Hoy, exactamente hoy, regresé del cine acostumbrado, mi culito está hablando por mí, así que le cedo la palabra a él.
Estuve desde muy temprano en el teatro, para evitar perderme lo mejor, pasaban las horas y nadie se atrevía a molestarme siquiera. Palpitaba como nunca de deseos, ya que hacia buen tiempo nadie osaba tocar la puerta siquiera.
Bien ya casi al final del día, de la nada apareció un chico que se detuvo a verme las nalgas, porque últimamente tengo que desnudarme solo los cachetes para atraer algún cazador. Y felizmente apareció, empezó a acariciarme como si nunca hubiera tenido unas nalgas en sus manos, yo estaba deliciosamente aturdida por esos embates a veces violentos de este caballero, pero lo dejaba sin ningún recato, me hacía excitarme sobremanera. Pues de tanto taladrarme con su dedo, me tenía en el aire, que manera tan brusca de meterme el dedo, pero me hacía delirar.
Tengo que detallar el tiempo, estuvo más de media hora cogiéndome con el dedo. Mmmm ya me dolía del roce de su uña, pero yo ahí aguantando para lo que se venía, pues sí que llego y de qué manera, se puso el forro, e inmediatamente me echo gel, así que la cosa iba en serio. Como siempre yo después de tanto tiempo que no me cogían, lo tenía otra vez estrecho, el pobre no sabía en qué pose ponerme para lograr metérmela, yo lo ayudaba de vez en cuando, pero igual mi ano se resistía a dejarlo entrar, pero los dos estábamos como fuego.
De repente en un movimiento casi sin quererlo se deslizo triunfalmente dentro de mi huequito, mmmm de veras tengo que decir que sentí la gloria, porque eran tantas mis ganas que cuando me lleno mi ano todo eran luces en mi cerebro, el hombre tampoco lo podía creer que al fin me había penetrado, así que se dio un breve descanso para respirar, y aquí viene lo exacto del título de este relato, empezó una faena deliciosa que nunca jamás en mi vida había sentido.
Parecía que quería matarme de tan violento que se puso, me levantaba de las nalgas, me apretaba mis piernas debajo de ellas y me incrustaba sus uñas suavemente, que en vez de dolor sentía satisfacción, era un tigre arañándome al cogerme, imaginase un real tigre cogiéndome, así era el, me mordía la espalda, me hacía sentir una hembra dominada, el parecía que había tomado viagra, porque no tenía cuando acabar, y cada vez que sentía que iba a explotar, se agarraba de la base de la verga metida en mi culo y me abría mucho como dándose un pare a su posible eyaculación, lo hizo continuamente, creo que al menos fueron 10 veces que repitió la aguantada, de tal manera que el tiempo pasaba inexorablemente, yo estaba totalmente entregada a esa faena, mis nalgas como nunca se movieron en todo sentido para procurarle el máximo placer que él me agradecía besándome la espalda y arañándome como también dándome pequeñas mordidas, es decir creo que jamás volveré a vivir tal experiencia, lo sentía todo un tigre que me abrazaba y a pesar que era un poco más bajo de altura que yo, lo aumentaba en su manera de tratarme como una perra en celo, era su perra y el mi tigre, imagínense que tal desventaja que llevaba, pero yo estaba en el cielo muchos hombres a nuestro alrededor jalándosela mirándonos, era tal la faena que normalmente ellos ayudan a la cogida en alguna forma, pero viéndonos como estábamos no se atrevían ni siquiera a tocarme.
El tigre me tenía toda dominada, era su presa y podría morir aquel que se hubiera atrevido a meterme mano. Debo haber perdido algo de la razón porque no tenía fuerzas ni siquiera para decirle algo a mi tigre, solo me movía y me movía tratando de que se vaciara, pero repito, debe haber tomado viagra porque no eyaculó, fui yo la que tiro la toalla, ya mi culo no podía mas, lo había abierto totalmente y ya empezaba a sentir un verdadero dolor del salvaje trato que me había dado el tigre. Lo mire toda arrobada, ni siquiera le di las gracias, estaba loca de felicidad, mi culo era lo que se dice vulgarmente un hueco destrozado… Se fue algo desanimado pienso, porque no pudo eyacular. Y yo por supuesto más triste por no haber podido sentir su explosión dentro de mi culo.
Me quede en el mismo sitio con mis nalgas exponiéndolas, pasaría como media hora de un descanso que no tenía porque mi ano estaba totalmente fuera de lo normal palpitando alocadamente. Y ahí no más se me arrimo un señor que le gustaron el brillo de mis nalgas blanquitas en la oscuridad del cine, pues parece que lo había mandado el tigre porque también empezó a darme dedo, y yo ayyy, que iba a hacer, solo me dejaba porque no tenía fuerzas para rechazar nada, así que fue el segundo tiempo con diferente dedo, y oh sorpresa, este caballero no tuvo mejor idea que servirme de bálsamo, porque en suerte era los que les gusta meter lengua al culito y entonces me sentí una verdadera puta, porque la lengua la sentí bien adentro de mi culo, era tanta mi irritación de la faena anterior que su lengua la sentía como un pene de dura, era la sensibilidad de mi ano, que divino, pero me aliviaba la irritación, mmmm así estuvo como si fuera mi consolador en toda la extensión de la palabra, me consolaba de la cogida anterior con su lengua diestra.
Pero oh sorpresa también estaba dispuesto a cogerme, cuando me hizo sentir su verga erecta al máximo, yo no podía creerlo, estaba disfrutando de la mejor noche de mi vida. No duró mucho la alegría, no tenía forro, así que le impedí que me la metiera. Aunque la deseaba con locura. Mmmm El pobrecito no le quedo más remedia que seguir cogiéndome con su lengua, y así estuvo más de una hora. Ayyy, nunca me podre olvidar.