Voy a contarles cómo incorporamos con Judith una experiencia más a nuestras aventuras sexuales. Todo comenzó cuando en una de esas inagotables charlas nocturnas con mi pareja (Judith), comenzamos a comentar que nos gustaría probar y que nos intriga cómo para gozar en la cama y dar más fuego a nuestra relación, si bien somos una pareja ya con años de estar juntos (no tantos como para pensar en estar aburridos), pero yo cerca de 50 y ella con algo más de 40 años, cada uno ha tenido parejas y experiencias anteriores, así fue que de la charla comencé a tirarle ideas… nombres: Sumisa, Esclava, Spancked, BDSM… y fue en ese instante que a Judith se le alteraron las hormonas, me comentó que su adrenalina explotó con solo pensar en que podía ser mi Sumisa y Yo su Amo.
Fue entonces que decidimos estudiar el tema, ver videos e intercambiar opiniones, ideas y decidir de qué forma y cuando poníamos en práctica esta modalidad en nuestra vida sexual.
Ella pasó noches pensando que se pondría para la ocasión y cómo prepararíamos la velada. Ya tomada la decisión salí en búsqueda del cotillón apropiado, recorrí y miré pero nada resultaba interesante… en los sex-shop solo encontraba accesorios más cerca a la fantasía y utilería que a lo que me había formado en mi cabeza, así que después de días de recorrer pase por una veterinaria y me exploto la cabeza… inmediatamente entre y compre lo que me enloqueció: un collar de cuero con tachas y una cadena para perros (en este caso… mi Perra: Judith).
Acordada la velada fui a casa de Judith y subí, al entrar me esperaba ella con todo listo para una cena erótica y unas copas exquisitas, pero me di cuenta que el mobiliario era diferente, lo había cambiado. Teníamos más espacio. Cenamos, tomamos y comencé a besarla a recorrerla y desvestirla es algo que me puede… mirarla, observarla y lo sabe.
Fue ahí cuando le ordene que se vaya a cambiar con lo que había preparado y regrese gateando.
Pasaron unos minutos mientras apagaba las luces y encendía velas que apareció Judith gateando al living con un conjunto negro, con medias red y porta ligas que me puso la pija a mil… además traía puesto unos zapatos estiletos negros tremendos. Le ordene que comience a comerme la pija que ya goteaba de excitación y mientras le decía que iniciaríamos algo nuevo saque el collar y se lo coloque, mientras ella me miraba y me chapaba cada huevo con su lengua. Le ordene que se recueste entre mis piernas y le puse el collar mientras le repetía… hoy vas a ser una sumisa lujuriosa y obediente.
Le ordene que abra la puerta yo baje a la puerta de entrada y desde ahí después de apagar las luces de la escalera la llame, dudo… dudo en bajar y salir así del departamento en portaligas, semi desnuda y le ordené que baje, así fue calladita y temerosa… (Al llegar me susurro estás loco en cualquier momento llegan los vecinos y que hacemos), le ordene que me coma la pija como a mi me gusta y rápidamente comenzó. Después de unos minutos le ordené que se ponga en cuatro y comencé a penetrarla, ella estaba perdida, con miedos pero alterada totalmente… se que le encanto tener ese momento de explosión de adrenalina.
Le ordene que suba las escaleras gateando hasta llegar al departamento, tanta era su excitación que subió con un andar felino que me sacaba todos mis demonios, al llegar al departamento comenzó a comerme la pija y yo a azotarle la cola con la cadena suave pero a ritmo de cada movimiento suyo que fue una locura para los dos. Paramos y brindamos con más champán hasta que la comencé hacer gatear por todos lados con la cadena, donde nos deteníamos me comía la pija y yo la azotaba con la cadena… hasta que llegamos al dormitorio y fue ahí el clímax, se colocó un antifaz y yo le ordene que se apoye en el espejo para que vea cómo la penetraba y vea cómo la castigaba con la cadena… ese contacto visual sacó completamente a Judith de sus cabales, pedía más y más y más fuerte incluso sus azotes. Frente al espejo acabamos una vez más no se de cuantas… fue una experiencia única y para los dos inolvidable, desde ese momento gozamos cuando incorporamos a la Sumisa de Judith en nuestras maratones sexuales…