Hasta ese día después de unos años que me di cuenta que su nombre era Yaneth. También ese día descubrí que hablaba muy bien el español y que realmente no era hija del Dr. Patel, sino cuñada del doctor, pero también ese día descubrí lo que las mujeres hablan entre si y pueden ser tan directas y sin tabús al hablar del sexo con libertad entre ellas. También aquel día, la preciosa Yaneth se llevó la sorpresa de su vida.
En nuestra vecindad mi cuñada y quien siempre me presenta como su hermano, pues nos queremos como hermanos, ella es muy bien conocida en la ciudad y obviamente en la colonia, pues ella se apoderó de las ventas de las casas en esta zona. Mucha gente la conoce que es de descendencia persa, pero poca gente sabe que ella es multilingüe, pues habla además de inglés, su idioma materno, español, francés y portugués a la perfección, y también se comunica en ruso y alemán, aunque no los domina a la perfección como los otros. Y como vivimos juntos y mi hijo le llama madre a ella, muchos asumen que somos marido y mujer.
Por tanto, muchos asumen que también soy de descendencia persa, especialmente cuando me dejo crecer la barba y eso es lo que esta preciosa chica de nombre Yaneth pensaba, al igual que asumía que mi cuñada/hermana Kashira, era mi esposa. Aquel día lo había descubierto y lo chistoso fue como se lo decía a su amiga y quien solo hablaba español, pues en esos días que le celebrarían el retiro de los consultorios al Dr. Patel, había llegado desde Chile, pues la celebración era en grande:
– Sabes… -le dijo. – Este muñeco que está aquí es mi vecino. Su nombre es Tony, si hubiese sabido que era soltero, ya me lo hubiese comido todo.
Me sorprendió, pues con su cabello pelirrojo, piel blanca con algunas pecas en su rostro y su espalda, con unos ojos azules de tono claro, nunca imaginé que ella hablara español, pues siempre sus saludos fueron en el idioma local que es inglés, y lo que me dio una risa interior, es que ella no sospechaba que yo también dominaba el idioma y creo que ella asumía que solo hablaba inglés y mi supuesto idioma persa, del cual no hablo ni una palabra, bueno, si puedo decir algunas frases. No le dije nada, pero ella se dirige a mí hablando en inglés, como traduciendo lo que le acaba de decir a su amiga:
– Le he dicho a mi amiga, que usted es nuestro vecino, y que nos ha venido a ayudar a poner las luces de D.J. y a extender las carpas. Mi amiga nos visita de Chile y no sabe hablar inglés.
– Hi. –me dijo su amiga y me extendió su mano.
No le quise decir que yo también hablaba el idioma y me contuve disfrutando de su plática picaresca y donde me daba cuenta, lo abierto y morbosas que también pueden ser las mujeres entre sí:
– ¡Qué hermoso muñeco te fuiste a traer! ¿A poco no le has tirado tus calzones a su cara, teniéndolo tan cerca?
– Me acabo de dar cuenta que es soltero… siempre pensé que ellos eran pareja, pero son hermanos.
– Bueno, ahora lo tienes a tu disposición para ti solita.
– ¿A poco no se te antoja a ti también?
– ¡Claro que es un dulce tu amiguito! Si tuviera la oportunidad me lo comería de pie a cabeza.
– ¿Dónde empezarías? –le preguntó Yaneth.
– ¡No se! ¡Todo lo de ese muñeco esta rico!
– ¿Qué edad le calculas?
– ¡Qué importa! Está como quiere… pero le calculo unos 38.
– ¡Creo que tiene unos 44!
Su plática prosiguió mientras yo me tomaba el tiempo haciendo algunas conexiones en la sala. Su hermana mayor, la esposa del Dr. Patel se había ido al aeropuerto por la familia del médico que venía a la fiesta de retiro. Tampoco nos conocíamos muy bien, pues por estas zonas del mundo la gente casi no interviene o convive mucho como comunidad. Me llamó la atención la pregunta que la amiga de Yaneth le hacía:
– ¿Qué tan grande crees que la tenga?
– Pues a juzgar de la medida de sus zapatos, pues calza grande, creo que fácilmente le llega a unos 20 centímetros, sino es que mas. ¡Es alto el hombre!
– ¿Se te hacen agua los calzones?
– ¿A poco a ti no?
– ¿Le darías el poto a tu amiguito?
– ¡Aunque me haga sufrir se lo daría por verlo gozar!
– ¡Acuérdate 20 centímetros!
– ¡No seas así de mala! ¡Me asusta, pero me gusta! –le contestaba Yaneth.
– ¿Te imaginas ese pico entre tus piernas?
– ¡Por favor, no seas así! Ya lo imagino y créeme que ya estoy casi a punto de pedírselo.
Aquello lo dijo en una voz más sugestiva en un sentido de broma. La verdad que esta chica de nombre Yaneth siempre se me antojó, aunque no sabía su nombre. Es de esas chicas flacas, delicadas; quizá mida uno metro sesenta y cinco, siempre vestida muy sensual, raras veces la he visto con pantalones vaqueros, tiene una edad indeterminada, pero no creo que pase de los 30. Este día está con un pantalón corto y puedo ver que viste bajo de ellos una prenda pequeña, un bikini reducido. Tiene un bonito trasero y de pechos de niña, aunque son sólidos y puntiagudos y los hacen notables. Me gustan sus labios y esa mirada azul de sus ojos y nunca pensé que ella dijera que yo se le antojaba. Tuve que controlarme para no permitir una erección y para no reír con lo que hablaban.
Terminé y me estaba despidiendo, cuando su amiga me dijo algo en español que me pareció chistoso y que Yaneth debería de traducirme y obviamente oculto el mensaje atrevido de su amiga que en forma de broma decía:
– ¡Tony, muchas gracias! Mi amiga aquí se lo quiere petar, y si usted se lo pide, ella dice que está dispuesta a darle hasta el poto. ¡Gracias!
Yaneth solo sonrió y ella me lo tradujo de esta manera en inglés: -Dice que muchas gracias por su ayuda y que lo esperamos mañana por la noche en la fiesta. – Me sonreí con ellas y me despedí con un beso en la mejilla de ambas. No entendí plenamente lo que dijo su amiga, pero para eso tenemos el internet y buscar el significado de esos regionalismos. Lo intuía, pero averiguando entendí que Yaneth, me la quería mamar y que si se lo pedía, estaba dispuesta a darme el culo.
En la fiesta tuve poco contacto con ambas, solo bailé una canción con la amiga de Yaneth, y como la música era elevada, no pude saber lo que esta mujer intentaba decirme. Le di las gracias y busqué a Yaneth para darle una sorpresa y ver si en realidad quería coger, como lo había dicho en esa plática con su amiga un día antes. La vi junto a su cuñado, el festejado médico y lo único que le dije en inglés, para luego decirle todo lo demás en español fue lo siguiente: -“Yaneth, may I have a word with you”? (Me permites una palabra contigo) – La tomé de la mano y ella se dejó llevar y nos alejamos del bullicio donde se pudiera entender lo que le iba a decir en español para su sorpresa. Y de esta manera se lo dije:
– Yaneth, sabes lo mucho que me gustas y te he imaginado conmigo haciendo cosas que mejor me reservo decir. Si tú lo deseas y quieres, te espero en mi casa. Este es mi teléfono, o solo llega y toca el timbre. ¡Te estaré esperando!
Sus ojos se desprendieron de mi vista con un gesto de pena. Vi una sonrisa nerviosa aparecer y solo preguntó: ¿Hablas español? Sentí su mano temblorosa y solo le di un beso en la mejía y le volví a repetir: – Si lo deseas igual que yo, te estaré esperando.
Me retiré a media noche, ya mucha gente se había ido. Me hundí en el yacusi haciendo espera, mientras miraba la televisión en mi habitación. Como a la una y minutos de la mañana, llega un texto a mi celular que decía:
– Tony, llego en minutos.
– Solo abre la puerta, está sin llave, sube las gradas y busca la habitación donde se escucha la televisión.
– ¿Y su hermana?
– No te preocupes, ella duerme en el sótano. Nunca sube hasta aquí.
– Deme cinco minutos y ya llego.
No escuché ni cuando abrió la puerta principal y de repente veo que se asoma por la puerta de mi habitación. Ya no estaba con su vestido de gala, había llegado con pantalones cortos y una pequeña blusa. Me hace un ademán con su mano algo nerviosa y la invito a pasar y le pido que le eche llave a la puerta. Yo estoy ya completamente desnudo en el yacusi y Yaneth se acerca. La invito a que se sumerja conmigo y así lo hace. Se quita su blusa, pausadamente se remueve el sostén, veo sus pequeños pechos de pezones claros, como rozados. Tiene un abdomen plano, típico de una chica flaca y prosigue a removerse su pantalón corto y me permite verla vestir de un bikini diminuto de color uva. Se mira lindo al contraste de su piel clara. Veo que tiene pecas en sus pechos y posteriormente en su espalda. Su conchita totalmente depilada y veo sus nalgas con una bonita curva y es lo primero que le toco cuando se mete a la pileta. Lo hago como jugando, para que pierda la pena y la sorpresa de verse ahí con un hombre desnudo. Es Yaneth quien comienza la plática.
– ¡Que sorpresa me ha dado! Nunca pude imaginar que hablaba español.
– ¡Creo que la sorpresa fue mía! ¡Nunca imaginé escuchar de ti esas palabras!
– ¡Que pena! ¡Realmente eso fue penoso!
– Lo siento Yaneth, pero honestamente lo goce. No podía sorprenderte junto a tu amiga mientras hacían plática. ¿De veras deseabas mamarla?
– ¿Usted que cree?
– Estas aquí no… entonces debo creerte.
No salimos de la pileta, nos secamos mutuamente y Yaneth quedaba fija viéndome el miembro erecto y del cual dijo quería sentir en su culo. Lo tomó entre sus manos y lo acarició con un sutil masaje y me dijo: ¡Tienes un miembro muy hermoso! Me gusta como luce, me encanta. – Lo dijo mientras tomaba posición para llevarse mi glande a su boca. Lo besaba tiernamente para luego convertirse en una rica mamada donde su lengua masajeaba desde mi glande a los testículos y se metía lo más que podía de mi verga erecta. Ver a Yaneth mamando, es ver a una niña con su paleta disfrutando.
Yo quería también probar su concha, así que la acomodé en la cama, posición misionero y comencé con una mamada a sus dos pequeños pechos, bajé poco a poco por su abdomen hasta llegar a su ombligo. Descubrí mas pecas que se me hicieron sensuales y determiné besar cada una que encontrara. Para mi sorpresa tiene pecas hasta en su conchita y los labios. Yaneth es de conchita pequeña, de vientre reducido así que ya me imaginaba como mi pene disfrutaría de ese apretón de sus paredes. Me gustan las chicas reducidas, pues esa sensación carrasposas de sus paredes de su vientre, son más evidentes, especialmente si la chica domina esos músculos y te manda esa energía, cosa que supe que Yaneth goza hacer.
Me comí su concha por unos quince minutos, para luego en esa posición del misionero, le asomé mi glande y comenzó un terremoto sexual, pues Yaneth realmente goza del sexo, en el cual es muy participativa, ya sea con sus gemidos o seduciéndote con sus palabras lo mucho que le gusta ciertas acciones. Al principio fue con un movimiento armonioso y lento, pues ella misma me lo dijo: Su miembro es bastante grueso y bastante grande… por favor vaya lento, quiero gozar lentamente, permita que mi conchita se acomode y se ajuste a esta rica invasión.
Lo hicimos lento, y a Yaneth le gustan los besos prolongados y sentir una buena mamada en sus pechos cuando le están penetrando así en posición de misionero. Solo aceleramos el ritmo, cuando sintió esa señal divina, que las baterías se cargaban para explotar en un orgasmo. Como dije, su pelvis reducido me envía esas señales, ese vibrar de su vagina y como sus labios me aprietan mi verga y como choco y es evidente ese hueso frontal de su pelvis. Me pide que revolucione mis embestidas y así lo hago por un minuto y llega su orgasmo. Gime, jadea, me dice lo rico que está y no para de mover su pelvis para luego besarme y decirme al oído, que quiere sentir que me vaya en ella. Lo dice con una voz melosa y constante, y con ese apretón de su vagina que no puedo hacer mucho para contenerme y a los minutos me vengo en su concha.
Pasamos al baño de rutina y ella se acurruca y mira como mi esperma escurre de su rica concha y siendo la primera de la noche y que no había cogido por unos cuantos días, aquella mancha blanca deslizándose de su rico y apretadita concha, era abundante. Nos bañamos y aprovechamos para tocarnos y ella se concentró en restregarme la verga que en minutos volvía a recobrar energía, se volvía a poner erecta y tomar de nuevo grosor. Le pregunto que como lo quiere hacer, y Yaneth me confiesa que le gusta la posición de perrito o en cuatro, y que prefiere la cama.
La cargo hacia la cama y en cuatro aprovecho para meterle la lengua de nuevo en su rica y fresca concha… tiene un olor delicioso, sabe rico, saladita y es quizá por eso que me gustan mucho las almejas y ostras: tienen un sabor extraño, pero excitante. Al principio le doy a la orilla de la cama, pero luego me subo a la cama y ella inclina más su cuerpo haciendo una curva espectacular y ahora su culo apunta al cielo de mi habitación y yo tengo su concha y casi metiéndolo mi verga en vertical. Debo abrir mis piernas y sus nalgas me quedan entre medio y mi verga sale y entra en ese precioso manjar, que inclusive en esta posición se siente apretado. De aquella manera me anuncia su orgasmo diciendo: Tony, no pares, dame, así, dame, fuerte mi amor, fuerte cariño, rómpeme como quieras… dame. – Y se fue. Yaneth se fue de bruces por la sensación y yo tuve que acomodarme para seguirle taladrando su concha.
Se limpió las secreciones de los jugos vaginales que eran abundantes en su corrida y luego me pregunta: ¿Cómo me quieres? – no pude contenerme y le dije que me diera el culo en esa misma posición. Ella me lo hizo saber:
– ¿Sabes que tienes un miembro más grande que lo ordinario? Si lo quieres debes tener mucho cuidado. Te lo doy porque me gustas mucho y realmente quiero sentirte en todo mi cuerpo.
A Yaneth le comí el culo a placer y creo que tuvo un orgasmo en ese preámbulo. Sus nalgas no son las más impresionantes, pero para una chica flaca, tiene un trasero simétricamente con una bonita curva y en cuatro la vista es espectacular. Jugué con su rico culo con todos mis dedos, hasta que me di cuenta que ya no hacía gestos de incomodidad al sentirlos adentro de su ano: Su esfínter estaba lo suficientemente dilatado.
Le tomé de la cintura y le asomé mi glande. Solo dijo: ¡Con cariño mi amor! – Me tomé mi tiempo ver como desaparecía mi glande y posteriormente cada centímetro del tronco de mi verga, hasta me mis huevos pegaban en contra el hueso de sus nalgas. Era obvio que estaba en la gloria con este rico culo apretando mi verga y verlo totalmente sumido en este precioso culo es un espectáculo ha parte. Pompeé este culo hasta que Yaneth así me lo hizo saber con sus movimientos. Hice lo mismo y me subí a la cama y desde esa posición vertical, miraba como mi verga perforaba el pequeño ano de esta pelirroja de nombre Yaneth.
En esa posición no podía ver si Yaneth se masturbaba, y el chasquido de mi verga saliendo y entrando, mas el golpeteo cuando chocaba en sus nalgas era tan delicioso que en minutos Yaneth me vuelve a decir que se viene: Así mi amor, así, dame así, no pares, más fuerte, dame, me vengo, me vengo.
Aquello me excitó tanto que después de sentir la corrida de Yaneth, yo le dejo ir mi segunda descarga. A las 3 de la mañana, estábamos de nuevo bañando y seguíamos tocándonos como al principio. Me gusta como coge Yaneth, es una pelirroja muy sensual y tiene eso típico de muchas flacas que tienen una cocha bien apretadita y un culito obviamente también muy apretado. No sé como aguanto mi verga, pero la verdad que es cuestión de experiencia y creo que Yaneth la quería sentir en su culo que se compenetro a disfrutar.
Cogimos hasta las cinco de la mañana y se fue porque debería amanecer en su habitación para no despertar sospechas. Aquel día solamente lo hicimos una vez analmente, pues era obvio que el culo de Yaneth lo iba a resentir, pero semana después lo volvimos a hacer. Con Yaneth tenía en ese tiempo polvo seguro al solo cruzar la casa, pero un año después de este encuentro, donde también celebraban el retiro del Dr. Patel, sorprendentemente le dio un paro respiratorio, o por lo menos algo así nos contaron y la hermana de Yaneth se movió a la Florida y dejé de verla. Fue una rica experiencia que le llegó como una penosa sorpresa a una atrevida Yaneth.