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Me follé a una de 18 años
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Tiempo de lectura: 3 minutos

En el lugar donde trabajo contratamos chicas lindas de entre 18 y 25 años para que hagan publicidad de nuestro negocio en la calle. La mayoría de estas son jóvenes que nunca trabajaron y que andan buscando un empleo para poder ganar algo de dinero por primera vez. Esta historia es sobre una de esas chicas a la cual le pagué un dinero extra por tener sexo conmigo.

Ella era una rubiecita de 18 años, dueña de una colita de esas que se ven deliciosas y que te dan ganas de meterle mano. Ella había terminado el colegio hace unos meses y andaba buscando un empleo. La contratamos porque vimos mucho entusiasmo por trabajar además de que era muy bonita y llamaría mucho la atención vestida con una calza negra.

Yo era el encargado de pagarle todos los viernes y les aseguro que se le iluminaba la cara de felicidad al momento que recibía su paga.

Sucedió que un viernes ya de noche le dije que tenía su dinero en mi auto y que si iríamos para allá le pagaría. Al llegar a mi coche que se encontraba en el fondo del lugar le dije que tenía algo importante que decir así que la hice pasar en el asiento trasero y yo me senté a su lado. A continuación saque de debajo del asiento de adelante un sobre con dinero y retire de dentro de él la plata que tenía que pagarle a la joven. Le pague y ella me pregunto qué era lo que le quería decir.

Yo: te gustaría ganar 400 pesos extras.

Ella: y que debo hacer?

Yo: no quiero que te ofendas con lo que te voy a decir y está todo bien si me decís que no.

Ella: bueno está bien.

Yo: no te gustaría hacerme una mamada por 400 pesos.

Ella quedo en silencio y empezó a tocarse el cabello mostrando cierta indecisión por responder. Yo noté eso en ella y trate de convencerla ofreciéndole en mi mano los 400 pesos.

Yo: es dinero fácil y es sólo por unos minutos.

Ella miro la hora en su teléfono y me dijo lo siguiente.

Ella: mi novio viene en quince.

Yo: tenemos tiempo de sobra.

Ella: bueno está bien.

Agarró el dinero y lo guardo en su cartera que luego se la saco. Luego de eso ella se ató el cabello y yo me baje el pantalón y coloque mi brazo sobre el respaldo del asiento para disfrutar de la mejor manera de lo que iba ocurrir.

Primero ella me agarró la pija con su mano derecha y me hizo tremenda paja hasta dejármela bien dura lista para ser comida. Cuando lo hizo se inclinó, bajo su cabeza y empezó a chupármela.

Mientras me la chupaba yo le pasaba la mano por su espalda y luego la dejaba en reposo sobre su cabeza. Además me excitaba un montón al ver subir y bajar su cabeza mientras me comía la polla. Fueron los mejores 400 pesos invertidos en toda la historia.

La cosa no termino allí, yo quería cogérmela así que tome otros 500 pesos del sobre y le pregunté si me dejaba metérsela por esa cantidad.

Yo: querés ganar otros 500 pesos?

Ella: y que tengo que hacer ahora?

Yo: tener sexo conmigo.

Ella: tenés preservativo?

Yo: si claro.

Ella: bueno, está bien.

Ella guardo el dinero en su cartera y luego de unas chupadas me coloco el preservativo que yo tenía. Luego de eso la acomode encima de mí, le baje la calza junto con la tanga y me la folle de sentado con sus manos sobre el respaldo del asiento delantero y las mías agarradas a su cintura.

Sucedió que mientras me la cogia de sentado ya habían pasado los 15 minutos y supuestamente su novio ya estaba en el lugar. Entonces en ese momento empieza a sonar el teléfono de esta joven y ella decide atender estando con mi pija dentro de su cuerpo. Se trataba de su novio que la había llamado para saber dónde se encontraba pero ella le dijo “perdón por no avisarte antes pero me tengo que quedar haciendo un trabajo extra” y se escucha al novio decir “querés que te espere” y ella mirándome le responde “no te preocupes luego mi jefe me va a llevar a casa”. Luego de esa charla telefónica yo seguí follándomela pero esta vez la puse en cuatro patas sobre el asiento. Para acabar la agarre bien de la cintura y le empecé a dar fuertes embestidas hasta que acabe en un orgasmo infernal.

Después de la cogida la tuve que llevar a su casa y estuvo en silencio durante todo el viaje hasta que al llegar a su hogar me dijo lo siguiente.

Ella: gracias por traerme y por el dinero extra.

Yo: no de nada.

Ella abrió la puerta y antes de salir me dijo con una sonrisa “me gusto lo que hicimos”. Lo que pasó luego será por otro relato y si le gustó se los contaré.

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