Durante los días siguientes fui trazando el plan para poder juntar a Alex y a su madre. Mi amistad con el chico se había distanciado un poco por los recientes acontecimientos pero no hay nada que un par de cervezas entre hombres no resuelvan.
Aquella tarde de domingo me encontraba con Alex en la azotea del complejo. Le pedí disculpas por mi comportamiento distante y se lo achaque a problemas familiares.
-Sabes, estaba seguro que doña Elide te había convertido en su juguete sexual personal. Es la única razón que se me ocurre para faltar a las reuniones y aislarte así.- me dijo el chico.
-Para nada, hombre. He de decir que mi experiencia con ella fue muy satisfactoria y reveladora.- le dije riendo.
-Claro, échame en cara que tu si has podido disfrutar de ella. Carajo, que suerte tienes.- me dijo algo molesto.
-oye Alex, dime una cosa, ¿tu alguna vez… has pensado… no se… alguna vez te la has jalado pensando en tu madre?- le dije tanteando la situación.
-¿Pero qué clase de pregunta es esa, hombre?… la verdad es… bueno pues para que te miento, si lo he hecho un par de veces. Antes de entrar al grupo y decirle adiós a las pajas llegue a imaginar a mi madre mientras me la jalaba.- dijo el chico bastante apenado.
-¿Y nunca has pensado en follartela?- le pregunte haciéndole escupir su cerveza.
-¿Pero qué coño te pasa hoy haciendo ese tipo de preguntas? Pues es mi madre, hombre. No negare que tiene lo suyo y si fuera una de las inquilinas de aquí no lo pensaría dos veces para cogérmela, pero pues… es mi madre.- me dijo el chico alejando la mirada.
Una vez confirmada la atracción del chico por su progenitora decidí poner en marcha el plan.
-La verdad Alex, es que tengo un favor que pedirte. Mi madre ha entrado al grupo de Maduras Anónimas, supongo que era cuestión de tiempo dado que vivimos aquí y yo no puedo impedírselo. La cosa es que me gustaría que su primera experiencia fuera con un buen chico y honestamente no puedo pensar en nadie mejor que tú. ¿Qué dices?- le explique.
-¿Estás hablando en serio?- pregunto completamente atónito.
-Claro que si no quieres pues lo dejare a la suerte con el que le toque en la urna.-le dije para molestarlo.
-¡NO!, claro que si quiero, digo… será todo un honor. Mas te vale que no sea una broma o te juro que te tiro de la azotea.- respondió Alex.
-Claro que no, hombre. Y estoy seguro que para ti es un sueño hecho realidad. ¿Crees que no he visto las miradas que le lanzabas a mi madre?- le dije.
-Hombre pues perdona que lo diga pero tu madre está muy buena. ¿Pero cómo le harás para que me toque su número en la urna?- pregunto el chico.
-Ya he hablado con doña Elide y ella ha aceptado, esta será una de esas situaciones especiales por lo que su número no estará en la urna. Iras directo a mi departamento, no se te olvide ponerte la máscara para que no te reconozca.- le dije
-Te prometo que la tratare bien, no te preocupes.- me dijo de manera sincera.
-Sé que lo harás o seré yo el que te tire de la azotea.- le conteste.
Ambos nos reímos y nos tomamos otra cerveza.
Al día siguiente por la tarde me dirigí a casa de Alex sabiendo que este estaría fuera por asuntos de la uni y podría hablar con su madre a solas. En el camino iba recordando lo que sabía de doña Rosy; era divorciada, trabajaba de contadora en una oficina, físicamente era muy parecida a mi madre; gordita, con grandes seno y un enorme culo. Lo que las diferenciaba entre uno que otro detalle menor era que Rosy era rubia y mi madre morena.
Llegue hasta mi destino y toque el timbre.
-Hola, David. Tanto tiempo sin verte. ¿Cómo has estado?- me dijo doña Rosy al abrir la puerta, aun tenia puesto parte de su uniforme lo que indicaba que acababa de llegar del trabajo.
-Muy bien, señora. ¿Puedo pasar?- le respondí.
-Seguro pero Alex no se encuentra ahora, tiene práctica en la uni y tardara un buen rato pero puedes esperarlo si quieres.- contesto.
-Ya lo sé, pero es a usted a quien vine a ver.- le dije dejándola intrigada.
Una vez dentro ella se dirigió hacia la cocina por algo de tomar mientras yo me sentaba en el sofá de la sala. Al verla alejarse pude admirar su increíble retaguardia. Ahora que ya conocía el cuerpo de mi madre a la perfección note que doña Rosy tenía un culo más grande que el de mi progenitora.
Regreso con un par de vasos y me ofreció uno para luego tomar asiento en el extremo opuesto del sofá.
-¿Y dime cómo has estado? Hace tiempo que no te veía por aquí. ¿Cómo está tu madre?- me pregunto.
Por mi parte decidí no andar con rodeos y saque las bragas que me había entregado luego de nuestro encuentro y la máscara que usaba para las reuniones.
-Estoy seguro que reconoce estas bragas, señora. Al igual que esta mascara.- le dije mostrándole los objetos.
La mirada de terror y asombro en el rostro de doña Rosy me indicaban que era claro que reconocía aquellos artículos.
-¿De… de dónde has sacado eso? ¿Q-quieres decir que tú eres uno de ellos…?- la señora no podía articular palabra ante tal revelación.
-Seré sincero con usted, nuestro encuentro fue una experiencia inolvidable que en verdad me gustaría repetir. Después de todo usted es una mujer muy hermosa además de muy buena en la cama. Claro que si se rehúsa no me quedara más remedio que contarle lo sucedido a Alex. Supongo que eso será el fin de mi amistad con el pero aún más importante que pensara de usted cuando sepa la verdad. Cuando sepa que su madre lo desea y anda por ahí follando jóvenes como el, podría acabar bien o podría acabar muy mal.- le dije.
-No puedes decírselo. E-él nunca te creerá.- me dijo muy consternada.
-Dado que él ya sabe lo que sucede en el complejo encontrara muy revelador el descubrir a su madre entrando al departamento especial.- le dije sacando mi teléfono y mostrándole un video de ella caminando por el lugar hasta entrar al departamento 302. Aquel video había sido una colaboración de Doña Elide quien estuvo más que dispuesta ayudar cuando le conté mi plan.
La verdad era que me sentía un poco mal por hacerle aquello pero si todo salía bien habría valido la pena.
Doña Rosy me miro con furia en los ojos y por un momento pensé que no aceptaría pero solamente lanzo un suspiro de resignación.
-Está bien, tú ganas. Dime donde y cuando.- dijo sin siquiera intentar esconder su enojo.
-Antes que nada me gustaría saber ¿desde hace cuánto es que desea a su hijo?- le pregunte sentándome en el extremo opuesto del sofá.
Ella me miro con indignación, seguramente deseosa que me largara de ahí cuanto antes, pero yo sabía bien por experiencia propia que con certeza ella deseaba hablar con alguien respecto al tema y sacarse del pecho lo que la acongojaba. Suspirando resignada una vez más comenzó su relato:
-Desde hace unos meses. Mi relación con Alex tuvo un serio golpe luego del divorcio, a pesar de nuestras diferencias mi ex esposo había sido un buen padre y él lo quería mucho. No le agrado del todo que yo obtuviera la custodia y mucho menos cuando tuvimos que mudarnos lejos de el por mi trabajo y debido a este último cada vez pasábamos menos tiempo juntos. Los primeros meses no hacíamos nada más que pelear y discutir hasta que un día, de la nada el comenzó a portarse mejor, más amable que de costumbre, ayudaba con algunas tareas en la casa y las discusiones eran cada vez menores. Imagine que tal cambio se debía a que por fin se había acostumbrado al nuevo ambiente.
Una noche al llegar lo descubrí saliendo de la casa. Temiendo que estuviera en malas compañías o en algo peligroso lo seguí de cerca hasta llegar al complejo y entrar a aquel cobertizo, me quede un rato esperando hasta que salió junto a otros jóvenes portando una máscara. Aquello era sumamente sospechoso y nuevamente lo seguí a escondidas. Llego hasta uno de los departamentos y luego de tocar en la puerta entro en su interior.
Yo estaba preocupada. ¿Qué clase de asuntos tenía en aquel lugar? Me acerque a la puerta y escuche con atención. Adentro se oían risas que luego se transformaron en gemidos, estaba sumamente impactada. Buscando confirmar mis sospechas localice una ventana y me asome por ella, afortunadamente no estaba del todo cubierta y pude observar lo que ocurría en el interior del departamento.
Con gran asombro vi como mi hijo se follaba a una señora mayor que yo; me quede completamente petrificada, ¿Qué debía hacer? ¿Cómo reaccionar ante una situación así? Mi mente se quedó en blanco y mi cuerpo no reaccionaba. Tenía que salir de ahí para decidir qué hacer pero los gemidos de la mujer eran cada vez más intensos, el morbo me mantuvo observando mientras veía como Alex penetraba con fuerza a esa madura; parecía que mi hijo sabía lo que hacía por la forma de gemir y gritar de esta.
Observe nuevamente con más atención la acción que sucedía en el interior, Alex tenia a la madura bien abierta sentada en un sofá, mi hijo la embestía con fuerza haciende que esta se estremeciera y gritara pidiendo más, era algo hipnotizante el verlos follar. Sin siquiera darme cuenta ya me estaba frotando el coño por encima de mis bragas que se humedecían cada vez más.
Finalmente mi hijo embistió con fuerza a la mujer quien soltó un gran gemido anunciando que había alcanzado su orgasmo. Alex se retiró de ella y pude ver como su leche escurría de aquel coño peludo. Pero también pude ver la polla de mi hijo la cual aún se mantenía rígida y poderosa. La señora se levantó y tomándolo de la mano lo llevo fuera de mi vista, seguramente al dormitorio a continuar la faena.
Recupere la cordura y me sorprendí de lo húmeda que estaba. Tratando de pensar con claridad comencé a alejarme del lugar pero antes de poder hacerlo una mujer me detuvo; se identificó como la dueña del lugar. Me llevo hasta su departamento y me explico todo lo que ocurría ahí con los chicos y las señoras. La mujer fue directa al grano, si yo planeaba contarle a alguien lo que había visto ella tenía los medios suficientes para hacer que me arrepintiera. Parecía que no sabía que Alex era mi hijo.
Sin embargo a cambio de mi silencio me ofreció poder probar aquel peculiar servicio que ofrecía utilizando un departamento especial para quienes no eran inquilinas. Salí corriendo de ahí sin decir palabra. Nunca había estado tan horrorizada en mi vida, ¿Cómo se le ocurría a aquella mujer que yo estaría interesada tan siquiera en formar parte de ello? No le diría nada a nadie pero en cuanto a mi hijo hablaría con él para evitar que regresara a ese pervertido lugar.
Llegue a casa y me quede esperando que Alex regresara para encararlo. Desafortunadamente había tenido un día pesado en la oficina y el cansancio me venció antes que me diera cuenta y caí dormida en el sofá.
Desperté ya entrada la madrugada y me sorprendió ver que alguien me había colocado una sábana para cubrirme, no podía ser otro que mi hijo. Me dirigí a su habitación y lo encontré profundamente dormido. Pensé en despertarlo para recriminarle lo que había visto pero caí en cuenta que eso solo dañaría nuevamente nuestra relación que apenas y comenzaba a repararse. Supuse que su cambio de carácter se debía muy posiblemente a sus encuentros con aquellas maduras, como una especie de desahogo sexual.
Suspire resignada y decidí dejar las cosas como estaban, buscaría ayuda acerca de que hacer al respecto pero cuando me disponía a retirarme algo me hizo detenerme, el recuerdo de la polla de mi hijo, de cómo entraba y salía de aquel chocho maduro, los gritos de la mujer vuelta loca de placer. Aun no podía creer que mi hijo, a quien todavía consideraba un niño pudiera hacer el tipo de cosas que había visto.
Por más que trate no pude apartar de mi mente la visión de aquel pedazo de carne erecto. No sé qué se apodero de mí esa noche pero una fuerza en mi interior me motivo a hacer algo que aun hasta hoy me avergüenza.
Con lentitud me fui acercando hasta él; como era verano lo encontré durmiendo solo con sus calzoncillos. Me arrodille en silencio y poco a poco comencé a despojarlo de aquella prenda. Ante mis ojos hizo su aparición su miembro que también dormía, habían pasado muchos años desde la última vez que lo había visto. A pesar de estar en letargo se veía grande, al menos más grande que los que había visto. Sabía que lo que estaba haciendo no era correcto, mi sentido común me gritaba, me imploraba que me retirara pero algo dentro de mí se resistía, había una parte de mí que deseaba verla en todo su esplendor de cerca.
Con sumo cuidado acerque mis manos hasta ella y la acaricie con delicadeza; recordé aquellas veces anteriores cuando solía bañarlo y comenzó a tener sus primeras erecciones. Alex se moría de vergüenza cuando eso sucedía y yo lo encontraba de lo más tierno. Pero lo que estaba haciendo ahora no tenía nada de tierno; era algo prohibido e inmoral. Aun así no podía detenerme, poco a poco aquel pene comenzó a despertar gracias a mis atenciones.
Lo seguí acariciando con ahínco hasta que se levantó majestuoso frente a mí.
Me quede unos minutos inmóvil observando aquel erecto pedazo de carne. Comencé a sentirme acalorada, ansiosa, respiraba con dificultad. Una vez más mi cerebro me gritaba que saliera de ahí pero mi cuerpo seguía sin responder.
La verdad es que había pasado bastante tiempo desde que había tenido relaciones sexuales. La última vez había sido antes del divorcio, cuando mi ex y yo aún intentábamos reparar nuestro matrimonio. Cuando llegamos a la ciudad tuve un par de citas pero nunca llego más allá de un faje rápido. Nunca me he considerado una mujer fogosa pero la polla de mi hijo estaba despertando nuevas sensaciones en mí, las cuales me hacían sentir como una depravada.
Aun no puedo comprender que me llevo a cometer aquel acto impuro pero sin poder detenerme me lleve la polla de mi hijo a la boca y comencé a darle una mamada. Para fortuna mía Alex siempre ha tenido el sueño pesado y simplemente se limitaba a emitir pequeños gemidos mientras disfrutaba de lo que hacía.
Dios, nunca había probado tal delicia ni tampoco tenido algo tan grande en mi boca. Apenas y podía tragarla toda, sentía como esa gorda verga me llegaba hasta lo más profundo de la garganta y eso me excitaba. Hice a un lado mis bragas completamente empapadas y con mi mano libre comencé a masturbarme. Mis dedos entraban y salían de mi coño al compás de la mamada que le estaba propinado a mi hijo.
Con la otra mano me dedicaba a pajearlo mientras sacaba y metía su verga de mi boca. No sabía si se había limpiado luego de su encuentro con aquella mujer pero no me importaba. Aquella verga me sabía a gloria, su morada cabeza era cubierta por mis labios dándole delicados chupetones. Mi mano apenas podía abarcar todo su grosor mientras continuaba pajeandolo. Sentía como mis jugos recorrían mis piernas hasta llegar al suelo haciendo un charco debajo de mí.
Finalmente mi hijo se convulsiono entre sueños y soltó un potente chorro de esperma que lleno mi garganta por completo.
Me saque la polla de la boca y caí sentada mientras intentaba no desperdiciar ni una gota de aquella deliciosa leche y pronto la hice desaparecer toda en mi boca.
Jadeando agitadamente la realidad me cayó de golpe ante lo que había hecho.
Estaba horrorizada por aquel acto despreciable que había cometido, ¿cómo pude caer tan bajo? ¿Qué clase de madre es capaza de hacer aquello? Volví a cubrir la polla de mi hijo y limpiando mis jugos del piso salí corriendo de ahí y me encerré en mi habitación.
A pesar de sentirme sucia e inmoral aún estaba caliente, tome mi confiable vibrador y me masturbe con furia hasta hacerme correr varias veces mientras imaginaba que mi hijo me follaba.
Los días siguientes estuve como ausente, trate de enfocarme en mi trabajo pero apenas tenía un momento de descanso y venía a mi mente mis acciones de esa noche. Para colmo cada día me sentía más excitada, especialmente cuando veía a mi hijo. Comencé a masturbarme todas las noches e incluso empecé a usar su ropa interior manchada de semen para tratar de saciar mi calentura.
Necesitaba una buena follada para poder superar eso. Fue cuando recordé la invitación de doña Elide. Me dirigí ahí un día y ella me indico que la propuesta aún seguía en pie.
Una semana después estaba yo en aquel departamento con una máscara para ocultar mi identidad. Mientras esperaba la llegada de mi joven amante una duda vino a mi mente; la misma duda que había tenido desde que decidí realizar aquello: ¿Qué haría si mi hijo era quien aparecía ahí?
Yo sabía la respuesta pero me daba temor aceptarla y aún más el cómo reaccionaría mi hijo. Cuando el chico asignado llego no pude deducir su identidad por la máscara pero al ver su polla sabía que no trataba de mi hijo. La verga de Alex se me había quedado grabada en la mente pero aun así me dispuse a disfrutar el encuentro. Ese joven fue todo un caballero, noto mi nerviosismo y me trato con dulzura, me follo como hacía tiempo no lo hacían pero durante todo el encuentro yo no podía apartar a mi hijo de mi mente. Imagine que era el quien me cogía y me hacía alcanzar orgasmo tras orgasmo.
Esa noche de regreso en casa permanecí despierta, me sentía satisfecha por el encuentro, más tranquila y relajada. Pero una parte de mi aún no estaba del todo tranquila, era la parte que me había llevado a cometer aquel acto pecaminoso noche atrás, que me incitaba a cometerlo de nuevo, era el deseo que sentía por mi hijo.
Contacte de nuevo a doña Elide para saber si podría ser parte de la siguiente reunión pero dado mi estatus tendría que esperar hasta que el cuarto estuviera disponible.
Afortunadamente solo tuve que esperar mes y medio para que ello pasara. Mientras tanto me desahogaba masturbándome mientras leía relatos de incesto entre madre e hijo y veía videos porno de la misma temática. Antes de mi segundo encuentro se me ocurrió aquel juego de roles entre madre e hijo y el chico que me toco hizo muy bien su labor pero una vez mas no era a quien deseaba. Siempre asisto a aquel departamento con la pequeña esperanza que el juego de roles se convierta en realidad pero sin embargo no he tenido suerte. De todos los jóvenes con quien he estado tu polla es la que más se ha asemejado a la de mi hijo, por eso revele mi identidad durante nuestro encuentro, asumiendo que si tú eras mi hijo el calor de la pasión te haría aceptarme. Vaya lógica la mía, ¿no?
No sé qué pienses de mi luego de oír todo esto pero si te pido por favor que no le digas nada a Alex; así como me emociona también me aterra como pudiera reaccionar y no me gustaría que se alejara de mi.- dijo doña Rosy concluyendo su relato.
Nos quedamos en silencio varios minutos, ella permaneció sentada con las manos cruzadas sobre su regazo y la mirada baja esperando que yo dijera algo al respecto de lo que me había contado; el enojo que tenia se había desvanecido, se le notaba más tranquila y serena, puede ver que aquello la atormentaba desde hacía tiempo y tenía ganas de contárselo a alguien en busca de ayuda y desahogo.
Pero también había algo más en ella, algo que se hacía cada vez más evidente en el silencio de aquella habitación: estaba excitada.
Podía notarse por como frotaba sus piernas cruzadas, como sus manos jugaban con ellas mismas, su respiración era un tanto agitada, seguramente el relatar aquello la había encendido.
La observe más detenidamente, llevaba tacones negros así como medias cafés y una falda negra; una blusa blanca acompletaba aquel tradicional atuendo de oficinista. La blusa se pegaba a sus grandes pechos y pude notar como sus pezones se marcaban en ella, estaban erectos. Mi madre tenía la costumbre, incluso desde antes que comenzáramos nuestra relación, que al llegar a casa se deshacía de su sostén para poder darle un descanso a sus aprisionados senos luego de oprimirlos todo el día. Parecía que doña Rosy era igual, seguramente mi inesperada llegada le había hecho colocarse a prisa la blusa sin el bra.
Lo cierto era que yo también me había excitado con el relato y tenía ganas de volver a probar a aquella deliciosa madura.
Con rapidez acorte la distancia entre nosotros y de manera sorpresiva la tome entre mis brazos. Ella trato de decir algo pero la calle con mis labios mientras mis manos comenzaban a recorrer su anatomía. Ciertamente estaba excitada pues puso muy poca resistencia y antes que me diera cuenta sus manos también comenzaron a recorrer mi cuerpo.
Lleve una de mis manos a sus pechos donde pude sentir sus pezones endurecerse contra la tela de su blusa, confirmando el hecho que no llevaba sostén. Ella por su parte bajo sus manos hasta mi entrepierna llegando hasta mi dura verga que se marcaba contra mi pantalón.
Sin mucho tiempo disponible doña Rosy dejo libre mi verga y comenzó a pajearla con rapidez, por mi parte yo abrí su blusa de un tirón haciendo que sus grandes tetas saltaran al descubierto y sin perder un instante me dirigí hacia ellas para chuparlas con fuerza haciendo que sus pezones se pusieran duros. Los gemidos de la madre de mi amigo pronto se hicieron cada vez más intensos y sus atenciones con mi polla aumentaron.
Con la mano libre me dirigí hacia su entrepierna y metiendo mi mano por entre sus bragas llegue hasta su hambriento coño. Luego de buscar un poco encontré su clítoris y lo frote con ganas haciendo que la mujer gimiera.
Sabiendo que no teníamos mucho tiempo ella me aparto para acomodarse en el sofá con las piernas abiertas, se levantó la falda del trabajo y dejo expuestas sus bragas las cuales estaban tan húmedas que ya habían empapado incluso sus medias de nylon.
Tan desesperada como estaba, doña Rosy rompió aquellas medias a la altura de su entrepierna y sin tiempo que perder y sin decir palabra hizo un lado su ropa interior exponiendo su coño empapado por sus jugos y tomando mi dura polla la guio hacia su ansiosa raja donde la hundí de golpe en su interior haciendo que gimiera de placer.
No teniendo mucho tiempo la folle con fuerza contra el sofá sosteniendo sus piernas en alto.
La madura gemía y gritaba de placer, se aferraba con fuerza al sofá mientras mis embestidas la hacían gozar. Empujaba con fuerza mis caderas disfrutando de aquel delicioso chocho maduro, doña Rosy jadeaba y gemía cada vez más hasta que finalmente se corrió y pude sentir como sus jugos empapaban mi verga. Pero yo aún no alcanzaba el orgasmo así que sigue penetrándola contra el sofá arrancando nuevamente gemidos de sus labios. Finalmente llegue al orgasmo y sin aviso descargue mi leche dentro de su peludo coño.
Caí sentado en el piso jadeando buscando recuperar el aliento mientras la señora yacía exhausta en el sofá. Podía ver que al igual que mi madre aquello no había sido suficiente y tenía ganas de mas, por mucho que me hubiera gustado complacerla el tiempo se nos había terminado y Alex podía llegar de un momento a otro.
Recompuse mis ropas y me dirigí hacia la salida del departamento dejándola tendida semidesnuda en el sofá de su sala.
-Nos vemos este viernes por la noche en mi casa. Mi madre trabajara el turno nocturno por lo que estaremos solos. Asegúrese de usar algo sensual y le prometo que la dejare satisfecha toda la noche. Podremos realizar aquel juego de roles que tanto le gusta si quiere.- le dije y salí del lugar.
Esa noche le explique el plan a mi madre que estaba tan ansiosa como yo. Esperábamos que todo saliera a pedir de boca ya que de ser así nos esperaba un futuro lleno de placer y nueva experiencias.
El día en cuestión le envié un mensaje a doña Rosy informándole de la hora. También le dije a Alex que no fuera al cobertizo y viniera directamente al departamento unos minutos después.
Mi madre y yo decidimos abstenernos de tener sexo durante la semana para poder disfrutar plenamente lo que estaba por suceder. Esa noche ella su parte escogió un sensual atuendo para recibir a mi amigo. Era un negligé rojo con medias de seda negras. Sus enormes pechos colgaban libremente mientras que su delicioso coño era cubierto por una tanga de la cual asomaban unos cuantos vellos de su mata de pelo púbico. Se veía espectacular, tanto que tuve que resistirme a la tentación de follarla ahí mismo.
Sonó el timbre indicando que doña Rosy había llegado y mi madre corrió a esconderse. Abrí la puerta y ahí se encontraba ella vestida de manera casual, con un vestido de estampado floral. Ya no había disgusto en su rostro sino deseo y el ansia de placer
-Hagamos esto de una vez.- me dijo al entrar y apenas se cerró la puerta se lanzó contra mí besándome con lujuria, metiendo su lengua en mi boca y buscando mi verga que ya se encontraba completamente despierta.
-Paciencia, señora. Hay que hacer las cosas con calma. Tenemos toda la noche. Pasemos a mi habitación.- le respondí al apartarla de mí.
Una vez estuvimos dentro cerré la puerta y me senté en la cama. Faltaban al menos 10 minutos para que Alex llegara por lo que decidí jugar con ella un rato.
-Espero que haya hecho caso de mi sugerencia y haya traído algo sugerente y atrevido.- le dije.
Con rapidez se retiró el vestido enseñándome lo que traía debajo que enseguida me puso dura la polla. Era un sensual babydoll morado con bragas que hacían juego. La tela era transparente por lo que podía ver sus pezones y su coño peludo a través de esta.
-mmm, sí. Veo que me hizo caso. Ya había olvidado lo precioso que es su cuerpo, señora. El otro día no puede deleitarme con él por la prisa pero hoy puedo admirarlo con toda calma- dije acercándome a ella y esta vez fui yo quien le metió la lengua en su boca hasta encontrar la suya.
Mientras mis manos recorrieron su figura hasta llegar a su pecho haciendo a un lado la tela deje libere aquel par de grandiosas tetas. Acto seguido me lance sobre ellas y comencé a chuparlas con gusto. Doña Rosy se deshizo entre mis brazos y leves gemidos escapaban de sus labios mientras yo chupaba y lamia sus pezones que comenzaban a reaccionar ante mis esfuerzos.
Deslice una mano hasta su coño y lo toque por encima de sus bragas las cuales se humedecían gradualmente. Frote aquel peludo coño por encima de su prisión de tela mientras seguía chupando esos magníficos senos.
Me separe de ella y rápidamente me desvestí enseñándole mi dura verga. Pude ver la lujuria en sus ojos, seguramente al recordar como aquel miembro la había hecho gozar anteriormente.
Sin tener que decirle nada ella sola se arrodillo frente a mí y se llevó mi miembro a su ansiosa boca. Como una posesa se introdujo toda mi verga en la boca tragándola por completo.
Aquella tarde anterior no había quedado completamente satisfecha y ahora teníamos todo el tiempo del mundo para gozar.
Sus labios trabajan mi polla con ahínco, salivándola por completo y metiéndosela hasta casi el fondo de su garganta. Le gustaba jugar con su morada cabeza dándole húmedos chupetones.
Un leve golpe en la puerta me indico que Alex había llegado por lo que la hice detenerse y sentarse en la cama mientras encendía la computadora.
-Antes de continuar hay algo que quiero que vea. Un pequeño show que estoy segura disfrutara mucho.- le dije.
Encendí el monitor y ante nosotros apareció en la pantalla el cuarto de mi madre. Luego de unos segundos mi madre y Alex entraron el rango de visión, ambos llevaban sus máscaras puestas para ocultar su identidad.
-Espero que seas bueno conmigo. Es mi primera vez en este grupo y ha pasado tiempo desde la última vez que tuve sexo.- dijo mi madre.
-No se preocupe señora, la tratare muy bien. Ya vera lo bien que nos la vamos a pasar.- dijo Alex.
Acto seguido mi madre se deshizo del vestido que llevaba enseñándole su sensual atuendo a mi amigo. Este se quedó con la boca abierta ante tal celestial visión.
-¿Qué pasa? ¿Acaso no te gusta?- dijo mi madre haciendo un sensual puchero.
-No es eso, señora. Es que la verdad esta increíble, se ve usted preciosa.- dijo mi amigo y rodeo con sus brazo a mi madre para comenzar a besarla con pasión.
Mientras aquellos amantes comenzaban a disfrutar de su encuentro, en mi habitación la situación era diferente. Doña Rosy había reconocido casi al instante la voz de su hijo y miraba asombrada la acción.
-¿E-es mi hijo?- pregunto.
-Sí y es en vivo, en estos momentos esta con una madura conocida mía que acepto a transmitir el encuentro. Me imagine que si no puede estar con él pues al menos puede disfrutar observándolo.- le respondí.
De regreso en la pantalla mi madre había descendido hasta quedar de rodillas frente a Alex y sin apuros comenzó a liberar su polla de su confinamiento. La verga de mi amigo ya estaba completamente erecta y mi madre la admiro por unos instantes además de menarla un poco para la cámara para deleite de la otra mujer.
-Mmm, que buena herramienta tienes, corazón. Además se ve deliciosa. Con tu permiso.- dijo mi madre y acto seguido la hizo desaparecer dentro de su boca.
Doña Rosy no apartaba la vista del monitor hipnotizada al ver a su hijo en acción. La veía relamerse los labios mientras observaba como mi madre le comía la polla deseando ser ella la que degustara aquel duro fierro de carne. Por mi parte yo imite a mi madre y me arrodille frente a la madura abriéndole las piernas para encontrarme con su peludo coño. Haciendo un lado la tela que lo cubría dirigí mi lengua hacia su interior donde sus exquisitos jugos comenzaban a brotar producto de su excitación.
Doña Rosy seguía embelesada con la acción en el monitor, soltando pequeños gemidos mientras yo continuaba deleitándome con su coño y buscando un poco de su atención me dirigí hacia su oscuro agujero donde metí mi lengua por entre sus pliegues haciéndola saltar de gusto.
-Mmmm, había olvidado lo bien que se sentía eso. Discúlpame si estoy ausente pero es que no puedo dejar de verlo.- me dijo.
-No se preocupe, señora, después de todo hice esto pensando en usted, para que se desahogue un poco pero tampoco se olvide de mi.- respondí para luego regresar a mi labor.
Yo no podía ver lo que sucedía en el monitor pero si podía escuchar los sonidos de la mamada que mi madre le propinaba a mi amigo y los gruñidos de este que demostraban lo mucho que estaba gozando.
Doña Rosy comenzó a acariciar mi cabello con una mano mientras jugaba con sus senos con la otra y comenzaba a gemir al sentir como el placer invadía su cuerpo.
Usando mis dedos escarbe aquel cada vez más mojado agujero y una vez los tuve bien empapados los lleve hasta el agujero posterior y los introduje lentamente haciendo que la señora gimiera con más fuerza, todo esto sin descuidar su raja donde tenía metidos otros 3 dedos. Con mis manos trabajando pude levantar mi vista para ver que sucedía en la pantalla y observe a mi madre trabajando en la polla del chico con el mismo ahínco que yo.
Gracias a nuestros encuentros y a la práctica podía tragarla por completo hasta la base mientras jugaba con las bolas que seguramente estaban por reventar.
Mi madre se la sacaba por completo para luego pajearla con suavidad mientras veía hacia arriba deleitándose con las expresiones de Alex que le indicaban lo buena que era.
-Ah, señora que gusto, es una experta mamando. Si sigue así no durare mucho- escuche decir a Alex.
-En ese caso será mejor que pasemos a lo siguiente pues ansió sentir tu leche en mi coño. Respondió mi madre.
-Qué le parece si nosotros también pasamos a la acción.- le dije a doña Rosy levantándome de entre sus piernas.
En la pantalla mi madre estaba desnudando a Alex sin dejar de besarlo para luego subir juntos a la cama donde mi amigo se dispuso a chupar los grandes senos de mi madre. Ella gozaba las atenciones del joven y le devolvía el favor acariciando su polla para mantener su erección.
Mi madre hizo que Alex se acostara en la cama y ella se colocó encima de él dándole la espalda lista para cabalgarlo. Mi madre disfrutaba el montar una buena polla y además esa posición me permitía ver con claridad como la follaban.
De un solo sentón hizo que su coño se tragara todo aquel pollon y lanzo un largo gemido al sentirse incrustada.
-Sera mejor que te prepares, querido, este será un viaje muy movido.- advirtió mi madre.
Una vez dicho aquello comenzó a montar una verga como solo ella sabe hacerlo. Se movía de manera descontrolada mientras subía y bajaba sobre ese palo carnoso haciéndola gemir de placer.
-Ummmm, mi vida, que rico, siii, que buena polla tienes, corazón, mmmmm, asiiii.- decía ella disfrutando del encuentro.
Debo admitir que me excito increíblemente el ver a mi madre cabalgando una polla, ella en verdad parecía estar disfrutándolo y eso me hizo muy feliz.
Por mi parte yo coloque a mi amante acostada de lado mirando hacia el monitor para que juntos pudiéramos disfrutar del show.
Le levante una pierna y le deje ir toda mi polla dentro de su panocha haciéndola estremecer.
-Mmmm, que salvaje eres, David, pero así me gusta. Métemela toda con fuerza, mmmmn, massss.-gimió doña Rosy.
Siempre dispuesto a obedecer la folle salvajemente sosteniendo una pierna en alto para hacer más profunda la penetración, ella gemía y jugaba con sus senos gozando del encuentro.
Mi madre se encontraba inclinada hacia delante mientras seguía montando esa verga y sus enormes tetas se bamboleaban sin control. Pensé en lo mucho que me gustaría estar ahí con ella dándole mi polla para chupar para aumentar su placer.
Eso me hizo cambiar de posición y coloque a doña Rosy de frente y la penetre en posición de misionero para así poder tener más facilidad de jugar con sus grandes pechos. Los apretuje y sobe con fiereza sin dejar de taladrarla con la misma furia. Los gemidos de la mujer se estaban convirtiendo en gritos de placer y sabía que podrían delatarnos en la otra habitación así que hice chupara mis dedos para mitigar un poco el ruido.
Al ver la pantalla mi madre había bajado la intensidad de su cabalgata y con sus manos jugaba con su coño abriéndolo dejando ver como la polla del chico entraba y salía de su interior. Luego miro directamente a la cámara haciendo muecas de placer mientras se relamía los labios de gozo. Esto no hizo más que excitarme aún más y taladre con más fuerza el coño de mi amante totalmente loca de gusto.
Mi madre se lanzó hacia atrás apoyándose con las manos sobre la cama para hacer más visible su cogida, de repente las manos de Alex que hasta ahora se habían limitado a acariciar su anatomía se lanzaron a sus bamboleantes tetas y comenzaron a acariciarlas y apretarlas suavemente provocando aún más gemidos en mi progenitora. A mi madre le volvía loca que jugaran con sus senos.
Ella seguía moviéndose sobre la verga y disfrutando como el chico jugaba con sus tetas y pezones.
-Así mi vida, mmmm, apriétamelas con fuerza, ufffff, que rico, massss.- escuchaba gemir a mi madre.
De las bocas de manas mujeres escapaban sonidos de placer intensos mientras cada chico se esmeraba en hacerla alcanzar el orgasmo. Finalmente el ganador fue Alex pues un claramente audible gemido anuncio el clímax de mi madre, por fortuna doña Rosy estaba perdida en su propio placer y no lo escucho. Viéndola convulsionarse y temiendo que soltara un gemido de igual o mayor intensidad le aplique una fuerte embestida al tiempo que me lance hacia adelante y acalle sus labios con los míos. Ella me abrazo con fuerza mientras el orgasmo invadía su cuerpo provocándole espasmos de placer.
-Espera vamos a cambiar de posición.- dijo mi madre desmontándose de la verga de Alex y al hacerlo siguiendo lo que habíamos acordado le retiro por “accidente” la máscara a mi amigo revelando su identidad.
-¡¿Alex?! ¡¿Pero cómo es posible?! – dijo mi madre fingiendo sorpresa y enojo retirándose la máscara también.
-Lo siento, doña Margarita, no se suponía que usted supiera quien soy.- respondió el chico totalmente apenado.
-Sabía que era una mala idea el formar parte de esto, dios bendito nunca espere que me tocara un conocido. ¿Y ahora que voy a hacer? ¿Cómo puedo volver a verte luego de esto?- dijo mi madre interpretando su papel.
-No se preocupe señora. No le diré a nadie de esto, mucho menos a su hijo. Será mejor que me vaya.- dijo Alex disponiéndose a recoger su ropa.
-Espera, sé que es una situación un tanto extraña pero debo admitir que sabes bien lo que haces y la verdad es que yo estoy bastante necesitada. Estoy segura que no hará daño el terminar lo que empezamos siempre y cuando esto quede entre nosotros.- dijo mi madre acercándose al chico.
-Pero por supuesto, señora. No es la primera vez que hago esto sabe.- respondió Alex.
-Mmm, eso pude notar. Y no me digas señora, llámame Margarita.- dijo mi madre antes de abrazar a mi amigo y besarlo con lujuria.
De regreso en mi habitación doña Rosy aún estaba estupefacta.
-¡¿Es tu madre?! ¿Eso quiere decir que están en este mismo departamento?- exclamo doña Rosy sorprendida señalando al monitor y a la puerta de mi alcoba.
-Así es, señora. Vera han pasado muchas cosas desde nuestro encuentro, más específicamente mi madre y yo follamos juntos ahora. Déjeme decirle que es de lo más placentero, ahora somos más felices. Ella y yo ideamos este plan para ver cuáles son los verdaderos sentimientos de Alex hacía de usted y dado que yo me folle a su madre pensé que lo justo era que el follara con la mía.- le explique a la señora.
-No se desespere, luego que ellos se hayan divertido un poco comenzara el plan para que usted consiga lo que tanto desea. Mientras tanto nosotros podemos seguir divirtiéndonos.- añadí.
Doña Rosy y yo también nos besamos con lujuria volviendo a jugar con nuestras lenguas.
-¿crees que mi hijo corresponda mis sentimientos?-me pregunto sin dejar de besarme.
-Estoy seguro que sí, después de todo tenemos gustos muy similares y usted es el tipo de mujer que nos fascina. ¿Acaso no vio como follaba a mi madre?- le respondí.
-¿Entonces tú y tu madre lo hacen juntos? ¿La follas todos los días? ¿La haces gozar hasta gritar?- me pregunto sumamente excitada.
-La folllo hasta que ya no podemos más, cada noche se duerme con sus agujeros llenos de mi leche.- respondí sobando su voluptuoso cuerpo.
-Follame como a ella, follame como aquella ocasión, quiero que me hagas gozar como a tu madre.- me dijo poniéndose a cuatro sobre la cama.
Tomando mi aun erecta verga me dispuse a volver a entrar a su palpitante y húmedo coño pero ella me detuvo.
-No, quiero que me folles el culo. Métemela con todas tus fuerzas como si fuera tu madre.- me dijo ansiosa.
¿Quién era yo para negarme a tal suculenta petición? Levante mi polla unos centímetros hasta quedar en línea con su ojete y con todas mis fuerzas se la incruste de golpe. Ella solo profirió un gruñido salvaje y a continuación comenzó a empujar sus caderas hacia atrás deseando sentirla toda dentro de ella.
Como siempre dispuesto a complacer a una madura, la tome de las caderas y la folle con brio y pasión. Mi verga aun cubierta de sus jugos se deslizaba dentro y fuera de su apretado ojete mientras la empujaba con fuerza hacia adelante.
-mmmm siii, massss, métemela toda, follame el culo, siii, cógeme como a la puta de tu madre. Mmmmm.- decía ella enloquecida.
-ahhhhhh, masss, no pares, que rico, siiii, mmmmm, vamos, con fuerza. Ufffff.-escuche en voz de mi madre.
Los gemidos que provenían de la pantalla captaron nuestra atención.
Curiosamente mi madre y Alex habían escogido la misma posición que nosotros.
El muy cabron estaba follando con más ganas a mi madre, seguro por el morbo de hacerlo sin tener que ocultar su identidad. Mi madre lo estaba gozando de sobremanera, a cuatro patas sobre la cama, sintiendo como esa polla joven entraba y salía de su seguramente empapado y chorreante coño. Sus senos se bamboleaban al compás de las embestidas de Alex. Como otra muestra de lo mucho que estaba disfrutando su personalidad guarra salió a flote.
-¡Vamos! Follame, cabron, con ganas, mmmmm, asiiii, massss, que rico me la metes, Alex.- gemía mi madre.
-Oh, Margarita, que rico coño tienes, es una delicia, uffff, que gusto.- respondió el chico mientras le propinaba un par de nalgadas a mi madre en su hermoso culo.
Doña Rosy por su parte también estaba excitadísima viendo como su hijo follaba con otra pero era obvio que deseaba con fuerzas ser ella quien estuviera en lugar de mi madre. Afortunadamente su deseo estaba por cumplirse.
La madura y yo seguimos en la misma posición que los amantes de la pantalla y yo la follaba con la misma intensidad que mi amigo solo que mi verga entraba y salía de su estrecho ojete. La señora y yo no perdíamos de vista la acción que se desarrollaba frente a nosotros, era algo de lo más emocionante.
Los gemidos de mi madre podían oírse a través de las paredes del departamento, sobreponiéndose totalmente a los de la pantalla.
-MMMMMM, masssss, métemela toda, papito, mmmmm, follame con ganas, niño. Quiero que me llenes el coño de leche.- decía mi madre entregada al placer.
Desafortunadamente nosotros no podíamos expresar nuestro gozo con la misma libertad pues corríamos el riesgo de ser descubiertos. Le acerque una almohada a doña Rosy y ella la utilizo para acallar sus gemidos de placer.
Que experiencia tan única era aquello, el ver a mi amigo dándole caña a mi madre mientras yo le hacía lo mismo a la suya. Mi polla se ponía cada vez más dura de solo imaginar cómo sería cuando estuviéramos los 4 juntos.
Alex se aferraba con fuerza a mi madre rodeándola por el estómago con sus brazos sin descuidar sus intensas penetraciones mientras ella usaba sus fuerzas para sostenerlos a ambos. Yo por mi parte apretaba con fuerza el trasero de doña Rosy mientras ella hacia lo mismo con las sábanas de la cama y mordía la almohada con furia.
Finalmente Alex embistió a mi madre con fuerza mientras emitía un fuerte gruñido, mi madre soltó un gemido intenso de placer que llego hasta nuestra alcoba. Por mi parte eso me excito lo suficiente para también alcanzar el orgasmo e imitando a mi amigo enterré hasta el fondo mi verga en el culo de su madre llenándolo de leche. Doña Rosy aun tenía la cara enterrada en la almohada pero claramente la escuche ahogar un grito de placer.
Caí jadeando junto a la madura mientras mi semen escurría de su palpitante ano. Los otros amantes también estaban recostados recuperando fuerzas. Luego de unos minutos observe a mi madre ponerse de pie.
-Espero que aun tenga ganas de más porque ahora viene lo bueno.- le dije a doña Rosy sabiendo que el momento culminante se acercaba.
-Oye cariño, ¿Qué te parece si hacemos un pequeño juego?- pregunto mi madre a mi amigo.
-Seguro, Margarita.- respondió este emocionado.
Mi madre se dirigió a su armario de donde saco una venda y se la entregó al chico.
-Tengo ganas de un pequeño juego de roles y pensé que así sería más fácil. Yo igual usare una.- dijo la madura sacando otra venda.
Luego de colocarle la venda a Alex y cerciorarse que no podía ver nada, estábamos listos para el gran momento.
-No sé qué opines al respecto pero me gustaría follar fingiendo que somos madre e hijo. Sé que tal vez sea algo morboso considerando que somos conocidos pero es una fantasía que tengo.- dijo mi madre.
-No te preocupes por nada Margarita. Debo admitir que es algo morboso pero también excitante. Y como le dije antes, lo que suceda aquí quedara entre nosotros.- respondió Alex.
-Me alegra escuchar eso y supongo que si lo encuentras excitante es porque lo has considerado antes, ¿no es cierto? Dime, Alex, ¿te excita tu madre?- pregunto mi madre.
Doña Rosy estaba al borde de su asiento esperando con ansias la respuesta. Luego de unos intensos segundos finalmente Alex respondió.
-Siendo honesto con usted la verdad es que sí. Mi madre es una mujer hermosa y admitiré que me he masturbado pensando en ella y que si fuera una desconocida no dudaría en follarla pero al fin y al cabo pues es mi madre. No es algo que pudiera suceder, digo usted no lo haría con su hijo, ¿cierto? Es solo una fantasía.- pregunto el chico.
-No, tienes razón, es solo una fantasía.- dijo mi madre con una sonrisa en los labios.
Doña Rosy estaba llorando de felicidad al escuchar las palabras de su hijo. Ahora sabía que el la encontraba atractiva y follable, ahora solo era cuestión de hacer que diera el paso final.
-Bueno, basta de charla y a lo nuestro. Recuéstate que quiero volver disfrutar mamándote la polla y recuerda que a partir de ahora me llamaras mama.- dijo mi madre.
Doña Rosy estaba limpiándose los restos de mi corrida en su culo cuando la tome de la mano y nos dirigimos a la alcoba de mi madre. Al entrar ella estaba de pie a un lado de la cama donde se encontraba Alex con la polla al aire. Mi madre le hizo la seña de silencio a doña Rosy y guiñándole un ojo le ofreció a su hijo totalmente a su merced.
Sin perder un momento la madura se abalanzó sobre la polla de su hijo y se la metió a la boca para hacerla alcanzar su máxima erección.
Yo permanecí de pie junto a mi madre observando aquella escena cuando de repente sentí una mano acariciando mi pene. Era mi madre que tenía una sonrisa de oreja a oreja.
-Muchas gracias por esta experiencia. Ha sido increíble pero de verdad extrañaba tu verga, hijo.- dijo susurrándome al oído.
-Me alegro que te gustara pero esto aún no termina y ahora viene lo bueno.- le dije y luego de di un ardiente beso en los labios.
En la cama doña Rosy estaba degustando con ahínco la verga de su hijo que crecía cada vez más. Le chupaba la morada cabeza y babea sobre ella con deleite, recorría su grosor con su lengua hasta llegar a sus bolas llenas de leche. Con su mano le hacía una lenta paja de arriba hacia abajo sin dejar de darle besos y chupetones en la punta del glande.
Los gemidos de mi amigo indicaban que lo estaba disfrutando pero había que agregarle un poco más de pasión. Mi madre saco a doña Rosy del trance en el que estaba y le hizo detener su mamada.
-Dime hijo, ¿te gusta lo que mama te está haciendo?- pregunto mi madre.
-Mmmm, si mami, que bien me la chupas.- respondió Alex.
-Que gusto me da oír eso, hijo. Me encanta chuparte la polla. Que rica esta. ¿te gustaría sentirla entre mis tetas?- pregunto mi madre.
-Sí, mama. Me encantan tus tetas, son tan grandes.- respondió el chico.
Doña Rosy puso manos a la obra nuevamente y levantando sus increíbles senos aprisiono la verga de su hijo entre ellos. Alex soltó un gruñido de placer al sentir su polla deslizarse entre aquellos montes carnosos. la madura apretaba sus senos juntos mientras lo movía de arriba hacia abajo pajeando esa dura verga en su interior. La morada cabeza de aparecía por intervalos y ella aprovechaba para recibirla con un lengüetazo.
-Ohhh, mama que rico, uffff que gusto, mamita, que bien se sienten tus tetas. Mmmmm. Sigue, mami, ughhh.- decía Alex entre gemidos.
Mi madre y yo nos masturbamos uno al otro observando con deleite lo que sucedía pero aun había mas por hacer y doña Rosy merecía disfrutar también.
Una vez más mi madre hizo que doña Rosy se detuviera para que ella pudiera hablar.
-Hijo, ¿te molestaría comerle el coño a la vieja de tu madre?- pregunto.
-Nada me haría más feliz, mama. Seguro tienes un coño delicioso.- respondió Alex quien sonaba cada vez más excitado con aquel juego.
Doña Rosy se subió a la cama y colocándose sobre su hijo formaron un 69 incestuoso.
-Adelante, hijo, es todo tuyo. Y no te cortes, puedes usar tus dedos si quieres.- dijo mi madre riendo al ver la expresión de emoción de su amiga.
Alex comenzó su faena de comerle el coño a su madre ignorando que se trataba de ella, doña Rosy por su parte volvió a su labor de degustar aquel duro miembro que tanto había deseado. Mi madre y yo nos acercamos cada uno a un costado de la cabecera de la cama para observar con curiosidad como Alex devoraba el coño de su progenitora. Haciendo caso a la instrucción comenzó a tantear su camino hasta la raja que tenía sobre de él y una vez tuvo claro su objetivo uso sus dedos para separar ambos labios y hundir su lengua dentro de él. Su madre gimió con la polla en la boca y el chico chupo vorazmente la panocha de donde había salido. Luego uso sus dedos para penetrarla suavemente, uno, dos y finalmente tres dígitos entraron en aquel húmedo canal. Los sonidos de chupadas y sorbidas llenaban el silencio de la habitación. Mi madre había comenzado a masturbarse emocionada por la escena y yo también hacia lo mismo.
Los gemidos de doña Rosy eran acallados por la enorme polla en su boca pero era obvio que su hijo estaba haciendo un buen trabajo pues de su coño se veían brotar cristalinos jugos que eran sorbidos con ahínco por Alex sin dejar escapar ni una gota.
Me acerque a mi madre y le susurre algo al oído.
-No temas jugar también con mi culo, hijo. Me encanta que jueguen con el.- dijo mi madre.
Doña Rosy se sacó la verga de la boca y volteo a verme con una mirada de reproche. Un gemido escapo de sus labios al sentir como el dedo medio de su hijo había entrado en su oscuro agujero. Gracias a nuestro encuentro aún estaba dilatado y pronto también tuvo tres dedos en su interior mientras la lengua del chico se enfocaba en seguir chupando su peludo coño.
Aquel 69 continúo un par de minutos hasta que Doña Rosy fue recompensada con el salado festín de la leche de su hijo. Alex gimió con fuerza mientras descargaba su corrida en la boca de su madre quien no deseaba desperdiciar nada. Mientras degustaba aquella leche, su hijo seguía atendiendo sin parar su panocha seguramente en busca también de su premio. La mujer ahogo un grito de placer y soltó su corrida sobre la cara de Alex quien tampoco dejó escapar ninguna gota de aquel suculento manjar.
-Muy bien hijo veo que tu polla aún tiene ganas de más, ahora voy a volver a cabalgarte pero de frente.- dijo mi madre.
Era hora del gran final, el momento cumbre de la noche. Doña Rosy se puso de pie y siguiendo las indicaciones de mi madre se colocó sobre la polla de su hijo lista para enterrársela toda.
-Ahora viene lo mejor hijo. Es hora de que tu polla vuelva al lugar de donde salió. Esta vez tú llevaras la iniciativa. Quiero que me folles con ganas, que me digas cosas sucias, que me hagas gozar como nunca hijo.- dijo mi madre.
-sí, mama. Te voy a follar como lo mereces. Quiero sentir tu coño aprisionando mi verga, quiero escucharte gemir y gritar de placer, mama.- respondió el chico.
Doña Rosy estaba temblando de la emoción, finalmente alcanzaría lo que había añorado desde hacía tiempo. Lentamente descendió sobre la polla de su hijo hasta que su cabeza toco sus labios menores. Poco a poco comenzó a bajar mientras disfrutaba como la verga entraba dentro de ella centímetro a centímetro. Mi madre y yo observábamos excitadísimos en silencio hasta que finalmente doña Rosy tuvo toda la polla de su hijo dentro de ella. La observe retorcerse ligeramente y estaba seguro que había alcanzado un orgasmo de la emoción. La mujer permaneció quieta saboreando el momento, ya no había marcha atrás; pasara lo que pasara luego de la revelación este era un punto sin retorno, las vidas de ambos cambiarían y todos esperábamos que para bien.
Un tanto ansioso por la pasividad de su amante, Alex coloco sus manos en las caderas de la mujer y comenzó a moverla para empezar la faena. Doña Rosy reacciono y lentamente comenzó a moverse ella sola
La mujer coloco sus manos sobre el pecho de su hijo para apoyarse mientras aumentaba el ritmo de sus movimientos. Leves gemidos salían de su boca pero ella se mordía los labios para acallarlos.
-Mama, que bien se siente, que rico, mmmmm, que buen coño tienes, uffff, me encanta.- dijo Alex.
Emocionada por aquellas palabras y buscando más placer, doña Rosy tomo las manos de su hijo y las llevo hasta sus grandes senos. Sin tener que decir más, su hijo de decido a magrearlos con pasión, apretándolos con fuerza lo que provocaba que la mujer ahogara más gemidos.
Buscando ayudarla un poco mi madre se colocó junto a la cama y yo detrás de ella donde deslice mi polla por entre sus piernas sin penetrarla, simplemente rozando sus labios con el tronco de mi verga. Mientras hacía eso también jugaba con sus igual de enormes senos y pronto ella comenzó a gemir con fuerza. Trataba de gemir lo más fuerte que podía para enmascarar los gemidos de su amiga quien ya casi no podía contenerlos.
-Que gusto, mama. Me encantan tus tetas, son tan suaves y grandes, quiero chuparlas como cuando era niño, mami.- dijo el chico.
Doña Rosy se inclinó hacia adelante hasta que sus tetas colgaban sobre el rostro de su hijo; apoyándose en el barandal de la cama con una mano, utilizo la otra para tomar uso de sus senos y llevarlo hasta la hambrienta boca de Alex quien se prendió al pezón como recién nacido.
Un fuerte gemido fue acallado por los labios de la mujer al sentir la ansiosa boca de su hijo chupar con deleite su teta. Nuevamente a ciegas el chico busco a tientas los colgantes senos frente a él y los amaso con gozo mientras su boca pasaba de uno a otro.
Mi madre me volteo a ver y asintió indicando que ya era el momento indicado.
-¿Estas lista?- le susurre al odio a doña Rosy. Ella me miro dubitativa pero asintió ansiosa por lo que pasaría.
Le quite la venda a mi amigo y sus ojos tardaron un poco en acostumbrarse a la luz. Al reconocer a la mujer que estaba cabalgando su verga su ojos se abrieron con asombro.
-¡¿Mama?! ¡¿Qué esta pasan?!- exclamo sorprendido.
Doña Rosy se lanzó hacia adelante y acallo los labios de su hijo con los suyos dándole un ardiente beso.
-¡Calla, hijo, calla! Después lidiaremos con esto, ahora solo follame con fuerza.- dijo la mujer al separarse del beso.
Un deja vu vino a mi mente al ver la reacción de madre e hijo y mire a mi madre a los ojos quien seguramente pensaba lo mismo. Nosotros también nos fundimos en un apasionado beso incestuoso.
Sin duda Alex estaba confundido por la situación y seguramente ni se había dado cuenta de mi presencia pero al igual que como ocurrió conmigo pronto el mundo y sus reglas habían dejado de existir y solo importaba el placer y la lujuria así como el deseo pasional por la mujer que le dio la vida.
El chico atrajo a su madre hacia él y le devolvió el beso con igual pasión y lujuria mientras la rodeaba con sus fuertes brazos. Alex lanzo sus caderas hacia arriba con fuerza penetrando a su madre mientras acariciaba cada centímetro de su cuerpo con lujuria.
-Ahhhh, siiii, hijo, massss, follame con ganas, mmmmm, siiii.- gemía la mujer ahora con total libertad.
Madre e hijo follaban moviendo sus cuerpos al compás mientras se besaban como 2 amantes apasionados. Mi madre y yo seguíamos con nuestra faena observando satisfechos lo que habíamos logrado. Mi polla completamente empapada con sus jugos seguía frotándose contra sus labios y su hinchada cabeza entraba y salía brevemente de aquel agujero de placer.
Los gritos de doña Rosy anunciaban que estaba por alcanzar el clímax más esperado de su vida y arqueando su espalda se corrió en el que seguramente había sido su orgasmo más intenso. Por su parte Alex también gimió con fuerza y descargo su leche dentro de su querida madre.
Yo le anuncie mi orgasmo a mi madre y ella se puso a toda prisa de rodillas para recibir mi corrida en su cara y tetas como le encantaba.
Finalmente Alex se dio cuenta de lo que había ocurrido así de mi presencia en la habitación y miro atónito como mi madre seguí degustando los restos de mi semen.
-¿David? ¿Margarita? ¿Qué es lo que está pasando? ¿Qué significa todo esto?- pregunto completamente perplejo.
-Ya habrá tiempo para responder tus inquietudes por la mañana, por ahora limítate a disfrutar de la increíble mujer que es tu madre, quien seguramente aún tiene ganas de mas.- le respondí.
-La habitación es toda suya, nosotros dormiremos en el otro cuarto. Que se diviertan.- dijo mi madre mientras salíamos.
-Gracias por todo.- alcanzamos a escuchar que dijo doña Rosy antes de cerrar la puerta.
Mi madre y yo nos dirigimos con rapidez a mi alcoba donde ambos sabíamos que la cámara seguía transmitiendo la acción de aquel cuarto.
-Mama, ¿Qué es lo que acaba de pasar? ¿Hace cuánto tiempo estas aquí?- pregunto el chico.
-Desde que todo comenzó, hijo. Te observe follar con Margarita y entre cuando te vendaron los ojos. Te pido me disculpes por hacer algo tan mezquino pero la verdad es que era algo que necesitaba hacer. Como madre debí actuar con más sensatez pero como mujer fue algo que ansiaba desde hace tiempo. Entiendo si me odias y no quieres saber nada de mí, si lo deseas puedo hablar con tu padre para que te mudes con el.- dijo la mujer con lágrimas en los ojos.
Alex tomo el rostro de su madre entre sus manos y le limpio las lágrimas.
-Yo nunca podría odiarte mama, sé que hemos tenido dificultades entre nosotros pero yo te amo de verdad. Siempre me has apoyado aunque yo no hubiera sido un buen hijo y sé que me he portado mal contigo por lo que si alguien debe pedir perdón soy yo.- Respondió Alex con sinceridad.
Madre e hijo se abrazaron con ternura y se mantuvieron así por unos minutos. Al separase nuevamente se dieron un romántico beso y sin decir más se dispusieron a continuar con la acción acostándose juntos en la cama.
-Mama, eres tan hermosa, quiero recorrer cada parte de tu cuerpo con mis labios, quiero escucharte gemir y gritar mi nombre mientras te follo.- dijo Alex admirando la desnuda figura de su madre.
-Soy toda tuya, hijo. Haz conmigo lo que quieras, hazme sentir mujer, hazme gozar como nunca, Alex.- respondió doña Rosy.
La mujer se recostó en la cama y se abrió de piernas mientras su hijo se puso en posición para penetrarla de frente, esta vez la follaria sabiendo que se trataba de su madre y aquello los hizo estremecerse a ambos con ansias.
-Creo que lo justo es darles algo de privacidad. Ya luego podremos verlos follar en vivo otra vez.- dije apagando la computadora.
-Estoy de acuerdo, hijo. Además llevo toda la semana ansiando el volver a sentirte dentro de mí. Luego de todo lo que ha pasado esta noche, ¿aun tienes energía para tu vieja madre?- dijo ella mientras se acostaba en la cama y abría sus piernas imitando a la otra mujer y mostrándome aquel peludo coño que era mi perdición.
-Para ti, mama, siempre.- le dije antes de lanzarme con la polla lista para hacerla gozar.
Aquella noche nadie durmió en ese departamento y estaba seguro que los gemidos de aquellas incestuosas parejas se habían oído en todo el complejo. Lo mejor era que los vecinos se acostumbraran porque de ahora en adelante habría muchos más gemidos saliendo de aquel departamento.
CONTINUARA…