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Un buen masaje para mi cuñada
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Todo comenzó, cuando mi computadora se descompuso en pleno semestre, le comenté a mi madre de comprar otra, ya que salía muy caro el repararla, a lo que ella me dijo, que por el momento no se podía, que si era urgente le pidiera prestada la suya a mi hermano, el cual vive a solo unas casas de la nuestra. Mi hermano tiene solo un año mayor que yo y está casado con Margarita (1.55 de altura, de complexión media cabello chino, ojos claros, piel blanca y con unas nalgas que no tienen idea) mi cuñada. Un día ella llegó a mi casa, cansada después de su trabajo, me comento que se sentía muy cansada, que si por favor le hacía piojito.

Lo primero que pasó por mi mente fue no tiene nada de malo, a lo cual accedí, nunca la había visto como mujer hasta ese día, al tenerla tan cerca recostada boca abajo en mis piernas con una almohada de por medio pude observar su cuerpo de espaldas, lucía un pantalón el cual le quedaba ajustado debido a su enorme trasero y una playera polo roja, poco a poco sintiendo su suave pelo chino, el olor que ella desprendía y poder observar sus nalgas sin que se diera cuenta, me excitó de una manera que nunca imaginé.

Las cosas se repitieron con lo mismo unas cuantas ocasiones más, después le comente que le daría un masaje que yo era bueno dándolos, a lo cual accedió, solo en la espalda y con su playera. Entre nosotros comentábamos que si lo que hacíamos estaba mal, a lo cual nos respondíamos que no estábamos haciendo nada malo, hasta que el día llego, le dije que su playera me molestaba, que se la subiría, que de cualquier manera tenía el brasier, su piel era de una suavidad increíble, mis dedos jamás habían sentido tal sedosidad, lo cual solo me excitaba demasiado. Ella me dijo que se sentía rara, me dijo que sintiera su corazón, y puso mi mano en su pecho, pude sentir como su corazón latía aceleradamente, le dije que yo me sentía igual, que al verla me ponía muy nervioso, no dijimos nada solo nos observábamos, nos acercamos lentamente y de pronto, ya estábamos besándonos apasionadamente, sus labios eran tan dulces y cálidos, que sentía que los míos se derretían en los suyos.

Comencé a tocar su cuerpo, sus pechos, sus nalgas, sus piernas, su rostro, la lujuria nos envolvía a ambos no podíamos detenernos, nos detuvimos un par de ocasiones pensando que lo que hacíamos estaba mal, pero pronto lo olvidábamos y seguíamos con lo nuestro. Ese día no paso de un agasajo, pero supe que a partir de ese momento no importaba como, pero la haría mía.

Como lo desee, el día de cogerme a mi cuñada llego, me encontraba en la casa solo llegando temprano de la uni, nos habíamos puesto de acuerdo para llegar temprano. En cuanto nos vimos nos besamos como unos enamorados deseosos por mostrarse su amor, nos desvestimos y por primera ocasión pude admirar su cuerpo desnudo, ella se sentía avergonzada de si, creía que estaba gorda y fea, le comente que estaba loca, que tenía un cuerpo fantástico y que no tenía nada de que avergonzarse. La recosté en la cama y después fui bajando lentamente saboreando su cuerpo con mi boca, hasta llegar a su concha, estaba comenzando a mojarse, tenía un olor suave. Me dispuse a saborearla, metiendo mi lengua hasta lo más profundo, sintiendo lo caliente y lo húmedo que estaba, mi lengua no paraba de saborear tan buen manjar, de pronto observe como su clítoris crecía ante mis ojos, no podía creerlo era ligeramente grande, al menos para mí ya que mis anteriores conquistas lo tenían muy pequeño, saque mi lengua de su vagina y comencé a saborear su clítoris, mientras una de mis manos dedeaba su vagina con la otra descubría su clítoris para poner tomarlo entre mis labios y poder lamerlo con todo gusto, ella solo gemía de placer me decía que no parara, que le encantaba, después de un rato no pudo contenerse y se corrió con mi boca en sus concha.

Acto seguido, mi pene se sentía tan duro por saber lo que estaba haciendo y con quien lo hacía, pero nada de eso importaba, yo me moría de ganas de meterle mi verga y ella me pedía que ya lo hiciera, así que simplemente no me resistí y lo hice, la penetre, no podía creer lo bien que se sentía estar dentro de ella era algo fantástico, lo disfrute mil veces más que mi primera vez, estaba tan húmedo y cálido y podía sentir como su vagina estrujaba mu pene una y otra vez, mis labios besándola apasionadamente, tocando y besando sus pechos dulces, pequeños comparando con su proporción de trasero, pero firmes y duros debido a la excitación del momento, primero yo estaba encima de ella, después ella quiso montarme, en esa posición pude sentir el dominio de su caderas, primero con movimientos de adelante hacia atrás, después movimientos circulares, me sentía extasiado, recuerdo que por mi mente paso el sentimiento de envidia hacia mi hermano, debido a que el pudiera tener semejante mujer con él todas las noches y que no la tratara como debiera.

Cambiamos y ahora ella se colocó de espaldas a mí, montándome de revés, sentía como si fuera un sueño, no podía creer como su vagina era penetrada por mi pene y como sus nalgas se habrían ante mi mostradme todo su esplendor, mis manos no tardaron en apretarle las nalgas, mis manos no podían alcanzar a cubrirlas por completo su trasero tan suave y tan blanco, diciéndole que la deseaba, que me encantaba follar con ella y ella respondió que también lo disfrutaba que era una sensación diferente muy placentera sentir el pene de su cuñado penetrándola sin control.

Por ultimo me dijo que quería que la tuviera a gatas, se acomodó en cuatro y pude observar ese culo que tanto deseaba enfrente de mí, no me pude contener y mi lengua volvió a saborear su vagina, para luego seguir follándola como hacía unos momentos esa posición la disfrute mas ya que sus nalgas eran todas para mí, mi pene entraba y salía de una manera violenta, ella trataba de ocultar su placer en gemidos, no podía gritar ya que alguien pudiera escucharnos pero era evidente que se moría por expresar lo que estaba sintiendo, mis manos acariciaban sus nalgas lentamente, hasta que una de ella se deslizo poco a poco hacia es orificio que se habría delicadamente ante mis caricias, al principio se resistió un poco pero al final termino cediendo al sentir como mi saliva recorría su ano hasta su vagina la cual seguía siendo penetrada por mi pene, mi dedo pulgar de mi mano izquierda termino por entrar en su agujero sus gemidos fueron más fuertes y mi excitación mayor, no podía creer lo que estaba sucediendo, tenía a mi cuñada, a la esposa de mi hermano a gatas en mi cama siendo penetrada por sus dos orificios por mi verga y mi dedo.

Esa corrida fue espectacular termine algo cansado lo habíamos disfrutado mucho, nos besamos un rato, nos cambiamos y ella se retiró, no sin antes abrazarme y besarme dulcemente, de ahí en adelante seguimos follando, cuantas veces podemos, tratando de ocultarnos para que nadie sospeche nada.

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