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Tiempo de lectura: 4 minutos

A mi esposa y a mí, nos encanta y excita mucho tener juegos sexuales y entre todos esos juegos, nos gusta exhibirnos. Nada realmente extremo que nos pueda llegar a exponer demasiado, pero si lo suficiente para poder jugar entre nosotros y calentarnos. Así es que decidimos ir a una fiesta electrónica, tomar unas pastillas y ver que surgía durante la noche. A mí me gusta mucho la lencería y a ella le gusta mucho vestir la para mí, así que elegí su ropa interior para esta noche.

Para la parte de abajo le di una micro tanga blanca de encaje, que apenas cubre su concha y al estar totalmente depilada puedo vérsela a través de la tanga, lo cual me vuelve loco. Para la parte de arriba le di un corpiño negro de encaje con unas tiras que sube en diagonal, que apenas dejaba ver sus hermosos y grandes pezones. Aprovechando que ya veníamos fantaseando y calentándonos hace unos días, le pedí que se ponga una remera que es semi transparente por delante y que deja entrever su corpiño. Ella lo dudo, pero como además de eso iba a tener un abrigo liviano por encima para estar por la calle termino aceptando.

Yo de solo verla como se peonia la ropa que le había elegido me puse a mil y no me aguante, la agarre por detrás y le empecé a manosear las tetas por arriba de la ropa, le apoye mi pija dura en la cola y sin más le corrí la tanga al tiempo que la empezaba a masturbar con la mano. Ella hizo un intento para sacarme pero yo me baje el calzoncillo y le apoye la cabeza de mi pija dura en la entrada de su mojada concha, su resistencia disminuyo y aproveche para meterle la pija lentamente hasta el fondo. La empecé a coger con embestidas bien duras, mientras le comía el cuello y le manoseaba las tetas como si nunca lo hubiese hecho, ella gemía mientras me pedía que pare.

Solo necesitaba sentir su concha mojada en mi pija, así que después de darle un largo beso en la boca y unas embestidas para el camino, se la saque y le volví a acomodar la tanga. Nos terminamos de vestir y salimos para la fiesta.

El lugar estaba bueno, si bien había mucha gente, no era asfixiante, además el ambiente estaba muy tranquilo, la gente bailaba y disfrutaba sin molestar a nadie y eso nos permitía estar relajados. Fuimos a la barra, compramos unas aguas, nos tomamos media pastilla de éxtasis cada uno y nos pusimos a bailar. La cosa fue subiendo de a poco, empezamos tranquilos esperando que la pastilla suba, mirando a la gente y al ambiente, las luces estaban bajas lo cual era excelente para poder mirar a mi mujer descaradamente. Bailábamos muy cerca y yo no perdía de vista su corpiño que se dejaba ver a través de la remera, verla y pensar que otros la podían ver también, me gustaba mucho, aunque ella a veces estaba medio incomoda. Pero eso no duro mucho, cuando la pastilla empezó a subir, nuestro morbo y calentura también.

De a poco en nuestro baile empezó a haber más contacto, yo la agarraba de la cintura y la acercaba para besarla y bailar pegados, o mismo ella se pegaba a mí de espaldas para restregar tu cola contra mi pija, que se ponía dura al instante al sentir sus intenciones. Así poco a poco nuestros roces se hicieron más intensos, y yo empecé a rozarle las tetas en algunos movimientos o la agarraba de la cola para bailar pegados. Sus ojos se empezaban a transformar, y yo sabía que la lujuria se estaba apoderando de ella, momento en el cual perdía la cordura y quedaba totalmente entregada a mí y mis perversas fantasías. Así que con esa primera mirada, la agarre con una mano de la cola, la traje hacia mí y le empecé a comer la boca con mucha pasión mientras que con mi otra mano le empecé a tocar las tetas descaradamente por sobre la remera. A ella le encanta ver la cara de lujuria que me provocaba y se dejaba hacer como si no hubiese nadie y yo lo hacía.

Ella se puso de espaldas a mí y bailando restregaba su cola contra mi pija dura, y con su mirada picara paso sus manos entre medio de los dos y empezó a manosear mi pija por sobre el pantalón. Yo no daba más y la abrace por la cintura y cuando nadie nos miraba subía mis manos a tus tetas por debajo de la remera. Nos separamos, mire al rededor y todos estaban en la suya, igual que nosotros, entonces aproveche nuestro estado de lujuria compartido y le pedí que se saque el corpiño. Ella me miro con su mirada picara y me dijo que no, yo sin aguantarme la empecé a besar en la boca, después su cuello hasta llegar a sus orejas y apoyándole mi bulto contra su panza, le pedí por favor al oído. Ella me volvió a mirar con mirada de reproche y lujuria, volvió a miro a nuestro rededor y me dijo al oído que la ayude. Se puso de espaldas a mí y yo con mis manos temblorosas logre desabrocharle el corpiño, se volvió a dar vuelta y mirándome a los ojos se los fue sacando bajo mi atenta mirada que no lo podía creer. Ahora estaba bailando con las tetas libres, totalmente extasiada ante mi atenta mirada que no perdía detalle de como rebotaban y se movían. La remera era ideal porque me dejaba ver sus pezones perfectamente de cerca, pero de más lejos se tendría que quedar quieta para notar que estaba desnuda. A mí se me caía la baba de verla bailar con esa transparencia y no perdía oportunidad para manosearla por arriba o por debajo de la remera.

Ella al parecer disfrutaba de tener tus tetas libres y bailaba muy alegremente, sabiendo que más de uno se habrá dado cuenta de su desnudes parecía no importarte, y hasta los disfrutaba. La situación estaba muy caliente entre nosotros, así que no duramos mucho ahí adentro, ella se puso su abrigo y salimos para el coche yo con su corpiño en el bolsillo. Ya en el auto le pedí que se saque lo que la tapada así podía seguir disfrutando de su trasparencia un rato más antes de sacarnos toda la ropa y coger hasta quedar rendidos.

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