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La nerd a la que volví una puti-nerd (Segunda parte)
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Tiempo de lectura: 12 minutos

A petición y el interés de varios de los lectores que disfrutaron la primera parte del anterior relato o primera parte de ‘La nerd que volví en mi puti-nerd’ continuaré relatando otro de los episodios cachondos con mi reciente conquista de aquel entonces.

Aquella chica, hija de familia y estudiante de una muy buena universidad tenía la pinta de toda una niña ‘bien’, era más alta que yo en zapatos bajitos, con zapatillas ella me pasaba como por 10 cm., ‘grandotas aunque me peguen’ eso me ponía más cachondo. Sus lentes la hacían verse enigmática y sexy nerd, en su rostro uno que otro barrito típico de su adolescencia brotaba de su piel de vez en cuando (que por cierto cuando ya con más confianza y en medida de que avanzo nuestra unión le hacía comentarios cuando le salía uno, que necesitaba un tratamiento facial de crema de mi verga y ella solo sonreía y decía que sí), era una nena bien ñoña, con pecas y lunares por todo el cuerpo, rebelde y a veces malcriada, como ya les había comentado en mi anterior relato. Mi novia nerd era una chica que asimilaba todo lo que le entraba y en todos los sentidos.

Empezamos una bella relación a mí me encantaba ser su centro de atención y su protector, ya que era mayor que ella por 10 años, eso creo que le daba un tinte diferente a nuestra relación, hacia caso a todas mis indicaciones a veces le daba consejos tratando de cubrir lo que a sus padres no les llegaba a hacer caso, también le animaba terminar la escuela o consejos para con su familia con miras a que en un futuro pudiéramos formar una juntos ya que nuestra relación no iba a ser algo pasajero. En pocas palabras cambiando su punto de vista de aquella niña ñoña e irresponsable. Con ese cambio de prioridades e ideas, también tenía que ir con lo relacionado en su apariencia, por lo que me volví en lo que hoy en día se le dice “Suggar dady” o patrocinador, y me agradaba ser quien le abriera las puertas al mundo del erotismo.

De las primeras veces que hicimos el amor, la inducia poco a poco en el mundo de lo cachondo, de ahí surgió que se vería muy cachonda si le quitaba su mata de pelos y cambiar el guardarropa de sus calzones mata pasiones y empezara a usar tangas o calzones más eróticos, le decía que quería verla como actriz porno, sin pelos en la pucha y con prendas chiquitas.

Mientras nuestra relación maduraba, nuestros encuentros fueron forjando una actitud más abierta omitiendo falsos prejuicios, podríamos hablar de sexo y a veces conseguía películas francesas o con un rico contenido de erotismo, el cual era el gancho para que todos los fines de semana nos reuniéramos en mi departamento, preparaba el ambiente con velas aromáticas o inciensos, algún vino o cervezas. Empezábamos a ver la película y ya saben con los resultados esperados de que la estuviéramos viendo y calentándonos, metiéndonos mano o ella mamando mi falo y yo pellizcando sus pezones, dándole dedo a su pucha peluda, pero terminábamos cogiendo rico, esto sucedía la mayoría de las veces. Obvio no siempre veíamos películas porno, pero si eran una referencia, para indicarle que me gustaba como se veían sensuales y cachondas las mujeres en lencería.

Este relato sucede a las semanas de andar ya como novios, le propuse que la llevaría a comprar ropa interior para ella, tangas o algo bonito que me modelara.

Ella acepto de inmediato a mi propuesta para que pudiera cambiar a prendas íntimas más sensuales y sexuales. Le había vendido la idea de usar ropa sensual y pequeña, la ropa que ella usaba generalmente se la compraba su mamá no había opción para elegir de su parte y menos ese tipo de prendas. Además le estaba gustando la idea de parecerse a las chicas de las películas porno que veíamos juntos, iba naciendo en ella la perversión sexual.

Ahora sería yo quien me encargara de educar a esta nena. Así que ese día habíamos previsto que saldríamos a pasear al centro de la ciudad y visitaríamos algunas tiendas donde pudiéramos ver algo cachondo para ella, seguramente íbamos a llegar al departamento con las ganas de coger, así que sería toda una aventura.

Ese día antes de partir cogimos como ya lo habíamos hecho anteriormente, siempre que nos veíamos en el departamento era para follar en la intimidad de mi recamara o la sala, revivíamos con intensidad esa primera vez que la tuve entre mis brazos y eso a ella le agradaba.

Salimos de compras temprano a visitar algunas de las tiendas en el centro, pasábamos a todas la tiendas en busca de cosas bonitas para ella, le compre algunas prendas tipo bikini que eran mucho más bonitos que los que usaba, así como bóxer, cacheteros y obvio unas cuantas tangas.

Trataba de imaginarla en esas prendas para decidir con cual se vería perfecta, aunque le daba carta abierta a lo que ella escogiera, siempre terminaba tomando mi elección al final yo era el que iba a disfrutar de la vista de esas prendas. Entre besos y caricias, transcurrió nuestro recorrido de compras. Pero ya le apuraba para regresar al departamento, los dos estábamos calientes y ávidos por regresar, sabía que esa tarde sería gloriosa.

Le iba a tumbar ese bosque lleno de vellos púbicos, yo por mi parte nunca lo había hecho a una chica, ella creo que ya en algún momento se lo había hecho, pero como era muy Nerda o no sé qué palabra usar pero no acostumbraba arreglarse para verse femenina y sexy, su facha desalineada casi de niño, rockera/punk, pero en su interior existía una hembra ardiente y se estaba dejando quitar esas capas por mí.

Entramos al departamento entre besos y caricias furtivas lo que era constante entre nosotros por las calles de la ciudad. Ella iba contenta con una amplia sonrisa y sus ojos brillaban, metí mi mano entre su jeans y su calzón, encontrándome con su pucha bien húmeda y ardiente, le acaricie su vulva que escurría en verdad (En el anterior relato les había comentado que ella se mojaba intensamente en cada caricia que le hacía y ella me lo decía que cada que sentía mis dedos recorrer su piel se poni “chinita” y con “ganosa”).

Revisamos nuestras compras sacando las prendas habíamos adquirido, obviamente le pedí que me las modelara, pero no era grato ver aquellas prendas tan pequeñas y que se le saliera por los bordes el pelambrero de su pubis, así que dejamos a un lado el cachondeo y preparamos nuestros aditamentos que también habíamos comprado en el centro para que yo hiciera mi trabajo de barbería en aquella pucha tan bella… en mi mente y mis ojos se quedara grabado como inventábamos mil y una posición para yo hacer mi trabajo. Prepare el material de trabajo de barbero, tijeras, rastrillos, toallas, gel de afeitar, crema, alcohol, loción refrescante, luces, prendí unas varitas de incienso y música erótica chill out para crear un ambiente relajante y caliente.

Era mi primera vez rasurado una rica y jugosa pepa, no quería que sufriera una cortada accidentalmente por lo que se sentó en el sofá donde le había hecho el amor por primera vez, con las piernas abiertas podía percibir entre su mata de pelos rojizos aquellos labios bastante humedecidos, con hilos de fluido transparente entre sus labios, su pucha estaba hecha un mar de humedad y yo con ganas de hundirme en ella, pero había que hacer bastante trabajo en aquella selva, pase primero las tijeras para tirar lo más que podía de esa mata de pelos, mientras hacia mi trabajo también me estaba poniendo bien caliente, solo ver su cara Nerd mirando como realizaba mi labor y ella solo abría sus piernas haciendo a un lado sus labios vaginales con los dedos de ambas manos.

Toco el momento de pasar el rastrillo por esa zona intima donde había colocado crema para afeitar y poco a poco esa pucha veía la luz del día, la piel de toda esa zona del bikini era blanca con tonos rosas de su vagina, sus labios de igual forma, solo enrojecida algunas áreas de alrededor de su puchita por la fricción del rastrillo pero nada fuera de lo normal, sus labios estaban tan rosas, húmedos y con “mocos” (ella se mojaba mucho). Indicación de que los movimientos de mis dedos en su puchita la estaba excitando al máximo.

Cuando estuvo ya lista y depiladita no me aguante las ganas de lamer toda su zona rasurada, era una delicia sentir, ver, oler, tocar y saborear toda su zona intima libre de pelos, se veía simplemente hermosa, como una puchita de actriz porno. Hundí mi lengua en su interior mientras ella me jalaba del cabello hacia el interior de su vagina gimiendo y exclamando que ya estaba bien caliente que me quería dentro, que ya no la hiciera esperar, mientras se acariciaba sus tetas y estrujaba sus pezones los cuales ya estaban prendidos y rojos por la excitación.

Ella manaba ricos fluidos agridulces y aromatizados por todas las cremas y lociones que habíamos usado para su depilación, le mostré con un espejo como había quedado de limpia su puchita, le gustaba como había quedado, seguramente estaba excitada por saber que había sido yo quien le había hecho ese magnífico trabajo, ahora si empezó el desfile de ella en ropa interior. Para hacer más cachondo el momento le dije que le tomaría fotos con su nuevo look, respondiéndome que si a mí me gustaba que adelante. Así que fui por mi cámara digital (en ese tiempo los celulares no tenían buena cámara) y le hice una gran sesión de fotos de su puchita recién depilada posando para mí. A partir de ese momento las fotos también formaron parte de nuestros encuentros sexuales.

Se fue poniendo cada una de las prendas y me modelaba frente a mí que estaba sentado en el sofá, algunas veces en mi papel de fotógrafo le indicaba poses para una mejor foto, la cual inicio primero como desfile de modas en pasarela, la sesión se volvió poco a poco en sesión fotográfica de película porno indicándole poses cada vez más sugerentes, lo cual le hacia el comentario que se veía tan rica o mejor que una de las películas (Sin ser fantasioso ella tenía rasgos como mujer de medio oriente, muy parecidos a “Mia Califa”), en mi show privado yo le daba instrucciones o tips de cómo usar las prendas, en algunos momentos ella se acercaba a mi, para mostrármelas y que la tocara, se veía preciosa luciendo dichas prendas íntimas.

Cuando se puso los cacheteros se le notaba y sentía una buena nalga, por lo que me acercaba a ella para lamer y besar sus nalgas grandes, mi lengua recorría su piel la cual se erizaba al contacto de mi lengua, le tocó el turno a las tanguitas y de igual forma yo me ponía nuevamente a disfrutar del espectáculo que me daba, ella se ponía en poses sugerentes, las cuales yo le decía que hiciera, paraba sus nalgas de perfil, se colocaba de espaldas a mí, y podía ver como sus amplias nalgas eran separadas por el hilo de la tanga, algunas más se veían más bonitas que otras, algunas de encaje, algunas muy juveniles y coquetas con estampados, pero todas lograban su objetivo.

Mi verga estaba más que parada, roja, palpitante con la punta de verga queriendo probar ese coñito recién depilado, no me aguantaba, ella se acercaba a mí, y volvía a torturarme con poses, se paró frente a mí, y podía acariciarle su piel alrededor de la tanga, ya las fotografías pasaban a segundo plano ni me acordaba mientras la música sensual se escuchaba de fondo ella giraba sobre su eje posando y sonriendo, yo no paraba de acariciar su cuerpo cada que podía, cuando ella se puso frente a mi le hice a un lado la tanga que me estaba modelando y acerque mi cara a su coñito, para olerlo y besarlo, ella solo se dejaba hacer entre sonrisas y miradas cachondas, solo suspirando y dando leves exclamaciones de “ahuu… ahuuu…!” con una voz sexy y cachonda.

Pasaba mi lengua por sus labios vaginales que estaban suaves como piel de una bebe después de esa depilada que le acaba de dar, ella estaba más que empapada de tanto juego erótico era obvio que también deseaba ya mi verga en su interior, la voltee y le hice que se quedara inclinada dándome la espalda, parando sus nalgas, y apoyando sus manos en la mesita de centro, ante mi tenía sus grandes nalgas, la cual tenía la piel erizada, y su lunar pequeño que tenía una de las nalgas me llamaba a besarlo y acariciarlo.

No desperdicie la oportunidad y me acerque para besarlo acariciarlo, hacer a un lado la delgada tela que separaba sus nalgas, y poder meter mi lengua recorriendo con ella desde sus hinchados y bellos labios de color blancos y rosas. Los cuales emanaban su savia como si de áloe vera de una planta se tratara, tan limpio y rosita se veía que pase mi lengua por su ano, ella solo soltó un “ahuuu… papi… que rico ya la quiero dentro… solo tú me pones así…”, embadurne con mi boca todas sus nalgas, me la quería comer completamente, era obvio que no me cabían sus nalgas en mi boca pero era tal el deseo sexual que quería probar cada centímetro de su piel y saborear cada fluido de su piel que era deseo puro, no cabía de excitación por tan dichosa escena, ella solo pasaba sus dedos entre sus piernas acariciándolas, y abriendo con los dedos sus labios ricos y carnosos, a veces se metía un dedo y lo sacaba lleno de fluidos los cuales yo saboreaba sin chistar, sabía que era el néctar de su pepa de hembra deseosa de verga.

Ya estábamos muy calientes como para aguantar más de hecho yo ya tenía en ese momento mi verga de fuera desde que le estaba sacando las fotos, y me masturbaba frente a ella desde la mitad del show, ella eso la había calentado, el verme como me excitaba y jugaba con mi falo bien erecto al verle posar para mí. Con mi verga ahí frente a ella, roja y mi mano estimulándola se veía que brillaba la punta por mis fluidos lubricantes que empezaban a salir, de vez en cuando ella se acercaba y me daba una chupada de falo, lo cual hacia subir la temperatura de la sala, la cual, era nuestro capilla sexual, música sensual hindú, los aromas del incienso y nuestros juegos sexuales estaban haciendo a mi nerd en una real putita, estaba explorar algo indescriptible para ella.

No aguante más y termine de sacarme la ropa de abajo, para como la tenía a ella empinada, solo agarre clave mi cara entre sus nalgas y nuevamente metí mi lengua en su coño, solo para jugar un rato más con ella, y hacerla mojarse intensamente, remate con un beso y lengua sobre su ano (en un encuentro futuro tuve la oportunidad de guiarle por el sexo anal) colocándome atrás de ella con mi falo bien parado y ardiente como si tuviera fiebre, la fiebre del deseo, la lujuria y el erotismo nos mataba.

Así que se la fui introduciendo poco a poco, ella solo exclamaba suavemente con su “ahuuu… ahuuuu… que ricooo…” así me la estuve ensartando ricamente, moviendo mi pelvis tras de ella, bien agarrado de sus amplias caderas abierta de piernas en V invertida e inclinando su torso hacia la mesa de centro donde apoyaba sus manos para no caer, recibiendo mi falo ella tenía que flexionar un poco ella las piernas y yo pararme de puntitas algunas ocasiones debido a la diferencia de estaturas, ella era más alta que yo, para mi era muy rico estarme cogiendo a mi niñata nerd, vaya que la chiquilla estaba gozando igual o más que yo.

Después esa incómoda posición para ella y para mi, por estar adaptando la altura a nuestro apareamiento, tuve que sentarme en el sofá que tenía a mis espaldas, admirando aquellas nalgas que estaban empapadas de nuestro sudor y fluidos que emanaban de nuestros sexos, ella con la conchita toda rosada por la fricción y mi falo extremadamente rojo y jugoso de sus fluidos (en confianza yo le decía que estaba bien jugosa, y cuando la acariciaba por la calle y podía meter mi mano en su entrepierna al sentir su humedad le decía que estaba bien jugosa a lo que respondía que le calentaba todo lo que le hacía), volteo a darle una rica mamada a mi verga probando sus jugos y los míos en una mezcla de fluidos, para después voltearse dándome la espalda, hacer a un lado la tanga nuevamente, para que mi falo tuviera acceso libre a su conchita recién depilada, se fue sentando suavemente en mi palo que seguía húmedo pero ahora de su saliva después de que ella lo metió a su boca.

Mientras yo sentado tenía el panorama de sus amplias nalgas (y más grandes se veían al irse sentando en mi falo) y como ella con una mano hacia a un lado el cordón de la tanga, y con la otra mano abría los labios de su puchita ardiente, mientras tanto mi falo era dirigido ayudándola con una mano mía, y con la otra tomándola de la cadera para apoyarla en la dirección de la caída de sus nalgas sobre mi pelvis, poco a poco nos fuimos acoplando en esa sincronía embonando a la perfección que rica sensación de estar nuevamente en su jugosa y ardiente vagina, era sexualmente agradable el poder tener a esa mujercita sobre mí, dando tumbos de sube y baja, solo en ropa interior, con su tanga a un lado mientras mi falo se hundía en su húmeda y caliente conchita, yo le decía que en esa posición se acariciar el clítoris, se abriera los labios vaginales, se acariciara mientras me la cogía, ella seguía mis instrucciones sin descuidar su sube y baja sobre mi falo, a veces ella hacia movimientos laterales, como si batiera con mi palo todo su “atolito” que de su pepa emanaba fluidamente, volviéndose blanco de tanta fricción de mi falo en su cuevita.

Éramos dos nerds fornicando ricamente en aquel ambiente preparado para el erotismo, con música de fondo cachonda, con aromas sensuales que salían de una varita de incienso. Solo nuestros gemidos, besos y ruidos corporales de la cogida era lo que se escuchaba en aquella habitación, con las persianas semi-cerradas con dirección hacia donde no se pudiera ver desde el exterior del departamento (eso siempre creí, mas sin embargo alguna vez que subí a la azotea me di cuenta que se veía todo hacia el interior del departamento claramente desde cierto ángulo desde arriba).

Mientras ella se ensartaba sola, yo la tomaba de las cintura y caderas, en algún momento ella paro más las nalgas hacia mí, por lo que le di una leve nalgada, ella exclamo ante aquel atrevimiento mío a un simple “ahuuu…”, le pregunte si le molestaba, a lo que ella solo dijo que para nada, que siguiera, así que con su autorización le daba nalgadas a esas grandes nalgas que estaban ante mí, tratando de no ser agresivo o que la espantara, ya que no llevábamos mucho tiempo juntos, y este era un platillo que debía comerse con calma, aun nos faltaba mucho por enseñar y aprender, cuando ella ya sentía molestia de mis nalgadas tomaba mis manos y las dirigía a sus bubis, para que se las acariciara y apretujara.

Nuestros fluidos estaban empapando la tela azul del sofá, pero eso pasaba a segundo término, porque nosotros estábamos inmersos en nuestro ritual amatorio, ahora ella se incorporó, para voltearse y quedar frente a mi, ya tenía al alcance de mi boca sus tetas ricas con pezón rosa, el cual se tornaba rojo por tanto chupete y estirada de mi parte, alguna pecas de su pecho escurrían sudor de nuestro embate, se subió al sofá queriéndose clavar mi falo, pero en cuclillas, lo cual logro entre malabares, pero estaba muy alta y la estaba cansando así que mejor opto por poner sus rodillas a los lados de mis piernas y ensartarse mi verga para estar cogiendo en esa posición, sentados y ella sobre mi de frentes, nos desrabamos entre besos y caricias, nos decíamos lo mucho que nos deseábamos y amábamos, estaba tan caliente por lo cachondo que había estado esa tarde y el espectáculo que me había dado con esa ropa tan sexy, que unos movimientos más de nuestra copulación que en algún momento sentí que me venía eminentemente, así que le advertí que estaba a punto de vaciar mi lechita caliente, y como no habíamos tenido la precaución de ponerme un condón por la premura y calentura de cogérmela al instante.

Opte por sacárselo en el último segundo, la hice a un lado para que mi falo saliera de su hermosa funda, y frente a su blanca pucha recién depilada, mi falo descargo los chorros de eche, los cuales ella disfruto y distribuyo con sus dedos entre jadeos, le embarre todo mi néctar por su pubis, y le acerque mi falo a su boca, lo cual al principio como que no quería, pero insistí, entonces ella lo palpo y se lo llevo a su boca, abriendo esos labios con lunar cachondo, el cual solo podía ver como desaparecía mi verga entre sus labios con una sonrisa que podía mostrar sus labios mientras saboreaba mi leche en su boca, jugo un poco con mi verga, dejándolo limpio haciendo movimientos como si se tratara de una paleta de caramelo. Su rica mamada estaba jalando toda la leche que tenía mi verga, y lo cual me provocaba sensaciones placenteras cuando succionaba mi falo como si se tratara del tuétano de un hueso, mis caras y palabras de “no mames que rico…” a ella le agradaba la idea de hacerme venir con ricas sensaciones, haciendo que su felación fuera más intensa y más caliente, me miraba con esos bellos y eróticos ojos detrás de los cristales de sus anteojos que como en película porno deseaba algún día embarrarles mis flema en su cara y obvio que escurrieran por los cristales de sus lentes, pero eso lo dejaríamos para un futuro.

Esa tarde había sido muy fructífera en cuanto a nuestra sesión amatoria, habíamos ido de compras, escogido prendas cachondas, le había depilado la pucha explotamos el lado erótico de nuestro ser y consumado aquella unión en un rico encuentro donde los dos terminamos extasiados y satisfechos. A partir de ese momento se volvió común que cuando salíamos a veces entrabamos a las tiendas y me gustaba acompañarla a probarse ropa y más si era para que ella me modelara.

A veces cuando andaba solo por las tiendas departamentales me internaba en la sección de ropa interior para mujer, lo cual al principio se me hacía un poco incómodo, pero para también a la vez cachondo el estar escogiendo una prenda que le regalaría a mi Nerd, esa sensación tabú, de un hombre comprando ropa interior femenina, posiblemente una que otra persona pensaría que era una perversión mía o que era para mi, pero eso no me importaba, yo solo pensaba que les daría envidia que un hombre se de su tiempo para poderles escoger ropa sexy y cachonda, lo cual hacía con esmero pensando en cómo le quedaría a mi recién putita nerd. Para quitarme un poco de culpa, le hacía preguntas a las vendedoras, para que supieran que era ropa para una chica.

La sorpresa que recibía mi chiquilla nerd era reciproca ya que también yo quedaba sorprendido al mirarla desnuda con esa ropa interior tan sexy y lo cual ella sabía que era momento de usarla conmigo y terminábamos cogiendo como locos, poco a poco ella se fue adaptando a ese tipo de regalos de mi parte. El solo hecho de disfrutar de una película porno con mi chica nerd era una experiencia de lo más ardiente y única como pareja, ver posiciones gestos, dábamos nuestra opiniones acerca de lo que sucedía, gustos, sensaciones, etc.

En una cogida le pregunte si quería otra verga dentro de ella… De mi parte aún no estaba preparado para compartirla, pero le sugería el uso de juguetes sexuales, por lo que ahora íbamos a dar el paso a otro nivel, la tenía que llevar a un “Sex-shop”… Pero eso será otra historia…

Espero que algunos de ustedes se hayan identificado con mi relato y espero pronto poder escribir otra historia sexual con mi chica nerd, como poco a poco íbamos abriendo nuestras mentes al voyerismo, etc.

Como siempre me despido, agradeciendo sus comentarios a [email protected].

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