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Nuestra amiga argentina con Gonzalo y el primo
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Voy a ser prolija. INTRODUCCIÓN.

Gonzalo es uno de mis ‘amiguitos’ con los que nos juntamos para coger, solo una que otra vez antes fuimos a tomar algo, aparte tiene una pija digamos, nada, pero nada despreciable. Y es más un par de veces me cogió con alguno de sus amigos, solo trío, no más que eso.

La cosa es que hacía mucho, pero mucho que no lo veía, ayer me manda un whatsapp para ver qué onda (no se los copio, porque sería muy largo), la cosa es que quedamos en que me pasaba a buscar por casa a la noche, tarde, y así fue.

Pero como ya me conoce (porque cuando hicimos los tríos me puse re loca), el guacho llega a casa, me manda un whatsapp diciéndome que estaba en la puerta con una camioneta, ¡y salgo!

Ah, eso si, me produje, cosa que no siempre hago, aprovechando que hacía calor y quería volverlo loquito, me puse esas polleritas cortitas, una blusa que dejara ver bastante mi pancita (sin corpiño, total no tengo muchas tetas) y unos zuecos nada más.

La cosa es que salgo y veo en la puerta una de esas camionetas chicas (creo que era una Fiat o algo así) con una sola fila de asientos adelante, nada más.

Gonzalo, ya estaba debajo de la camioneta esperándome y me dice que estaba con Juanchi (que fue unos de los chicos con los que me cogió), que lo llamo Juanchi, que estaba al pedo, por lo que Gonzalo le dijo que iba a salir conmigo, y seguro a mi no me molestaba salir con los dos (boludeces que ni en pedo me creí, cuando me dijo eso me di cuenta que me querían coger ¡entre los dos!) cosa que ¡no me disgustaba!

LA NOCHE

Me subí a la camioneta y me senté, obvio en el medio de los dos, y con la pollerita que tenía, ya estaba casi en bolas, con todas mis piernas al aire, aparte era una camioneta bastante chiquita, ¿me explico? dimos mil millones de vueltas, a ellos (obvio como excusa) decían que no le gustaban ninguno de los lugares para tomar algo porque ¡había mucha gente!

Gonzalo nos dice: “¿y si vamos a casa a tomar algo?” obvio Juanchi dice que sí, y yo no iba a quedar como una forra cagona y le digo que está bien.

Obvio en el camino a su casa mi pollerita (como les conté, pero gustaba sentirme así, media en bolas en la calle, digo en la camioneta, entre los dos) me quedaba como un cinturón, Gonzalo, me pone la mano en mi pierna, no le digo nada, sigue, me la empieza a acariciar a tocar, yo como siempre ya me estaba calentando, lo miro, me mira y nos partimos la boca de un beso, hasta que no sé donde llegaron sus manos, pero ya estaba casi en bolas, Juanchi, manejando, pero no perdió oportunidad de meterme alguna mano y yo me dejaba, me gustaba, que entre los dos ¡me disfrutaran!

Llegamos a la casa de Gonzalo, él se va a preparar algo a la cocina, y así como siempre me pasa, sentada en el sofá, con Juanchi nos miramos, y basto solo eso, para que me besara y yo dejarme que me besara, y seguía besándome mientras empieza a ponerme las manos en mis piernas, lo dejo, me gusta, me calentaban sus caricias, hasta que llega a mi conchita, ya toda mojada (como siempre) abro bien las piernas, como para ¡regalársela!

Se agacha, se tira en mi conchita, primero me corre la bombacha, después me la saca (seguro que Gonzalo estaba haciendo tiempo en la cocina), bueno dejo que me la saque, y me la empieza a ¡chupar! Como siempre hago, abro bien las piernas, pongo los pies sobre el sofá, cosa que me la pueda chupar todo lo que quiera, y sola, algo inconsciente, empiezo a gemir, a demostrar que me gusta, que me calienta y mucho eso, aparte me empezaba también a meter ¡los dedos!

Ahí, cuando ya estaba re caliente, aparece Gonzalo, nada, me besa, me saca ¡la remerita!! Ya estaba casi en bolas, me chupa mis tetas, mis pezones ya estaban duros, mis gemidos, mis gestos demostraban que me gustaba lo que me hacían, hasta que Juanchi me saca la pollerita, me dejaron en bolas, y eso me gusta, si me gusta estar en bolas enfrente ¡a dos chicos!

Gonzalo se tira en el sofá, yo arriba de él (otra vez sin forros estoy re loca), me clavo su pija en mi concha, empiezo a saltar, mientras Juanchi empieza a jugar con mi cola, me la besaba, me la escupía, con mis jugos me metía uno, dos, dedos (como siempre).

Pero esta vez yo sola, me apoyo sobre Gonzalo dejándole a Juanchi mi cola ¡de regalo!, mientras Gonzalo me seguía cogiendo Juanchi seguía jugando con sus dedos en mi cola, hasta que siento que me empieza a meter su pija en la cola.

Esto con Gonzalo nunca lo había hecho. La cosa es que estaba tan caliente que nada me importaba, quería pijas por todos lados, ¿me explico? Y si había una más me la metía en la boca.

Bueno me empezaron, bah Gonzalo ya hacía rato que me estaba cogiendo, pero cuando sentí la pija de Juanchi en mi colita es como que ya ni me podía mover, ¡DOS PIJAS PARA MI SOLITA!, empecé a moverme como pude hasta que Juanchi fue el primero en acabar (bah de los chicos, porque mientras me cogían yo ya había acabado, pero seguía caliente), y me llena el culo con esa leche calentita, y después, acabe de nuevo junto con Gonzalo mientras me llenaba la concha ¡de leche!

Ni siquiera me fui a lavar, me quede en el sillón, mientras la leche que se me salía se lo ensuciaba todo.

Nos quedamos en sofá, poco tiempo, y como hago siempre para probar la resistencia de cada chico, con cada una de mis manos, le empiezo a tocar las pijas, hasta que se les pararon de nuevo, y como una buena trolita, me pongo de rodillas y de a uno se las empiezo a chupar, a besar (me llevó un rato, pero quería conseguir mi premio), hasta que primero uno, después otro, me llenan la boca de leche y les dejo (como siempre las pijas bien limpitas).

Obvio que había que hacer un “intervalo” Gonzalo que es de los que me gustan re grandotes, me trae una camisa de él, me la pongo y los chicos los bóxer.

Y ahí sí, nos ponemos a tomar algo y a hablar ¡como si nada hubiera pasado!

Nos quedamos así un rato largo, hasta que Juanchi dice que se tenía que ir (yo boluda no soy, seguro que ya había arreglado con Gonzalo que me cogían entre los dos y después me dejaba sola con el).

Bueno se va, Gonzalo, me agarra de la mano y me lleva arriba donde está su dormitorio, yo me siento en la cama, y le empiezo a acariciar la pija (sobre el bóxer) le digo, cosa que me encanta: “¿te gusta bebé?” obvio me enterraba mi cabeza en su pija, se la chupe un rato hasta que no daba más y me dice: “veni pendeja, te quiero coger ¡de nuevo!”

Me saco la camisa, me pongo en cuatro y me empieza a coger la conchita por atrás, me la mete así, ¡re caliente!, yo me movía como una bestia, gritaba, gemía, le decía (como me gusta hacerlo): “cógeme, cógeme bien ¡puto!”, cosa que no le quedó otra que cogerme con esa pija que no es nada despreciable y me pone loca, mientras me cogía acabé, me siguió cogiendo hasta que acabamos de nuevo, ¡los juntos!

Nos quedamos en la cama, y ahí a mi cabecita loca, que para eso soy una capa, le cuento sin muchos detalles, que había conocido a una pendeja, obvio hablaba de Valen (Gonzalo no sabe que me acuesto también con mujeres), pero que esta pendejita de 18 años, se me daba que tenía ganas de empezar a probar de todo, a pesar de estar ¡de novia!

Y le propuse (como una trola sin límites, porque así en bolas acariciándonos los dos estaba re caliente de nuevo), bueno, digo le propuse algún día, si la convencía hacer un cuarteto con: ¡Juanchi, Valen el, y yo!

Obvio que con solo proponérselo, se re calentó, más como le conté como era Valen (la voy a sacar re trola y fiestera a la pendejita esta, porque se ¡que le gusta!)

Bueno, no sé, ya era tarde, me habían cogido dos veces, me hicieron la cola, era como que mi “cuota sexual” estaba cumplida ¿no?

Pero no, Gonzalo, me empieza a besar de nuevo, me lleva a darme vuelta, me empieza a besar desde la nuca, la espalda, me tocaba las tetas, me besaba la cintura hasta que llega a mi ¡cola!

Primero me la besa, me la acaricia, se pasó un largo rato así, con solo besarla, mimándola y chupándola, hasta que con mis gemidos, gritos de placer, dolor, más su lengua que ya la tenía dentro de mi cola, con lo cual ya se estaba empezando a dilatar y estaba muy húmeda, me mete primero un dedo, dos, y lo de siempre, yo y me retorcía en la cama de placer, mis piernas bien abiertas y moviéndolas (no las podía dejar quietas) hasta que llegó el momento que obvio empiezo a sentir como su pija empieza a entrar de a poco en mi cola (como les dije no la tiene nada despreciable y él lo sabe).

Se toma su tiempo, para que me duela lo menos posible, mientras mi calentura iba ¡aumentando!, hasta que de a poco me la empieza a meter, me dolía pero la gozaba, y ay, me la mete toda y me empieza a ¡bombear!, yo ya ¡ni me movía! Me bombeaba, hasta que acabamos de nuevo los dos juntos y otra vez mi cola ¡llena de leche!

Pero esta vez fui al baño, me lavé, volví a la cama, me acosté, y estaba muerta (encima la noche anterior mucho no había dormido y en dos días ni se cuántas veces me hicieron la cola).

Bueno la cosa es que me tiro en la cama, así en bolas, y sin darme cuenta, me voy quedando dormida. Me despierto tipo 11 de la mañana, y pobrecito, ya me había tapado con una sábana y así ¡PASAMOS LA NOCHE JUNTOS! (Que no fue la primera vez que lo habíamos hecho).

Él estaba dormido, no me importaba, le digo: “buen día amor” nos empezamos a besar de nuevo (quería mi premio de la mañana, el famoso mañanero, me encanta despertar ¡cogiendo!)

Bueno, para no hacerla muy largo, después de tocarnos, ponerme un poco su pija en la boca, para que se le pare bien, me pongo debajo de el, el arriba mío, llegue a poner hasta mis piernas sobre sus hombros asi sentía bien su pija y la verdad por ser a la mañana, me pego ¡flor de cogida! De esas que ¡me gustan!

Nada, nos quedamos un rato en la cama, me dice de desayunar, me pongo solo esa camisa enorme (que como conté más de una vez me encanta ponerme camisas de hombres que me queden bien grandes y estar en bolas abajo).

Bueno, otra vez me voy en detalles, bajamos, desayunamos unas tostadas y todo eso, nos quedamos bastante desayunando. Hasta que llegaba el momento de levantar todo, lo llevamos a la pile de la cocina, me pongo a lavar las cosas (cosa que en mi casa en la puta vida hago, no lavo ni una taza).

Ya terminando de lavar todo el desesperado de Gonzalo, se pone detrás mío, me empieza besando la nuca, sigue desabrochándome la camisa (y aunque les parezca mentira, le decía que ya no, que basta, que no daba ¡más!)

Le importo ¡un carajo!, me saca la blusa, me deja en bolas, me doy vuelta, ya esa pija irresistible estaba re parada, y eso es más fuerte que yo, le saco el bóxer y se la empiezo a chupar, me la como, me atragantaba con esa pija hermosa, y ya explotaba y el guacho hace una de las cosas que más me gustan, ¿y sabe cuál es?

Me levanta, me agarra de la cola, me pone así de parados en el aire, yo me cuelgo de su cuello (nunca había cogido así con el), hasta que me mete esa hermosa pija en la concha, y yo como puedo empiezo a saltar y el a bombearme (les aclaro es bastante alto, con un muy buen estado físico para aguantarme cogiendo en el aire, bombearme, hacerme calentar a mil), hasta que terminamos acabando los dos juntos (con Gonzalo es uno de los pocos que acabamos los dos juntos a la vez).

Serían las 14 h., le digo que me tenía que ir, me deja en casa, y como es más fuerte que yo, me puse a contar la noche hermosa que tuve.

La verdad fue un fin de semana que me dejé coger, y me la pase cogiendo y es más, planeando cosas para seguir con esas aventuras que me ponen re loca.

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