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Mi mujer se desbando y yo estaba presente
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Sé que muchos no entenderán lo que estoy viviendo, deben pensar que tengo una desviación sexual, que soy un cornudo consentido o que simplemente no tengo la capacidad de hacer valer mi posición de hombre y de marido, pero creo que me he dado cuenta que hay cosas carnales que no puedo darle a mi esposa, independiente de que como familia si mantenemos una imagen de estructura adecuada. ¿Cómo llegué a esta conclusión? Después de la experiencia que pasaré a contarles quizás entiendan mejor mi posición.

Como saben mi mujer se acostó con Héctor mi jefe y siguió haciéndolo, podríamos decir con mi consentimiento, ya que cuando Viviana salía, solo me indicaba que iba a demorar en regresar y yo ya sabía a qué iba. Cuando regresaba, yo la esperaba con una erección tremenda y ella jamás me negaba que me montara sobre ella y eyaculara sobre los jugos que traía en su cuerpo, a veces tomaba su vagina y en otras ocasiones en su culo, los cuales venían humedecidos por el semen de mi jefe, Héctor en la oficina constantemente me agradecía por lo mucho que había hecho por la oficina y en especial por él. De seguro pensaba que yo ignoraba el doble sentido de sus palabras, pero jamás le di señales de todo lo que sabía.

Una tarde Viviana me dijo que el sábado de esa semana saldría y no regresaría hasta el día siguiente, que los niños se quedarían con sus padres, así que me quedaría solo, eso último casi lo dijo como una súplica, No te preocupes respondí, dándole a entender que tenía mi permiso para su salida. Llegó el día y vestida muy elegante y sensual, la vi salir por la puerta de nuestra casa, sabiendo que sería una larga noche para ella y en cierta manera también para mí. Cené algo, vi una película y me acosté. Eran cerca de las 2 de la mañana cuando sentí ruidos y para mi sorpresa veo a mi mujer entrar en el dormitorio muy contrariada, que pasa intenté preguntar, pero solo me respondió vamos a dormir y mañana hablamos. Se sentía en su voz, una gran desazón, pero respeté su decisión.

Al día siguiente me levanté temprano e hice mis ejercicios (estoy tratando de mejorar mi condición física) luego me preparé un café y me disponía a tomarlo, cuando veo a Viviana entrar en la cocina, le serví un café y espere que se desahogara: Fue una incómoda situación; comenzó diciendo, Héctor me había dicho que iríamos a una elegante fiesta de negocios donde de seguro lo pasaríamos muy bien, pensé que sería una cena y una noche para nosotros. Apenas llegamos al lugar, vi que la mayoría eran hombres mayores y muchas muchachas jóvenes que de seguro no eran sus esposas, de hecho, en un sillón un hombre de más de 60 años manoseaba sin menor pudor a una chica que ya tenía sus pechos al aire y soportaba el ataque de una mano de ese hombre a su vagina.

Miré a Héctor y le dije, de seguro esta es una fiesta de negocios y una noche para pasarlo bien, Obvio me contestó; esta noche vamos a hacer buenos negocios y conociéndote vamos a disfrutar mucho ambos, eso último lo dijo con una sonrisa lujuriosa que no me gustó. Tomamos unos tragos mientras veía como varios de esos hombres me desnudaban con la mirada y eso me hizo sentir incómoda. Me fui a un baño para retocar mi maquillaje que de seguro estaba muy desaliñado por la incomodidad que sentía en ese lugar. Cuando me prestaba a salir del baño.

Entraron al servicio del lado tres hombres de los que habían estado conversando con nosotros y lo que hablaron me dejó helada: La putita de Héctor esta re-buena no hallo la hora de comerme esas tetas, a mi me tiene loco ese culo que se gasta, yo entonces tendré que romperle esa cuquita con mi polla, Ya le dije a Héctor que después de ese postrecito firmamos el contrato, así que creo que es hora de llenar ese cuerpecito con nuestras leches. Esos tipos reían como si yo fuera mercadería, así que esperé que salieran del baño y me escapé de ese lugar, pedí un uber y esperé junto al portero hasta que llegó el auto que me trajo a casa. Después de su relato la abracé y traté de consolar las lágrimas que caían de sus ojos.

Era obvio que a mi mujer le gustaba el sexo de un pene grande, pero jamás se había planteado ser una ninfómana o puta de llenar los deseos de otros, esa tarde fue de muchos cariños y caricias, mientras de vez en cuando miraba a su celular la enorme cantidad de llamadas perdidas de mi jefe y no sé cuántos mensajes en su whatsapp, terminamos esa noche haciendo el amor como hace mucho no lo hacíamos… Dentro de mi pensé: pene chico gana otra vez.

Al día siguiente el ánimo de mi jefe era insoportable, no quería hablar con nadie y de nada, después supe que a algunos de mis compañeros les confesó el tremendo contrato que se había perdido y yo me reí para mis adentros. Viviana no quiso saber más de él, no hubieron salidas ni pedidos de permiso, pensé que nuestra vida volvía a la normalidad, pero con el tiempo el ánimo de Viviana no era bueno, yo sabía que le faltaba algo que no podía darle, pensé en cómo podría llenar ese tremendo vacío (literalmente hablando) que yo no podía llenar, comprarle un dildo, quizás proponerle que perdonara a Héctor o buscarle algún superdotado en páginas de sexo. Pero entendía muy bien que cualquiera de esas alternativas la haría sentir que era una puta y eso exactamente, es lo que menos era, tampoco se veía bien que yo su esposo sugiriera algo así.

Decidí un fin de semana que nuevamente quedamos solos, invitarla a salir, fue una exquisita cena y luego nos dirigimos a un pub para compartir unos tragos y quizás un poco de baile. Justo esos días habían arribado al puerto unos barcos de guerra de diferentes países que realizaban ejercicios conjuntos, por lo cual en el bar habían algunos marinos compartiendo, varios de ellos con señoritas, que lo que menos tenían era de señoritas. Con Viviana buscamos un lugar un poco alejados de ese grupo y en una mesa en un rincón del lugar nos dispusimos a disfrutar de nuestras bebidas, al lado de nosotros, por sus tenidas había dos oficiales que tranquilamente tomaban algo, la característica que nos llamó la atención es que eran de piel muy morena y muy altos, nos saludaron amablemente y trate en mi mal inglés de saludarles, ellos se rieron y me contestaron en un buen castellano el saludo, perdón dije; pensé que eran norteamericanos.

Y lo somos dijeron ellos, pero somos descendientes de latinos, Thomas y Julián eran primos, uno era médico y el otro artillero en uno de los barcos de la marina americana, eran de padres cubanos por ello dominaban muy bien el español, así iniciamos junto a mi mujer una agradable conversación, hablamos de nuestro matrimonio y nuestros hijos, Thomas era casado, tenía unos 40 años y Julián tendría unos 35 años y estaba de novio con una rubia preciosa que nos mostró en una foto.

Los otros marinos junto a las chicas tenían un bullicio y juerga que a ratos parece que se iba a terminar formando en una gran pelea. Nuestros amigos no se veían contentos con el ambiente, Viviana sugirió que fuéramos a bailar, Julián aceptó la invitación al escuchar una salsa, mientras que Thomas y yo seguimos hablando de nuestras vidas y trabajos. No me di cuenta mucho de lo que pasaba en la pista, pero después de unas cuantas canciones vi volver a Viviana muy contenta y con mucho calor sobre su cuerpo, los muchachos se levantaron para ir al baño, mientras pedían otra botella para compartir los 4. ¿Será verdad lo que dicen de los morenos? me dijo Viviana, que cosa pregunté sin entender su pregunta, ella me miró con cara de no creerme, vamos me dijo no te hagas, tu sabes a que me refiero, ahí caí en cuenta a que se refería.

No sé, habría que preguntárselos quizás le dije. En eso nuestros amigos llegaron y otra salsa comenzó a sonar, está vez fue Thomas quien dijo me acompañas a bailar y Viviana tomando su mano se fueron a la pista. Julián se me acercó y me dijo; tu esposa es buena bailarina y muy sensual, así es le respondí fijándome, como en la pista Thomas la tenía tomada muy abajo en su cintura, casi de su culo y su cuerpo muy pegado al de ella, Julián me seguía hablando pero yo trataba de seguir los movimientos de los bailarines, los cuales se notaba que eran más que simples pasos, estaba seguro que casi se estaban restregando, mientras algo se decían al oído.

Cuando terminó el baile, él la trajo muy abrazada, con una mano derechamente en su culo y Viviana bebió de un golpe su vaso de licor y luego dijo, perdónenme voy al baño. Cuando nos quedamos los 3 hombres en la mesa. Thomas me dijo directamente, he hablado con tu mujer y me ha dicho que sois muy liberales y que no tendrías problemas si decidimos ir a otro lugar donde estemos más tranquilos. En ese momento no sabía que decir, es verdad que habíamos actuado como una pareja liberal, pero yo jamás había estado presente. La había visto coger con Héctor pero escondido y ahora ellos me decían que nos fuéramos a un lugar donde poder coger a mi mujer, incluyéndome a sabiendas que yo no sabría qué hacer en ese momento, solo atiné a decir, esperemos a ver que decide Viviana.

Cuando ella regresó Thomas nuevamente tomó la palabra y dijo, le dicho a tu esposo nuestro plan, pero él dice que tú tienes la última palabra. Ella sonrió y dijo bueno vámonos. Los hombres se acercaron a pagar la cuenta mientras nosotros caminamos a buscar nuestro auto y le pregunté a Viviana que significaba todo esto, ella me contestó que le había preguntado a Thomas si era verdad el mito de los morenos y que él le había dicho que eso tendría que averiguarlo por si misma, y mientras bailábamos pegó su cuerpo a mi y note que tenía un gran bulto pegado a mi estómago, parece que es verdad le dije, él me dijo que le encantaría demostrarme que no estaba equivocada, así que le dije que nosotros éramos muy abiertos en ese tema y si mi esposo quería podríamos ir a un lugar donde poder comprobarlo, para eso fui al baño, para ver que decidías tu al respecto y veo que no me negaste ese placer.

Esto último lo dijo dándome un beso muy caliente, mientras nuestros amigos se acercaban y subían a nuestro auto. Vamos al camino internacional me dijo, en esa zona hay varios moteles y ella de seguro conocía varios de ellos con Héctor. Entramos a uno que me indicó hasta llegar a un sitio con una cochera la cual apenas entré el auto cerré. Ya en la habitación nos cobraron el precio que uno de los muchachos pagó y sacamos unas botellas que habíamos comprado para la velada que íbamos a vivir.

Reconozco que el único cohibido con todo eso era yo, así que me senté en un sillón mientras Thomas preparaba las bebidas, Julián y mi mujer volvieron a bailar con la música que salía de los parlantes. Me alegro de haberles conocido dijo Thomas mientras me pasaba un vaso, no me gustan las putas en los puertos, es fácil conseguirlas, pero así también es fácil tener problemas por culpa de ellas, en cambio tu mujer se ve que no es como ellas, está exquisita y deseable, pero desde que entraron al bar era fácil darse cuenta que no era una puta. Así es le contesté más envalentonado, a ella le gusta el buen sexo, pero solo con quien ella quiere y no con los que quieren con ella. Brindemos por eso me dijo, cuando noté que Julián y ella se besaban ardientemente, mientras las manos de él agarradas a su culo la hacían restregarse sobre su cuerpo, por primera vez veía como mi mujer, era tomada por otro hombre delante mío y con mi plena aceptación.

El comenzó a desnudarla sensualmente sin dejar de besarla mientras ella hacia lo mismo con él. Su cara de felicidad fue total cuando sacó el miembro de ese tipo de su pantalón, trate de no impresionarme, pero fácilmente debía medir más de 25 cm ya que las dos manos de mi mujer lo trataron de abarcar pero igual le sobresalía una tremenda cabeza rojiza que no alcanzaba a cubrir, instintivamente me miró como pidiendo mi aprobación y con un ligero movimiento de mi cabeza, ella trató de engullir todo lo que sus manos no podían cubrir de ese tremendo falo. Thomas pasó frente a mí, ya completamente desnudo, y su herramienta era algo menor quizás, pero más gruesa que la de su primo, se puso al lado de Julián y acariciando la cabeza de mi esposa le mostró su pene que ella no pudo meter bien en su boca debido a su grosor.

Después de unas cuantas lamidas, le levantó la barbilla y le dijo, ¿Ahora estas convencida? Ella sonrió de manera picara y sensualmente dijo, aun me falta algo más para convencerme. Entonces la tomó y cargándola la depositó en la cama, separando sus piernas para comenzar a saborear su cuquita, Julián le dio a mamar su pene, mientras yo instintivamente saqué mi ropa y con mi celular comencé a grabar como esos dos morenos con gigantes penes, disfrutaban de mi mujer; De pronto los gemidos de Viviana anunciaron que llegó a su primer orgasmo de la noche, la comida de coño de Thomas había resultado perfecta. Julián quitó su pico de su boca y la dejó exhalar todo su placer recibido, buscó en su pantalón un condón, el cual se disponía a poner, cuando Viviana le dijo, No por favor hazlo a pelo, los hombres se miraron y luego me miraron a mi como esperando mi aprobación; Bueno dije yo, ella decide como quiere ser penetrada.

Julián entonces comenzó a jugar con su pene sobre su humedecida vagina, mientras succionaba sus deliciosos pechos, ella comenzó a levantar su pelvis buscando la penetración y cuando menos lo esperaba el largo pene de Julián se fue adentrando firmemente en su conchita hasta ver como el total de ese miembro era acogido por el útero de mi mujer, su rostro era de satisfacción total, él comenzó a bombear primero muy suave y rítmicamente la vagina de ella, pero pronto empezó a aumentar el fragor, en un momento pensé que harían pedazos ese camastro por la fuerza que ponía en cada penetración, pero lo único que se escuchó fueron los fuertes gemidos de mi mujer anunciando su segundo orgasmo, Julián sacó su pene lleno de los fluidos que Viviana había vaciado sobre ese monstruo de carne que seguía duro y firme.

Entonces vino el turno de Thomas de entrar en su cuevita, en ese momento me puse detrás de ellos y fue realmente impresionante ver como ese rollo de carne de iba abriendo paso en los labios vaginales de ella, no piense que lograra entrar completa, pero cuando sus dos pelvis quedaron pegadas, solo sentí a Viviana decir, esto es lo más rico que he probado en mi vida. Eran casi 24 cm. Del grosor casi de un brazo de ella, alojados en el fondo de su bello cuerpo y ella los disfrutaba sin que él siquiera comenzara a moverse, ya que estaba ocupado devorándole sus pechos.

Luego comenzó el mete y saca, gracias a los anteriores orgasmos, tenía suficiente lubricación para gozar de como ese tronco resbalaba adentro y afuera de su vagina, la estuvo bombeando por unos 15 minutos, y ella tuvo dos orgasmos más en ese rato. No acabes aún le dijo Julián a Thomas, ponla a montar sobre ti, así que Thomas hábilmente la tomo, sin sacar su pene de su interior y se recostó en la cama con ella encima, estuvieron besándose y acariciándose mientras se movían suavemente, luego tomó su culo y lo abrió con ambas manos, para poder ver como estaba su vagina estirada al máximo con su tremendo falo clavado completamente. Julián se acercó y comenzó a pasar su pene por la cavidad abierta, ya sabía ella lo que venía, con cuidado dijo, nunca me la han metido dos a la vez.

No te preocupes dijo Julián, iré suave para que te acomodes bien al tamaño. Yo sabía que su culo no era virgen, pero esta vez ya estaba dilatada por u vagina y no sabía si soportaría dos tremendos penes al mismo tiempo. El empezó escupiendo su orificio anal y probando poco a poco si podía meter su cabeza en ese agujero, no era fácil la dilatación vaginal, tenía muy cerrado su ano, peo tanto va el cántaro al agua, que finalmente logró introducir toda la cabeza de su pico en ese agujerito, el quejido de mi mujer fue apagado por los labios de Thomas y mientras pellizcaba sus pezones, Julián comenzó a embestir su ano hasta que medio pene ya estaba adentro luchando contra la barra de carne de su primo, de ahí empezaron un bombeo acompasado, que muy pronto hizo cambiar los quejidos de mi mujer por gemidos de placer, yo no alcanzaba a ver la dilatación de mi mujer, porque los huevos de los dos morenos llenaban todo el espacio que queda entre la vagina y el ano de Viviana.

Que esperas me dijo Thomas, llénale la boca antes que empiezan a gritar como una poseída, yo que hasta ese momento solo me había estado pajeando y con la otra mano grabando la sesión de sexo, me subí a la cama y metí mi pequeño pene en su boca, ellos la sacudían con fuerzas en sus penetradas y ella me succionaba mi pene que cupía completo dentro de su dulce boquita. De pronto los gruñidos de esos hombres anunciaban la pronta corrida, lo que hizo que terminara llenándole la boca a mi mujer de mis mecos, mientras ellos vaciaban sus tremendas herramientas llenas de leche en el útero y entrañas de mi mujer.

Fue una escena tremenda, que me hizo caer agotado sobre la cama. Ellos siguieron pegados un rato mas, hasta que los flops que sonaron fuerte dieron a entender que habían salido de dentro de mi mujer. Ella aun agotada por el tremendo esfuerzo físico, aun tuvo ganas de succionar esos mástiles de carne hasta dejarlos limpios de toda su corrida. Descansamos un poco y tomamos unos tragos brindando por la exquisita experiencia vivida, yo me sentí cansado y me recosté un rato en la cama, no se cuánto habré dormido, pero me desperté cuando los movimientos de la cama eran nuevamente muy violentos.

Ahí estaba nuevamente mi mujer ensartada por los dos mastodontes de carne, me acerqué a ver como Julián estaba acosado de espaldas a la cama y Thomas encima de mi mujer que era el sándwich de los dos, pero no podía creer lo que veía, estaban los dos en la vagina de mi mujer, bombeando rítmicamente, la cual tenía la mirada pérdida de placer, fue increíble cuando esos dos machos terminaron dentro de su cuquita, al desalojarla era un túnel del que corrían un rio de semen. Quedaron los tres rendidos sobre la cama, luego de unas horas despertaron y empezamos a vestirnos para marcharnos del lugar.

Los dejé en el puerto y marchamos a casa, le pregunté a Viviana si le había gustado la experiencia, me dijo son tremendos y eso que te perdiste la mejor parte cuando Thomas me rompió el ojete e intentaron meter los dos penes en mi hoyito anal, que lastima que no se pudo, pero se hizo el esfuerzo me dijo dejándose caer en la cama rendida pero satisfecha.

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