cabeza, lo que le dio pie para continuar. Se unto lubricante en sus manos, del que está disponible en el cuarto. Se sentó en el borde de la cama, y me puso a mamar. Estaba disfrutando de la sensación de estar entre las piernas de un macho, cuando sentí sus manos embadurnándome de lubricante mi ojo del culo. A él no le importaba si me dolía o no, me metía los dedos de una forma brusca y jugaba con mi esfínter como quería, era rudo, pero era obvio que quería asegurarse que estuviera lo suficientemente dilatado.
Me tenía abierto, me habría metido tres o cuatro dedos, no lo sé, y me puso en 4 sobre la colchoneta. Yo pensé que ya me había llegado la hora, pero me dio en beso negro más rico que he recibido. Literalmente sentía como su lengua entraba y salía de mi culo y como rozaba mi esfínter, me daba escalofríos y me hacía temblar las piernas. Mientras me comía el culo con su boca, el me pajeaba, sin embargo, como estaba tan arrecho, yo le quitaba la mano para que no me fuera hacer llegar. Finalmente, hizo que con mis manos separa mis nalgas y me metió nuevamente varios dedos. Me dio 4 palmadas muy fuertes en cada nalga demostrando quien era el que mandaba. Me tenía listo, obediente, arrecho y con el culo palpitando pidiendo verga, tal como todo macho activo desea tener a su presa. Además, ambientado por los sonidos y los gemidos de otros que estaban viviendo la misma suerte.
En la misma posición, en 4, Él se puso entre mis piernas listo para clavarme, yo, con mi cara y hombres pegados a la colchoneta y con mis manos separando mis nalgas, sabía lo que venía. Se puso el condón, lubrico nuevamente mi culo y de un empujón me metió la cabeza de su verga, le me decía cosas que yo no le entendía y yo trataba de decir que fuera despacio, ni él ni yo entendíamos. Me cogió de las manos empujando hacia él lo que levanto mi cara y empezó a darme verga, yo le suplique que parara porque era un dolor inmenso, pero él ni se inmutaba. Sentía como su verga se abría espacio en mi interior, cada empujón era el dolor de mis órganos acomodándose a su tamaño. Pude zafarme y me quité, pero él no estaba dispuesto a parar en ese momento. Se acostó en la colchoneta boca arriba y me dio indicaciones para que lo cabalgara, quería que yo controlara la profundidad de la penetración. Me senté encima de él y lentamente fui cayendo sobre su pedazo de carne, era igualmente dolorosa, pero estaba vez yo paraba por momentos para irme acostumbrando. Cuando sentí que ya toda estaba adentro, fui consciente de lo que estaba sucediendo, tenía 23 cm enterrados en mí. Eso me transformo, el dolor fue disminuyendo y yo me fui soltando, empecé a aumentar el ritmo y a disfrutar cada centímetro, puse mis pies sobre sus muslos para tener mayor agarre y mis manos sobre su pecho y empecé a montar esa fiera salvaje. Era la verga más placentera y dolorosa que había probado.
Nuevamente se tomó confianza, y el espíritu salvaje lo poseyó, me hizo poner de pie contra la pared, me levanto una pierna y me clavo. Luego de un rato, me hizo inclinar cogiendo con mis manos mis pantorrillas. El mismo me ponía en la posición que él quería, no había otra forma de entendernos. Nuevamente me llevo a la colchoneta e hicimos el borde cama. Con cada vergazo que me daba, al mismo tiempo el me empujaba de los hombros hacia abajo. Sentía como me taladraba mis intestinos. Yo gemía como nunca pero no importaba, podía hacer el ruido que quisiera. Nadie me había comido así, y yo estaba siendo completamente feliz sintiéndome el más puto de todo el sauna. A mí que no me gusta dar muchos besos, lo empecé a besar, ahora era yo el que le metía la lengua, lo abrazaba del cuello y lo cabalgaba, era la escena más arrechante que me podía imaginar. El roce de mi verga contra su estómago hizo que me viniera. Llegue sobre su cuerpo, lo que lo puso a mil. Inmediatamente sentí como su respiración se agitaba y su cuerpo se tensionaba. Era mágico sentir un orgasmo de semejante toro, dentro de mí. Lo volví a besar mientras terminaba de vaciarse en mí y así darnos tiempo para recuperarnos.
La historia no termina aquí, luego de un rato, me cogió de la mano y me llevo por todo lado como exhibiéndome, eufanándose. Yo apenado, caminaba sin mirar a nadie a los ojos, solo obedecí. Me llevo a las duchas, por lo que pasamos nuevamente en medio de todos, pero estaba vez desnudo, ya se imaginaran lo que paso después. La siguiente parte la contare en un siguiente relato.
Espero les guste.