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Masaje erótico con mi mujer y una profesional
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hace tiempo veníamos hablando con Azul de sumar algún tipo de experiencia más favorable para mi (ya que habíamos realizado dos tríos con el mismo muchacho), por lo cual el último jueves quedamos con una profesional de la materia en masajes eróticos.

Fuimos a la casa de ella, nos recibió vestida de forma muy sexy y provocativa. Antes de avanzar en los masajes, tuvimos una charla sexual muy copada y estimulante con ella, donde nos dio mucha información valiosa para poner en práctica a futuro.

Antes de comenzar con los masajes ella le consultó a mi mujer donde quería que le enseñara a practicar los masajes si en la cama o la camilla, lo cual Azul prefirió en la camilla. Acto siguiente Cinthia armo todo, y me dijo que me quite la ropa y recueste boca arriba, lo cual hice casi inmediatamente. Esta situación de estar frente a dos mujeres desnudó y que ellas jueguen con mi cuerpo me provocaba mucho morbo, adrenalina y excitación.

Una vez tumbado la profesional en la materia me acariciaba los cachetes de la cola y las piernas de forma intencionada mientras charlaba con Azul sin que ella se dé cuenta. Uno de sus primeros movimientos fue tocar mi cola de forma muy sensual llegando hasta el comienzo de mis testículos, le explicaba cómo debía hacer el movimiento una y otra vez. Yo a esa altura ya deseaba que agarre mi pija, pero para eso faltaba todavía. Después de cada movimiento de ella Azul replicaba el movimiento casi a la perfección, por momentos una tocaba por un lado y la otra por el otro, generando una sensación nueva en mi cuerpo.

Otra de las enseñanzas fue en un momento ir recorriendo con su mano toda mi cola hasta con la mano agarrarme la poronga, y hacer movimientos lentos, también acariciando mis bolas, todo esto con un aceite que lo hacía más placentero, y nuevamente la hembra replica el movimiento de Cinthia.

Después de varias minutos así, me doy vuelta, con todo mi cuerpo desnudó y caliente para ellas, y veo la cara de placer y picardía de Azul de verme disfrutar, era la primera vez que me veía disfrutar por otra mujer que no era ella.

Cinthia se frotó las manos con aceite y fue directo a mi pito, y empezó a acariciar y jugar con el, logrando que poco a poco esté más erecto y duro, yo veía como mi esposa disfrutaba de ello, le gustaba verme gozar.

Había una regla en estos masajes y era que yo no podía eyacular, tenía que disfrutar pero tenía prohibido acabar, algo casi imposible al estar con estas dos hembras manoseando.

En un momento mientras ambas me tocaban intercaladamente, mi cabeza volada y fantaseaba, deseaba estar vendado y atado, era tanto el placer que estaba recibiendo que no podía quedarme quieto y en varias ocasiones tuve que pedir que hicieran una pausa para no acabar.

Cin tenía una mano soñada, suave como pocas veces me tocaron pero a la vez un ritmo que me estremecía todo el cuerpo, deseaba con todo mi ser eyacular en su mano. En un momento ella me agarra una de mis manos y me hace manosear sus pechos y del otro lado manoseando los de Azul, era soñado, estaba tocando cuatro pechos (todos para mi) y no cualquier pechos, eran perfectos, grandes, a la medida de mi mano y mi boca, donde los chuparía con mucho placer.

Varias veces Azul me preguntaba si estaba disfrutando lo que me hacían ambas, yo a esa altura lo único que quería era cogerme alguna, darle matraca hasta acabar como nunca. Mientras le decía que estaba gozando mucho manoseaba su culo, por debajo de su minifalda, y ella me besaba cosa de tener más placer, mientras no dejaban de pajearme entre ambas.

En un momento le hago una señal como de un beso a mi amada esposa y ella interpreto que yo le pedía unos besitos en mi pito, y casi tímidamente le pide permiso a su competencia, la cual le dice que sea libre de hacerme gozar. En eso Azul se acerca a mi poronga y se la introduce en casi su totalidad en boca, subiendo y bajando, para pasar toda su lengua por mi cabeza, mientras Cinti me acaricia mis huevos y me permite tocar sus pechos y piernas trabajadas. Estaba en un éxtasis total, difícilmente podría cumplir de no acabar, es más sabia que no iba aguantar mucho antes semejante placer y estímulos.

Realmente estaba en una de las mejores semanas sexuales de mi vida, primero un trio con otro hombre y mi esposa, dos días antes y ahora gozando con dos hermosas mujeres, que se complementaban a la perfección para darme un placer único, nunca sentido.

Nuevamente tuve que pedir que se detengan porque estaba cerca de terminar, a lo cual Azul hace una pausa, pero la profesional tenía un as en la manga, saco no sé de donde un jengibre (totalmente pelado y con tajos) y me lo empezó a pasar por la cabeza de la poronga, a su vez paso el jugo de este por su mano, se lo acerco a su boca y lo mordió, agarro mi pija y empezó a masturbarme hasta que me la empezó a chupar, lo que ya de por si de solo verlo era muy excitante, no se imaginan lo que produce el jengibre, una sensación de calor insoportable y excitante, sentía que mi chota estaba por explotar, en eso Azul pone su mano en mis huevos, ante semejante combo no aguante más y acaba como nunca, la leche saltaba por todos lados, hacía mucho que no acaba tanta cantidad, al verme eyacular, Azul se acerca y me da el ultimo regalito y me empieza a limpiar la pija con su boca, chupándola y dejándola totalmente limpia.

¡¡¡QUE NOCHEEE!!! si bien no garche con ninguna de las dos en ese momento, fue una experiencia única y excitante, una jornada muy diferente a lo que estaba acostumbrado, mucha adrenalina, por primera vez mi mujer me había compartido a medias con otra mujer y ante el miedo de ella de no poder tolerarlo, se sorprendió al sentir mucho placer por ver que yo tenga gozara y tuviera tanto placer con otra mujer que no sea ella.

Claramente al llegar a casa, la agarre y la cogí bien cogida, estuvimos unos 40 minutos a toda máquina, dándole y dándole, a tal punto que ella acabo en tres ocasiones, ella tuvo su recompensa por darme placer.

Al terminar la noche quedamos en que esto es solo el comienzo, que próximamente le gustaría verme coger a otra mujer, un rato con ella y otro con la otra mujer, con la condición que solo puedo acabar con ella.

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