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Sigue mi cuñada de putita
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Hace casi un mes que la puta de mi cuñada Sonia me pide a diario que me la coja.

Todo comenzó porque llegó a mi edificio una vecina aún joven, pero bastante cachonda y liberal, con la que en este poco tiempo ya he tenido dos encuentros sexuales muy placenteros por cierto.

Bueno el caso es que mi cuñadita se ha dado cuenta y no quiere perder su puesto de mi putita preferida, por lo que llega de improviso por lo menos una vez al día, y vaya que lo estoy disfrutando, porque aunque ya tenemos en muchos años de estar cogiendo, ella sigue siendo un verdadero manjar.

La mañana en que se dio cuenta de la llegada de mi vecina Marian, fue porque la vio en mi departamento, como recién había llegado me pidió de favor que le prestara el microondas para calentar una taza de té ya que el camión con sus muebles aun no llegaba, les digo que Marian mi vecina nueva es una chica como de unos 23 o 24 años máximo, con un hermoso culo y unas tetas no muy grandes pero muy suculentas, en ese día vestía unos leggins y una blusa muy ajustada por lo que lógicamente no me iba a negar a auxiliar a tan hermosa chica, Sonia mi cuñada pasaba esa mañana como muchas otras para tener una buena sesión de sexo y desestres, pero cuando vio a la vecina nueva supo inmediatamente que yo no me negaría a apoyarla en todo lo que fuera necesario, y cuando digo todo es todo, por lo que en cuanto Marian salió de mi departamento.

Sonia inmediatamente se acercó a mí y me dio un beso de esos que te dejan sin aliento y me paso la mano por la entrepierna por lo que se dio cuenta de lo excitado que me había dejado Marian, ya que tenía yo una tremenda erección que ella no tardo en aprovechar, y bajándome el pants que traía puesto empezó a mamar mi verga como si fuera la última mamada que fuera a dar en su vida, yo ni tardo ni perezoso empecé a desnudarla, le quite su blusa y apreté fuertemente sus tetas mientras ella me masajeaba con sus manos mi verga tan dura como un tronco por la excitación que me provocaba la forma tan peculiar de reaccionan de mi cuñada al verse amenazada por otra hembra más joven.

La tire en el sofá y empecé a lamer su coño que ya escurría de sus jugos, le ensarte mi verga y la folle como hacía mucho tiempo no lo hacía, no lo sé, pero creo que la vecina vino a cambiar o a renovar esa pasión que ya estaba entrando en la monotonía entre mi cuñada y yo, ella jadeaba intensamente y yo arremetía fuertemente contra su coño, la voltee y la puse en cuatro para ensartarle mi verga que aún estaba muy dura en su culo, ella no puso la menor de las resistencias, me recibió como si deseara que esa cogida no acabara nunca, cuando ya estaba yo por llegar al clímax, quise sacar mi verga de su culo pero ella me pidió que no lo hiciera que me viniera dentro de ella, y así lo hice nos fundimos los dos en un orgasmo prolongado por la contracción de su ano sobre mi verga, y cuando al fin pudo hablar después de unos minutos de jadeo me pidió que no la dejara, que nunca la cambiara por otra, obviamente yo le conteste que nunca lo haría.

Pero lo que ella no sabe es que no la he cambiado, solo la he complementado con mi vecina Marian, y aquí seguimos a ver cuántos años más podremos seguir cogiendo mi putita y yo.

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