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Juego en la playa (Parte 2)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Yo seguía escuchando todas las burradas que decían, pensando que no les oía… hasta que decidí parar el masaje y volver a mi toalla. Una vez en mi toalla, preparé de nuevo el bloc de notas, y les pregunté si sabían de algún hotel cercano para alojarme. Cuando vieron la pregunta en la hoja, Marta le dijo a Elena: "¿Le alojamos en nuestro apartamento este fin de semana? ¿Que nos puede hacer el pobre que no habla ni nos oye? "Y Elena contestó con un SI rotundo. Cogieron el bloc de notas, y escribieron: "Te vas alojar gratis en nuestro apartamento, siempre y cuando sigas haciéndonos disfrutar con los masajes".

El plan marchaba de maravilla, ya tenía el fin de semana deseado, y aquellas mujeres a mi merced. Puse cara de asombro al leer la nota, y asentí con la cabeza. Me quedé un rato en la toalla con los ojos cerrados y pensando cual sería mi siguiente movimiento ya dentro del apartamento. Al rato, se levantaron las dos, con un brillo en los ojos distintos a antes, se notaba la lujuria que llevaban dentro. Me hicieron el gesto de marchar, recogí mis cosas y las seguí hacia la casa.

Cuando entramos a la casa, Elena cogió el bloc y señalando la primera habitación escribió: "este es tu cuarto, solo tiene una cama y un armario pero te apañarás" Yo entré, dejé mis cosas mientras escuchaba como decían "Nena, esta noche no entres a su habitación que te conozco. No debemos parecer dos desesperadas, solo disfrutar de su compañía pero hacer un pacto de no follarnos al chico pese a su juguete que tiene ahí abajo" Me lo estaban poniendo difícil, pero ¿cumplirían con lo pactado?

Tenía que ponerlas a prueba y lo primero que hice fue escribir una nota "Perdona Elena, ¿puedo usar el cuarto de baño para ducharme y quitarme la arena?" Elena me guio hasta el aseo, y me puso en la nota "Esta es tu casa, puedes usar lo que quieras cariño" Entré al aseo y ella se quedó en el pasillo mirando como cerraba la puerta… y pasé a la acción. Cogí todas las toallas que había dentro del aseo, y las tiré por la ventana del cuarto de baño al patio de luces. Me desnudé completamente y me metí en la ducha, quitándome toda la arena del cuerpo. Salí de la ducha chorreando y escribí en una hoja del bloc "no hay toallas en el aseo, ¿podéis entrarme una por favor?" Tiré la nota por debajo de la puerta, entré de nuevo desnudo en la ducha y corrí la cortina para taparme, esperando que Marta o Elena entraran.

No pasaron ni dos minutos, cuando escuché la puerta, y la voz de Marta que decía "Guapo aquí te dejo la toalla" "Anda si no me oye, ¿cómo va a saber que he entrado y le he dejado la toalla?" Entonces Elena cerró la puerta del aseo con pestillo, se acercó a la ducha, y metió el brazo con la toalla por el lado de la cortina. Aproveché ese momento para ponerla a prueba, corrí la cortina entera, y vi a Marta, con su melena negra abriendo los ojos como platos al verme desnuda completamente. Le temblaba la mano con la toalla, y yo estaba inmóvil, no cogía la toalla para que pudiera deleitarse más con ese cuerpo joven que tanto deseaba. Marta no quería romper el pacto, pero sus ojos se iban a mi miembro y no podía dejar de mirarlo. Ahora la que no podía hablar era ella. Estaba sintiendo un calor por dentro, totalmente cachonda por la situación, y los segundos pasaban mientras ninguno de los dos nos movíamos. Ella llevaba un vestido veraniego de flores que acaba de ponerse, y con el brazo alargado ofreciéndome la toalla que yo había pedido.

Pero lejos de coger la toalla, cogí su mano y le empujé hacía dentro de la ducha. Corrí la cortina, y enchufé el grifo, empapándonos los dos mientras caía el agua caliente. Marta no daba crédito, estaba caliente, y empapada, sus grandes tetas se marcaban mojadas en el vestido, y se lanzó a besarme sin pudor ninguno. Nuestros cuerpos excitados se juntaron, provocándome una gran erección, y quitándole el vestido en menos de un segundo, se quedaba completamente desnuda para mi.

Para la edad que tiene, ese cuerpo estaba muy bien cuidado. Sus grandes pezones, su melena negra, su culo algo caído pero bonito… agarraba todo de ella mientras me besaba. Empezó a besarme el cuello, los pectorales, hasta que decidió bajar y meterse en la boca toda mi polla. Como estaba disfrutando de esa mamada de una mujer madura. Me venía a la mente Elena y el pacto, mientras la otra mujer estaba en su habitación leyendo, su amiga estaba incumpliendo las normas, caliente como una perra, haciendo una felación al joven sordomudo. Cuando estaba a punto de correrme, saqué mi polla de su boca, y puse a Marta a cuatro patas. No hacía falta lubricar su hermosa vagina, estaba chorreando su coño antes de que le penetrara. Cogí mi polla y la introduce, mientras ella soltaba un gemido que podría haber escuchado Elena perfectamente. Mi polla daba golpes contra su culo, y no podía parar. Le intenté tapar la boca para que Elena no nos escuchara, y finalmente me corrí dentro de ella. Marta estaba muerta después de aquel polvo en la ducha, y no articulaba palabra.

Salí de la ducha, cogí el bloc y escribí "Este no será el último polvo este fin de semana, gracias morena". Ella salió también de la ducha, chorreando, sin usar la toalla, cogió el bloc y escribió "Uno de los mejores polvos de mi vida, pero Elena no debe saber nada" "Por supuesto que no será el último, guapo" Me dio un morreo y se fue a su habitación. El plan había salido justo como yo quería, pero ahora faltaba follarme a su amiga, ¿lo conseguiría?

Continuará…

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