Estaba emocionada, noche de fiesta. Aunque mi novio no iba a ir, pues no le agradan tanto esos ambientes. Aunado a eso, iba con mis amigos y amigas de la facultad y el no simpatizaba muy bien. Era duro aceptar que él no fuera capaz de entablar mejor una relación con las personas importantes para mí, como lo son mis compañeros de universidad.
Sin embargo, no dejaría que eso arruinara la noche. Me vestí tan coqueta como pude, esperaba conseguir fotos muy lindas para mis redes sociales. Elegí un top negro muy lindo, sin tirantes, casi al ombligo, entallado a mi cuerpo, que dejaba apreciar mi abdomen plano. Muchos sabrán por mis anteriores relatos que mantengo un cuerpo saludable y sobre todo de muy buen ver gracias al ejercicio. Me encantaba como se veían los valles de mis senos bajo ese top; dos grandes gemelas bien firmes sin la protección de ningún brasier. Algunos también sabrán cuan vanidosa soy con mis senos y como adoro presumirlos y a la ves ocultarlos para solo algunos afortunados, pues creo que la vida me dio este gran atractivo que me fascina. Abajo elegí una falda roja, que llegaba un poco más arriba de mi rodilla. Me hacía lucir unas bonitas piernas, terminando en un par de tacones negros muy sensuales. Estaba lista, me sentía hermosa, tomé tiempo para preparar un maquillaje de fiesta, discreto y elegante que sellé con un labial rojo intenso.
Llegué por fin al antro donde festejaría y me reuní pronto con mis amigas. Era un lugar algo exclusivo, de esos para ir en ciertas ocasiones. Mis amigas iban todas muy bellas. Estábamos perfectas para una buena sesión de fotitos. Mis amigos no tardaron mucho en llegar; Manuel, Alberto y José llegaron juntos. Muy arreglados, usando el típico atuendo de fiesta; jeans, camisa a medio abotonas y mocasines. Adoro a estos muchachos. Debo recalcar que los tres son guapos, de bastante buen ver y son grandes amigos, nunca ha habido nada entre nosotros y mis amigas y yo, pero juntos siempre pasamos los mejores momentos. Nos apoyábamos siempre, tanto para la escuela como en nuestras vidas personales, siendo cómplices, sobre todo nosotras al echarles porras en sus conquistas y ligues con chicas. Son muy divertidos. Era una lástima que mi novio no pensara igual, pues no le caían bien para nada y ellos notaban claramente la aspereza. Siempre que había encuentros entre mi chico y mis amigos, eran momentos de tensión que siendo honesta prefería evitar. Pero al no estar él, era libre para pasarla bien con todos mis amigos y distraernos de las presiones de la escuela.
-Sofi, vienes hermosa como siempre, ¿dónde dejaste a Rodolfo? – me preguntó José, por mi novio. De mis tres amigos, José era el que menos problemas había encontrado con mi novio. Al ser el más sociable del grupo, tendía a integrar a todos de forma natural.
-No vino, ya sabes que no le gustan las fiestas – le respondí cerca de su oído, pues escuchar era complicado por la música tan alta.
-Ni hablar, lo bueno es que te vamos a molestar sin que él se enoje jaja – me dijo Alberto riendo.
Debo decir que no recuerdo en total detalle todo lo que pasó esa noche en aquel antro. Pero lo más importante me es muy claro. Habíamos ya tomado algunos shots para ambientarnos un poco más. Mis amigas estaban bailando juntas en la pista con José y un chico que al parecer se les había unido. Mientras tanto yo estaba en la mesa sentada en un banco platicando con Manuel y Alberto. Recuerdo estar muy risueña, seguramente por los efectos del alcohol.
-Ok, Sofi, ¿le entras o no? – me preguntó Alberto.
-¿Pero para qué? ¿qué me harán hacer? – les preguntaba yo, entre risas.
-Nada, solo queremos probar si funciona, además las luces y el sonido ayudan a que nos salga mejor – me explicaba Manuel.
-Pero a ver… ¿Cómo se supone que funciona? ¿Cuándo pasa el efecto? – les indagué curiosa.
-Primero te tenemos que decir unas palabras mientras ves el video, y se supone que no dura más de unos minutos, y te despertaremos en cuánto veamos que funcionó – me prometió Alberto. Lo que me estaban proponiendo era ver uno de esos videos hipnóticos de internet, para ver si podían hipnotizarme. A veces eran unos tontos, parecían niños chiquitos.
-Hmm…me da miedo, ¿me prometen que me despertaran? – les dije señalándoles con el dedo en señal de amenaza.
-Si, ándale, solo queremos ver si funciona o son puras pendejadas – me dijo Manuel. La verdad es que su tono me convenció e incluso pensé que, efectivamente, serían puras pen…tonterías.
-Bueno va, a ver, háganlo rápido, no he bailado por su culpa -les regañé en tono bromista. Al hacerlo vi como Fer, una de mis amigas, se secreteaba con José mientras los dos me volteaban a ver, quién sabe sobre qué.
Manuel sacó su celular y me mostró un video. A partir de aquí, lo que siguió no lo recuerdo exactamente. Empezaron a hablar, pero creo que me quedé perdida en la pantalla. Espero no sonar a un cliché, pero estoy segura que el video tuvo efecto.
Lo siguiente que recuerdo es estar en la pista bailando con mis amigos. Me estaba divirtiendo como nunca, me sentía muy alegre, contenta. Recuerdo escenas en las que bailaba entre Manuel y José, el primero me tenía de la cintura, bastante arriba, acercándose a mis senos. Yo tenía mis manos sobre su pecho. Más adelante recuerdo estar de nuevo con todos mis amigos y amigas en las mesas, y empezamos a jugar con retos.
-Te toca Sofi, ¿reto o shot? – me preguntó Carla, mi otra amiga.
-A ver, reto – le dije entre carcajadas.
-Te toca besar a Manu por 10 segundos – me ordenó.
-¡No! ¡Qué asco! – le dije en broma. Manuel y yo así nos llevamos.
-Anda Sofi, solo es un beso – me dijo Manuel. Solo al escuchar su voz me lance a sus labios, sin siquiera pensarlo. Le di un beso muy intenso, me perdí en él. Creo que hice más de 10 segundos. Todos se quedaron callados cuando nos separamos.
¿Qué había hecho? Había besado a mi amigo en la boca. Y me sorprendí aún más cuando Fer paraba de grabarnos, para subirlo a su historia. ¿Estaba loca? Mi novio iba a ver eso.
-Fer, ¿qué haces? – le dije sonriéndole. A pesar de todo, yo actuaba como si fuera poca cosa, aunque mi mente daba vueltas.
-Es para mi insta boba – me dijo mi amiga.
-Solo nos grabó un ratito – me dijo Manuel.
-Ok – le contesté. No podía creer que le dijera solo eso.
Los retos continuaron hasta que ahora fue turno de Alberto. El reto se lo puso José y le ordenó:
-Te toca acariciarla a Sofi sus boobs – dijo José sonriendo.
Me puse roja como tomate al instante. ¿Cómo podía ordenar así sobre mi cuerpo? ¿Qué estaba pasando? ¿Estaban todos en mi contra esa noche?
-Uy, con gusto… – dijo Alberto.
-No no no, eso sí que no, que perv eres – le dije alejándome un poco.
-Tranquila Sofi, es solo el juego – me dijo Manuel sonriéndome. Entonces, de nuevo, no pude evitar acceder.
Alberto se puso detrás de mí y yo levante mis brazos a los costados para dejar que metiera sus manos hasta colocarlas sobre mis senos. Era una sensación demasiado fuerte, mi top no era tan grueso y mis senos estaban muy sensibles. Alberto empezaba a masajearlos y apachurrarlos y yo sentía que me moría, entre placer y culpa. Fer volvió a sacar su celular y grabó la escena. Me estaba enojando mucho con ella, pues me estaba metiendo en graves problemas. Ya estaba cansada de sus tontos retos. Sin embargo, estaba disfrutando del masaje, así que no pude hacer nada por evitarlo hasta que Alberto se separó de mí.
-¿Cómo se sienten? – le preguntó José. Todos se rieron.
-Suavecitas, así me las imaginaba – respondió él riendo.
-Eres un cerdo – le reclamé, aunque la risa me ganó.
Después de eso otra vez mi mente se nubla. Recuerdo entonces estar sentada en esos sillones. Tenía mis piernas cruzadas y sentía una mano sobre una de ellas. Manuel estaba a mi lado y platicábamos.
-Qué bueno que no vino tu novio – me decía.
-Qué malo eres, ¿por qué no lo quieres? – le dije sonriéndole.
-Porque es un pendejo… ¿o no, Sofi? – me preguntó sonriéndome con malicia.
-Sí, sí es un pendejo – le dije con una gran sonrisa. De inmediato jaló mi cara por mi mejilla y empezó a besarme de nuevo. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué dije eso de mi novio? Sentía horrible además por el hecho de que no suelo usar palabras así.
-¿Quieres que le regalemos una sorpresa al pendejo de tu novio? – me preguntó Manuel de nuevo.
-¿Cuál sorpresa? – le pregunté yo curiosa.
-¿Qué tal si te vas a mi depa y le enseñamos algo…?- me dijo sugerente.
-¿Enseñarle qué? – le pregunté.
-Le enseñamos que su novia es algo puta y necesita un hombre de verdad – me dijo. De inmediato empezó a besarme de nuevo. Metía su lengua en mi boca para acariciarse con la mía. Era besos…exquisitos.
-Ay, eres bien malo – le dije entre besos.
-¿No eres una puta, Sofi? – me preguntó.
-Sí, sí soy una puta – le contesté muy segura de mi misma, con una gran sonrisa en mi cara. Ya no entendía nada.
-¿Me lo demuestras, Sofi? – me insistió.
-¿Cómo te lo demuestro? – le pregunté. Ya estaba abrazada de mi amigo.
-A ver, espérame…-Manuel se levantó y trajo a Alberto, a José y a mis amigas.
-Chavos, ayúdenme a hacer casita – les pidió. Entonces todos, parados alrededor de mí, formaron un círculo para que los demás en el antro no vieran algo.
-A ver Sofi, siempre hemos querido verte las tetas, enséñanos – me dijo Manuel.
-Ay, no sé – le contesté nerviosa.
-Anda Sofi, ¿no me dijiste que me lo ibas a demostrar? – me preguntó. Entonces de repente apareció en mi una misteriosa seguridad y excitación.
Sin dudarlo más, miré hacia mis gemelas, agarré el top con mis dedos y suavemente lo bajé hasta mi cintura. Dios mío. Mis senos estaban ahora libres, sin brasier, frente a mis amigos y amigas. Escuchaba sus gritos y risas.
-Wow, están hermosas Sofi – me decían.
-¿Podemos tocarlas? – me preguntó José.
-Pues claro que sí, ¿no, Sofi? – me preguntó Manuel sin dejarme contestar.
-Si… claro – le dije sonriendo.
Entonces me puse de pie y uno por uno comenzaron a acariciar mis senos. Mis pezones no tardaron en endurecerse. Yo solo sonreía, muy nerviosa. De repente me llegaba la culpa, miré al sillón y mi celular recibía llamada tras llamada de mi novio.
-Que te tomen una foto Sofi, a ti te encantan – me dijo Alberto.
-Ay sí, yo se la tomo – dijo Fer. Sacó su teléfono y me tomó una foto con flash. Naturalmente, sin pensarlo, me puse en pose como si fuera una foto normal.
-Mira nena, ¿te gustó? – me preguntó Fer. Me enseñó la foto. Vaya que era divina. Sin querer parecer presumida, pero salía hermosa. He pensado antes que desearía poder subir una foto así a la red y presumirla.
-Me encanta – le dije, como si fuera cualquier foto. El flash hacía mi piel brillar en la foto, mis senos se veían preciosos, junto con mi bien cuidado abdomen.
Entonces mi mente se nubla otra vez. Ahora recuerdo ir en un auto, en la parte trasera, con alguno de mis amigos junto, no reconocía quien era por la poca luz.
-Hmmm… ah, ay… – eran mis gemidos. Tenía mis senos de fuera y los estaban tocando y chupando.
En eso llegó otra llamada más. Era mi novio.
-Cuélgale y mándale un mensaje al pendejo – me ordenó. No lograba ubicar quien era mi acompañante.
-Sí – le contesté.
Entonces le colgué y abrí mi whatsapp. Tenía muchos mensajes de mi novio. Leí solo superficialmente. Me reclamaba de las historias que subieron. No le respondí nada al respecto. Solo le escribí:
“Amor, iré a mi casa, te aviso llegando”
-¿Así? – le pregunté a mi acompañante.
-Perfecto nena – me dio su visto bueno.
Llegamos a su departamento. Aparentemente tomamos un taxi. Me sentía tan apenada porque seguro el chofer habrá escuchado mis gemidos y visto como mi amigo me usaba, sin importarle que él me viera. Pero aun así, ahí estaba yo. Entonces, subimos hasta donde él vivía. Me llevó de su mano directo a su cuarto.
-Quítate lo de arriba – me ordenó.
Sin entender bien con quien estaba, hice caso y me quité de una vez mi top, dejando mis pechos de nuevo a la vista. Se acercó a mí. Ahí me di cuenta, era Manuel quien estaba conmigo. Todo tomaba sentido.
-Desde que te conocí te me hiciste muy puta Sofi – me dijo mientras me acariciaba la cintura.
-Es que sí lo soy – le contesté, seria y muy roja. Estaba acalorada, nerviosa y muy excitada.
-Eso ya lo sé. Me caga que un pendejo como tu novio sea el que te coja. Pero hoy yo te haré mi puta – me dijo, algo molesto.
-¿Por qué quieres hacerme esto? – le pregunté un poco de vuelta en mi misma.
-Todos te queremos coger Sofi. Estamos esperando el momento a que termines con el pendejo para cogerte. Yo me cansé de esperar. Te haré mía y tu novio lo va a saber- me dijo.
Entonces empezó a desabrochar su pantalón. Yo miraba algo confundida. Finalmente, se lo bajó con todo y bóxer y su pene salió a la luz. Nuevamente quedé en hipnosis. Su pene era bastante grande, quizás el doble que el de mi novio. Estaba tieso, se veía duro y palpitaba. No podía quitar la mirada. Sin siquiera recibir una orden, me acerqué y extendí mi mano hasta él. Lo empecé a acariciar.
-¿Te gusta? – me preguntó Manuel.
-Si… -le dije sin dejar de mirarlo.
-Dilo – me ordenó.
-Sí, me gusta… -le dije.
-Dilo bien, Sofi, eres una puta, que es lo que te gusta – me ordenó de nuevo.
-Me gusta tu verga… -le dije. Y entonces me besó de nuevo.
No podía dejar de acariciar su pene…o mejor dicho, su verga. Ya nada importaba, me estaba comportando como una puta, y tal vez sí lo era. Y no podía de dejar de hacerlo porque me encantaba. Puta.
-Agáchate – me dijo Manuel.
Y así lo hice, lentamente sin dejar de verlo a los ojos. Al arrodillarme, coloqué mis dos manos sobre sus piernas. Se sentían fuertes, claramente se ejercitaba bastante. Dejé de verlo por un momento, para admirar su verga de cerca. Solo me acerqué lentamente hasta que lo tomé con mis labios y poco a poco lo metí a mi boca. Su aroma y sabor me embriagaban más. Llevé mis manos hacia sus pompas, duras y me impulsé de ellas para meter su verga completamente, casi hasta mi garganta. Si estaba siendo una puta, debía hacerlo bien.
Hasta aquí ustedes ya están al tanto de todo lo que me llevó a esta comprometedora situación. Como podrán imaginar, pronto les traeré la parte final. Como adelanto, quisiera mencionar que fue una de las experiencias más intensas que he tenido. El placer que Manuel me hizo sentir fue único… y el placer de serle infiel a mi novio fue hermoso.
Espero que hayan disfrutado mucho, siempre suya,
Sofi.