En ese entonces yo tenía 9 meses de relación con Laura, una preciosa mujer que me volvía loco, con un cuerpo que irradiaba erotismo por todas partes. Laura contaba con un bronceado natural permanente, ojos color almendra, de cabello regio, lustroso y de una intensa negrura. Tenía una cintura delicada y unas caderas pronunciadas a par en voluptuosidad con su prietos, redondos y carnosos senos. Sumándole a eso una coquetería natural. Para mi era la personificación de la sensualidad.
Nuestra relación era muy buena por decir lo menos, ya que con tan poco tiempo de ser una pareja yo conocía ya a sus familiares y había convivido con ellos en más de una ocasión. De toda su familia con quien mejor relación tenía era con su hermana Sol, pesé a ser 5 años menor que Laura y yo, salíamos mucho juntos. Sol era casi una copia idéntica a Laura, salvo que Sol tenía pechos pequeños, una figura más atlética y usaba el cabello mucho más largo, lo cual le daba un aire leonado cuando se soltaba la gruesa melena. Sol para conmigo siempre tuvo buena actitud y en las reiteradas veces que por accidente nos topábamos en ropa interior en el pasillo del departamento que ambas compartían, no hacia aspavientos en ello y lo tomaba de forma natural como si fuera parte de la cotidianidad de sus días.
Por mi parte me encantaban esos accidentes fortuitos, porque aparte de mi exhibicionismo nato, ver a Sol en bóxer cacheteros era un espectáculo digno de ovaciones y después de esos encuentros regresaba con Laura excitado a hacerle nuevamente el amor. Ella me encantaba pero también Sol me atraía, para mi eran dos cuerpos hechos de la misma hechicería y en ocasiones no podía evitar el mirar a Sol con más atención de la debida, incluso una vez que veíamos películas en la sala, ella en el loveseat con su novio, Laura y yo en el sillón podría jurar que ella lo masturbaba bajo el edredón. Aún que no lo confirme, la sola idea de que Sol hiciera eso a unos pasos de nosotros me excitaba y alimentaba esa atracción que tenía por ella.
Así trascurrían los días que pasaba en el departamento de ellas. Para con Laura no tenía ningún reproche como pareja, el único asunto que me ponía a veces de malas era que con su forma coqueta de ser atraía demasiado la atención de los hombres y si bien no soy del tipo celoso, me hacía enojar la insistencia de algunos compañeros de su trabajo. Esto derivo una discusión durante una fiesta que organizaron en el departamento de ellas, a la cual fue invitado parte de su equipo de trabajo y entre ellos un tal Arturo que era uno de sus fans más activos. El clásico que siempre comenta, da likes o me encanta a cuanta publicación apareciera Laura, incluso en las que ella me etiquetaba o yo le hacía a ella. Era el tipo de hombre que cree que con likes se puede ganar el favor de una mujer. Por esa razón el verlo en el departamento de ellas y su insistencia de bailar con Laura termino por agriarme la fiesta, y genero una discusión en la cocina. De la cual sólo Sol fue testigo.
-Entiendo como te sientes- Me dijo Sol cuando Laura salió a atender a sus invitados. -El idiota de mi novio tiene una zorra en el face que hace lo mismo y él no la elimina.- Mientras me lo decía me acerco una cerveza del refrigerador.
-¡Con que esa es la razón! Me parecía raro no ver al encantador pedazo de bestia que tienes de novio.- Reímos.
-¡Hoy soy soltera! Espere mucho para lucir este vestido, para andar triste cuando por fin me lo pongo.-
Dio una vuelta sobre su lugar para presumir el entallado vestido blanco que llevaba puesto y que le hacía lucir su cintura delgada y sus piernas torneadas.
-Lástima, porque yo te iba a usar de compañeras de penas, para ahogar la tristeza juntos. Anda ve y enamora a algunos con esas piernas.- Le guiñe un ojo, le tome a mi cerveza y con un movimiento de la mano le dije que se fuera.
-¡Nada de eso, Tú bailas conmigo!- Me tomo de la mano con la que le hice la seña para que se fuera y me jalo con fuerza. -Además a mi hermana no le gusta que baile contigo, se pone celosa.
Después de darle otro trago a mi cerveza le respondí
– ¡En ese caso es una pena que hoy sólo vaya a bailar contigo!- Dicho eso salimos a la sala donde está sonando la música.
Después de bailar varias piezas y de ver cierto enojo en Laura, nos sentamos en las sillas del balcón viendo hacia el interior del departamento, mientras bebíamos unas cervezas.
-¿Has visto la cara que puso?- Me pregunto riendo.
-¡Sí! La verdad es que es la primera vez que la veo hacer esa cara.- Le di un buen trago a mi cerveza.
-Es más común de lo que crees, siempre me la hace después de que te vas, te cela mucho de mi.- Al oír eso le respondí en tono de broma
-¡Qué bueno que no sabe de todas las veces que me has visto libidinosamente en boxers en el pasillo!
Enseguida reí y ella hizo lo mismo, a lo que respondió
-¿No querrás decir? ¡Sí supiera como me barres de arriba abajo, morbosamente, cuando nos topamos en las noches en el pasillo!
Espontáneamente solté una carcajada, pero pensaba que me había atrapado. Enseguida trate de cambiar el tema
-De verdad es la primera vez que la veo hacer ese gesto de enojo, y mira que hemos tenido algunas discusiones.- Busque con la mirada a Laura y la halle bailando con un grupo de sus amigas.
-Esta embobada contigo. Se nota por la forma en que te mira siempre.- Me dijo, llamando mi atención hacia ella.
-También a ti se te nota, todo el tiempo que están juntos se la pasan de empalagosos o haciéndolo como conejos, ¡Los oigo todo el tiempo!- Avergonzado me mire a las manos y sentí como mi cara se ponía roja. -¡Perdón! no creí que nos pudieras escuchar, disculpa.- Gire la mirada justo para ver como Laura empezaba a bailar con el tal Arturo. -Si esto sigue así no te molestaremos con ese tema por un rato.
Me levante para girar mi silla y dejar de ver a través de la venta, Sol hizo lo mismo y quedamos de frente.
-Dudo que pase mucho tiempo antes de que estén como conejos, a veces no son ni para cerrar la puerta.- Permanecí pensativo respecto a lo que me decía y sin darme cuenta estaba nuevamente escaneando su cuerpo con la mirada, hasta que una reflexión me asalto.
-¿Estás diciendo, que nos has visto tener sexo?- Con una de las sonrisas más coquetas que hasta ahora le había visto dijo mirándome a los ojos. -¡No me veas así! Me pone nerviosa que me mires de esa forma, es como si estuvieras leyendo lo que pienso-
No dejaba de sonreír, por eso no tome como una queja sus palabras, además el enterarme que la ponía nerviosa me daba cierta satisfacción junto con la sensación de poder. Sin meditarlo ni medio segundo quise hacer uso de ese poder que tenía en ella de inmediato. Le sostuve la mirada durante unos segundos, alternando entre sus ojos y sus labios, mantuve el silencio.
-Me gustaría poder leer lo que piensas en este momento. La verdad es que en ocasiones se me complica el no mirarte.- Por fin se rindió y bajo la mirada con cierto rubor en el rostro, era justo lo que deseaba, verla apenada y me gustaba esa hasta ahora desconocida para mi expresión ruborizada de ella.
Se escuchó un golpe seco dentro del departamento, en el suelo se encontraba una amiga de Laura, entre risas de el demás grupo de amigas. Me levante de la silla y asegurándome de rosar suavemente el cuello con los dedos mientras le ponía la mano en el hombro a Sol le dije:
-No te vayas, cuida mi cerveza, no tardo.- Le hice un guiño y me dirigí a levantar a la amiga de Laura. Cuando ayudaba a levantar a la chica del suelo, varias veces mire hacía el balcón y ahí estaba la mirada de Sol fija en mi.
Una vez quedo la chica en el sillón más próximo, Laura se me acerco
-¿Vas a seguir en tu plan?- Me dijo en voz baja abrazándome por la cintura con una mano.
-Todo depende. ¿Seguirás bailando con tu amiguito? ¡Sí estuviera borracho, te arrancaba esos pantalones y te cogía en frente de todos! Para que sepan que eres mía nada más.- Mordí su lóbulo, mirando a Sol.
Ella seguía mirándome, me producía una leve excitación ser blanco de sus ojos.
-¡No digas tonterías!- Me dijo riendo antes de ir abrir la puerta a sus amigos que iban llegando. Camine entre la gente para llegar de nuevo al balcón, buscando con la mirada a Sol y cuando hacía contacto con sus ojos podía sentir que algo estaba ocurriendo y quería explotarlo tanto como fuera posible.
-¿Ya se han arreglado?- Me dijo un poco serian cuando llegue al balcón. Antes de responder volví a mi asiento y la mire por unos segundos.
-Le he dicho que de no ser por ti ya me hubiera ido, que te de las gracias con un millón de euros.- Sonrió ante mi exagerada mentira y se acomodó una hebra de cabello detrás de su oído.
-Ahora dime, ¿Nos has visto haciéndolo? Responde la verdad.- Le dio un buen trago a su cerveza, tragó aire y respondió. -¡Sí!- En ese momento sentí un ligero hormigueo por la espalda, separe las piernas, me incline hacia ella apoyando los codos en las rodillas, con un tono de voz bajo y serio que no admitía negativas le dije.
-¿Cuantas veces? y ¿Que tanto ha podido ver?- Abrió los ojos lo más que pudo, se humedeció el labio inferior con la lengua y en una vocecilla apenas audible me dijo al tiempo que sus ojos veían de un lado a otro en el piso buscando un lugar donde poder esconderse.
-Tres veces.- Hizo una pausa que me pareció eterna. -Te he visto a ti montando a tras a Laura te he visto jalar su cabello mientras lo haces, los he visto hacerlo de pie junto a la ventana, he visto a Laura de rodillas frente a ti dándote sexo oral y te he visto entre sus piernas lamiendo su sexo hasta que termino.- Trate de mantenerme en calma, pero me había sacudido su confesión mi pene palpitaba y sentía como subía por mi cara la sensación de calor. Controlando lo más que pude mi voz, para que no saliera un tartamudeo le pregunte
-¿Te ha gustado lo que has visto? Tengo que saberlo, para meditar cuanto te tengo que cobrar por el show.- Logre que sonriera nuevamente y pareció darle seguridad, se humedeció nuevamente el labio, bebió de un solo trago la mitad de su cerveza y por fin volviendo a mirarme a los ojos respondió.
-Sí, la primera y segunda vez me moje tanto que me encerré en mi cuarto y me masturbe toda la noche, la tercera vez estaba mi novio y lo desperté para que me cogiera justo como los había visto a ustedes, él dijo que fui muy efusiva esa vez.
Estaba completamente en shock, de no haber tenido la barbilla poyada en una de mis manos juro que hubiera quedado con la mandíbula completamente dislocada hasta el suelo. El mundo se había apagado a mi alrededor, no escuchaba nada que no fuera el palpitar de mi corazón y las palabras de Sol repitiéndose una y otra vez en mi mente. Intentaba mantener la calma, había obtenido mucho más de lo que había esperado. Me tomo algo de tiempo recobrarme, mismo tiempo en el cual veía fijamente su rostro, hasta que volvió a ser notable en ella un ligero nerviosismo, fue la señal que necesite para contra atacar.
-Estoy completamente seguro ahora, de que lo que has visto ha sido de tu entero agrado, por tal motivo me parece justo y necesario que me pagues sin demora en esta momento.- La solemnidad con la que le hable le arranco una carcajada sonora. Momento que aproveche para levantarme y acomodarme el pantalón, con pleno conocimiento de que tenía una erección y que Sol la veía. Empine el resto de mi cerveza y con la mano libre acomode mi miembro de lado, volví a sentarme y sobre mi pierna izquierda se marcaba perfectamente mi verga a través de mi pantalón de vestir.
-¿Cómo quieres que te pague?- Decía sin apartar de mi verga la vista. Con un movimiento de cabeza señale el otro lado de la ventana.
-Desde adentro sólo pueden vernos de los hombros para arriba. Así que como anticipo de tu pago, quiero que abras las piernas y me dejes ver tu ropa interior.- Me miro sorprendida, sinceramente no esperaba que aceptara. Medito por unos segundos antes de mirarme a los ojos con cierto nerviosismo y complicidad, al tiempo que muy lentamente comenzó a separar las piernas, lo hacía tan despacio, tan pausadamente que me parecía estar siendo torturado. Mi corazón golpeaba brutalmente mi pecho, el aire me hacía falta, podía sentir la deliciosa presión de la ropa restringiendo mi palpitante erección. No estaba preparado para la vista que Sol estaba a nada de proporcionarme, aún ahora me cuesta trabajo describirla sin un ligero hormigueo en el miembro o el deseo de volver a ese momento. El ejerció le había dado dos carnosos postes de marfil oscurecido, sus piernas brillaban, con la luz del atardecer delineando los músculos con una tonalidad marrón, lo que para mí fue impactante era el pequeño triangulo blanco del hilo dental que estaba coronado con un encaje trasparente, a través del cual se podía ver una ligera línea de vello negro, el triángulo de tela parecía estar incrustado en su carne entre el contorno de sus nalgas. El pequeño capullo que formaban sus labios, era hipnótico. En el momento que sus piernas quedaron distendidas en direcciones opuestas fue notoria una pequeña mancha de humedad que aderezaba el centro del hilo dental. Me incline en la silla para poder ver mejor ese erotizante espectáculo, ella por instinto casi cierra las piernas ante la proximidad de mi mirada. Estar en un lugar con tanta gente, una erección en el pantalón y con la hermana de mi novia abierta en compás, me estaba proporcionando una excitación como muy contadas veces había sentido.
-Enséñame como te tocaste después de vernos- Le dije casi jadeando.
¡Estás loco!- Respondió juntando las piernas.
-Yo te diré si alguien viene.- Le dije al tiempo que me lleve la mano derecha a la entrepierna, para apretarme los testículos y recibir un poco de sosiego a todas las sensaciones que apremiaban a mi cuerpo.
Después de ver que me tocaba, me siguió el juego separando las piernas, pero un poco menos que antes, comenzó a pasar el dedo medio por las costuras y encaje del hilo dental. Su boca dibujaba una pequeña "O" y apenas era audible los suaves gemidos que exclamaba. Para mi desgracia en ese momento de reojo pude ver a Laura acercándose. En voz baja le avise del peligro a Sol, en el acto subiendo mi talón izquierdo a mi rodilla derecha para disimular la erección y Sol lentamente con la mano bajo su falda cruzando las piernas. Por puros nervios deje salir una carcajada y Sol mirando hacia la ciudad también rio.
Cuando por fin llego Laura hasta nosotros, nos vio un poco extrañada.
-Sol, llegaron tus amigos, ve a recibirlos.- Se levantó y sin decir nada fue a ver al grupo de amigos que estaba esperándola. -¿De que estaban riendo? Me pregunto tomando el lugar donde su hermana había estado sentada con las piernas abiertas para mi deleite visual.
-Desde que salimos me ha estado tratando de convencer de que no me vaya y que no esté enojado contigo por estar bailando con Arturito.- Cínicamente mentí, no era como que le pudiera decir: "Nos reímos de nervios, si no llegas seguramente me cogía a tu hermana justo donde estas sentada" Así que continué con la mentira.
-Reíamos porque me contó que te pones celosa cuando hablo con ella, y que seguramente estarías enojada de que estuviéramos hablando acá solos.- El rostro de Laura cambio levemente, entre una sonrisa y su cara seria, como si quisiera reírse. -No creía que pudieras celarme.- Le estire la mano para levantarla de la silla y sentarla en mis piernas. -Debo confesarte que saber que te dan celos, me ha gustado. Eso y el pensar en hacerte el amor frente a todos tus amigos ¡Me ha puesto a mil!- Con mi mano izquierda lleve su pequeña mano a mi aún palpitante miembro.
Con una mirada de sorpresa y de diversión paso su mano a lo largo de mi erección y apretándola dijo.
-¡Dios, no puedes andar así en la fiesta!- Solté su mano y le acaricie una nalga.
-Lo sé, estaré un rato más aquí hasta que se me pase. ¿Me puedes traer una cerveza? ¡Por favor!- Al tiempo que acariciaba su nalga dejaba que mis dedos fueran un poco más al centro de sus carnes.
-¡Tengo una mejor idea! Procura que nadie te vea, ve al cuarto y en 5 minutos te veo ahí.- Sin decir más se levantó y se giró hacía la puerta del balcón para desaparecer entre la gente.
Entre al departamento con las manos en los bolsillos sujetando mi miembro con una mano y caminando lo más casual y calmado que pude me dirigí al cuarto. Llegue sin problema alguno, cerré la puerta y me acosté en la cama. Seguramente Laura prefería que pasara aquí un tiempo que en el balcón donde alguien podría ir. No me importaba, yo sólo pensaba en lo que acababa de suceder. No podía sacar de mi mente cada uno de los detalles de la escena y así pasaron los minutos hasta que Laura entro con cervezas en mano.
-¡Veo que aun sigues así!- Dijo mirando mi entrepierna. Me levante para tomar una de las cervezas, pero ella las puso sobre el buro de la cama. -¡Ni porque hay gente te puedes controlar, ven acá!- Jalando de mi camisa me hizo quedar pegado a ella, con ambas manos me sujeto de las nalgas pegando mi erección a su abdomen y me beso intensamente jugando con su lengua en mi boca. Así estuvimos besándonos unos segundos y cuando quise tomarla por las nalgas como ella me sujetaba se apartó. -¡Alto! ¡Que sólo vengo a ayudarte a bajar eso! No podemos estar mucho tiempo aquí.- Sin darme tiempo a reaccionar desabrocho los botones de hasta abajo de mi camisa, aflojo el cinturón, desabrocho mi pantalón, bajo el cierre y saco mi verga, para frotarla con las dos manos mientras me veía a los ojos. No necesitaba nada más, estaba tan prendido que con unos minutos más de eso y acabaría en sus manos. Simplemente me iba a dejar llevar, pero ella tenía otros planes. Me empujo al sillón que había junto a la ventana del cuarto, cuando caí en él Laura acomodo su cabello atrás de sus orejas, se puso de rodillas entre mis piernas y comenzó a lamer mi miembro, siempre lo hacía lento y esta vez no fue la excepción, su lengua avanzaba pausadamente desde la base hasta la punta, cuando llego a lo más alto dio un par de vueltas con la lengua sobre la cabeza de mi miembro antes de meter sólo la punta en su boca. Sabía perfecto que seguía a continuación. Con la punta dentro de su boca me miro a los ojos. Siempre lo hacía de esa forma. Chupaba y lamia la punta, lento, suave. Para volver a bajar con la lengua hasta la base y pasar a lamer de un lado a otro de mi verga subiendo nuevamente hasta la punta. Tengo que aceptar que en ese momento lo que yo más quería era hundir en lo más profundo de su garganta mi erección, pero eso era algo que a ella no le gustaba y me había tomado mucho tiempo que aceptara darme sexo oral, así que para mi era un gran regalo que me estuviera lamiendo, pese a que siempre era la misma rutina. Con cada lengüetazo sentía un espasmo de placer que me recorría desde el coxis hasta la nuca. Simplemente me abandone a las sensaciones que viajaban por mi espina dorsal y me eche hacia atrás, recosté la cabeza en el respaldo del sillón y cerré los ojos.
No oí el primer golpe en la puerta.
-¡Vístete!- Me dijo Laura, poniéndose de pie y limpiándose las comisuras de la boca, fue en ese momento que escuche que llamaban a la puerta. ¡No podía creer mi mala suerte! Dos veces interrumpido en menos de media hora. Sólo atine a tomar el cojín del sillón y ponerlo sobre mis piernas. Laura Abrió la puerta. Quien llamaba era Sol.
– Una de tus amigas, está encerrada en el baño y no abre. Parece que se quedó dormida.- Le dijo a Laura que de inmediato se giró para verme y guiñando un ojo dijo
-Al rato hablamos.- Dando a entender que me compensaría por eso y apurando el paso salió al pasillo. Bastante frustrado mire a Sol que veía como se alejaba Laura, un momento después me dirigió la palabra sonriendo. -¿Que estaban haciendo solos pervertidos?- Aún un poco molesto me levante del sillón aventé el cojín a la cama y deje que viera mi pene colgando fuera de mis pantalones. -Me estaba dando una mamada.- Sol se mojó el labio inferior con la lengua mientras veía mi dura carne colgando. Su cara decía lo mucho que le gustaba lo que veía.
-¿Ya lo habías visto antes no?- Recargándose en el marco de la puerta y sujetando con una de sus manos su hombro pareció apretar con su brazo sus pechos.
-¡Es la primera vez que lo puedo ver bien!- Me encantaba como su rostro expresaba su excitación. -¿Y qué te parece? ¿Te gusta?- Solamente respondió afirmativamente meneando la cabeza de arriba abajo.
-Cuida que nadie venga.- Le dije al tiempo que con un pie me quitaba un zapato y después el otro, deje caer el pantalón para acto seguido sacarme el bóxer. Ella seguía viendo mi miembro.
-¿Sí estas cuidando que nadie venga?- Respondió nuevamente con la cabeza que sí. Con el bóxer limpie la saliva y el líquido pre seminal de mi pene y testículos, para aventarlos al cesto de ropa sucia. Hurgue en mi mochila para sacar unos bóxer de repuesto, me abotone la camisa y permanecí de pie dejando que Sol viera bien mi erección por unos momentos más.
-¡Parece que te comió la lengua el ratón!- Me puse el bóxer y el pantalón sonriendo a Sol, me calcé y camine hasta quedar a menos de un metro de ella. -Sabes, estaba a nada de venirme, como fuiste tú la que evito que eso pasara ahora me debes una mamada. Además aún quiero verte tener un orgasmo mientras te masturbas.- Se Despegó del marco de la puerta, cambiando su postura a una más retadora, separando ligeramente las piernas y poniendo las manos en sus caderas.
-¿Y qué te hace creer a ti que te voy a pagar?- Avance el paso que nos separaba, con una mano la tome por la cintura y la lleve contra la puerta y sin darle tiempo de nada la besé. Ansiaba ese beso, muchas veces había pensado el cómo sería besarla, pero jamás creí que llegara a pasar y ahí estaba en el cuarto de mi novia besando a su hermana, pasando mis manos por sus duras nalgas, estrechándola contra mi, rosando su lengua con la mía, sintiendo sus suaves labios moverse al mismo ritmo presuroso de los míos. Con la respiración entrecortada y jadeando apenas pude decir.
-Porque, sí lo deseas tan sólo la cuarta parte de lo que yo te deseo en este momento, lo harás.- Dio un paso fuera del cuarto mirándome y antes de que se fuera le dije.
-Esta noche, cuando todos se hayan ido, esta puerta estará abierta. El venir o no será decisión tuya.- Sin decir nada más desapareció por el pasillo.
El resto de la tarde-noche trate de convivir más con los invitados, sobre todo las amigas de Laura procurando ayudarla, para que ella no se dejara de divertir y principalmente de beber, fijándome que no dejara de tener una cerveza o alcohol en la mano por el resto de la fiesta. Por otro lado Sol siguió con sus amigos toda la velada, no porque me estuviera evitando, si no que los atendía. Pero seguíamos buscándonos con la mirada. Si bien no podía saber lo que pasaba por su mente, ¿Si iría al cuarto tal como le había dicho? Yo no pensaba detener mi plan y hacer que Laura bebiera de más. Sin importar que decidiera Sol yo tenía plena intención de satisfacer mis ansias de sexo. Ya cerca de las 2 am quedaban muy pocas personas en la fiesta y el alcohol ya estaba haciendo efecto en Laura, siempre que estaba bebida se desinhibía y sus muestras afectivas eran más intensas. Yo aprovechaba para calentarla diciéndole al oído las cosas que le quería hacer esa noche.
-Hoy fuiste mala conmigo y te voy amarrar a tu cama, para castigarte.- Ella sólo respondía besándome y frotando su cuerpo con el mío. Mis pensamientos apuntaban a que Sol no se presentaría en el cuarto, pero igual me iba a divertir. El pensamiento que más me hizo preocupar fue "¿Qué haré, si llega a ir?"
No tenía idea de cómo manejaría la situación, toda la valentía que había tenido impulsada por la excitación y el coqueteo estaba esfumándose, casi estaba dando gracias que Sol no diera muestras de que fuera a suceder algo. Fui a buscar un encendedor a la cocina para prender mi cigarro, cuando hurgaba los cajones oí una voz detrás mío, no la había escuchado entrar a la cocina y menos había entendido que me estaba diciendo en ese momento, era como si de la sorpresa la sangre se me hubiera agolpado en la cabeza y tapara mis oídos. Con el encendedor en la mano me gire y ahí estaba Sol con su sonrisa coqueta.
-¿En qué te puedo ayudar guapa?- Le dije haciéndole un guiño y prendiendo mi cigarro, para verme lo más calmado posible.
-Sólo quiero que sepas que se irán todos en 30 minutos cuando lleguen los taxis que pidieron. No sé qué tienes en mente, pero ya no puedo esperar por saberlo.- Una cubetada de agua helada me recorrió toda la espalda, pero también la excitación que se había mantenido pasiva se despabilo.
-¡Ya lo veras!- Le dije pasando de ella, lo más calmado que pude antes de salir a la sala.
La moneda estaba en el aire. Tras ver desde el balcón partir a sus amigos en los taxis, quedamos solos los 3 en el departamento.
-¡Estoy muerta! Me voy a dormir chicos, que descansen.- Dijo Sol, para besar la mejilla de Laura y después hacer lo mismo conmigo agregando que mientras me daba el beso de buenas noches, fuera de la vista de Laura me apretó el brazo mandando una señal que entendí perfectamente. Era mi turno de hacer que las cosas pasarán, ¿Que pasara qué? ¡No lo sabía! pero ya no había forma de dar marcha atrás. Tome por la mano a Laura para ir al cuarto. -Deja que me acabe mi cerveza- Me dijo con el tono más alcoholizado que jamás le había odio. Gire para verla y vi que estaba tambaleándose, por el alcohol. Por estar sumido en mis pensamientos no había notado lo borracha que ya estaba y si bien mi propósito era ese, no la había visto tan tomada nunca. Era una escena un poco cómica, verla tambalear, riendo de ella misma por no poder llegar a la mesa donde estaba su cerveza. Me acerque a ella justo cuando iba a tomar la cerveza, ganándole la botella y en tono bajo le dije al oído.
-¿Recuerdas, que aún tienes que compensarme por de hace rato?- Paso sus manos por mi pecho haciendo un circulo que se expandía hacia mis hombros y recorriendo mi brazo hasta llegar a la cerveza la tomo de mi mano.
-Te voy a dar una mamada, que te hará temblar toda la noche.- Lo dijo arrastrando las palabras, de una forma casi divertida, era la primera vez que me decía algo así. Me gustaba esta versión de Laura mal hablada. La besé y con las manos le acaricie los senos por debajo de la blusa, estrujándolos con fuerza al ritmo de nuestro beso. Dejo nuevamente la cerveza en la mesa y paso sus brazos sombre mis hombros entregándose a mis caricias, poniéndose de puntillas y pegándose a mi. Le levante la blusa y sin resistencia alzo los brazos para que saliera la blusa. Sus redondos senos estaban atrapados por un sostén rosa aperlado con encajes negros que no le había visto antes así que me detuve a ver sus senos en tan sexy estuche, momento que ella aprovecho para beber el resto de su botella de cerveza. Hice que girara quedando de espaldas a mi, le apreté los senos desde atrás y pegue mi miembro a sus nalgas, ella lo recibió con gusto levantando el trasero y haciendo pequeños movimientos pélvicos frotándose contra mi, Me dedique a morderle el cuello. Toda la tarde había estado excitado y nada más quería eyacular en ella. Quería y necesitaba penetrarla justo ahí, justo en ese momento. Baje mi mano derecha sobre su entrepierna y lleve mis dedos hasta su zona más caliente, para volver a subir por todo su carnoso monte de venus, suavemente subía y bajaba hasta que le desabroche el pantalón para meter mi mano por debajo de su ropa interior. Entre un suave jadeo exclamo.
-¡Vamos al cuarto!- Tomándome de la mano me llevo a través del departamento hasta la orilla de su cama.
Lo primero que hizo fue mandar a volar los zapatos con dos patadas al aire y se abrió los pantalones. De inmediato vi un pequeño moño negro que adornaba su tanga del mismo color que el sostén, llevaba un conjunto a juego. Siempre me han vuelto loco las mujeres que coordinan su ropa interior. Al momento de desabrocharme la camisa y arrojarla, de reojo vi movimiento en el pasillo, era Sol apenas fuera de la vista de Laura por la oscuridad del pasillo y el ángulo en que se encontraba. No había esperado nada y apenas nos había oído pasar por el pasillo nos había seguido. Una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo y se acentuó como un adormecimiento en mi nuca. Laura estaba batallando en su estupor etílico para sacarse los pantalones, me deslice hasta el ropero y busque entre los cajones un antifaz que habíamos comprado junto con unas esposas, mismas que salieron tan malas que la primera vez que las usamos las rompí, solo quedaba el antifaz de esa ida a la sexshop.
Una vez lo tuve en mis manos me gire hacia Laura que me daba la espalda, ofreciéndome una deliciosa vista de sus nalgas mientras se agachaba para terminar de sacar la última pierna del pantalón. Volví a pegar mi erección a sus nalgas y con una mano le apreté su carnosa y tersa nalga, ella me sujeto por los costados del pantalón y se froto en mi como si fuera un gatito ronroneando a la pierna de su amo. Antes de que algo pasara le intente poner el antifaz.
-¿Que haces?- Me pregunto aun arrastrando las palabras. -No te muevas, te dije que te iba a castigar y te voy amarrar a la cama.- Ajuste la pequeña correo del antifaz, la rodeé para quedar entre la cama y ella viendo de frente a la puerta, observando la tenue silueta de Sol escondida en las tinieblas del departamento.
-¡Sí, castígame!- Balbuceo Laura poniendo sus manos en mi pecho para buscar mi cuello y posteriormente mi nuca, de esa forma empujo mis labios contra los suyos. Aproveche ese beso para buscar el gancho de su sostén y liberar esos pesados senos de su prisión.
Cuando nuestros labios se separaron le dije. -¡Chúpamela!- Use un tono de voz moderado pero lo suficientemente alto para que Sol pudiera oírme.
Mientras había estado besando a Laura no había dejado de mirar al pasillo notando algunos movimientos, pero sin poder distinguir nada en concreto. Laura comenzó el descenso, apoyando las palmas de las mano sobre mi, oprimiendo sus uñas en mi piel dibujando surcos carmín desde mis hombros hasta la cintura de mi pantalón. Se disponía a abrir la bragueta pero perdió el balance, se tambaleo y apenas se pudo sujetar de la orilla de la cama evitando rodar por la alfombra del cuarto. Le ayude a incorporarse para que quedara de rodillas frente a mi. Tenía una muy vaga idea de que es lo que haría así que mire a donde suponía se encontraba Sol, con un dedo sobre los labios le indique que guardara silencio, de igual forma con mi otra mano le hacía una indicación señalando el sillón que estaba a nuestra izquierda, para que avanzara a él y tomara asiento. Ella dio un paso al interior del cuarto dejando la oscuridad que la envolvía, lentamente ingreso su torneada pierna. Era como ver emerger de un océano de sombras una escultura morena, su desnuda pierna brillaba con un tono ambarino por efecto de la lámpara de noche que iluminaba la habitación.
Recuerdo esa escena como unos de los sucesos más eróticos de mi vida, la forma casi teatral con la que entro, luciendo una playera de Mini Mouse de color gris que le cubría hasta media pierna, con el cabello completamente recogido en un chongo hecho a la carrera. Se deslizaba en cámara lenta. Sus pequeños dedos se hundían en la alfombra y a pesar de eso parecía flotar. Se veía en completo control de si misma, no me miro hasta después de sentarse en el blanco sillón con las piernas cruzadas. El color de la piel de sus brazos, cuello, cara y piernas resaltaba con el tapiz del sillón y la luz de la habitación. Podía ver que sus pezones se erguían a través de la blusa. En perfecta calma apoyo un codo en el posabrazos, mordiendo su dedo índice, me estaba mirando a través de la tenue luz, sentía como su mirada me atravesaba y hacía que la piel se me erizará. Laura saco mi verga de los pantalones y Sol se removió en su lugar inclinando su cuerpo en nuestra dirección, sus ojos parecieron intensificarse y en ese momento caí en cuenta del intenso de su respiración.
Me encontraba casi jadeando por lo rápido que me latía el corazón, con la mano derecha acariciaba por arriba de la correa del antifaz la cabeza de Laura, mis ojos no se podían alejar de Sol y ella me miraba a mi. Podía ver el leve movimiento de sus pupilas a través de la escasa luz, en el subir y bajar de su mirada cuando pasaba de verme a mi a ver lo que Laura hacía. Observaba como clavaba sus dientes en su índice, ansiaba tener la sensación de sus fríos dientes hundiéndose en la piel de mi cuello, que ese delicioso dolor viajara por mi cuerpo hasta llegar a la nuca y me hiciera estremecer. Trato de recordar que hacia Laura en ese momento y no consigo recordar nada, ninguna sensación o memoria de ese instante, toda mi atención y sensaciones pertenecían a Sol, a su mirada, a cada detalle que la rodeaba. Como el ligero golpeteo que producía la vena de su delgado cuello al bombear sangre al ritmo acelerado de su respiración. La deseaba con el ansia de un lobo a su presa, aun podía saborear el beso que nos habíamos dado horas atrás en ese mismo cuarto y sin más dije.
-Abre las piernas y tócate.- Laura respondió arrastrando las palabras.
-No me gusta eso.- Sol se tapó la boca para ahogar su risa.
Y aún con un esbozo de sonrisa separo las piernas lentamente, volví a ver la pequeña tanga blanca y mi corazón brinco. Se hizo un poco hacia atrás en el respaldo y subió los pies a la orilla del sillón. Veía sus nalgas en toda su redondez, con los pies apuntando a los costados, las rodillas dobladas y una vista casi insuperable de su zona púbica. Deseaba tocarla, pasar mis manos por todos esos ángulos, acariciar esa carne y estrujarla. Había dejado de importarme las consecuencias de lo que pudiera pasar. Busque la mano de Laura para ayudarla a levantarse.
– Sube a la cama nena.- Le dije sin prestarle mucha atención y en cuanto se sentó en la orilla de la cama camine al sillón, tome a Sol por el cuello con la mano izquierda y la bese en los labios.
Respondió tan efusivamente como yo la besaba, me sujeto por los brazos y arqueo el cuerpo, sus pequeños pechos se frotaron en mi. Inclinado como estaba sobre ella, me embriagaba el perfume que llevaba, era dulce y fresco, para mi fue una delicia que erizo mi piel y en ese arrebato de deseo baje mi mano para tocar su vagina, por entre mis dedos paso el encaje después el suave algodón de la tela hasta llegar al puente de la prenda. Se sentía el calor que emanaba de su sexo, apreté ligeramente su tersa vagina y la frote despacio de arriba abajo, dejando que mis dedos medios hicieran un poco de presión en el contorno de su clítoris.
No sé si pasarían segundos o minutos, pero fue Sol la que me aparto de ella empujándome por los brazos. Caí en cuenta de que debía de volver con Laura antes de que se quitara el antifaz para ver porque no volvía con ella. Iba a cogerme a Laura y dejaría que su hermana nos viera. Ese sería ahora mi plan y esperaría que las cosas salieran bien sobre la marcha. Gire el cuerpo hacia la cama para ir a donde Laura, pero miraba a Sol pasar sus dedos sobre su tanga mientras me miraba de forma provocadora.
Me tire al costado de Laura apoyado sobre un codo de forma que podía ver sus grandes senos y de fondo a Sol con el ritmo cadencioso de sus dedos subiendo y bajando sobre su ropa interior.
-Ponte de en cuatro, que quiero lamerte la vagina.- Le dije a Laura y vi como Sol se estremeció en el sillón. No hubo respuesta. -¡Hey nena!- Le dije sacudiendo su mano. De nuevo no hubo respuesta, bote la correa del antifaz para quitárselo la única reacción de Laura fue un leve quejido. Mire a Sol. -¡Esta Dormida!- Ella puso una cara de sorpresa y dejo de tocarse. Me encontraba tan sorprendido como ella y no sabía que hacer ¿Debía despertarla? Que se durmiera no estaba en mi plan y por un momento me bloqueé, no supe que hacer.
-¿Y ahora qué hacemos?- Me dijo. Se mantenía con los pies sobre la orilla del sillón y las piernas separadas, era una posición que incitaba lujuria. En ese momento lo tuve todo claro, ¿Cómo era posible que por segundos no hubiera sabido que haría? Regrese de inmediato con Sol de un salto. Su mirada no había perdido la sorpresa, vi como sus labios comenzaban a moverse para formular alguna frase o pregunta, pero no espere a escucharla. Me arrodille frente a sus piernas y hundí la cara en su sexo, sentí como temblaba y aspire profundo el aroma de sus jugos que permeaban la tela. El aroma a humedad recorrió todo mi sistema respiratorio, la piel se me erizo y la verga se me puso más dura. Con la mano izquierda hice a un lado el triángulo de algodón y encaje blanco, pesé a la luz pude percibir el brillo de sus jugos sobre el rojizo clítoris, una fina orquídea roja apunto de florecer empapada en el roció matinal, eso era ese encantador clítoris. Después de mi breve contemplación de su sexo lamí de abajo a arriba dejando que mi lengua recogiera todo el sabor de sus fluidos, lamía pausadamente pero con fuerza, como un perro lamiendo un cono de helado. Sol levantaba la cadera al ritmo de mi lengua.
-¡Cabrón de mierda!- No esperaba que me dijera esas palabras, no era el tipo de niña que te imaginas que diga obscenidades mientras goza. Como respuesta le hundí la lengua en la vagina y le chupe el clítoris. Levanto más la cadera y con una mano me sujeto del cabello jalando para que le chupara más su sexo. Presionaba entre los labios la levemente rígida carne de su clítoris y sentía como se reblandecía ante la presión, para volver a su rigidez al liberarlo.
Apoyándome en el sillón me impulse para besar su boca, dejando que mi aún dura verga se frotara contra su vagina. En un segundo su lengua estuvo dentro de mi boca llenándola con su fría saliva, deslice mi mano derecha hasta su pequeño seno y con el pulgar sobe el minúsculo pezón. Ella bajo los pies del sillón para alcanzar a frotarse contra mi verga. Su ardiente humedad rodeaba mi miembro. Movía su cadera de arriba abajo de forma pausada hasta que la cabeza de mi verga se hundió en ella, gimió mientras me sujetaba con ambas manos por las nalgas tratando de empujar más dentro de ella. Pero yo no me moví ni un centímetro. Entro en una especie de frenesí moviendo con violencia la cadera de arriba hacia abajo y en círculos tratando de que entrara más en ella.
-¡Cógeme, cógeme ya!- jadeo casi en silencio. Le saque la punta sólo por hacerla rogar. -¡Métemela cabrón!- Su voz no daba espacio a negativas, era una orden y una súplica.
Tome sus piernas por la parte de atrás del muslo y las levente apoyándolas juntas contra su pecho, de inmediato las abrazo a la altura de las rodillas con un brazo. Con mi mano izquierda sujete ambos talones y con la mano derecha tome mi verga y la azote unas cuantas veces contra su clítoris antes de dirigirla a su empapada raja. La mire a los ojos, vi en ellos el deseo y la súplica por tener el placer y consuelo que su sexo quería. Le empuje el pene con toda la fuerza que pude, metiendo hasta el último centímetro de mi verga en ella y su cuerpo se clavó en el sillón. Grito, jadeo y su cuerpo tembló, sus piernas se sacudían y con sus manos trato de empujarme fuera. No me salí de ella, ya no podía frenarme más, todo mi cuerpo necesitaba más, de inmediato volví a arremeter contra su vagina, ella se aferraba con las uñas al sillón y yo la presionaba contra él empujando sus muslos contra su pecho entrando y saliendo de su vagina más y más rápido. Los obscenos sonidos de su vagina se iban apagando ante sus gemidos que iban subiendo el volumen hasta casi ser gritos.
Laura se giró en la cama quedando acostada de lado con el rostro hacia donde estábamos. Me detuve en seco y una corriente helada me recorrió la espalda. Sol se tapó la boca con una mano pero su cadera no dejo de moverse en círculos pequeños, yo estaba congelado esperando tontamente que al no me moverme un ápice Laura no se despertaría. No se despertó y me volví a hundir completamente dentro de Sol, me mantuve tan adentro por unos segundos sin moverme. Solté sus tobillos y dejo caer por completo sus piernas a mis costados. La tome por las caderas con ambas manos, levantándola un poco del sillón y me deje ir con fuerza una y otra vez tan rápido como podía entrando y saliendo por completo de ella. Ella gemía con desesperación, llevando sus manos a sus pequeños pechos estrujándolos con fuerza. Sus gemidos eran casi un chillido.
-¡Cállate, la vas a despertar!- Le dije resollando en un tono grave. Con una mano agarro su la orilla de abajo de su blusa, subiéndola por su abdomen hasta tener un pequeño rollo de tela lo mordió.
Sus pequeños pechos subían y bajan al ritmo en el que la envestía. Podía ver su cuerpo brillar por el sudor y yo también estaba bañándome en mi propio sudor, comenzaba a ser difícil sujetarla. Sin salir por completo de ella, sujetando uno de sus muslos la hice girar boca abajo, con el pecho apoyado en el sillón levanto sus nalgas para mi. Ese culo era perfecto, redondo y carnoso, no he vuelto a ver en persona uno tan bien hecho. Me empuje con fuerza dentro de ella, se estremeció de nuevo y arqueo la espalda, aproveche para sujetarla por la barbilla con una mano y con la otra la tomaba por la cadera. Sabía que no necesitaba mucho para venirme, estaba a sólo unos segundos de acabar, así que acelere el ritmo al máximo, entre gruñidos por el esfuerzo y por la necesidad de mi miembro de explotar y soltar toda su carga. Sol también se empujaba contra mi y ya no pude contenerme más, saque mi verga de ella, la apreté con la mano que había estado tomando su barbilla, en el momento se desplomo sobre el sillón y yo por mi parte le di las últimas sacudidas que necesitaba para estallar a mi hinchado pene.
El primer chorro salió disparado directo hasta su sien, el segundo, tercero, cuarto y quinto fueron haciendo un camino desde los hombros de su blusa, su columna vertebral, su cintura hasta llegar a sus nalgas. Ya no tenía fuerzas para mantenerme erguido y me deje caer sobre el suelo de la alfombra. Sol se deslizo como si fuera un cuerpo líquido del sillón a un costado de mi, sobre la alfombra boca abajo. Su cuerpo se agitaba con su respiración tan acelerada como la mía. Cuando por fin recupere un poco el aliento, estire la mano para limpiar el semen que tenía en la sien Sol.
-Vas a necesitar bañarte bien- Le dije lo mejor que pude.
Me miro con los ojos llenos de alegría, con una media sonrisa y resoplando me dijo:
-¡No me puedo ni mover! Sólo límpiame con mi blusa antes de que se seque.
No podía creer lo bueno que había sido el sexo, no sabía que iba a suceder a partir de ese momento. Me arrastre hacia ella para poder limpiarle la espalda y las nalgas. Ya con la voz más tranquila y con un tono divertido le dije:
-¡No olvides que aún me debes una mamada!
Se soltó a reír y enseguida me reía yo también.