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Nuestra amiga argentina no deja escapar ni al dentista
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Esto me paso hace poco, y como siempre son cosas que no se las quiero contar a nadie por eso lo hago por acá, voy a tratar de que no sea muy largo.

Resulta que yo tenía un dentista desde que soy chica, pero ya está viejito y dejó de trabajar, me fijo en la cartilla médica de mi pre paga y elijo uno cualquiera, total solo era para que me revise.

1ª visita: llego al consultorio, muy lindo bien puesto, la secretaria una mina de unos 50 años, llega mi turno me hacen pasar al consultorio, cuando lo veo mi imaginación empieza a volar, un tipo de unos 40 años, muy fachero por la edad que tenía, y aparte me di cuenta enseguida que también muy mujeriego, por más que tuviera en el consultorio algunas fotos con su familia por lo que no ocultaba que era casado.

Era un día de calor, yo me fui con esos shorticitos de jean que los bolsillos pasan el pantaloncito y son medios rotosos, no lo hice a propósito, pero cuando me senté en el sillón del dentista (no sé cómo carajo se llama), obvio quedaron todas mis piernas al aire, y me di cuenta que las miraba. Por su trabajo, obvio, también en algún momento me tocaba la cara, y muy dulcemente. Aparte como le tengo pánico al dentista y se lo dije de entrada, me hablaba para que me tranquilizara y de paso entraba en confianza, nada, me preguntaba de mi vida, que hacía, si estaba de novia, y todo eso. La verdad que ningún boludo, lo hacía con mucha sutileza, en ningún momento se pasó de la línea “digamos profesional”. Me dice que tenía una caries y que le pida turno a la secretaria para volver otro día.

Cuando me fui, mi imaginación empezó a volar, en mi vida hice de todo, pero nunca había cogido ¡en un consultorio!, y el tipo este, como les dije, tenía pinta de tramposo, pero me preguntaba, ¿se dará?, yo, ya lo saben, nunca doy el primer paso, mi estrategia es insinuar, y si encuentro respuesta me entrego, pero tampoco, me iba a regalar, nada, no sabía que podía pasar.

2ª visita: llego, ya me saluda con un beso, pero por más que fue en la mejilla, fue un beso un poco más que de saludo. Me siento en el sillón, me recuesto, me dice que me quede tranquila, la verdad estaba nerviosa por todo, por la caries que me iba a arreglar, y por lo que les conté. Él se dio cuenta que estaba nerviosa, trata, otra vez de calmarme hablándome de cualquier boludez, en un momento, me dice “nena, quédate tranquila, nunca te voy hacer nada que no estés dispuesta a hacer” obvio que esto fue en doble sentido, y de una manera “digamos paternal”, me pone su mano sobre la pierna y me da una pequeña caricia, con el fin de tranquilizarme. Yo no le dije nada, dejé que me acariciara la pierna, y eso lo hizo un par de veces, sin que nos dijéramos nada, me di cuenta que estábamos entrando en un juego que no sabía cómo iba a terminar.

La cosa es que él termina de atender a las 15 hs., y me dice que me quería hacer una buena revisión en la boca porque (la verdad no le entendí un carajo lo que me dijo, pero me di cuenta que era una excusa), y como le iba a llevar tiempo, me dijo que le pidiera a la secretaria un turno, pero que fuera él último, así no demoraba a los pacientes que tenía después, le digo ok, que no tenía problema. Cuando le digo eso a la secretaria, no sé, pero sentí que me perforó con la mirada, como que se daba cuenta de que algo había atrás ¡de todo eso! La verdad es que me dio un poco de vergüenza, pero en realidad yo no había hecho nada, por lo que no tenía que ponerme así.

3ª Visita: llego, paso al consultorio, ah, ese día dude en cómo vestirme, digo ¿me pongo un jean?, voy a quedar como una boluda, porque en el fondo sabía que algo iba a pasar, tampoco iba a ir en bolas, así que me puse una pollerita, corta, pero normal, y como hacía calor sin medias y un top (lo cual mucho no me ayuda porque las tetas no son mi fuerte).

Entro en el consultorio, me saluda igual que la vez anterior, me empieza a revisar la boca y al ratito, escucho que le suena el interfono, y era la secretaria que le decía que ya se iba ME QUEDABA SOLA CON EL EN EL CONSULTORIO, y la verdad que esta vez, si me puse nerviosa, porque no sabía que iba a pasar, ni cómo iba a empezar la cosa, si es que iba a empezar algo.

Para tranquilizarme, otra vez, ya solos en el consultorio, me pone una mano en la pierna, pero esta vez me la empieza a acariciar, yo no le decía nada, hasta que sus caricias ya fueron cada vez más fuertes, y sus manos estaban llegando a mi entrepierna, y le digo: “doctor ¿qué hace?” y me dice: nada, que vos no quieras nena. Mi respuesta fue solo separar más las piernas, con eso ya le decía todo.

Siguió y cada vez sus caricias fueron más fuertes, dejó mi boca de lado y solo se dedicó a acariciarme y ver mi reacción, ¿cuál fue mi reacción? Abrir cada vez más las piernas y demostrarle que me gustaba lo que hacía. Ya sus manos estaban acercándose a mi conchita, hasta que llegaron a ella, sobre mi tanguita, me la empieza a acariciar, y yo ya estaba toda mojada. Sin decirme nada, sin pedirme ni permiso, me saca de una la pollerita y la tanguita y empieza a besarme, lamerme comerme mi conchita, y yo ya me estaba moviendo, retorciendo de placer sobre ese sillón, seguí así un rato, yo ya entregada, me empieza a poner un dedo, dos, hasta que no pude evitar acabar, no grite mucho, no lo quería hacer.

Se acerca, me come la boca, me saca el top, yo ya esta desnuda, el se había sacado la casaca y la verdad que para la edad que tenía, no estaba mal de lomo. Sobre el pantalón le toco la pija que a esa altura estaba re parada, le desabrocho el pantalón y se la empiezo a chupar, hasta que me la meto toda en la boca, tenía una muy linda pija. De las que a mí me gustan blanquitas, con pocos pelos derechita y con un tamaño bastante considerable jeje.

Me siento en el sillón, me levanta (ahh no les conté aparte era grandote y tenía bastante fuerza), me cuelgo de él, me sostiene de la cola, me cuelgo de sus hombros y me la pone así ¡de parado!, esas son las cosas que más me gustan.

Así me lleva, cogiéndome hasta la sala de espera, me recuesta en uno de los sillones, y me empieza a coger, desesperadamente, diciéndome esas cosas que me calientan mucho (putita, ¿te gusta coger acá?, te voy a partir, y todas esas cosas).

Acabo nuevamente, pero esta vez ya sin temor a gritar y demostrar lo calentona que soy cogiendo y como me gusta demostrar lo que me hacen sentir. Nos damos vuelta, el se sienta en el sillón me pongo arriba de él (una de mis posiciones favoritas) y me clavo su pija en mi concha, y empiezo a saltar sobre ella, todo mientras miraba las fotos que tenía de su familia, lo cual me hacía sentir una pendeja puta y eso más me calentaba, la verdad es que por la situación, por el lugar estaba muy caliente!!! Sigo así hasta que acabo nuevamente, él no sé cómo, pero todavía no había acabado, por lo que yo seguía sintiendo esa pija dura que me cogía.

Me hace poner en cuatro en el sillón y me empieza a coger de nuevo, pero esta vez intenta, de a poco ponérmela en la cola (me estaba probando) y yo con lo caliente que estaba no le decía nada, me la pone en la concha y me empieza a poner un dedo en la cola, que placer que sentía, mis gemidos se habrán escuchado en todo el edificio. Hasta que me pone dos dedos, y luego empieza a ponerme la pija, lo deje, quería portarme como una verdadera puta, sin límites, sorprenderlo, que no me olvide, por lo trola que fui (nunca había entregado la cola tan fácil), y me la terminó haciendo, fue rápido, creo que jamás pensó que se la entregaría, y me la puso, me bombeo un par de veces y acabo y yo también, pero esta vez ya a los gritos.

Me pregunta si me quiero ir a lavar, voy al baño, me lavo, el también, me pide disculpas, pero que no se podía quedar toda la tarde conmigo, que tenía que seguir trabajando, obvio no me hago la ofendida, no tenía tampoco porque ofenderme, me deje coger, y me lo banco.

Nos fuimos, obvio, voy a cambiar de dentista, pero no me arrepiento, fue una nueva aventura en mi vida, algo que nunca había hecho.

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