Hoy fue mi primer día de trabajo en el colegio secundario "Limerick". Es un colegio bilingüe privado donde sus alumnos son todos de clase media alta para arriba. Curiosamente la cantidad de mujeres es mucho más elevado que los chicos. Cada año tiene dos cursos de unos 40 alumnos. Es decir que la cantidad de adolescentes con cortas polleras era algo infernal. Mi trabajo básicamente consistía en realizar tareas de limpieza, abrir y cerrar puertas y asistir a profesores. En general no era muy demandante y tenía tiempo libre mientras los chicos estaban en clase.
La directora del colegio me recibió. Era una señora de casi 50 años, un poco baja y subida de peso. Se me acercó a saludar con un beso y una sensación muy cálida y suave recorrió mi cuerpo, bajé la mirada y la directora tenía unas enormes tetas cubiertas con una delgada camisa blanca. Era algo monstruoso y hermoso a la vez. Mi verga empezó a latir y la sangre se me subió al rostro. En cada paso que daba esos descomunales pedazos de tetas se movían para todos lados, tomó asiento y me hizo unas preguntas de rutina. La luz natural de la ventana permitía darme una visión a través de su camisa y una pequeña parte de sus enormes pezones se podían divisar. Mi verga no estaba erecta porque tenía que hacer un esfuerzo sobrenatural para que no pase. Todos sus gestos y movimientos me expresaban sexualidad, la zona de mi pubis no paraba de hacerme cosquillas. Terminamos con la presentación y me acompaño a mi oficina, donde me presentaría a mi compañero de trabajo.
La caminata hasta mi oficina se me hizo interminable ya que no podía dejar de ver de reojo las majestuosas tetas de la directora. Mi verga se había parado totalmente, pero sin que ella lo viera pude mandarla apuntando hacia arriba y sostenerla con mi cinturón. No se notaba. Al menos eso yo creía. Al ingresar a mi oficina me encuentro con una mujer sentada en el escritorio. ¿No era un compañero hombre? La directora me indicó que según la ley de integración debían tener un porcentaje de trabajadores usualmente marginados. Eso incluía transexuales. Marcia, la transexual, se veía muy bien. Era joven y delgada, al parecer había hecho algún tratamiento hormonal. Tenía las tetas operadas y parecían muy reales. Posiblemente no habrían utilizado silicona sino su grasa corporal. Tenía puesta una musculosa apretada y una calza negra. La directora me presentó y Marcia me miró a los ojos con cierto brillo, y luego realizó una mirada fugaz a mi verga. ¿Podría saber de mi erección galopante?
La directora se despidió y yo ya no aguantaba más, mis bolas me estaban empezando a doler. Le pregunté a Marcia donde quedaba el baño y me dijo que al final del pasillo. En el piso que estaba mi oficina estaban las aulas de primero y segundo año. Fui caminado lentamente con dificultad y podía observar por la ventana de cada aula a todos estos jóvenes llenos de vida y curiosidad. Avance un poco más y a lo lejos veo a una chica llorando ingresando al baño. Era de estatura media, morocha de pelo largo y delgada. Me asome por la puerta y allí la vi lavándose la cara. Apoyó sus manos sobre el lavabo y allí se quedó con la cabeza gacha. Baje la mirada y vi que su pollera estaba levemente levantada. Pude ver sus muslos carnosos que dejaban imaginar un gran culo. Mi mente se disparó y me verga llego a su punto máximo. Sentía ganas de eyacular. Antes de reaccionar apareció Marcia atrás mío. ¿Así que te gustan las pendejitas atrevido de mierda? Me agarró la verga por encima del pantalón, me llevó al baño de hombres y cerró la puerta.
¿Así que te calientan las pendejas eh? Me increpó Marcia. Yo no sabía que hacer o decir, estaba helado. A los empujones me llevó a un cubículo y cerró la puerta. -Dale, sácala. Supuse que no me quedaba otra que obedecerla. Además, siendo sincero, todo esto me empezó a excitar mucho. Me saque completamente los pantalones y los puse a un costado. Me senté en el inodoro y abrí mis piernas. Marcia estaba de frente mío. Miró mi dura verga y se pasó la lengua por los labios. -Hijo de puta, la tenés enorme. Me dijo. Efectivamente si, la vida se había portado bien conmigo y me había otorgado una pija que casi llegaba a los 25cm. Marcia se arrodilló y la agarró con sus dos manos.
Lentamente empezó a moverlas hacia arriba y hacia abajo. Yo estaba al límite, hacía rato. Se dio cuenta de mi situación y con su boca cubrió todo mi glande. Como tomado de una mamadera se tragó todo el abundante semen que salió de mí. Yo no paraba de temblar, con su lengua trabajaba violentamente mi glande. Finalicé mi eyaculación y ella me la seguía chupando. Yo la tenía semi dormida. Marcia empezó a tocar su verga por encima de su calza.
-Por dios Martín. Te propongo un trato. Yo no digo nada de que sos un pajero que te calientan las pendejas. Pero me vas a tener que dar de tomar tu leche cuando yo te lo pida. No sé qué es lo que me pasa. Pero estoy enamorada de tu verga. La necesito en mi boca. Y empezó a chupármela nuevamente. Aún seguía blanda. Miró su reloj. -Aún quedan 20 minutos para que los chicos salgan al recreo. Vení. Subimos al piso de arriba. Allí estaban los chicos de tercero, cuarto y quinto año. Sacó un llavero y abrió un aula que estaba vacía. Fuimos hacia una pared y me hizo subir a una silla. Había un agujero en la pared, podía ver en el fondo el pizarrón. Al asomarme un poco más, miré hacia abajo y vi a todas las chicas allí sentadas. Muchas tenían la camisa muy desabrochada y podía ver sus tetas. Las tetas de estas chicas eran enormes y firmes. Mi verga se endureció rápidamente. Marcia se paró frente a mí. Como yo estaba parado en una silla, mi verga quedaba justo en su boca. Puso sus manos en mi culo y se la mandó casi entera. No le entraba. Se la puso a mamar como un chupete. En ningún momento se la sacó de la boca. Yo miraba a las tetas de las pendejas mientras todo esto pasaba. Hacía lo imposible para contener mis gemidos. Baje la mirada y Marcia estaba chupando como desenfrenada. Su mano había bajado y también se estaba pajeando salvajemente. Una enorme explosión de semen ocurrió en su boca y se tragó todo. Mis piernas empezaron a temblar y tuve que bajarme de la silla. Me senté. Marcia seguía pajeándose. Su verga era muy grande, me quedé sorprendido. Se sentó en el piso y no sé cómo hizo, pero bajó su cabeza y con su boca cubrió su propio glande. Empezó a succionar desaforadamente y vi cómo se tomó también su leche. Eso me dejó bastante caliente.
Volvimos rápidamente a mi oficina. Yo me sentía un poco más tranquilo. Marcia se puso a trabajar en la computadora, yo a inspeccionar un poco. -Te toca ir a revisar los baños. Por suerte no tenía que lavarlos en profundidad, eso lo hacía un personal nocturno. Solo debía ir, apretar los botones del inodoro, revisar si había papel y esas cosas. Revisé los baños de todos los pisos. Cuando estaba volviendo vi a una rubia descomunal caminando por el pasillo. Era alumna del último año y sus tetas rebalsaban por todos lados. Creo que era más alta que yo. Parecía una mujer del amazonas. La miré ruborizado y ella me encaró. ¿Vos sos nuevo no? Asentí con mi cabeza. Me sonrió y se fue moviendo sus caderas exageradamente.
Mi verga empezó a latir nuevamente. ¿Así iban a ser todos mis días aquí? Volví a la oficina. Me senté sobre el escritorio de Marcia dándole la espalda a la puerta. Me baje la bragueta y saque mi verga que se estaba endureciendo. Marcia saco su mirada de la computadora y miró mi verga. -Dios mío, Martin. ¿Nunca te cansas? vigilando que nadie entre, se movió con su silla y quedo frente a mi verga. Metió sus manos por mi bragueta y acarició con firmeza mis bolas. Su boca cubría mi glande y nuevamente lo mamaba como un chupete. Era notable su fijación oral. Esta vez me miraba fijamente a los ojos. Yo la miraba y me di cuenta de lo hermoso que eran sus ojos verdes. Era muy femenina. Mamó con decisión hasta deslecharme una vez más. Sentimos un ruido y rápidamente la guarde y me puse al lado de ella viendo la pantalla de la computadora. Pasó un profesor que era muy robusto a saludar. -Así como lo ves, tiene un maní. No podes tener esa verga Martín.
El día había terminado. Los chicos se fueron y cerré con llave todas las aulas. La directora y sus enormes tetas pasaron a saludarme. Me preguntó cómo me había sentido. Le dije que Marcia era estupenda y que me había adaptado muy bien. Marcia le mostro el pulgar y puso su mano en lo bajo de mis piernas. La directora se fue y subió su mano y apretó mi verga con fuerza. -Mañana la seguimos.
Volviendo a mi casa, me quedé pensando en el día que tuve. No estaba en condiciones de abandonar el trabajo, pero sabía que esto de algún modo iba a terminar mal. Llegué a mi casa y me tome una cerveza. Recordar todo lo vivido me empezó a poner caliente de nuevo. Oh no. Que debía hacer. Encendí mi computadora y me metí en estos sitios de cámara web aleatorios. Empecé a pasar las cámaras hasta que vi una joven con una pollera de algún colegio, el enfoque tapaba su rostro, solo se veía su boca. Rápidamente le muestro mi verga. Ella saca su lengua y empieza a tocarse las tetas. Me pajeo con fuerza mostrándole mi verga hasta acabar. Ella hace movimientos de lengua, como si estuviera chupando mi semen. Luego se desconecta. Apagué la computadora.
Horas después llegó mi esposa. -Te veo muy cansado ¿fue un día duro? -No te imaginas. Me acosté sin deseo sexual y vi la cara de decepción de ella. Nos fuimos a dormir dándonos la espalda.