Carolina, nuevamente enfundada en su viejo uniforme colegial, recorría esa calle de un barrio que no conocía bien. Para ella la ‘aventura’ era ir por lugares poco conocidos vestida de colegiala, pensando en encontrar algún señor mayor, esos que tanto le gustaban.
Solo el hecho de vestirse de esa manera la excitaba, su pollera le quedaba bastante corta y la hacía lucir sus piernas, se había puesto cortas medias blancas haciendo juego con una blusa blanca y su corbatita de colegio que hacia juego con la pollera eran todo su atuendo. Su largo cabello castaño y su carita aniñada la hacen parecer bastante menor a su verdadera edad de 19 años.
Había tomado un colectivo y se había bajado cerca del centro, en una zona de edificios y oficinas, donde no parecía haber muchos transeúntes. Al pasar por un edificio vio que en la puerta había dos personas, un hombre y una mujer charlaban, El hombre parecía por su uniforme el portero y la mujer también mayor estaban entretenidos hablando hasta que al pasar Carolina el hombre la miro con detenimiento, lo que hizo girar a la mujer que también abrió grande sus ojos contemplando la juvenil belleza de la chica.
Carolina sintió las miradas de los dos, percibió como la miraban recorriendo todo su cuerpo sin disimulo y se empezó a excitar mientras seguía caminando. Luego de unos cuantos pasos sintió la voz de la mujer diciendo "que preciosura de nena", sin volverse siguió su camino sintiendo como un fuego en su interior, sabía que la miraban, que la escrutaban mientras caminaba y que los ojos de esos dos estaban clavados en sus piernas.
Mientras la chica se alejaba, la mujer le dijo al hombre "Vio Don Lito lo buena que estaba esa pendejita, a esa edad ya son unas vampiresas! que ricura!" a lo que Don Lito le contesto "Si doña Margot, esa nenita de colegio esta buenísima, parece más grande pero esta para hacerle de todo" dijo no pudiendo reprimir su calentura. Hacía tiempo que Don Lito sospechaba que a Doña Margot le gustaban las mujeres, más específicamente las pendejas, porque la había visto en varias ocasiones darse vuelta al paso de alguna chica. Es de las mías, pensó Don Lito, al que también le volvían loco las chicas jóvenes.
Carolina, llego a la esquina pero todavía sentía la excitación por la manera lujuriosa que la habían mirado esos dos "viejitos" y sin pensarlo mucho volvió sobre sus pasos, decidida a inventar algo y entrar en conversación con esos dos, quizás algo ocurriera pensaba y sintió claramente cómo se mojaba su tanguita. Llego hasta donde estaban todavía conversando la pareja y se dirigió decididamente a la mujer: "Señora estoy buscando la casa de una compañera del cole pero no sé dónde es la calle".
La asombrada mujer volvió a extasiarse mirando a la chica y le dijo "Y donde vive tu amiga?" Carolina invento un nombre "Creo que la calle es Sarmiento pero no estoy segura", la mujer dijo "No conozco esa calle, y usted Don Lito?" el portero estaba ocupado viéndole las piernas a Carolina y dijo apresuradamente que no conocía esa calle. "Bueno voy a seguir buscando" dijo la chica y empezó a retirarse. Doña Margot reacciono rápidamente y le dijo al portero "No tiene un mapa Don Lito así le podemos decir a esta nena donde es la calle".
El viejo portero también reacciono rápido y dijo "Si adentro en mi pieza tengo un mapa, vamos y nos fijamos donde es esa calle" mientras intercambiaba miradas con la mujer. Doña Margot dijo, si vamos y tomo a Carolina de la cintura mientras seguía diciendo "así podes ir a lo de tu amiga".
Carolina se dio cuenta de la idea de los viejitos y se excito aún más, la mujer la llevaba de la cintura, el viejo portero iba adelante, entraron al edificio y bajaron por una escalera al subsuelo donde tenía la vivienda el portero. Don Lito se dio cuenta que estaba teniendo una erección, mientras abría la puerta y todos entraban. “Creo que tengo un mapa en el cuarto" y se dirigió a la pieza seguido por Doña Margot que seguía teniendo a Carolina de la cintura.
La joven se dejaba llevar, el portero se puso a rebuscar entre los cajones de una cómoda mientras la mujer guiaba a la chica hacia la cama, único mobiliario en ese cuarto. Vení, sentarte aquí mientras Don Lito busca el mapa, dijo la mujer, a lo que la joven obedeció. Al sentarse la pollerita de Carolina se subió mostrando casi todas sus piernas desnudas, la mujer se sentó a su lado sin dejar de mirar esos sensuales muslos. Le dijo "no te preocupes que Don Lito va a encontrar ese mapa" mientras se acercaba más a la chica y su mano seguía tomándola de la cintura. No me preocupo dijo la chica y su voz le sonó rara por la excitación, veía como el viejo sin disimulo la miraba mientras hacía que buscaba algo en los cajones. Doña Margot, sin poder aguantar más dijo "Y que linda que sos nenita, mira que lindas piernas tenés" y alargo una mano acariciándole un muslo. Carolina no dijo nada, la mano de la mujer subía y bajaba por su muslo, la cara de la vieja mujer se había transformado y ahora tenía una mueca de lujuria.
Mira que lindas piernas tiene, Don Lito dijo manoseando sin pausas la suave piel de las piernas de Carolina, El viejo verde, ya no podía aguantarse más y se sentó al lado de la chica y se puso a acariciarle la otra pierna, jadeando de calentura. La mujer inclino su cabeza hacia la joven y empezó a lamerle el cuello, Carolina gimió al sentir los lengüetazos en su cuello y los incesantes manoseos en sus piernas. La mujer le busco la boca y la chica entreabrió sus labios para recibir la lengua de la mujer. Intercambiaron besos y lenguas mientras la mano de la vieja buscaba la entrepierna de Carolina.
La chica se dejaba hacer gozando de los chuponeos y caricias de esos dos calientes viejos. La mano de la mujer se abrió paso entre las piernas de la chica y se paseaba por encima de la tanga, se dio cuenta de lo mojada que estaba y le dijo, susurrando al oído "nena tu conchita es un almíbar, te lo voy a chupar todo" y le metió la lengua en la oreja, produciendo un escalofrió de placer. A esta altura Carolina gemía y suspiraba, el viejo verde estaba como loco y se había puesto a desabotonarle la blusa y se la saco a los tirones.
Las dos manos se apoderaron de los redondos y duros pechos de la chica, apretándolos con fuerza un buen rato, le toco los pezones duros y empezó a chupárselos, alternando su chupeteo con apretones en el pecho que quedaba libre. De a poco, mientras seguía lamiéndole la cara la mujer fue posicionando a Carolina en la cama, la chica queda boca arriba para que el viejo se hiciera una fiesta con sus tetas, lamiéndolas y apretándolas. A todo esto la mujer solo deseaba una cosa, se puso sobre las piernas de Carolina, se las abrió lo más que pudo llevándole su pollerita hasta la cintura y hundió su cabeza en la mojada conchita, chupándola por arriba de la tanga y luego apartándola para empezar con lamidos formidables a comerse ese exquisito y jugoso manjar. Carolina empezó a tener orgasmos mientras era doblemente estimulada, por el viejo comiéndole los pechos y por la mujer haciéndole una .terrible chupada de concha. Sintió que le metía los dedos mientras la chupaba y entonces un orgasmo incontenible hizo que se arqueara en la gema, suspirando de placer.
La vieja continuaba chupando esa deliciosa concha con audibles chupeteos. El viejo tenía una erección que ya no aguantaba, lamia y apretaba los pechos de la chica y veía como la mujer la chupaba y quería cogerla de una vez. Se incorporó diciendo déjamela a mí un poco, la vieja se apartó para que el afiebrado viejo tomara a la chica por la cintura y la girara en la cama haciéndola quedar boca abajo. Carolina se dio cuenta que el viejo la iba a coger, las manos del viejo la elevaron de las caderas y sosteniéndola con una mano llevo su duro pene hasta la mojada concha de la chica. Empujo apenas y su verga se clavó casi enteramente, volvió a empujar y ahora ya la tenía totalmente clavada, empezó a bombear como loco, el placer que sentía era enorme, su verga entraba y salía de esa conchita mojada y lamida hasta que sintió venir su eyaculación y en medio de una embestida acabo dentro de la chica.
Siguió cogiéndola hasta que su verga perdió la rigidez y luego se hizo a un costado. Carolina se tumbó en la cama pero todavía la mujer no había terminado. Nuevamente se puso entre las piernas de Carolina y recomenzó una chupada monumental, ahora desde la concha al culo de la chica, iba y volvía chupando con frenesí, le metió un dedo en el culo a lo que Carolina se estremeció mientras las lamidas parecían interminables, de repente sintió llegar un estremecedor orgasmo y se arqueo gimiendo de placer.
Luego de un buen rato, los dos viejos llevaron al baño a Carolina, la dejaron que se limpiara y vistiera y luego la acompañaron a la salida, diciéndole "Cuando quieras venir de nuevo, aquí vamos a estar" después de lo cual se marchó. En el camino de vuelta Carolina pensaba que siempre que se había puesto su uniforme colegial había tenido buen sexo. Pensaba seguir haciéndolo.