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No lo pienses demasiado (Parte 15)
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Tiempo de lectura: 9 minutos

En octubre nos vimos en un par de ocasiones con las dos familias al completo, estaba bien el poder vernos y pasar el rato juntas, pero no era lo que a las dos nos gustaría, ya que teníamos que reprimirnos y conformarnos con algún que otro beso clandestino.

Con noviembre ha llegado el mes de mi cumpleaños y Carla estaba empeñada en quedar una noche a cenar con Laura y Juan para celebrar mi cumpleaños con amigos y no tener que disimular.

El segundo fin de semana de noviembre conseguimos cuadrar todos para cenar.

Carla (móvil): Te recojo antes y pasamos un ratito a solas antes de cenar y te doy tu regalo?

Irene (móvil): Uy regalo y todo? No sé si me lo merezco jajaja. Vale nos vemos antes.

Carla y yo quedamos a las 8 y a las 9 con Laura y Juan. Me pareció un poco tarde ya que nos dejaría poco tiempo para estar juntas antes de ir a la cena y más teniendo en cuenta el tiempo que hacía que no estabamos a solas.

Subí en su coche y nos fuimos al aparcamiento de un parque al que la gente solía ir con los coches, era de noche y no se veía lo que pasaba dentro pero aún así era poco discreto.

Irene: Jo Carla o no te apetece estar conmigo o ahora te va el rollo con público.

Se acercó y me besó.

Carla: No tonta, claro que quiero estar contigo pero hoy tengo otros planes para ti.

Irene: No sé si me gusta como suena eso…

Carla: Abre la guantera.

La miré extrañada y abrí la guantera, dentro había una bolsa con una cajita envuelta en papel de regalo.

Irene: Ooooh me vas a pedir matrimonio? Sí quiero va!!

Carla: Madre mía que tonta eres!! Abre la caja anda!! Nos da la hora y no avanzamos.

Abrí el regalo con muchísimo cuidado, despegando uno a uno cada trozo de celo para poner a Carla de los nervios.

Carla: Al final te quitaré el regalo y te lo tiraré a la cabeza.

Irene: Oye es mi regalo y lo abro como quiera jajaja.

Cuando por fin lo abrí, en la cara de Carla se dibujó una sonrisa traviesa y mi cara se tensó un poco. Era un huevo vibrador de esos inalambricos que funciona con un mando a distancia.

Irene: Esto no será…

Carla: Sí, está cargado a tope de batería, no hace falta que te diga más no?

Irene: Ah sí claro, podemos probarlo algún día…

Carla estiró el brazo, me lo quitó y lo guardo en su bolso.

Carla: Jajaja claro y ese día es hoy.

No es que no quisiera probarlo, me apetecía probarlo pero íbamos a pasar la noche con Juan y sabía que se me iba a hacer difícil.

Carla: Tranquila no me portaré muy mal, te lo prometo.

Se acercó a mi y nos estuvimos besando suavemente, entre sonrisas por un rato hasta que se hizo la hora de ir al bar donde habíamos quedado.

Al llegar al bar Laura y Juan ya estaban allí, sentados en nuestra mesa, haciendo manitas, al parecer aunque los dos seguían con sus matrimonios a veces se juntaban y pasaban un buen rato.

Irene: Hola pareja!

Juan: Hombre la cumpleañera y su amante! Darme dos besacos no?

Carla: Hombre pero si sigues siendo igual de tonto que siempre!!

Laura: Sí algunas cosas nunca cambian.

Los cuatro nos saludamos con besos y abrazos, hacía mucho tiempo que no nos veíamos. Nos sentamos y pedimos unas cervezas mientras pensábamos que pedíamos de cenar. Cuando ya casi nos habíamos tomado las cervezas, habíamos hablado un poco y teníamos claro que íbamos a cenar, Carla se levantó y cogió su bolso para ir al baño.

Carla: Irene ven conmigo un momento al baño anda.

Juan: Uy a ver que hacéis.

Carla: Seguro que te encantaría saberlo jaja.

Fuimos al baño, al entrar Carla empezó a besarme y a comerme el cuello.

Carla: Sabes a qué hemos venido no? – sonrió.

Irene: Creo que me hago una idea.

Siguió besándone, metió una mano dentro de mi pantalón y me acarició por encima de la ropa interior.

Carla: Yo te ayudo a ponértelo.

Metió la mano por dentro de la ropa interior y me masturbó por unos segundos introduciéndome dos dedos. Me bajó los pantalones y la ropa interior, sacó de su bolso el huevo y un pequeño bote de lubricante (un detalle aunque a estas alturas no hacía falta), echó unas gotitas de lubricante y me lo metió mientras me besaba y yo le dejaba hacer.

Carla: Bien, vamos a ver si funciona.

Su cara me recordó a la del día de la nata y el chocolate, como una niña pequeña con un juguete nuevo. Apretó el botón y joder la noche que me esperaba.

Carla: Qué tal?

Me preguntó mientras probaba los distintos programas que tenía.

Irene: Puff…- suspiré con los ojos cerrados

Carla: Perfecto, vamos fuera pues.

Irene: No me la líes mucho por favor. – Casi supliqué.

Carla: Tranquila, seré buena.

Salimos del baño, de camino a la mesa fue tocando el botón a pequeños toques entre risas y empujones.

Nos sentamos, por unos minutos dejó el mando y me dejó tranquila.

Juan: Bueno no os ha dado tiempo para mucho.

Carla: Tú crees Juan? Te apostarías algo?

Juan: Si me lo dices así ya dudo jajaja.

Irene: Juan no apuestes con ella que es una…

No terminé de hablar y Carla apretó el botón, poniendo un programa que daba pequeñas vibraciones como pulsaciones que me paró en seco la conversación.

Carla: A ver!! a ver!! Qué soy?

Suspiré

Irene: Una trilera y un poco cabrona también.

Juan: Totalmente de acuerdo Irene.

La conversación siguió como si nada entre ellos y yo intervine lo mínimo que pude, más que nada porque Carla no había parado y me lo estaba poniendo muy difícil para poder seguir. A los aproximadamente 10 minutos de estar jugando conmigo, la vibración y la situación que teníamos delante me tenía a punto de correme, así que me levanté de la mesa y sin decir nada me fui al baño. Al entrar me quedé apoyada en la puerta, Carla debió entender lo que pasaba y cambió el programa del huevo haciendo que me corriera casi al momento. Fue muy intenso y entiendo que como Carla no podía verme, no sabía cuando debía parar lo que me hizo estremecerme aún más durante aproximadamente 1 minuto más hasta que paró. Según terminó la vibración, llegó un mensaje a mi móvil.

Carla (móvil): Te ha gustado? No te lo quites.

Irene (móvil): Joder, no se si voy a poder volver a la mesa. Para lo que queda de cena por favor.

Carla (móvil): Vale, te lo prometo. Vente que Juan ya te va a dar caña.

Salí del baño con toda la entereza que pude y me senté con ellos en la mesa, Carla se acercó con una sonrisa según me senté y me besó.

Juan: Todo bien Irene? Quieres un Fortasec o algo jajaja.

Irene: Ja ja que gracioso él, estaba meando tonto.

Juan: Pues no veas que meada jajaja.

Irene: Es lo que tiene la cerveza, a ti no te pasa? Igual deberías mirartelo que a tú edad nunca se sabe…

Laura: Toma!! Jajajaja uy Juan tienes algo aquí, a ver…

Laura se puso a mirarle la espalda a Juan e hizo gestos como si estuviera quitando cuchillos de su espalda.

Carla: Irene, fíjate que yo le iba a decir algo pero ya veo que no te hace falta ayuda. Esa es mi chica!

Me volvió a besar.

Seguimos con la cena, con risas entre los cuatro, pasándolo bien como siempre. Intenté en varias ocasiones acariciar y subir mi mano la pierna de Carla, pero cuando llegaba a cierta altura, ella apretaba el botón haciendo vibrar el huevo, avisándome de que si yo seguía, ella también, así que aunque me apetecía y era de lo más excitante paré.

Terminamos de cenar y nos fuimos a un bar cercano, tenía billar y música para bailar. A mi me encanta jugar al billar y se me da medianamente bien, pero según empezamos a jugar quedó claro que esa noche no iba a meter ni una, cada vez que era mi turno Carla se dedicaba a apretar el botón y no conseguía hacer nada decente.

Juan: Madre mía que paliza os estamos dando!! El que pierda paga la próxima ronda!

Carla: No sé que le pasa a Irene que no da una. Estás bien Irene?

Irene: Me pasa lo mismo de antes.

Carla se quedó con cara de sorpresa mirándome y preguntó.

Carla: Y qué es?

Irene: No sé, debe de ser la cerveza.

Juan: Ya claro que escusa más mala.

Laura: Esa ha sido tu escusa de siempre.

Juan: Oye! Que tú vas conmigo!

Laura: Es verdad Irene que escusa más mala, de verdad… Jajaja.

Terminamos la partida que nos ganaron de paliza, Laura y se Juan se tomaron un tiempo cariñoso para celebrar la victoria y yo aproveché con Carla también. Yo apoyada en un taburete, ella se acercó colocándose entre mis piernas de pie, mis manos la agarraron por el culo, una de sus manos me sujetaba la cara mientras me besaba con ganas y la otra seguía jugando con el mando. Fue aumentando poco a poco la intensidad, entre besos hasta que no pude aguantar más y reprimiéndome al máximo me volví a correr, dejé de besarla, apoyando mi frente con la suya por unos segundos con los ojos cerrados.

Carla: Genial… – Susurró.

Irene: Bueno… No me parece justo, tú qué?

Carla: Tú siempre te preocupas más por mi, es tu cumpleaños déjame a mi hoy, además estoy disfrutando mucho de verte.

Me besó y entonces apareció Juan.

Juan: Eeh!! A ver esa ronda que nos debéis.

Carla: Vale, ya la pago yo.

Me quedé en el taburete apoyada un ratito más, recuperándome un poco de la flojera de piernas que me había quedado.

Juan y Carla volvieron con las bebidas y nos sentamos a tomárnoslas en unos sofás mientras hablábamos.

Laura: A mi me parece muy bien esto y estamos muy agustito aquí sentados, pero y si nos pegamos unos bailes? Un ratito por lo menos no?

Carla: Venga yo sí me animo.

Juan: Irene no me abandones, quédate conmigo! No me hagas bailar!

Irene: Pero si lo estás deseando!! Al final siempre eres el que más lo vive jajaja.

Nos levantamos para bailar los cuatro, yo me acerqué a la barra a pedir una ronda y para cuando volví a donde estaban Juan ya estaba dándolo todo bailando de forma "sexy" con Laura.

Irene: Madre mía! Menos mal que no querías bailar! Por cierto Carla tú no me bailas así…

Juan: No podría bailarte así aunque quisiera, esto es talento chavala.

Laura: Creo que se puede discutir. Jajaja.

Carla: Tú quieres que yo te baile así?

Irene: Sí estaría bien, pero creo que Juan tiene razón, eso solo se puede hacer con talento, no digo que no lo tengas pero…

Empezó a bailarme moviéndose como no la había visto antes, se me acercó al oído y me susurró.

Carla: Vas por mal camino, con esa provocación llevas las de perder.

Irene: Lo sé… – sonreí.

Laura y Juan bailaban a lo suyo y Carla me estaba dando toda una demostración de lo que sabía hacer, poniéndome malísima. Sacó el mando de su bolsillo, me lo enseñó con disimulo y mientras me bailaba apretaba el botón. Se puso de espaldas delante mío, pegando y moviendo su culo contra mí, apretando el botón, yo le hacía saber lo que me gustaba con mi respiración en su oído.

Irene: Vámonos ya… A tu coche o a donde sea…

Laura y Juan estaban a los suyo y tenía pinta de que también tenían ganas de irse.

Irene: Chicos y si nos vamos ya?

Juan: Sí ya va siendo hora, que cumplas muchos más pequeña y yo que los vea.

Laura: Que los veamos y los celebremos juntos.

Carla: Nos vemos pronto chicos, a ver que hacéis por ahí jeje.

Juan: Nada que tú no harías jajaja.

Nos depedimos y cada uno tiró en una dirección. Llegamos a su coche y nos movímos para ir a una zona más discreta donde tener más intimidad, pusimos la calefacción ya que hacía bastante frío y nos pasamos al asiento trasero, Carla se sentó encima mío, nos besábamos, le quité el abrigo y metí mis manos por debajo de su ropa haciendo que pegará un salto.

Carla: Uuff joder que manos más frías!!

Irene: Jajaja sí!! Igual estarían mejor en otro sitio.

Desabroché su pantalón, metí un de mis manos por dentro de su ropa interior y recorrí sus labios y su clítoris. Carla se estremeció al notar mi mano fría, estaba empapada y la diferencia de temperatura entre ella y mi mano era brutal. Nos besábamos, besaba su cuello mientras la masturbaba y ella apretaba el botón sin darme un descanso. Nos respirábamos a la cara, entre besos y gemidos, empañando los cristales del coche.

Le quité el mando de la mano y seguí masturbándola.

Carla: Dame el mando…

Irene: No… quiero que te corras tú ahora.

La besé y masturbé más rápidamente, ella movía sus caderas acompañando las penetraciones, hasta que se corrió, soltando un grito y mordiéndome en el labio.

Carla: Uuff lo necesitaba, he disfrutado viéndote toda la noche pero necesitaba esto ya.

Me besaba con mucha delicadeza, se le notaba que había quedado relajada.

Irene: Me encantaría hacértelo toda la noche. Poder recorrer todo tu cuerpo sin tanta ropa y saborearte.

Carla: Hoy no ha podido ser, pero espero que pronto podamos pasar la noche juntas en condiciones, en una cama, sin frío, sin ropa y sin prisas.

Irene: Crees qué podremos hacerlo antes de que acabe el año?

Carla: Te prometo que sí, yo me encargo de prepararlo. Ahora devuélveme el mando.

Irene: Lo del juguetito ha estado muy bien, ha sido divertido y eso, pero si no te importa, ahora prefiero sentirte a ti.

Carla: Lo que tu quieras mi niña.

Se quitó de encima mío y se sentó a mi lado, me pidió que me quitara lo pantalones y me pusiera encima de ella. Mi ropa interior estaba totalmente mojada después de toda la noche jugando conmigo.

Carla: Por lo que veo, has disfrutado esta noche.

Pasaba su mano por encima de mi ropa interior, recorriendo mis labios.

Irene: Así me has tenido…

Aparto a un lado el tanga y tiró de la cuerda de goma para retirar el huevo vibrador, también empapado por los fluidos. Pasó dos dedos varias veces, recorriendo mi coño completamente, mojándoselos bien para llevárselos a la boca y saborearlos mientras me miraba a los ojos. Sacó lo dedos de su boca y me besó apasionadamente, compartiendo conmigo mi sabor y penetrándome con los dedos que antes estaban en su boca. Mis caderas y mi cuerpo se movían acompañando cada penetración suya, me sentía totalmente necesitada de su contacto. Dejó de besarme y se enganchó a mi cuello como ella sabía que me gustaba, haciendo que la piel se me erizara y haciéndome explotar a los pocos segundos.

Sacó sus dedos de mí y volvió a llevárselos a la boca para después besarme de nuevo.

Irene: Ahora sí…

Carla: Felicidades mi niña.

Me senté a su lado, relajada y feliz de poder estar con ella.

Irene: Te quiero.

Nos quedamos sentadas en el asiento trasero, Carla apoyada en una de las puertas me miraba sonriendo, los cristales totalmente empañados y un calor agradable dentro.

Irene: Qué pasa?

Carla: Te das cuenta que en realidad da igual dónde estemos? Siempre es especial e intenso, por lo menos para mí.

Irene: Para mí también, sólo te necesito a ti.

Subí sus piernas al asiento, le quité los zapatos y el pantalón vaquero bajé una de sus piernas y la otra la dejé arriba, como pude me coloqué entre sus piernas, moviendo mis caderas para rozarnos al tiempo que la besaba.

Irene: Ahora mismo mataría por tener aquel arnés.

Carla: Me lo apunto… para la próxima…

Se le sentía muy excitada, su respiración acelerada le impedía besarme de seguido así que bajé a besar su cuello mientras apretaba con fuerza mi cadera contra ella. Una de mis manos la agarraba por la cara, la otra acariciaba sus piernas acercándose por momentos a su ropa interior pero sin llegar a hacerlo. Me separé de ella para mirarla bien y ver su cara, su pecho subía y bajaba rápidamente por la excitación, mis caderas dejaron de moverse pero las suyas no. Bajé y le mordí en el pecho sobre la ropa con rabia por no poder hacerlo sin ella de por medio, seguí bajando hasta que mi cabeza quedó entre sus piernas, aparté el tanga hacía un lado, pasé mi lengua por todo su coño, absorbiendo sus jugos, penetrándola y jugando delicadamente con su clítoris. Me sujetó la cabeza para que no me apartase incluso después de correrse y gimió como sabía que me gustaba oírla. Cuando me soltó la cabeza subí y la besé suavemente con todos sus jugos aún en mi boca.

Nos quedamos un rato abrazadas en la parte trasera del coche, charlando y acariciando nuestras piernas.

Irene: Me jode decir esto, pero va siendo hora de volver a casa.

Carla: Yo también lo estaba pensando, es tarde. Para la próxima será toda la noche juntas, te lo prometo.

Irene: Genial, eso espero.

Nos vestimos y nos dimos otros tantos besos a modo despedida mientras se desempañaban los cristales del coche, me llevó a casa y con un tímido beso nos despedimos.

Subiendo a casa en el ascensor me llegó un mensaje de Carla al móvil.

Carla (móvil): Lo he pasado genial, me encanta estar contigo, me encanta lo que me haces sentir, como me miras y el cariño con el que me tratas. Te quiero.

Irene (móvil): Eres increíble, me encantaría poder estar contigo todos los días y darte mucho más de lo que te doy. Te quiero.

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