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No lo pienses demasiado (Parte 5)
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Después de unos 10 minutos eternos la vi con el móvil en la mano y entonces sonó el mio.

Carla: Y si nos perdemos un ratito?

Irene: Como piensas hacerlo?

Carla: Sígueme y ya improvisaremos.

Carla se fue y esperé a que se alejara un poco antes de ir detrás sin perder ojo de a dónde iba. Al levantarme de la mesa apareció Luis con una copa en la mano.

Luis: Irene me debes un baile. -Dijo con su sonrisa de anuncio de pasta de dientes.

Joder que pesado y que oportuno él, pensé.

Irene: Sí Luis ahora enseguida te busco, espérame por allí, cuando vuelva del baño te busco. Lo mandé en la dirección opuesta a la que se había ido Carla.

Luis: Ok ahora nos vemos. -Me guiñó un ojo.

Me fui en busca de Carla, me pareció ver que se iba por un pasillo así que avancé sin tener ni idea de a dónde iba hasta que su cabeza asomó por una puerta que ponía "despacho 1", miré que no venía nadie y entré. Era una habitación pequeña con un escritorio y una silla de despacho, debía de ser utilizado cuando se organizaban congresos en el hotel, ya que había dos puertas más en las que ponía despacho 2 y 3 y al fondo había otra ponía salón de actos.

Irene: Cada vez estás más loca. -Mi corazón iba acelerado y sólo podía mirar sus labios.

Carla: Bueno ahora me toca jugar a mí.

Cerró el pestillo de la puerta y mientras me besaba me iba llevando a la mesa, hasta que choqué con ella. Me tumbó en la mesa, sujetó mis brazos y empezó a besarme en la boca con la peculiaridad de que cuando estaba cogiendo ritmo se alejaba lo justo para que aunque yo levantara mi cabeza, no pudiera besarla y me quedaba a unos centímetros de su boca. Se acercaba, me daba un pequeño mordisco en el labio y antes de que pudiera reaccionar se alejaba, y otras veces se acercaba a mi boca y justo cuando nuestros labios se rozaban, ella se apartaba. Era excitante al mismo tiempo frustrante.

Irene: Estás siendo cruel.

Carla: Tú has jugado antes, ahora me toca a mí, así que prepárate porque acaba de empezar.

Otra vez besaba mi cuello y mi oreja y en cuanto en acercaba más de la cuenta se alejaba de mí.

Carla: Ahora voy a soltarte las manos, pero tienes que prometerme que vas a dejarlas donde están y no vas a tocarme.

Irene: Te lo prometo, pero dame una tregua de un par de minutos para besarte, por favor…

Carla: Está bien, tienes dos minutos.

Me incorporé rápidamente y sujetando su cara para que no pudiera retirarse empecé a comerle la boca con rabia, hasta que sin cumplir los dos minutos me separó.

Irene: Eso no han sido dos minutos. -Me quejé.

Carla: De verdad te pensabas que te iba a dejar? Ahora cumple con lo que te dicho, manos quietas.

Irene: De acuerdo. -Gruñí.

Carla subió mi vestido hasta mi ombligo y empezó a besarme en la cadera, bajó mi tanga y continuó besando mis ingles y mis labios. Subió a besarme en la boca mientras con sus dedos acariciaba mi clítoris y me introducía dos dedos y volvió a hacer lo mismo, pero esta vez era más cruel, cuando notaba que me excitaba demasiado y estaba cerca del orgasmo, alejaba su mano y paraba por unos minutos, al menos ahora sí me dejaba besarla.

Carla: Tranquila ya queda poco. -Debí de darle pena o algo por la forma en que me lo dijo. Me dio un beso en los labios y bajó.

Empezó a lamerme el clítoris y a introducirme la lengua y volvió a repetir la misma tortura, cada vez me daba menos tiempo de placer y más de pausa debido a mi nivel de excitación, mi cuerpo se retorcía, tanto cuando me hacía algo, como cuando me daba pausa, era increíble cómo leía mis reacciones y sabía cuándo detenerse.

Carla: Te has portado como una campeona mi niña, ahora ya prometo dejarte.

Empezó a lamer mi clítoris mientras introducía dos dedos y en cuestión de un minuto tuve un orgasmo brutal. Me sentía agotada y eso que yo no había hecho nada, simplemente me había dejado hacer. Mi cuerpo temblaba por la intensidad del orgasmo como no lo había hecho nunca. Carla limpió todos mis jugos, se limpió un poco la boca y subió a besarme de forma muy tierna.

Carla: Lo siento si te he torturado mucho, pero te lo habías ganado a pulso y lo sabes.

Irene: Ha sido increíble, creo que nunca había tenido un orgasmo tan intenso.

Carla: Me alegro mi niña, ahora tenemos que salir antes de que se note mucho más que faltamos.

Irene: Puff dame 5 minutos que me recupere y vamos.

Salimos con discreción del despacho y volvimos separadas a la barra libre para que no se notara mucho, yo antes de volver pase por el baño y al abrir mi bolso para retocarme un poco el maquillaje, vi que el tanga de Carla seguía ahí, se me había olvidado por completo y con razón. Le envié un mensaje.

Irene: Vas por la vida sin ropa interior? Sigo teniendo tu tanga.

Carla: Bueno la noche es joven, luego me acompañarás al coche no? Y así te acerco a casa.

Irene: Ah pues no sé, déjame pensarlo… tal vez me lo quede de recuerdo.

Carla: Ya veremos qué pasa…

Salí del baño y me fui para el grupito en el que estaban todos.

Juan: Irene, dónde andabas? Tienes cara de cansada, ya te has bebido el bar?!?! Me habrás dejado algo de ron no?! Jajajaja.

Carla: Eso Irene, dónde estabas? Luis te está buscando para bailar. Tiene razón Juan, pareces cansada Irene.

Irene: Ah pues, he salido a fumar.

Juan: Pero si tú no fumas loca!!

Irene: Tampoco bailo y parece ser que me andan buscando. Me has echado de menos Juan?

Juan: Yo siempre, la duda ofende. -Se hizo el ofendido.

Estuvimos un rato riéndonos hasta que se acercó Luis con dos copas en la mano.

Luis: Irene ya no te me escapas, topa una copita y vamos a por el baile que me has prometido.

Irene: Venga vamos, lo prometido es deuda. -Me bebí media copa de un trago y se la di a Carla- Me la sujetas Carlita?

Carla: Claro cómo no… -Y ahí volvía a estar su sonrisa falsa.

Luis se esforzó en enseñarme algunos pasitos para bailar juntos y gracias al alcohol, me daba un poco igual hacer el ridículo. Me miraba a los ojos con su sonrisa perfecta, y yo igual lo miraba a él, que miraba la carita de perro de Carla al otro lado de la sala que nos miraba mientras bailábamos. La mano Luis que estaba en mi cintura parecía que se empezaba a descolgar y iba buscando el camino a mi culo, y su cara parecía que cada vez estaba más cerca de la mía, me estaba empezando a incomodar pero tampoco quería ser desagradable con él, pues descaradamente tampoco estaba haciendo nada y podía ser una imaginación mía.

Luis: Puedo? -Me dijo al oído.

Irene: Que si puedes qué? -Contesté extrañada al oído, puesto que con la música era imposible hablar de otra forma.

Entonces noté como Luis empezó a recorrer el camino de mi oreja a mi boca con la intención de besarme, le puse la mano en el pecho y eché rápidamente mi cabeza para atras (una cobra en toda regla), quité su mano de mi cintura y me separé de él.

Irene: Luis me parece que te estás equivocando.

Luis: Lo siento, no ha estado bien. -Dijo avergonzado.

Irene: Ha estado totalmente fuera de lugar, sabes de sobra que estoy casada.

Luis: Tienes razón, lo siento, no volverá a pasar.

Irene: Desde luego que no volverá a pasar.

Iba a girarme para irme cuando noté que alguien me cogía por el brazo y tiraba de mí hacia atrás.

Carla: Muy bonito Luis! Lo siento pero Irene es mía.

Me fui con Carla entre risas en dirección al grupo donde estaban el resto de compañeros, dejando a Luis en mitad de pista muy avergonzado.

Juan: Bonita cobra Irene, le has puesto nombre ya?

Laura: Sí, creo que vas a tener que enseñarme a hacerla para mis encuentros con Juan.

Juan: Laurita pero si tú te derrites en cuanto me acerco.

Laura: Yo no me derrito, yo uso otras técnicas de huida, aunque esta me parece mucho más eficaz.

Irene: No te preocupes Laura que yo te enseñaré.

Estuvimos un buen rato los cuatro juntos bebiendo y charlando entre risas, hasta que decidimos que iba siendo hora de volver a nuestras casas y juntos salimos del hotel. Nos despedimos en la puerta del hotel, Juan y Laura se fueron en una dirección y Carla y yo en otra.

Carla tenía el coche aparcado en un parking cercano al hotel, por el camino íbamos parándonos a besarnos en portales y en calles en las que no se nos viera mucho, ya que era sábado por la noche y había mucha gente por la calle de fiesta que nos podía conocer. Era un incordio el tener que andar a escondidas, pero merecía la pena. En cada rincón o portal que parábamos, mis manos iban debajo del vestido de Carla, la agarraba fuerte por el culo y acariciaba sus labios que estaban empapados.

Irene: Todavía no hemos acabado la noche, así no puedes conducir, tienes que bajar un poco el alcohol.

Carla: Tienes razón, la seguridad ante todo.

Llegamos a su coche y directamente nos metimos en los asientos traseros, Carla se sentó encima mío, abrí la cremallera de su vestido, bajé el vestido hasta la cintura y le quité el sujetador y ella hizo lo mismo conmigo. Era la primera vez que teníamos ese contacto piel con piel y apretábamos con fuerza nuestros pechos. Me encantaba poder recorrer toda su espalda con las manos, mientras metía mi cabeza entre sus pechos y mordisqueaba sus pezones. Tenía una piel super suave que junto a su olor corporal y su perfume, me hacía perder la cabeza. Al no llevar la ropa interior puesta subí su vestido y la agarré por el culo, el vestido me molestaba, pues quería agarrar su culo y subir con mis manos recorriendo toda su espalda sin tener que encontrarme con él, pero era lo que había y tampoco me iba a quejar. Empecé a acariciar su coño, que seguía empapado y eso hacía que mis dedos se deslizaran con más facilidad. Nuestros corazones y respiraciones estaban a mil y los cristales del coche se empezaron a empañar. Carla sujetaba mi cara, me besaba con la pasión que sus gemidos le dejaban y apoyaba su frente con la mía mientras que clavaba sus ojos en los míos, su mirada y su cara era puro morbo cuando se ponía así. Empecé a introducirle los dedos y ella empezó a mover las caderas al ritmo en que yo la masturbaba, hasta que se paró en seco, soltó un gran gemido en mi oído, se tensó por unos segundos para después dejar caer el peso de su cuerpo sobre mí como agotada, mientras yo la abrazaba, la apretaba junto a mi cuerpo y besaba su cuello.

Irene: Me gustan estos encuentros, pero algún día me gustaría que las dos pudiéramos estar totalmente desnudas en una cama.

Carla: Lo sé mi niña, a mi también me gustaría y algún día llegará.

Seguimos unos minutos más besándonos en esa postura, después Carla se sentó a mi lado, apoyó su cuerpo sobre el mío y estuvimos hablando en esa postura mientras yo deslizaba los dedos por sus pechos, jugaba con sus pezones y acariciaba su barriga.

Veíamos un coche de color rojo cerca del nuestro en el que parecía que alguien se lo estaba pasando muy bien, ya que la amortiguación del coche subía y bajaba, los cristales estaban empañados y se podía ver una silueta en los asientos de atrás.

Carla: No somos las únicas que se lo están pasando bien.

Irene: Seguro que no se lo están pasando tan bien como nosotras esta noche.

Carla: Eso seguro. Bueno ya va siendo hora de que nos vayamos no?

Irene: Sí, se está haciendo tarde y luego tendremos que dar explicaciones… Prométeme que algún día pasaremos una noche entera.

Carla: Es difícil pero de alguna forma podremos hacerlo, a mi también me apetece mucho.

Nos vestimos, bajamos del coche y apoyadas en la puerta del coche nos estuvimos besando un ratito a modo despedida, eran los últimos besos hasta la próxima vez que pudiéramos tener nuestro momento y tenía pinta de que iba a pasar algo de tiempo ya que llegaban las vacaciones de Navidad. Mientras estábamos en lo nuestro oímos una voz, que nos resultaba familiar y venía de enfrente de nuestra posición.

Juan: Joooder!!!

Irene: Mierda!! -Miré hacía donde estaba Juan y apoye la cabeza en el hombro de Carla.

Carla: No me digas qué… -No se quiso girar para mirar.

Irene: Sí… es Juan…

Carla: No será el del coche rojo? -Ahora sí se giró corriendo para mirar.

Juan: Vale yo no he visto nada si vosotras… -No pudo terminar la frase cuando una voz se oyó detrás de él.

Laura: Qué pasa? -Todavía no se había dado cuenta de la situación.

Carla: Qué fuerte lo tuyo!!

Laura: Ostras! Lo mío? Qué fuerte lo vuestro!!

Irene: Eeeh vale! Sí! Muy fuerte lo de todos, vamos a calmarnos y a dejar de pegar voces.

Nos acercamos los 4 visiblemente avergonzados, los 4 estábamos haciendo algo que no debíamos, los 4 estábamos casados y estaba claro lo que estábamos haciendo.

Juan: Bueno pues parece que se ha quedado buena noche! -Bromeaba mientras se rascaba la cabeza y se hacía el despistado.

Carla: Todos somos adultos y no tenemos que dar explicaciones, además yo personalmente me alegro por vosotros.

Laura: No, si nosotros no estábamos haciendo nada…

Irene: Laura os hemos visto, llevamos en el coche de Carla cerca de una hora…

Juan: En realidad esto es bueno no? No tenemos que ocultarnos entre nosotros, ni disimular, es agotador… -Laura le pegó un codazo- A ver Laura es tontería, no han pillado, y ellas estaban haciendo lo mismo!!!

Carla: Vamos a hacer una cosa, es tarde y estamos cansados, cada uno a su casita y ya hablaremos otro día de esto, vale?

Irene: Me parece bien

Laura: Si está bien.

Juan: Perfecto pues.

Volvimos a nuestros coches, y al llegar al nuestro, Carla y volvimos a besarnos antes de subirnos al coche.

Juan: Jooder!!! Yo es que flipo!

Irene y Carla: JUAN!!!

Juan: Vale, vale!! Perdón chicas!! Ya os dejo.

Laura ya se había subido al coche, era la que peor se había tomado la situación, Juan se subió al coche y salieron del parking.

Irene: Alucinante lo de estos eh?

Carla: Eeeh… es un poco fuerte que digas eso mientras me estás agarrando por el culo y me besas no?

Irene: Jajajaja visto así…

Nos estuvimos riendo, terminamos de despedirnos, nos subimos al coche y salimos del parking dirección a mi casa. Cuando llegamos nos dimos dos besos cerca de la boca y cuando me iba a bajar Carla me agarró del brazo.

Carla: No se te olvida algo?

Irene: Pues… No sé, creo que no?

Carla: Hay algo en tu bolso que me pertenece.

Irene: Aaahh!!! Eso!!! No, no, de eso nada, lo que hay en mi bolso me pertenece… Es mi trofeo, puede que algún día te lo devuelva.

Carla: Vale… me lo apunto… Que descanses!

Irene: Adiós guapa, que descanses.

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