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Asistiendo la conserjería
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Ese día tuve trabajo de campo, debía ir a un edificio a efectuar un levantamiento de información y al conversar con el encargado del edificio puso a mi disposición toda la ayuda que me podría brindar el conserje para entrar en todos los espacios y hacer mi trabajo. La jornada fue rápida, era un edificio pequeño y ya a mitad de la tarde ya había terminado. El conserje fue muy atento conmigo en todo lo que le pedí, incluso pude usar su microondas para calentar mi comida del almuerzo.

Fue demasiado atento diría yo, y pues pasaron otras cosas… pude notar a lo largo del día que no se separó de mi lado aunque él tenía otras cosas que hacer, y cuando agarro confianza me tocaba mucho los hombros y los brazos. Obviamente ese hombre no tan mayor de unos 40 años, algo guapo, moreno y de pecho peludo, linda sonrisa y ojos oscuros lo tenía todo para ser un buen polvo. Cuando ya estaba recogiendo mis cosas de la oficina donde las guarde, me ofreció tomar una taza de café en su conserjería.

No pude negarme, la curiosidad me volvió loco, además me encanta el café. Así que bajamos al sótano y al entrar pude notar un olor muy de macho en el ambiente, la habitación estaba algo desordenada, era pequeña, al fondo una cocina de dos hornillas y una pequeña mesa solo para uno, junto a la puerta y detrás de un tabique estaba su cama, hundida en el centro, se alcanzaba a ver parte del colchón debajo de la sabana mal puesta, un poco sucio. Me vi a mi mismo allí montado pelando el culo. El conserje me dio una pequeña taza de café, y me pidió que me sentara en su cama. El cerro la puerta y paso la llave, eso me puso algo nervioso.

-Quédate tranquilo- me dijo -es por si viene alguien y no toca.-

Pensé: “este tipo me va a violar”

Agarro mi taza vacía y dibujo una sonrisa en su rostro, la coloco en una ponchera de plástico regreso y se quito la camisa.

-¿te importa si me quedo así? Hace calor. Si quieres puedes ponerte cómodo-

-Ya me tengo que ir amigo-

Se sentó en el borde de la cama ignorando lo que dije, recostó su espalda a la pared y empezó a acariciar su paquete. Cerró los ojos y luego me miro fijamente.

–Ya tu sabias a que venias para acá cuando te invite, así que si empezamos de una vez, te podrás ir más rápido-

Mordí mis labios, pensé que este tipo me iba a mantener secuestrado, que me iba a amarrar a esa cama y me tendría a su disposición mientras él quisiera. Allí para él con el culo dispuesto siempre.

Se termino de abrir el pantalón se saco el guevo y comenzó a masturbarse delante de mí, así nada más, sin vergüenza, sin pudor. Pronto se le puso duro y empezaba a lubricar mientras el olor en el aire se hacía más fuerte. Se acerco hacia mí, yo temblaba no sé si de miedo o de nervios. Si se tratara de alguien conocido ya estuviera comiéndome esa verga gustoso, pero no tenía idea de quién era ese tipo hasta ese día. Tomó mi mano y la puso en su falo, durísimo y sudoroso, instintivamente lo masturbe, yo subía y bajaba mi mano como tantas veces lo hice antes. Era un guevo lindo de tamaño regular, unos 17 cm, estaba caliente y venoso, se había rebajado los pelos, así que lucía agradable. Mi miedo se fue dispersando, y ya estaba acariciando sus bolas con la otra mano, él acostado en su cama se estremecía con cada caricia, mis labios y mi ano estaban bien húmedos no aguantaba las ganas de metérmelo por algún lado, y cuando ya imagine que el tipo se venía, me detuvo, me puso de pie, y desabrocho mis pantalones, yo lo deje libre, a sus anchas.

-Déjame ver que hay por acá, se que tienes un buen culo pero ¿que mas hay?- Sobaba mis nalgas con una mano mientras bajaba el cierre, me estremeci un poco. "me va a violar" volví a pensar, pero en el fondo no queria salir corriendo como una loca.

Me bajo el bóxer y mi guevo brinco contra su rostro, yo me sorprendí pues generalmente eso me pasa a mí: (los guevos golpean mi cara al bajar pantalones), me miro a los ojos sonriente y me dio una mamada fenomenal, su lengua iba y venía por todo mi tronco, agarro mis nalgas con sus dos manos y me empujaba contra su rostro para engullir toda mi verga, sus dedos acariciaban mi ano caliente. El orgasmo no tardo en llegar, casi siempre yo hago acabar a mis machos pero esta vez yo descargue mi leche en su boca. Él se lamio los labios y se trago una gota que cayó en su mejilla, en realidad y para mayor asombro se trago toda mi leche.

Con su guevo aún bien duro no me quedo de otra que devolverle el favor, me puse de rodillas y empecé a trabajar, el sudor de su verga me excito bastante aunque acababa de tener un orgasmo, lamí tímidamente su glande, y luego fui recorriendo toda su verga, lamí sus bolas bien rasuradas y de piel suave, estas poco a poco se endurecieron también, al sentirme más tranquilo él volvió a tomarme del cabello y apunto su guevo a mis labios. –vamos no te hagas el tímido- Perdí el miedo y me lo trague todo, el comenzó a moverse y llevar el ritmo, a veces suave y otras más fuerte, aunque al principio fue delicado por un momento apretó mi cabello y hundió ese rico guevo en mí, me dieron arcadas pero seguí chupando, parecía eterno y cada vez más grande, sentía las venas tropezar con mis labios… Oh dios que mamada le estaba dando… ¿o era él quién me estaba cogiendo la boca?, cerraba mis ojos y disfrutaba su sabor, apretaba mis labios contra su verga y mi lengua por dentro hacia lo mismo para intensificar las sensaciones, él movía su cadera y me embestía firmemente sin soltar mi cabeza, estaba a su merced… y cuando ya me disponía a darle el culo escuche sus gemidos y un tacazo de leche me lleno la garganta, muy tibia y abundante. Me lo saque de la boca y luego él volvió a clavármela, me cayó leche en la cara y de nuevo en mi boca. La tenia llena de su semen… Fue algo suave, delicado pero agresivo también y eso fue súper excitante. Me acaricio el cabello mientras su guevo me llegaba a la garganta, estaba realmente delicioso. Su leche era algo mas salada de lo normal pero yo no me la trague, sólo deje que escurriera por la comisura de mis labios mientras él pasaba su guevo aún duro por mis mejillas.

-¿quieres más café?-

-sí, y quizás más leche después-

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