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Me confundieron con puta (2): Capítulo 1: El primer jueves
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Tiempo de lectura: 6 minutos

He estado muy indecisa desde que pasó todo eso, por un lado me gustó; por otro sé que no debo hacerlo, porque está mal y no lo necesito… puedo coger enfermedades y quedarme embarazada, de cualquiera; no sé ni siquiera porque me puso aún más el hecho que descargara dentro de mí. Ha pasado una semana entera desde que pasó todo eso, cada día estoy más ansiosa; he intentado ligar con chicos e incluso tener sexo con ellos, pero antes de hacerlo los he echado.

No me hacen sentir nada, no hay placer; no hay morbo y lo más importante, por último no hay deseo.

Han pasado ya 11 días, desde el fin de año en el que me confundieron con puta y me deje tratar como tal; no sólo me gustó, sino que lo echo de menos. Es por eso que al ver mi necesidad de sentirme de nuevo así, que terminó por decidirme a repetirlo; necesitaré un móvil de baja gama y con otro número, un par de spray antivioladores; ropa de prostituta y por último, que además creo es más importante aprender cosas sobre ese oficio.

Lo primero es fácil, una falda cinturón; un escote ceñido sin sujetador, me pondre guapa y muy maquillada. He comprado un móvil y los dos sprays, con cierta facilidad; ahora solo necesito aprender sobre este oficio, lo mejor seria preguntarle a una profesional. Pero aun no quiero entrar tan profesionalmente en este mundo, tengo que ver si solo fue una vez; o si siempre esto me hará sentir así, tengo que volver a hacerlo para averiguar muchas cosas.

Una vez bien equipada, me dedico a ver vídeos porno; para ver lo que puedo aprender, aunque la mayoría son sobreactuados aprendo algunas cosas nuevas que luego práctico con el consolador.

Cuando llega la hora a la que los chicos salen de fiesta estoy nerviosa, ya que aún me lo estoy pensando; decido prepararme en el garaje para no salir así a la calle, dentro de mi coche me visto y me maquillo. Para luego aparcar en el descampado, y me sorprendo a mi misma al estar ya mojada. Estoy mojando el tanga sensual nuevo que me he comprado, incluso más que el primer dia; se nota que mi cuerpo ya sabe lo que viene, solo espero que mi primer cliente no tarde demasiado en llegar.

Me siento cruzo las piernas, para que se me vea mas; me pongo a fumar, mientras espero pasando frio y pienso…

– debo hacer algo con este frio, sino me voy a poner mala; la pregunta es que… – pienso para mi.

Veo a los chicos sentada sobre mi piedra, bebiendo en la zona alrededor de la discoteca; muchos me miran con curiosidad, incluso supongo hablan de mi. Pero ninguno tiene el coraje para acercarse, al menos no en un principio; empiezo a impacientarme y me pregunto sino estaré haciendo algo malamente, pero el primer día me fue bien… así que no tendría mucho sentido.

Sigo esperando muerta de frio, el único calor que me da es el que tengo entre mis piernas; que arde cómo nunca y, mis pezones podrían saltarle a alguien los ojos del frio.

Una panda de pubertos se acercan a mi, son al menos 5 o 6 chicos jóvenes; me siento un tanto nerviosa y un poco intimidada son muchos, no esperaba público de este tipo.

– ¿que queréis? – me remuevo incomoda.

– ¿eres una puta? – pregunta uno de voz chillona, el de al lado le pega un golpe con la mano abierta; en la nuca.

– perdona a mi amigo, prostituta. – corrige el mismo que golpeo al otro, con la voz mas varonil, los demás solo se rieron.

Buena pregunta, pero no me sentía con fuerzas para responderla; así que fui al grano cómo la última vez, no entraba en mis planes acostarme con chicos jóvenes a los que todavía no les había salido pelo en muchas zonas, pero una puta se tiene que vender a todos; así que dije mi tabla de precios.

– 15 un magreo de alguna zona tuya o mía, 20 por un beso; 30 por una mamada, 40 por una cubana y 50 por un polvo… si quieres un completo 100, una hora 150; y si quieres que sea tu acompañante por la noche con final feliz, 280.

Todos se quedaron pasmados, algunos se rieron y otros; se excitaron, lo note en sus pantalones y sus miradas.

– yo tengo 5, tíos. – hablo el de la voz de pito.

– yo tengo 10, ¿nos harás rebaja de grupo? – el más maduro.

– tengo 7 eso estas muy bien, haznos una rebajita – añadió el gordito del grupo

– me quedan 11 – sumo el más altito de todos.

– a mi 9 – aseguró el más feito

– 42… lo siento, no soy barata; si queréis puedo dejaros tocarme las tetas por encima de la ropa a todos, y eso es un regalo. – ofrecí, siendo generosa; un tanto decepcionada, esperaba que llegarán a 50 y tirarme a uno. – estoy fatal – pienso sintiéndome mal unos segundos.

Ellos empiezan a discutir, nada más que terminan su discusión para hacerme una pregunta.

– ¿follarias con alguno por 42? – pregunta el de la voz varonil.

– por 42 os regalo dos mamadas o 3 magreos, como mucho. – conteste, pero hablar con ellos estaba funcionando; estábamos llamando la atención, que por un lado me daba vergüenza y por otro era el objetivo.

Ahora se dividieron entre dos grupos, los que deseaban la mamada y los que deseaban el magreo, entonces uno de ellos tomo el mando.

– vamos a hacer mitad y mitad, 2 magreos y una mamada; el resto lo hará mañana, ¿de acuerdo? – pregunto a sus compañeros, por cantidad de dinero; fueron los primeros obviamente, ellos lo decidieron así.

– veníd conmigo los tres – digo muy seria tras recibir y contar el dinero avanzando, los tres se miran duditativos; el portavoz vuelve a hablar, entonces.

– pero… ¿no lo hacemos aquí? – pregunta asustado.

– ¿queréis una multa? Porque yo no, sólo vamos a un sitio oscuro, adonde no se nos ve; para poder tener intimidad. – le guiño un ojo, gesto que lo envalentona y así el alto; el feo y el maduro me siguen, mirándome entera comiéndome con los ojos.

Sus miradas me hacen sentir extraña, pero me estoy excitando por momentos; aunque a decir verdad esperaba mucho más que una mamada y dos magreos, pero algo es algo supongo.

No tardamos mucho en llegar adonde lo hice la última vez y al recordar todo eso, me pongo como una moto; tengo el impulso de ponerme a cuatro patas pero no lo hago, no valgo menos de 50 por lo menos.

– ¿a quien se la chupo? – pregunto a los 3, el maduro; levanta la mano, mirando al suelo un poco cortado.

– bajate los pantalones y sacatela. – ordene, el asintio y bastante inseguro; comenzó a hacerlo, un poco cortado. – ¿vosotros que queréis tocar o que os toquen? – pregunto, mirándolos a ambos; tener a 3 yogurines para mi sola, me estaba poniendo como una moto.

– tocar – comento el alto cuando lo mire, mirando mis tetas; y antes de asentir para darle permiso le dije las reglas.

– cómo esto es una oferta, puedes tocar por fuera; todo lo que quieras de mis tetas, pero si metes tu mano adentro la fiesta se ha acabado no sólo para ti… para todos. – el asintio y entonces agarro sus manos me lo coloco detrás y las pongo en mis tetas, sus amigos le miraron malamente por lo que se que no se atreverá a hacerlo.

– que me toques. – dijo el feito al mirarle, así que le pedí que hiciera lo mismo que su amigo maduro y lo puse a mi derecha.

Así acabe de rodillas con 3 pubertos rodeandome, uno de ellos detrás mio clavandome su pollita erecta en mis nalgas y amasandome las tetas como si le fuera la vida en ello; que hasta me dolían pero eso solo aumentaba el morbo. Otro a mi izquierda que estaba que rebentaba sin haberle tocado, ya tenía un puntito de semen en la punta; y otro delante que al contrario que sus amigos calzaba una buena polla, para su edad… aunque a eso aun le queda que crecer, imagino y espero; deseo metermela y que se corra dentro, pero si no paga no lo hará.

Me relamo cómo una niña pequeña con una golosina y me la meto en la boca hasta el fondo de un solo golpe, alineo la garganta y doy vueltas con mi lengua; mientras la saco y la meto, con la mano derecha que he agarrado la polla del feito… bajo el pellejo, se la aprieto; y luego con sólo dos dedos empiezo a hacerle la paja, con una velocidad progresiva. Al inclinarme para hacerle la mamada al de delante, se me quedó el culo más para arriba y el gordito se empezó a refregar con el, mientras me pellizcaba los pezones; que los tenia ya endurecidos al máximo, mi tanga era pura agua y mi chocho ardía terriblemente.

Metí mi mano derecha en mi tanga y empecé a machacarme el clitoris cómo loca, estaba tan excitada; tenia tanto morbo la situación, me ponía tanto estar con pubertos haciendo una especie de trío que estaba a punto.

El de delante nada más metermela hasta el fondo, pone los ojos en blanco; cuando muevo mi lengua adentro suelta un gemido ronco anunciando su inminente corrida, y al sacármela entera y meterla entera un par de veces; el chico explota en mi boca, me agarra la cabeza para hecharmelo directamente en la garganta y así obligarme a tragarmelo… aunque ya pensaba hacerlo, el sabor salado y dulce a la vez; inunda mi paladar, y me pone aun más dejandome a punto de explotar.

Mientras el la saca poco a poco, recuperó el aire de mis pulmones y se la lamo; para dejarsela limpita, justo llegando a mi brutal orgasmo… antes de llegar a mi orgasmo, al agarrarsela al feito gimió; al apretarsela puso los ojos en blanco, y al moversela se corrio en mi mano lo que hizo que también me pusiera mucho mas.

Por último el gordito, al inclinarme pa lante.

– uf no vea si estás mojada, ¿puedo refregartela sin pantalones? – pregunto el tipo y producto del calentón, asenti; el lo hizo, dos o tres veces carne con tanga y cuando casi entro por lo mojado que estaba el tanga… se corrió antes de darse cuenta si quiera, se le aceleró la respiración y se apoyo en mi; sin dejar de tocarme las tetas, hasta que explote al sentir los tres semen en mi cuerpo.

Pegue un gritito ahogado, me derrumbe contra el suelo; las corrientes eléctricas recorrieron mi cuerpo entero, volviendome loca. Ellos esperaron pacientemente, hasta que me recupere; entonces mientras me arreglaba y limpiaba entera, ellos empezaron a hablar conmigo.

– ¿cómo puedo localizarte? – pregunta el maduro

– este es mi número – digo, enseñandoselo en la pantalla de mi nuevo móvil; el lo apunta y me lo devuelve.

– me ha encantado – soltó el feito, más ruborizado que otra cosa.

– ha estado bien – confieso, un poco ruborizada.

– ¿donde podre encontrarte otra vez? – pregunta el gordito.

– puede que aquí. – digo, muy seria; ahora que la culpabilidad aflora.

– gracias por todo guapa, me queda pendiente follarte. – se despide el maduro

– y a mi – añade el feito.

– yo también, reunire – soltó el gordito.

Me siento cansada, satisfecha, culpable; siento asco, vergüenza y un sin fin de sentimientos que afloran bajo de mi piel. Decido marcharme y pensar nuevamente si repetiré algo como esto, si esto era la despedida y el cierre de ciclo o; si esto solo afianza que ahora soy una puta por vicio.

Voy a mi coche y tras limpiame bien, cambiarme; llego a la ducha y me llevo una hora frota que te frota, luego doy vueltas y me cuesta conciliar el sueño… lo peor de todo, me siento decepcionada conmigo misma; por haber huido de allí y no haber aceptado mis necesidades cómo mujer, si tengo una filia rara cuanto antes lo acepte antes seré feliz.

Luego el sueño me vence y caigo rendida.

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