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Horas extra nocturnas
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Era la última semana antes de la entrega final del proyecto para un centro comercial. Yo era el asistente de un ingeniero, dueño de una constructora. Preparamos varias carpetas con montones de planos y documentos y todo ese trabajo nos obligaba a quedarnos en la oficina hasta muy tarde en la noche, a veces con otras personas del equipo de trabajo. Luego de cada jornada mi jefe llevaba en su carro a los que no teníamos transporte. A mí me dejaba en la puerta de mi edificio y continuaba la ruta con otros compañeros.

Mi jefe es un tipo muy guapo, varonil, de barba poblada y usando siempre camisas ajustadas a su hermoso cuerpo. Su voz retumbaba en mis oídos cuando me solicitaba alguna cosa, se me mojaba el culito cada vez que me tocaba para llamar mi atención y darme indicaciones, a veces sentía que lo hacía a propósito. Pero está casado. Así que sólo fantaseaba de vez en cuando con sus manos gruesas sujetándome de las caderas mientras me clavaba su verga. La oficina está ubicada en el piso 10 de una torre empresarial en Caracas y en la noche el brillo de las luces en la ciudad produce muchas emociones a cualquiera.

Yo soy delgado y blanco, de cara bonita y actitud medio afeminada, sin embargo trato de controlarme en mi trabajo, pero lo cierto es que soy perra y no puedo evitarlo.

La noche anterior a la entrega del proyecto sólo quedábamos en la oficina mi jefe y yo… al terminar de ordenar las carpetas él decidió sacar una botella y brindar conmigo por el éxito del proyecto. Yo acepte el trago y comenzamos a hablar de mil cosas… la verdad no recuerdo que temas tocamos… ya después de unos cuantos vasos de whisky y varios “salud” yo estaba bien mareado. En un descuido tenía a mi jefe muy cerca, a pocos centímetros de mi rostro… sentí pánico y felicidad de sentir su aliento de alcohol y su perfume con esencia de no sé qué… el caso es que olía a macho, él me agarro por un hombro y sencillamente me dijo:

-Flaco quiero cogerte aquí mismo, hoy… ¿cómo hacemos?

Yo me ruborice y baje la mirada, inmediatamente me encontré con su verga haciendo un paquete enorme bajo sus jeans.

-¿Y entonces?

– Ay jefe que pena… no sé qué decir!

– No tienes que decir nada… mámame el guevo pues, ¿Qué estas esperando?

Así sin más ya estaba yo de rodillas y bien puta tragándome su guevo bien duro y caliente… no era demasiado grande pero si lo suficiente como para llenar mi boquita mamadora. Mi fantasía era esa, tal cual: De rodillas o en cuatro patas con mi jefe bello dándome placer en el trabajo. Me gustaba demasiado ese hombre y ahora podía disfrutarlo sin temor a nada. Estábamos solos allí y nadie podía interrumpirnos.

-uffff que putica más buena me saliste, que rico lo mamas, sigue así y me vas a sacar toda la leche

– lo que usted diga jefe, yo soy su esclava y si quiere llenarme la boca de leche yo la recibo… ahora si me quiere llenar el culo mucho mejor

Sonreí perversa y lo mire desde abajo… y él sin dudarlo mucho me tomo por los brazos y me levanto.

-ahora ponte en cuatro que te voy a dar bien duro

Quite algunas cosas de su escritorio para hacer espacio, baje mis pantalones junto con mi ropa interior y me recosté sobre su mesa para dejar mi culo a su total disposición.

-¡¡¡mírame esto vale!!! Que culito bien redondito y sabroso tenías escondido allí

-¿te gusta jefe?

-está divino… no imagine que tenías unas nalgas tan ricas, y mira ese hueco apretadito… ya te vamos a rellenar con este trozo de carne

-lo que tú digas jefe, es todo tuyo

No acababa de terminar la frase cuando ya me había escupido en la raja de mis nalgas, con mis manos me las abrí y con un dedo me lubrique con su saliva. Volvió a escupir esta vez mas saliva y mi culo ya estaba bien mojado. El dolor llego de inmediato y grite un poco… me agarro desprevenido, luego gemí de puro placer porque mi hombre me estaba dando la más rica cogida que había tenido en mucho tiempo, no fue tierno, no fue suave, me dolió mucho y me gusto… cumplió su palabra, me estaba dando duro, durísimo… era una bestia. Con cada embestida hacía temblar el escritorio y me hacía saltar hacia arriba… yo todo flaco y blanco… era la propia muñeca, su muñeca sexual. Sentí que me llegaba bien adentro, me perdí en el placer y sentí un espasmo por mi espalda mi verga se puso durísima, estaba muy excitado, tanto que inevitablemente acabe. Luego él dentro de mi… me dejo bien lleno el culo de leche caliente. Él se apartó y yo me quede allí tumbado sobre el escritorio escurriendo semen por el culo y sintiendo espasmos en mi ano. Delicioso.

Limpie un poco nuestro desastre, nos vestimos y salimos en silencio. Era un poco más de la media noche. Afuera llovía, durante el camino a mi casa no hablamos, él puso música y yo sentía mi hueco palpitar y aún mojado. Se detuvo a una cuadra de mi edificio, las farolas de la calle estaban dañadas, la oscuridad y el silencio reinaban en la noche. Él me miro y luego miro su entre pierna. Yo me lance sobre su verga que estaba dura de nuevo, se lo mame con mucho deseo hasta que por fin luego de un rato sentí en mi paladar el primer golpe de jugo salado… su deliciosa leche ahora era mía… me lo trague todo como buena puta.

-ahora si perrita, estas bien llena de mi leche

-me encanta que me digas perrita, eso soy de ahora en adelante cuando tu lo ordenes jefe, seré tu perra, tu puta, tu muñeca sexual

No respondió. Encendió el auto y me dejo en casa. Me baje y sin despedirme un poco intrigado di unos pasos hacia la puerta. Él me llamo para indicarme que mañana me tocaba hacer horas extras de nuevo. Sonreí y dije que sí.

Podría hacer este trabajo gratis… sin embargo me pagaron muy bien mis horas extras…

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