Desde ya hace un tiempo que le comencé a ser infiel con otro hombre a mi marido, después de una relación de 3 años de casados, que por alguna razón que sospecho que fue mi antigua vida de soltera (algo alocada), que en lugar de hacerme sentir culpa me dan más ganas de seguir cruzando los limites. Tal es así que la siguiente oportunidad que se me presento para ser infiel fui mucho más accesible y osada.
El marido de mi prima es un deportista muy reconocido en la ciudad en la que vivo, pero el con mi prima viven en una ciudad vecina, no solíamos vernos muy seguido, solo en las típicas reuniones familiares, cumpleaños, casamientos, etc. Pero en las breves charlas que tuve con él en estos eventos, siempre me hacia algún halago o cumplido como por ejemplo “que lindos ojos que tenés” o “que bien que te queda ese vestido”, etc. Que para mí no pasaban para nada desapercibidos, pero siempre fueron interrumpidos con la llegada de mi prima o mi marido.
En una de estas reuniones por distintos motivos tanto mi prima como mi marido no asistieron, con lo cual, charlamos de forma distendida toda la velada, con halagos, risas, miradas, etc.
Cuando termina el evento él se ofrece a llevarme a mi casa muy caballerosamente, a lo que accedo sin objeción.
Él tenía una fama de picaflor muy bien merecida ya que era muy atractivo, alto y con un cuerpo muy atlético, así que ninguna mujer se resistía a sus encantos y yo esa noche no iba a ser la excepción a la regla.
En el camino me dice que debía hacer una parada para controlar los neumáticos, nos detenemos en la parte trasera de una estación de servicio, apaga el motor, las luces del vehículo y me dice “puedo revisar las gomas?”, a lo que le respondo, “revisa lo que quieras”.
Entonces mete su mano en mi escotada blusa y comienza a tocarme los senos, como no encuentra ninguna oposición de mi parte, me desabotonó un poco la blusa, además de bajar el corpiño, dejando mis senos expuestos, inmediatamente me mordisquea los pezones, le pasa su lengua, desde ya que esa actividad me excito muchísimo y automáticamente dirigí ambas manos a su pantalón, para bajarle el cierre y quitarle el cinto, cuando toco su miembro noto que el también estaba excitado y tenía una buena erección, fue la primera vez en mis 32 años que ponía mis manos en algo tan duro, con lo que le propongo que nos pasemos al asiento trasero. Él se desabrocha la camisa, se quita el pantalón y se baja un poco la ropa interior para dejar salir su duro pene, por mi parte me quite toda la ropa excepto las medias.
Ya en el asiento trasero comienzo haciendo sexo oral y después de un breve momento cambiamos de posición, donde me hace sentar encima de él mientras me la introduce por mi vagina lentamente pero sin pausa y con gran facilidad, ya que me encontraba muy excitada y húmeda y él por su parte con su pene tan duro llego a metérmelo todo en poco tiempo.
Después de eso el sexo fue más y más fuerte, con lo que debo reconocer que es un deportista de alto rendimiento, ya que estuvimos así por casi 2 horas, sin parar, pero cambiando de posiciones, inclusive fuera del vehículo, debo agregar que es muy cumplidor.
Ahora estoy juntado energías para volver a estar con ese duro deportista que me hizo vivir nuevas experiencias.
Espero que les guste mi relato y cuando vuelva a encontrarme con un hombre así se los estaré contando, besitos.