Desperté de un humor inmejorable y es que después de haber recibido dos mamadas de mi perrita no podía tener mejor humor! Mi perrita, aun no sabía si podría entrenarla pero ya me gustaba como sonaba.
Salí de mi habitación vestido, solo para toparme que mi desayuno no estaba servido, y que Hilda estaba encerrada en su cuarto. Por lo que fui a su habitación a tocar.
-Buenos días Hilda, se te hizo tarde con el desayuno…
No recibí respuesta, por lo que considerando los hechos de la noche anterior consideré que era mejor irme a trabajar. Sin decir nada, salí de mi casa y me dirigí a comer unos tacos en un restaurante local. Mientras comía me asaltó la duda de saber que pasaría ahora. Ella podría ir con la policía y decir que la había violado, o simplemente irse de la casa, siendo la segunda la menos dañina para mi.
Pensé en que se iría y simplemente ahi quedarian las cosas, pero algo en mi deseaba poseerla y degradarla hasta que jurase ser mi fiel y obediente perra. Decidi que queria tomarla y entrenarla a mi gusto, hacer de ella mi puta personal y de su culo un bebedero de aves. Que se pusiera jariosa con tal solo oír una orden mía, y que estuviera dispuesta a hacer todo lo que le dijera sin pensarlo y sin importar cuán denigrante fuese. Si… estaba decidido.
Le marque a mi secretaria y le informé que estaba enfermo, por lo que el dia de hoy no podría trabajar. Termine de desayunar con calma, trazando mi plan y perfeccionandolo. Tenía ansias de apurarme y ponerlo en efecto pero no queria una relacion donde forzara a Hilda. Quería que ella se diese cuenta de su lugar como mi puta, que se excitara y quisiera entregarse a mi. Por lo que le daría dos ocasiones de huir de esto. La primera siendo hoy jueves, llegaria despues de la hora de comida. Suficiente para que saliera de la casa y jamás verla de nuevo.
Al terminar de comer fui a comprar las cosas que requería, lo cual me tomó apenas 2 horas. Siendo las demás de espera, las ansias y curiosidad de saber si se había quedado o no me corroian. Requeri usar de toda mi fuerza de voluntad para esperar hasta que dieran las 2 de la tarde e ir a mi casa. Al entrar estaba todo en silencio, y pensando que ya se había ido fui hacia su cuarto, solo para descubrir que estaba cerrado por dentro. Por lo que mi putita personal se había quedado…
Prepare rápido las cosas en la sala para ejecutar mi plan, temblaba de la excitación y miedo que me producía hacer lo que haría. No sabia que pasaria, si lo iba lograr o no, pero estaba decidido a intentarlo. Solo de imaginarme su cuerpo desnudo, esa piel canela roja por los azotes, su culo en alto esperando ser tomado, me ponía por demás caliente. Con la verga dura me dirigí a su cuarto con paso decidido, sin saber si iba a lograr domar a esa yegua o no. Tome la llave del cuarto, gire la manija y le grite:
-¿Pero que carajo piensas tu? ¿Crees que te pago por estar de floja todo el dia? No has limpiado! Ni cocinado! ¿Que estas pensando eh?
Cualquier persona normal hubiera sentido lástima por la muchacha, estaba en hecha un ovillo, con los ojos hinchados, y una cara de susto. Pero yo no vi sus lágrimas, ni sus ojos hinchados, yo solo vi como se le asomaba una teta por el lateral de la playera y unos suculentos labios que me habían hecho gozar la noche anterior y que me harían gozar hoy de nuevo.
-Yo… Yo… – Balbuceo asustada.
-¿Tu que? ¿ No sabes hablar? Ven acá en este momento + Le dije mientras la tomaba del brazo, a lo cual se encogió de inmediato.
La arrastre literalmente por la casa y sujetándola por la nuca le dije.
-Te presento la cocina y sirve para cocinar. ¿Entendiste?
-Ssss….Si – Le jale fuerte el pelo haciendo que se arqueara y me permitiera arrimarle mi notable erección a su delicioso culo.
-Habla fuerte Hilda… y se dice: si señor
-Sssiii Señor- dijo, mientras le soltaba el pelo.
-Bien, quiero que me cocines una pasta con tomate. Al terminar tomas una cerveza y me llevas el plato a la sala. ¿Entendiste?
-Si señor
-Me alegro que entiendas rápido, pones el plato en la mesa, y te pones de rodillas. Me preguntas si quiero una mamada, al cabo es para lo único que sirves. ya que no cocinas -más su rostro mostraba una cara de perplejidad que no podía con ella por lo que presione un poco más.
-¿Entendiste?! ¿Que vas a hacer después de dejar el plato? -Le pregunté mientras le estrujaba un seno y la miraba fijamente. Intento sostener la mirada, la bajo y en un sollozo apenas audible me contestó.
-Pon… erme de rodillas y… pre… pre… preguntarle si quiere una mamada…
-Señor… -Le dije mientras ponía una mirada de loco por volver a sentir esa boca en mi verga.
-Ssseñor.
-Apurate que tengo hambre.
Me dirigí a la sala donde tome el control de la tele que estaba encima de la misma y con una erección de burro me puse a esperarla. Mi plan hasta el momento iba bien, más que bien en realidad… no creí que fuera tan fácil hacerla aceptar lo que le pedía. Esperaba resistencia, una bofetada, que no quisiera hacerlo, pero me encantaba la mirada de sumisión que tenía.
Al cabo de quince minutos se presentó en la sala con mi plato de comida y cerveza en la mano, los dejo en la mesa y se quedó a lado de mi parada. No hacia nada, y por un momento mi resolución flaqueo, me quedé petrificado durante unos segundos hasta que vi su mirada al suelo. Claramente se debatía en si lo hacía o no. Solo requería un pequeño empujón, una leve insinuación para que acatara las órdenes.
-¿Si Hilda? -le pregunté mientras la miraba increpando la con la mirada.
Oí un susurro apenas audible e incomprensible.
-¿Perdón? -Era una pregunta franca ya que no le entendía nada.
-¿Quiere que se la mame?… Señor -y se puso de rodillas.
Sonreí… Sonreí como jamás había sonreído. Con una mujer piel de canela de rodillas, con unos senos suculentos y un trasero firme. ¿Quién no lo haría? Me puse de pie, me quité el cinturón lentamente, con la misma calma me lo quite y lo avente. En el bóxer se me notaba mi erección, y mientras me lo quitaba la miraba fijamente a los ojos. Su mirada era un poema, se veía resignación, sumisión y quizás por mi calentura veía deseo en sus ojos. La acomode entre mis piernas, puse mi mano atrás de su nuca y guíe mi pene directo a su garganta hasta que llegó a su campanilla.
-Mirame a los ojos puta. -Con mi pene en su boca dirigió su mirada hacia la mía + Esta será nuestra nueva rutina. ¿Entiendes?
-Ghi Geñor -Me respondió con ese sonido gutural característico de una mujer ahogada por un pene.
-Pon las manos atrás y chúpamela hasta el fondo.
Con sus carnosos labios envolvía mi pene mientras con la lengua jugaba con él al salir. No era nada mala, y se notaba que no era la primera vez que lo hacía.
-Has mamado muchas vergas puta? Eres muy buena en esto
La deje mamar un poco más, después la tome del pelo y la guie a ponerse de rodillas en el sillón. Le di dos nalgadas y baje el short que traía junto con sus calzones. Al sentir la humedad de su vagina supe que la tenía de ganar. Ya había ganado la primer batalla, pero si quería convertirla en mi perra debía hacerla adicta a mi, le tenía que dar orgasmos fuertes que la pusieran pendeja para poder domarla.
Sin miramientos la tome de la base del cráneo y jale fuerte su cabeza para que se arqueara. Acto seguido tomé mi pene y con un fuerte embiste se lo clavé hasta el fondo. Note como se abrían las paredes de su húmeda vagina y sin ningún problema me alojaba en el fondo de su ser, mientras con la mano izquierda jalaba su cabeza con la derecha le nalgueaba ese tremendo culo que tiene. Ella estaba jadeando como perra en celo, se notaba que extrañaba una buena cogida o que era masoquista. Su vagina se contraía con fuerza sobre mi pene llevándome al borde de eyacular dentro de ella, pero justo en el momento que sentía se iba a venir me frenaba en seco. Esperaba un poco y después continuaba con el vaivén frenético. Después de varias veces así, y ya que tenía una cara desesperada por eyacular me dijo.
-Por favor, mmmm, hazme veeenir
-¿Y qué gano con eso puta? -La cara que puso fue un poema, no entendía qué pasaba. No entendía siquiera la pregunta.
-¿Si te hago venir serás mi puta? -Nalgada
-¿Podré tomarte en cada rincón de esta casa? -Nalgada
-¿que hago con hacerte venir? eh puta? -La tome de la cabellera y la jale con fuerza hacia mi. Su orgasmo estaba próximo- Dime, ¿Serás mi perra? ¿Mi puta?
-Sssiiii, haré lo que quieras pero por favor no pares!
La tome del cuello con ambas manos y bombeé su vagina con toda mi fuerza. Sentí como su vagina se convulsionaba y ocupe de toda mi concentración para no venirme. Justo cuando sentí que su vagina no podía apretar más, presione su cuello para asfixiarla levemente. Sentí su orgasmo, mientras hacía sonidos guturales y removía su culo pegado a mi pubis. En ese momento libere mi eyaculación para dejarle mi semen en el fondo de su ser. Volteé hacia la tele y vi la cámara que previamente había puesto ahí para grabar. Y volví a sonreír… el problema de acusarme con la policía estaba resuelto….
CONTINUARA
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Este relato es ficticio y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Dominante de 29 años, nativo de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, México.
Quisiera escribir un poco acerca de BDSM, pero soy novato en la redacción. Serán bienvenidos los comentarios para mejorar.
Frase BDSM:
No hay mejor cadena que te una a mí que tu propio placer.