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Mi novia me engaña con su jefe
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Me llamo Martín tengo 26 años y disfruto de una relación con Saira (25 años), desde hace 5 años. Saira es extremadamente delgada, pero con unas tetas muy firmes y de buen tamaño, además con un culo muy bien formado, sin embargo, es guapísima, tiene una cara angelical y unos labios que claramente invitan a imaginarlos mientras succionan tu miembro hasta desmayar.

Saira es abogada y trabaja en el gobierno de mi país. Al ser jóvenes en toda su oficina, suelen salir a divertirse, a tomar un trago o a pasar el rato. Un buen día Saira me convenció de acompañarla a un bar con sus compañeros de trabajo, yo no quería pues no me desenvuelvo muy bien en esos ambientes sociales, sin embargo, mi inseguridad hizo que la acompañara, ella es muy bonita y honestamente sé que no la complazco en la cama como debería, me da pavor que busque en alguien más lo que yo no le doy.

Ya en el bar, me encontré a sus amigas y amigos habituales, tengo que reconocer que todos sus compañeros son agradables, a excepción de uno, Román, su jefe, tiene la misma edad que yo tiene un sueldo de casi el doble de lo que yo percibo como asistente de ingeniero, es delgado, no muy guapo, pero hasta yo reconozco que su personalidad es abrumante; he escuchado a las chicas del grupo hablando del "partidazo" que es y más ahora que se encuentra soltero. Ya en el bar, nos encontrábamos 7 personas, 4 mujeres y 3 hombres, ninguno era Román; una de las chicas del grupo, también abogada y muy amiga de Saira, de nombre Karla, hablaba sobre Román, el jefe de mi novia, decía que la semana pasada después de un seminario al que habían ido, se habían acostado, Karla señalaba lo alucinante que había sido, señalaba que su miembro era grande, pero no solo eso, contaba que la había calentado a tal punto que ella gemía implorando que la penetrara, yo me ruboricé y cuando mire a Sai, ella estaba igual, solo que excitada, se pasaba la lengua ligeramente por los labios y me alarme.

Al paso de las copas, me solté un poco más pues no parecía que Román hiciera acto de presencia, Saira estaba bailando con sus amigas en la pista del bar, cuando llegaron 2 personas más a la mesa, sentí un vacío en el estómago cuando vi que era Román y otra chica de nombre Sandra. En cuanto llegó a la mesa las chicas dejaron de bailar y fueron como ovejas llamadas por su pastor a hablar con él, a partir de ahí solo quise llevarme a Sai a casa, no podía evitar observar como Román la miraba de arriba a abajo, pero sobre todo, como ella lo miraba a él, estaba en ese juego de miradas cuando Román solo una frase que heló mi sangre:

– ¿Por qué no vamos a un lugar más tranquilo, mi casa, por ejemplo?

Muchos dudaron, ya era tarde y algunos estaban tomados, sin embargo, Saira asintió con la cabeza y me dijo

-Yo quiero ir, ¿vamos?

No pude decir nada más que si y nos dirigimos a su casa, solo íbamos 6 personas en el auto de Román, 4 mujeres él y yo, durante todo el camino, por el espejo retrovisor fue viendo las piernas de Saira, y ella lo notó y lo disfrutó, su cara estaba completamente ruborizada, le gustaba provocar eso en su jefe, no le importaba que yo estuviera ahí. Ya en la casa el alcohol siguió y uno a uno fueron cayendo bajo sus influjos. Al rato solo quedamos, Sira, Román y yo.

– Saira, sin ofenderte, hoy te ves guapísima, todo el día no te pude quitar la mirada de encima (Dijo Román)

– No es ofensa si viene de ti. Espetó Saira.

Rubén se acercó y se sentó en medio de nosotros, la besó y yo me quedé inmóvil ella correspondió el beso y de la nada se levantó con ella colgada por su cuello y con las piernas abrazándole la cintura.

-Oye Martín, ¿no te importa que la disfrute un poco no?, me dijo

Después de un segundo que pareció una eternidad Saira se levantó del sillón y aparto a Román que ya estaba sobre ella, yo pensé que había recapacitado y que nos iríamos. No pude estar mas equivocado, no dijo nada, pero comenzó a bajar los pantalones de Román, y de pronto, mi novia estaba lengüeteando su pene, pero observándome a mi, sin dudas era mas grande que el mío, ella subía y bajaba salivaba mucho y no apartaba su vista de mi, hasta que el la cargó y le dijo de la forma mas impactante de todas.

– Ahora te toca gozar de un hombre de verdad.

Saira traía unos leggings negros que resaltaban su culo y una blusa de encaje blanca, ambas prendas terminaron desgarradas, Román no se las quitó, solo las rompió, esto a Sai le encantó, cerré los ojos y los volví a abrir cuando la escuche gemir como loca, cuando los abrí vi a Román hincado, con su cabeza entre las piernas de mi novia, no quería más que irme, pero mis piernas y mi voz no respondían, Saira empezó a chorrear, jamás tuvo un orgasmo así, su voz se ahogo y solo emitía chillidos.

– Métemela, rómpeme.

Saira rogaba por ser penetrada y Román no lo pensó dos veces. La levantó y la puso en 4, no empezó lento, fue brutal, empezó a bombear su vagina de una forma en la que yo jamás lo había hecho, Sai, gemía y gritaba que era delicioso, de pronto Román paró, me miró y acomodó a Sai de tal forma que yo observaba toda su cara. Una cara que yo nunca había visto, lleno de placer, ella solo gritaba y emitía una palabra MÁS.

– ¿Quién te coge mejor? PUTA (Dijo Román)

-Tú (Dijo Saira)

Román sacó su miembro extremadamente erecto de la vagina de Sai y la arrodillo, baño su cara de su semen. A Saira no le importó tragarse cada gota de él. De pronto, Román pidió un taxi me miro seriamente y me dijo, es mejor que te vayas a casa, ella se queda conmigo. Como pude recogí mis cosas estaba en shock, pase al baño antes de irme, al salir, estaban besándose nuevamente, ahora ella estaba montándolo. Atravesé la puerta mientras ella le gritaba que era su puta.

Por la mañana Sai regresó a casa con una playera de futbol como vestido. Se metió a la cama y se quedó dormida.

 

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