Soy Sandra, aquí empiezo una serie de relatos basados en lo que me han contado mis amigas del colegio, trabajo y barrio sobres sus travesuras. Los relatos son en primera persona como ellas me lo contaron a mí.
‘Soy Caro tengo 29 años soy casada y trabajo en una aduana del Callao, esa tarde estábamos en una cevicheria del Callao, celebrando el cumpleaños de una compañera de trabajo, por eso habíamos ido bien cambiadas al trabajo yo me había puesto un vestido bien ajustado de tiritas, me había cepillado bien mi cabello castaño lacio, y como solo media 1.60 m. siempre me ponía mis tacos 10 para sentirme más alta, éramos 7 chicas y lo estábamos pasando excelente, ya habíamos terminado de comer, y por acuerdo como a tres de nosotras no nos gustaba la cerveza, decidimos que todas tomáramos pisco sour, así estábamos hablando como loras, eso gracias a que ya nos habíamos tomado tres rondas y estábamos en la cuarto y ultima, Uds. saben cómo carga ese trago y estábamos ya bastante picadas por de licor.
En eso sonó mi celular, era mi sobrino Juan, le respondí y me dice:
– Tía estoy en un gran problema, el director quiere hablarte.
– Señora Caro, tiene que venir al colegio inmediatamente su sobrino se ha metido en un problema de drogas, tiene que venir ahora mismo o tendré que llamar a la policía.
Me horroricé, me despedí de mis amigas sin decirles nada, y tomé un taxi, el colegio de mi sobrino estaba como a 40 minutos de donde estaba, y ya estaba oscureciendo, en el camino pensaba, mi hermana con su esposo habían viajado hace un año a Miami, para trabajar, y me habían dejado a su hijo Juan con la idea de después cuando se establecieran mandarlo traer. Juan tenía 15 años y siempre había sido un chico problema, el director me había mandado llamar unas 5 veces por problemas de conducta con sus compañeros y los profesores, el directo al menos siempre había sido comprensivo y le había perdonado la vida, él era un hombre alto grueso como de 50 años, y la verdad es que por mi sobrino siempre me había mostrado muy atenta con él, incluso me reía de sus coqueteos conmigo, yo lo tomaba todo como un juego. Pero ahora la cosa si era grave, seguro que lo habían encontrado fumando hierba, estaba con esos pensamiento cuando el taxi llego al colegio, este realmente no era de mucha categoría, era de esos colegios particulares donde reciben a jóvenes que los han botado de otros colegios por mala conducta, en es el colegio era una casa grande de tres pisos, al llegar el portero me abrió la puerta y me dijo que el director me estaba esperando ,a esa hora ya no había nadie en el colegio, cruce el patio que estaba oscuro, al final había una oficina iluminada, entre sin tocar, al entrar vi a mi sobrino sentado con las manos en la cabeza, lo abrace.
– Que has hecho Juanito, mira en los problemas que te metes.
El director estaba a su costado y se sorprendió por la manera en que estaba vestida, me dio la mano y sujeto un buen rato la mía.
– Carito, que pena que te haya sacado de una reunión, pero esto si es grave, un compañero de él se ha quejado de que le había entregado dinero por una venta y que no le había dado nada y exigía su devolución, el decía que el dinero lo había escondido en su casillero, así que lo llevamos hasta su casillero y al negarse a abrirlo lo forzamos y nos dimos con la sorpresa de que tenía como 50 ketes de droga, en resumen tu sobrino es un comercializador de droga y tengo la obligación de dar parte de esto a la policía, desgraciadamente tu sobrino va terminar en un reformatorio no hay otra salida.
Me quede petrificada, me senté en un gran sofá, no sabía qué hacer. Cuando sus padres se enteren se van a morir de pena, sobre todo mi hermana y tendrá que venir y todo su proyecto y todo lo invertido se va a ir al diablo, además me imaginaba todas las cosas que le podían ocurrir en el reformatorio, y la verdad es que no pude evitar ponerme a llorar.
Cuando el director me vio llorar, cambio su actitud tan tosca y agresiva, y sentándose a mí lado me paso su brazo por mi hombro, y tratando de consolarme me decía.
– Carito tranquila tranquila, tú no tienes la culpa de nada, quisiera ayudarte como las otras veces pero esto ya es un problema policial y si no doy parte a la policía yo también me comprometo por encubrimiento.
Él tenía una mano en mi hombro mientras que con la otra sujetaba la mía, más que la sujetaba la acariciaba yo pensaba si esta vez podía pasar por alto esto, como las otras veces, a ver si se ablandaba, lo mire a los ojos y le dije:
– Director Ud. no es malo, algo se tiene que hacer, se imagina lo que le harán a mi sobrino en una correccional, perdónelo director, hay que buscar una solución.
El miro a mi sobrino y le dijo que se fuera que esto tenía que conversar con su tía para buscar una solución le decía que debía darle vergüenza por el dolor que le producía a su tía. Juan salió cerrando la puerta. El director me miró fijamente.
– Mira Carito quiero ayudarte tú me caes muy bien aparte que soy un admirador de tu belleza, pero tú sabes que si no denuncio a tu sobrino me arriesgo yo a ir a la cárcel, es algo muy grave, pero quiero ayudarte, pero también quiero que tú me ayudes.
En esos momentos no pensaba en nada, solo sabía que el director me estaba dando una esperanza para no denunciar a mi sobrino yo lo miraba, mientras sentía que estrechaba un poco más, no importaba.
– Dígame director si es por mi sobrino yo lo puedo ayudar en lo que sea, en lo que sea u sabe que yo trabajo en una agencia de aduana, puedo conseguir dinero.
– Mira Carito, esto no es cuestión de dinero para salvar a tu sobrino, yo tengo que poner de mi parte arriesgándome a ir a la cárcel hablando con el alumno para que no diga nada en su casa y haciendo desaparecer los ketes.
Me miraba a los ojos y me sujetaba.
– Escúchame bien Carito, deja que termine de hablar, eso sí antes de decir nada piensa que tienes el futuro de tu sobrino y de su familia en tus manos, puedes decir que no e irte, pero tú sabes las consecuencias. Como te digo por mi parte yo me encargare de desaparecer la evidencia y convencer al alumno de que no hable y aquí viene tu parte, Carito tu sabes que hace un año he enviudado, soy un hombre con necesidad de cariño, y tu una mujer hermosa que desde te conocí te he deseado, solo permíteme quererte y solucionare todo el problema de tu sobrino.
Con toda de la emoción de pensar que mi sobrino se podía salvar, y paralizada con la propuesta del director, no me había percatado que su mano estaba en mi pierna, pues con todo lo pasado no me había dado cuenta que mi vestido se había subido bastante dejando prácticamente mis muslos al aire y él los estaba acariciando. Mi mente era un revoltijo, veía a mi sobrino en un reformatorio y dependía de mí, todo me daba vueltas en parte por todos los tragos que me había tomado, parecía que mi silencio él lo había tomado como un si pues su mano había comenzado a subir mi vestido.
– Carito déjame quererte y salvaremos a tu sobrino.
Y sin más me abrazo con su cuerpote, no sabía qué hacer, cuando quise reaccionar el ya había bajado el cierre de mi vestido y me había bajado las tiritas del vestido, trataba de rechazarlo, pero él era un gigante comparado comparada conmigo, y usaba su fuerza ya había bajado mi vestido hasta la cintura, estaba prácticamente en brasier y a él se le salían los ojos al ver mis senos todavía cubiertos por mi sostén.
– Director no no, no siga soy una mujer casada, mi esposo se puede enterar.
El me miró con felicidad en su rostro, él lo tomaba como un sí.
– Carito mi amor, soy un caballero nunca le diría nada a tu esposo, él nunca se va a enterar.
Entonces me abrazo fuertemente, por un momento pensé que se había puesto romántico, pero cuando me di cuenta mi brasier strapless estaba afuera y mis tetas al aire, el bandido al abrazarme fuertemente había abierto los broches del brasier se las sabia todas, como loco comenzó a besar mis pezones, yo estaba desesperada no sabía que hacer por un lado si me negaba mi sobrino terminaba en la cárcel con un desastre para la familia de mi hermana, por el otro este viejo estaba abusando de mí, pero yo sentía como que le era infiel a mi marido, nunca lo había hecho, y me sentía culpable pues un calorcito y un cosquilleo recorría todo mi cuerpo al sentir esas enormes manos peludas recorrer mi cuerpo, cuando comenzó a succionar mis pezones, sentí un escalofrió en todo el cuerpo que me llegaba a todos los rincones, no podía entender como ese viejo podía excitarme, mi esposo siempre había sido delicado en el sexo, en cambio este hombre era una bestia que quería comerme a la fuerza, esa sensación de ser obligada a la fuerza no podía evitar que me excitara, yo era una loca pero no podía evitar pensar en el cuento de la bella y la bestia. Pensé que el viejo se conformaría con eso, cuando mientras me chupaba las tetas sentí como sus dedos se metían por debajo de mi calzoncito, y de frente me había metido un dedote en mi conchita, que no podía evitar que se empapara de tanta excitación. Tenía que morderme los labios para no gemir, entonces metió un segundo dedo que con lo mojada que estaba entro fácilmente, entonces me dijo algo que me hizo ver que el quería mucho más.
– Que rica conchita Carito, estas mojadita, se ve que el maricon de tu marido no te da como debe, ah ah ah, pero ahora si estas lista para comerte una vergota de un hombre, yo te voy a compensar lo que no te da el cojudo de tu esposo. Ahora te vas a comer una que te va hacer gritar, mi cabeza daba vueltas por la excitación y por el alcohol, sin querer me había puesto con todo lo que había tomado como en una bandeja para que me comiera, entonces me levanto con sus brazotes, con el vestido remangado hasta la cintura, que era lo único que tenía encima, echándome en la alfombra, se bajó el pantalón y la trusa de un solo tirón, no pude evitar quedarme con la boca abierta, al ver tremenda verga, más gruesa y más larga que la de mi marido, que le estaban saliendo uno cuernos fantásticos. Al estar tirada con mi conchita al aire y sin querer queriendo con las piernas bien separadas, tenía que decir algo, tenía que protestar, y entonces lo mire y le dije.
– No no siga, director no, esto es un pecado.
Y el sonriéndome sabiendo que tenía la partida ganada, me dijo
– Carito, mil veces más pecado es dejar que tu sobrino se pudra en la cárcel, eso sí es pecado y nunca te lo perdonarías.
Me quede muda y sin defensa ante esa respuesta y entonces sentí su tremendo cuerpo encima mío, y como mi cuerpo instintivamente como una hembra se acomodaba al de él, entonces ese cilindro de carne comenzó a entrar poco a poco en mí, ensanchando las paredes de mi vagina, era como si me estuvieran desflorando por segunda vez, no pude evitar que se me saliera un suspiro al tenerla todo adentro, con lo mojadita que estaba me había comido esa vergota, entonces comenzó el mete y saca, mete y saca, adentro y afuera una vez y otra vez, el bufaba como un cerdo.
– Uf uf uf ah ah ah, Carito que rica conchita, ah ah ah, putita linda, te la has comido todita, ah ah ah eres una golosa, ah ah ah, ah ah que rico me la aprietas ah ah sigue mi putita, estas mojadita ah ah, que rica concha me estoy comiendo mientras que el huevon de tu marido está trabajando, ah ah ah.
Sentía como sus huevos golpeaban mi potito, en eso vi estrellas y como un fuego recorría todo mi cuerpo, me estaba viniendo tremendo orgasmo que ni marido me había dado, me sentía una puta pero no podía evitar que me gustara lo que me hacía y como me lo hacía, mi corazón latía a 100 y mis piernas y brazos eran unas tenazas para no dejar que esa linda verga saliera de mí, no pude aguantar más y exclame.
– Papi sigue sigue, no la saques, ah ah ah, mas mas, ah ah, me me me métemela mas, ah ah aaaah…
– Si puta, te voy a romper y después te voy a preñar, ah ah ah, dime que mi verga te da más placer que la del maricon de tu marido, que la mía si es la de un hombre que te hace gritar.
Me sentía mal de hablar de mi marido, pero me sentía una perra que tenía que hacerle caso a su amo, sus frases groseras y su trato como si fuera una cualquiera era nuevo para mí y me volvía loca de excitación.
– Si papi, tu verga es ah ah una verdadera verga, que vuelve loca, ah ah ah, no como la del cabro de mi marido, ah ah ah.
En eso sentí que se puso rígido, y me abrazo más fuertemente yo sabía lo que venía pero no me importaba ya nada, y mis piernas se abrazaron más a sus caderas, para recibirlo. Entonces sentí primero un gran chorro de líquido caliente que inundaba toda mi conchita, después un segundo chorro, finalmente sentí que se relajaba, y se dio la vuelta y quedo tendido boca arriba en la alfombra, su enorme herramienta parecía ahora una serpiente dormida, empapada de nuestros líquido.
Les confieso amigas que en ese momento sentía la necesidad de chupar esa verga dormida que tanto placer me había dado y dejarla bien limpita. Pero me quedaba un resto de dignidad y me levante me puse mi ropa, y mirándolo a los ojos le dije.
– Director yo ya hice mi parte ahora Ud. si es un caballero cumpla con la suya.