Hace unos meses atrás busqué nuevas formas de poder conseguir un mayor placer al masturbarme, más allá de solo jalarme el pene.
Entre a una página y venía un sin fin de opciones para hacerlo, desde frotarme el pene entre dos bolsas de agua tibia y lubricadas hasta el masaje prostático. Esto último lo descarte de manera inmediata, sin embargo, con el paso de los días fue llamado mi atención, hasta que decidí hacerlo.
En casa ya contaba con un lubricante, y en el supermercado compré una bolsa con guantes de látex en el área de higiene y cuidado personal.
Regresé y me quité la ropa, me fui al baño a lavarme y me fui al cuarto, me puse el guante y puse un poco de lubricante en él. Con los dedos acaricié mi culo y sentía una excitación que no había sentido antes.
Poco a poco introduje mi dedo medio, si, sentía dolor, pero era más la emoción lo que me empujaba a seguir. Llegué entonces hasta la próstata y sentí como mi pene punzaba al contacto. La toqué de tal forma que sentía un gran placer y la punta de mí pene la sentía caliente.
El momento de la eyaculación fue magistral, y temblor por todo el cuerpo que hacía mucho tiempo no sentía, y una cantidad de semen derramada que solo sale cuando tienes días sin siquiera masturbarse.
A todo esto, debo decir, primero, que leí sobre cómo auto complacerse por esta vía; segundo, que a pesar de lo hecho, mi orientación sigue siendo hetero, sin faltar el respeto a quienes su orientación es homosexual, y si con alguien he de hacer esta práctica solo será con mi pareja.