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Leche en el cine
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Entré al cine a una función al azar con mi novia y mi novio: Gibran y Estefanía. La película no importaba, la boca de ellos sí. Elegimos una con pocos boletos vendidos. Escogimos los asientos del fondo, en una esquina alejada de las demás personas.

Él se sentó en medio, yo en la izquierda y ella en la derecha. Nos mantuvimos en silencio con leves gotas de sudor recorriendo nuestras mejillas. Estábamos nerviosos y excitados, se notaba en la respiración de cada uno.

Una vez que los cortos iniciaron sumergiéndonos en la oscuridad de la sala Estefanía se levantó y se colocó entre nuestras piernas. No apreciaba ningún detalle de su rostro gracias a la oscuridad; no sabía si me observaba a mi o a él.

Escuche una risilla por parte de ella y una gran exhalación por parte de Gibran: el aire ya estaba impregnado de nuestro erotismo.

Inició acariciando nuestras piernas, toqueteando nuestros paquetes sobre el pantalón. Parecía una gatita en celo: tierna y vulgar a la vez. No tardo en desabrochar nuestros pantalones y como ninguno de los dos llevaba bóxer nuestros miembros, ya duros, salieron disparados. No veía nada pero juraría que ella estaba sonriendo.

Envolvió nuestros penes con sus suaves manos y empezó a mastúrbanos con lentitud mientras suspiraba encima de ellos. Su respiración erizaba toda mi piel. Gibran acomodó su cabeza sobre mi hombro susurrándome sus gemidos y una que otra palabra lasciva.

Busque la boca de Gibran para besarlo y cuando nuestras las lenguas se enlazaron sentí los húmedos labios de Estefanía succionando mi miembro. Liberé un gemido dentro de la boca de mi novio mientras disfrutaba del jugoso oral que me brindaba Estefanía.

Después ella cambió de pene. Se fue a chupársela a Gibran mientras manoseaba mi miembro desde los huevos hasta la cabeza. Ella me masturbaba con más energías.

Estefanía se turnaba entre ambas barras de carne, dedicándole máximo dos minutos a cada uno de nosotros. Esos dos minutos se repartían en lamidas o chupadas: un minuto a los huevos y el otro al pene. Gibran y yo nos debatíamos en una guerra de besos y caricias mientras Estefanía disgustaba de nuestras vergas.

De repente ella de despojo de su blusa y de su sostén. Vi la silueta de sus gigantescas tetas sobre el regazo de Gibran. Aprisionó la verga de nuestro novio entre sus deliciosos senos. El pene de Gibran es más grande que el mío, así que una buena ración de carne se asomaba entre los pechos de Estefanía y ella con mucho gusto se lo llevó a la boca.

Estefanía necesitaba ambas manos para hacerle la rusa a Gibran. Él de inmediato se percató de eso y llevo su mano a mi miembro. Gibran me besó en la boca y en el cuello mientras apretaba y agitaba mi pene con más fuerza.

Ya no pude aguantar más, me vine en la mano de mi novio, hasta creo que una corriente de mi semen llegó al asiento de enfrente. Gibran continuo manoseándome con más delicadeza, después llevo sus dedos a su boca para disgustar de mi leche.

Escuchar las arcadas de Estefanía cuando se metía todo el pene de Gibran en su boca me hizo sentir envidia. Así que decidí ayudarla. Me agache, compartí una mirada de complicidad con mi novia la cual enseguida me brindó un espacio para ayudarla con la erección de Gibran. Él tiene mucho más aguante que yo, pero veremos si puede contra dos bocas.

Me dedique a succionar sus huevos mientras que ella se ocupaba del resto con sus grandes senos. Gibran se dispuso a gemir de placer mientras acariciaba nuestros cabellos. Después Estefanía me concedió los diecinueve centímetros de jugosa carne de Gibran para introducírmelo en la boca.

Tener la garganta llena es una sensación muy extraña, una mescla de asco y placer que es estimulada por el fuerte hedor que desprende el pubis de Gibran.

El pene de mi novio se tensó y se calentó más de lo normal. Sabía lo que se venía y quería tragármelo todo pero fue imposible. Literalmente inundó mi boca con su ardiente y delicioso semen. Tuve que tragar una parte y escupir la otra.

Estefanía se lanzó hacia el miembro de Gibran para beber las últimas gotas de su corrida. Después ella me besó por un buen rato y acto seguido le limpie el semen de sus tetas.

Nos tomamos un momento para respirar, después nos arreglamos y nos sentamos en nuestros lugares para ver lo que quedaba de la película.

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