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Mi vecino morboso (Parte 2)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Después de la rica cogida que me había dado Gabriel, había queda muy satisfecha por su deliciosa verga gorda, creo que la enorme sonrisa que tenía al ir por mis hijos delataba lo gozosa que estaba por Gabriel.

Mientras regresaba a mi casa con mis hijos me volví a encontrar a Gabriel en compañía de su madre y mientras saludaba a norma con un beso en la mejilla, nuestras miradas se encontraron y ambos soltamos una sonrisa de complicidad por lo que había pasado hace solo unas horas en mi cama.

Me despedí de ella y mientras me dirigía a mi casa nuevamente la mirada de Gabriel estaba fija en mis nalgas, lo que hizo que caminara más lento modelando mis nalgas mientras me alejaba. Llegue a mi casa y mientras preparaba la comida no dejaba de pensar en la rica cogida que me había dado.

En todo ese día no dejaba de pensar en él y al caer la noche mientras estaba acostada en mi cama, me termine masturbándome recordando lo que habíamos hecho, y con mi marido trabajando fuera de la ciudad tenía una semana completa para disfrutar.

A la mañana siguiente la espera por volver a estar sola con Gabriel se me hizo eterna, estaba muy ansiosa de volver a saborear su verga y por supuesto no era la única con ganas de repetirlo, cuando pase de nuevo enfrente a Gabriel llevando a mis hijos a la escuela con solo vernos y sin cruzar palabra alguna me daba cuenta de lo ganoso que estaba y es que no necesitaba hablar sus ojos llenos de lujuria lo decían todo.

Apenas regresaba de la universidad y de inmediato lo metía a mi casa, me desnudaba por completa y me montaba en su gorda verga, cogíamos sin parar en cada rincón de mi casa hasta que era hora de ir por mis hijos a la escuela. Esto se repitió toda la semana y faltando 2 días para que mi marido regresara tenía que disfrutarlo lo más que pudiera.

Con mis hijos en casa el sábado no pudimos estar juntos, y quedando solo un día tenía que aprovecharlo, el domingo me levante muy temprano con toda la intención de volverme a comer a Gabriel. Lleve a mis hijos con mi suegra para que me los cuidara unas horas inventándole que mi hermana estaba enferma, mi suegra siempre es mi mejor cómplice sin saberlo.

Estando sola nuevamente lo único que faltaba era traer a Gabriel, de camino a mi casa le envié un mensaje a su teléfono donde le dije que lo espera dentro de una hora. Antes de que llegara Gabriel me metí a bañar, me vestí con una blusa top azul celeste y una falda negra corta acompañada de unas bragas rojas y unos tacones negros, me mire en el espejo y mis tetas se veían enormes casi escapando del top. Termine de arreglarme y me fui a mi sala a esperar ansiosa a Gabriel.

Mientras lo esperaba mi rajita comenzó a cosquillar de lo emocionada que estaba, pasaron 10 minutos y Gabriel apareció afuera de mi casa, rápidamente lo deje entrar para que mis vecinos no lo vieran. Me pregunto por mi marido y le dije que no regresaba hasta mañana, cerramos la puerta Gabriel se abalanzo a besarme, me comía a besos mientras me decía lo rica que me veía y que le daba lastima mi pobre cornudo.

Me seguía besando mientras recorría todo mi cuerpo con sus manos, apretando y masajeando, mi faldita corta que apenas cubre mi cola y mi escote con mis pronunciadas tetas lo estaban volviendo loco, sin aguantar más, Gabriel me bajo el top hasta mi cintura dejan libre mis grandes tetas.

Empezó a acaricias mis suaves tetas con sus inquietas manos hasta llegar a mis duros pezones, comencé a gemir levemente sintiendo como masajeaba con desesperación mis tetas, acerco su boca a ellos y con sus húmedos labios comenzó a chuparlas, la forma en que Gabriel me comía las tetas eran tan placentero.

Mientras me chupaba las tetas bajo sus manos a culo y me comenzó a frotar mis nalgas, con mi rajita mojándose y mis pezones duros no aguantaban más, pequeños gemidos escapan de mi boca mientras me devoraba las tetas, sin esperar más tiempo nos fuimos a mi dormitorio.

Llegando a mi recamara Gabriel se quitó su camisa y su pantalón quedando solo en bóxer, su gorda verga no cabía en su bóxer, me siento en la cama y con su enorme bulto frente a mí no pude resistirme más y le arranque el bóxer soltando su verga hacia mi rostro.

Le comencé a chupar la cabeza, dándole pequeños besos mientras lo pajeaba con mi mano, Gabriel solo se retorcía de placer a casa lamida que le daba a su verga, seguí chupando su cabeza hasta que Gabriel me toma de mi cabello guiándome lentamente hasta meterme toda su verga en mi boca quedándome sin aire.

Se la estaba comiendo entera, su enorme verga me tenía ahogada pero estaba tan gustosa de estar chupándoselo, seguí mamándosela saboreando toda su falo y huevos, literalmente se la estaba puliendo con mi boca.

Con su miembro palpitando en mi lengua Gabriel estaba a punto de correrse, me volvió a sujetar de nuevo de mi cabello y exclamando que me la trague toda se corrió llenándome la boca de leche, como becerrita hambrienta me trague hasta la última gota de leche.

Gabriel estaba agitado pero con su verga aun dura, Gabriel me dijo que pusiera en cuatro sobre la cama, lo obedecí y de inmediato me quito mis bragas rojas mientras se colocaba atrás de mí, estaba ansiosa en cuatro sobre la cama con mi rajita toda hinchada y mojada por lo caliente que estaba, guio su gorda verga a la entrada de mi rajita y me la hundo con un solo movimiento de cadera, me quede muda siéndome atrapada por esa joven verga.

Sin darme tiempo a reaccionar, Gabriel empezó a embestirme con furia sujetándome por mis cintura, sin poder contenerme comencé a gemir sintiendo como me taladraba de nuevo esa vigorosa verga, Gabriel estaba como desesperado clavándome una y otra vez en su verga mientras repetía que me cogía mejor que mi cornudo.

Me estaba destrozando con cada arremetida de su verga y comencé a gemir como loca por lo rico que me estaba cogiendo, me hacía grita y gemir como si estuviera en celo mientras Gabriel estaba frenético bombeándome con todas sus fuerzas sin tener piedad de mí preguntándome si él me cogía mejor que mi esposo, con mi rajita siendo ultrajada completamente por esa vigorosa verga le respondí gritándole que sí, que él me cogía mucho mejor que mi marido.

Decirle eso no hizo otra cosa que excitarlo más y echándose sobre mí apretándome fuertemente las tetas se comenzó a correr llenándome por completo mi rajita de leche en medio de un poderoso grito, caímos sin fuerzas sobre la cama sin aliento.

Mientras descansábamos en la cama Gabriel no paraba de besarme y de acariciarme mis tetas hasta que su verga se puso dura nuevamente, y como era nuestro último día me volvió a taladrar sin parar hasta que ya no pudo más del cansancio, lo deje seco al pobre.

Nos vestimos y nos despedimos con un largo beso, Gabriel me dejo muy satisfecha y bien cogida y ansiosa por nuestro siguiente encuentro.

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Mis amores espero que les haya gustado el relato y también quiero darles las gracias por los mensajes que me envían a mi correo y a mi Facebook, les envió un beso a todos.

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