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4 paredes, Mariela y yo
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Tiempo de lectura: 17 minutos

6:00 am:

Suena la alarma como cada día de lunes a viernes para comenzar parte de mi rutina diaria.

Comienzo con algo de ejercicio para no perder la costumbre y al final de 1 hora, una buena ducha acompañada de un buen desayuno para llegar motivado a mi trabajo. Soy estudiante de leyes, por lo cual tengo un trabajo previo a mi título para ir teniendo experiencia en mi trabajo. Tengo el trabajo gracias a un familiar, y como el día a día, voy ayudando con algunos casos de media importancia para ir adquiriendo conocimiento.

Llegué al despacho donde trabajo, como suele ser de cada mañana junto a la secretaria de nuestro despacho solemos ser los primeros en llegar. Le saludo como cada día y entramos para iniciar un día más de labores. Ella es Mariela, una mujer de 43 años. Su pelo lacio negro hasta la cadera, ojos cafés claros, a pesar de su edad tiene muy bien cuidado en cuando a su figura. No soy muy detallista en cuanto a saber de sus proporciones pero a simple vista por su uniforme que suele llevar al trabajo, su busto es un poco más que tamaño medio. Tiene buen trasero, un tamaño medio diría yo, eso cualquiera lo nota por la falda que lleva del diario. Sus piernas largas que se miran muy bellas con los tacones negros que combina con su bello pelo.

Debo aclarar que nunca he tenido un morbo hacia ella, debido a que me considero profesional en mi trabajo y solo busco permanecer concentrado en ello y no doy pie a distracciones en el entorno.

Todo marcha muy bien durante el día, estoy adquiriendo información sobre un caso que debo llevar a cabo la semana que sigue, ayudando a un cliente en una demanda por negligencia médica. Debo decir que ha hecho mucho calor y en el piso de nuestra oficina, el aire acondicionado lo mantenemos al tope para no sentir el calor infernal del medio día.

Se llega la hora de comida, y Mariela toca la puerta.

Le dejo pasar y entra para preguntarme si bajaría al comedor o preferiría me trajera algo de comer a mi oficina.

Me quede un par de segundos serio antes de responderle, mi mirada observo en su blusa como sus pezones estaban erguidos, era por el frio que hacía en todo el piso obviamente. Le respondí que si podía traerme algo después que terminara de comer. Que estaba algo atareado con el caso y no quería perder mucho tiempo. Ella salió y esa imagen se quedó en mi mente por un buen rato, era algo bello mirar ese tipo de cosas en una mujer pero, lo miré como algo normal y decidí hacer los pensamientos a un lado y enfocarme en mi trabajo.

A los 15 minutos toca la puerta nuevamente:

Digo que pase y ella Mariela, traía algo de comer para mí. Lo dejó sobre mi escritorio y me preguntó si podía hacerme compañía, que ella trajo su comida porque en el comedor estaba algo lleno por los demás del edificio que comen a la misma hora. Le respondí que sí, no había problema alguno. Salió a su escritorio a traer su comida y entro sentándose frente a mí. Comenzamos a comer y a platicar un poco. Aunque ella era quien comenzaba a sacar platica ya que yo soy un poco tímido. Me preguntó cómo iba en la escuela, le respondí que ya me faltaban dos semestres para graduarme y ejercer con título ya profesionalmente. Me felicito y me dijo que sería un buen abogado, ya que he tenido 3 casos ya en los cuales no los he perdido. Me pregunto si tenía pareja, le respondí que no. Por el momento estoy enfocado en terminar mi carrera y titularme sin distracción alguna. Me dijo que eso era bueno, pero que de vez en cuando hay que distraerse porque tanto trabajo con los días estresa y termina uno hasta con dolores de cabeza. Le respondí que sí, suelo salir los fines de semanas con algunos compañeros a pasar un buen rato. Yo le pregunté si tenía pareja, respondió que no, hace un par de años se divorció y se ha mantenido así durante todo este tiempo. De igual manera solía salir con sus amigas los fines de semana pero nada más a tomarse algunas copas y divertirse.

Es viernes hoy, seguramente saldrás a tomarte algunas copas. Respondió que sí, me dijo que había un bar muy bueno en el centro de la ciudad, me dijo lo visitara que se ponía de buen ambiente. Le dije que quizás lo visite más tarde ya que es viernes y también ocupaba distraerme un poco. Al paso de los minutos terminamos de comer, ella salió y me dio las gracias por dejarme hacerme compañía. Le agradecí de igual manera su compañía, y que cuando guste podíamos comer nuevamente.

Todo marchó normalmente en el trabajo, llegó la hora de irse a casa. De nuevo me topé con ella al salir y nos despedimos, me dijo que si me animaba a ir al bar, me invitaba un par de rondas. Sonreí y le dije que sí, si me animo por allá nos estaríamos viendo.

Llegué a mi casa, y descanse un rato sobre mi sofá, sin notarlo me quedé dormido y desperté casi a las 11:00 pm la casa se sentía total silencio y me sentía aburrido. Recordé de la invitación de Mariela y me dije: ¿Por qué no?

Así que me fui a duchar, y a arreglarme para ir a pasar un buen rato.

Al cabo de una hora aproximadamente me fui en busca del bar que me había dicho. Llegué y al entrar en definitiva, había mucha gente, ¡Tenía razón! Dije entre mí, al haber gente es porque es muy bueno el lugar. Llegue a la barra, me senté y pedí un whisky para comenzar. Al termino del segundo, el cantinero me sirve uno más y me dice: “Se lo envía la dama de aquella mesa”

Voltee a ver, y era Mariela. Me hizo señas de que fuera hacia su mesa, me levanté y fui. Estaba con un par de amigas y me presentó. Saludé a ambas amigas y me invitaron a sentarme con ellas, me dijo que pensaba que no saldría a divertirme esa noche. Ya le comenté que llegué algo cansado y me quedé dormido. Se burlaron un poco diciendo que estaba algo débil, pero les dije que no, era para reposar las energías para la noche. Sólo rieron al escucharme decir eso.

Comenzamos a charlar un poco, nada interesante ya que mayormente la plática era de chicas pero yo seguía ahí para no verme grosero con retirarme. Mariela me observo me pregunto que si estaba aburrido, le dije que no pero que no sabía que opinar ya que la charla era de mujeres, se rieron y ella me preguntó que si quería bailar. Le dije que no que estaba bien, pero entonces sus amigas se pararon y me hicieron ir a bailar. Mariela hizo pareja conmigo y sus amigas entre ellas. La música comenzó con su género reggaetón y como sabrán, las mujeres se prestan para ese baile. Mariela comenzaba a tomarme de las manos, y a ratos se acercaba a mí y con la misma se alejaba. Su amiga se daba vuelta con su otra amiga y comenzaba a mover su trasero pegada a su amiga. Mariela sólo se reía y su amiga le decía, ¿Por qué no lo haces también si te gusta bailarlo? Ella sólo me observo como apenada, pensaría que por saber de su edad diría que era algo ridículo verla así. Le dije que no hay problema, que venimos a divertirnos y a pasarla bien. Le gustó mi comentario a lo cual se dio la vuelta y se apegó un poco a mí. Pude sentir su trasero frotándose entre el medio de mis piernas, cosa que en lo absoluto me agradó, ya con unas cuantas copas cualquier tipo de caricia en esa zona, no tardaría en responder de inmediato, pero me pude contener. Ella no sentía pena alguna al parecer y seguía bailando. Llevaba un vestido negro corto, con un escote no tan demostrativo pero si podría uno apreciar parte de sus pechos. Cada movimiento que hacia su vestido se levantaba un poco más y más, pero ella se lo bajaba y sus amigas solo se reían. El baile continuó y ella seguía pegando su trasero en mí, cada vez era un poco más intenso. Como les comenté, ya con unas copas es algo inevitable no tener una reacción con algún roce, y con esos roces de ella hacia a mí, no pude evitar tener una erección. Ella seguía moviéndose y yo trataba de que no lo notara. Tomó mis manos y me las colocó en su cadera, y ella se echó totalmente hacia atrás. No pude ocultar más y fue entonces cuando pudo sentir mi erección, se quedó quieta pegada a mí y volteó a verme con ojos de sorprendida. Yo apenado solo le pedí disculpas, y ella sólo sonrío y dijo que estaba bien, que si quería nos fuéramos a sentar. Le respondí con la cabeza un sí. Me dirigí al baño de inmediato en lo que ella se iba a la mesa seguida por sus amigas. Me calmé un poco y sólo me reía por lo tonto que debí verme. Salí y caminé hacia la mesa. Al llegar sus amigas se pararon para ir al sanitario. Mariela se quedó y yo me senté, y me dijo ¡Salud! Le respondí de la misma forma, me decía “Ya no tengas pena, pena debo tener yo por andar bailando esas cosas a mi edad”

Le dije que tampoco tuviera pena, muchos del bar darían lo que fuera por estar en mi lugar, sólo que ellos no se quitarían y correrían como yo. Ella soltó una carcajada mientras le bebía a su trago, a lo cual dejo caer parte de su bebida en su frente. “Mira hasta el trago me haces soltar muchachito” – “Lo siento, lo siento” Sólo le respondí.

Tomó unas servilletas y comenzó a secar su vestido. Lo increíble fue cuando comenzó a secar por entre su escote, separó un poco esa parte ya que había caído bebida dentro de ello. Pasaba sus dedos por sus pechos para ir secando, pude notar un poco más de lo normal. Noté una parte de su areola de uno de sus pechos, apenas un color café uniforme que se descubrió con el movimiento de su mano. De igual forma noté como su pezón comenzaba a marcarse por su vestido, era notorio no llevaba sostén por debajo. Mi miembro comenzaba a levantarse nuevamente y yo solamente movía apenas las piernas. En ese instante llegan sus amigas con algo de prisa, y le dicen a Mariela que tenían que irse que un familiar había tenido un problema y tenían que ir a ver como estaba todo. Le preguntaron si quería la llevaran a su casa o preferiría quedarse. Ella me preguntó si yo me quedaría, le contesté que sí. Les respondió que se quedaría una hora más y luego pediría un taxi para irse que se fueran, no había problema alguno.

Se despidieron de ella y de mí y se marcharon. Nosotros nos quedamos y continuamos tomando un poco más.

Me preguntó riendo que si quería bailar otra vez, apenado le dije que estaba bien, que no había problema.

Continuamos tomando un poco más, y platicábamos. Entre la charla no podía sacarme la imagen de mi cabeza de lo que pude ver, y de reojo volteaba a ver su escote. Imaginar cómo serían sus pechos al desnudo. Mi erección de inmediato se hacía presente y yo trataba de calmarme. Pasó algo más de hora y media, y ya con algo de tragos me dijo que ya debía irse a su casa, ya iban a ser las 2:00 am y se sentía algo ebria, le dije que estaba bien, que de igual manera me retiraría para no quedarme sólo en el bar.

Pedí la cuenta, pagué y nos salimos. La salida estaba totalmente vacía de taxis, a lo cual le pregunté que si quería yo la llevaba a su casa. Me dijo que le esperara 5 minutos, que vería si llegaba alguno para no darme la molestia. Al término de unos 10 minutos le dije que la llevaba sin ningún problema. Me respondió que estaba bien, ya espero un poco y no llegaba nadie y con lo tomada que estaba no vaya a ser que se quede dormida en plena espera.

Nos dirigimos a mi auto, ella por delante y mi mirada se perdía en su parte baja. Miraba como sus nalgas se movían al caminar. Mi erección nuevamente comenzaba a elevarse, pero caminaba con disimulo para no hacerlo notar nuevamente. Al llegar al auto, antes de que ella abriera la puerta me dirigí rápido para hacerlo yo, mostrar buenos modales, a lo cual al llegar a prisa, ella se echó para atrás para dejarme abrírsela. Sin querer, ella al echarse hacia atrás pego su trasero contra mí, pudo notar mi erección nuevamente. Pero no dijo nada, ni regresó a verme, solamente hizo un movimiento suave para frotarse un poco y se subió al carro. Le cerré la puerta y me fui a subir para irnos, con mis pensamientos en lo que había ocurrido apenas un par de segundos. Callado encendí el auto y comencé a manejar para llevarle a su casa. A los 5 minutos ella me dice:

“¿Ya se te calmó el asunto?” (Con una risa pícara)

– ¿De cuál asunto o de qué hablas? (Yo fingiendo que no sé de lo que habla)

“No te hagas si al bailar y al subir al auto pude notar tu problema”

– ¡ahhh eso! Pues… si un poco…

“¿Y apoco eso te pasa seguido o sólo esta noche?

– Pues es algo que a los jóvenes nos suele pasar, y bueno hoy con unas cuantas copas es inevitable controlarlo…

“Es algo lindo a esa edad. Lástima no ser joven para si no desaprovechar esa… (Cortando la frase)

– ¿Esa qué?

“No nada, olvídalo…”

– No dígame, no se quede con las palabras dentro.

“Pues no desaprovecharía ese tipo de situaciones tuyas como hombre, a mi edad ya un joven como tú no se fijaría”

-Pero, ¿Cómo dice eso? Si tú tienes un maravilloso cuerpo Mariela, envidiable de las demás diría yo.

“Ay tú lo dices porque vengo aquí contigo nada más”

– No en verdad, por qué crees que me he pues… (Me quede mudo)

“¿Te has qué?

– No nada…

“Ahora me dices, a mí me hiciste terminar lo que había pensado (Con risa picara)

– Pues que no pude evitar tener mis erecciones por mirarte y sobre todo sentirte frotar en mí…

“¿Ah sí? ¿Acaso he sido yo quien te ha provocado esa linda erección? (Con un tono algo sensual)

– Pues sí, fue inevitable y no hable así que me pongo nervioso y ya sabe lo que me ocurre

“Si ya miré que de nuevo reaccionó “

– Se lo dije, ahora la culparé porque después tendré que desahogarme o tendré tremendo dolor jajaja

“¿Y de qué forma lo harías? ¿Te irás a un table? Jaja

– Ya es muy tarde para eso, no me quedará otra que auto ayudarme yo sólo.

“Pues si quieres…”

Un par de segundos se quedó en silencio, mi piel se erizó al escuchar sus palabras…

“No te creas, no quiero andes pensando mal de mí”

-No pienso nada mal, sólo que la idea pues me cayó de sorpresa, pero no me negaría a algo así

“Pues pienso que si yo te provoqué tal problema, debo ser yo quien lo solucione ¿No?

– Pues… eso si…

Apenas terminé de responderle y sentí como se acercaba un poco más a mí. Me dio un dulce beso en la mejilla, su mano la puso sobre mi pecho y su boca recorrió mi mejilla hasta la comisura de mi boca. La punta de su lengua lamio esa parte de mis labios mientras su mano lentamente fue bajando hasta ponerla por encima de mi erección. Escuche como respiró profundamente, cosa que erizo toda mi piel y mi erección se puso en su totalidad. Su mano apretaba por encima y acariciaba. Apretaba, soltaba y lo recorría, yo continuaba manejando sin perder la vista a la carretera. Su boca continuó besando mi mejilla y su mano busco el cierre de mi pantalón, lentamente lo fue bajando, su mano se introdujo dentro y tomó mi miembro con su cálida mano. Buscó la manera de sacarlo fuera, era tremenda erección que me traía. Su mano lo envolvió con firmeza y lo apretó un poco. Su mano fue bajando de forma lenta jalando toda la piel de mi miembro hasta la base, pude sentir como la punta se descubría poco a poco haciendo que unas pequeñas gotas fueran saliendo y resbalando por mi longitud. Se acercó a mi oído y comenzó a dar pequeños gemiditos, y su mano comenzó a moverse un poco más, lo hacía de forma tan esplendida, cada que bajaba apretaba y provocaba que más de mis gotas fueran saliendo. Mi respiración se agitaba con cada movimiento de su mano, ella gemía un poco más al sentir como en su mano mi miembro se ponía caliente y se hinchaba. Su otra mano pude apenas mirar como la llevaba a sus pechos por encima de su vestido y los apretaba, el sólo acordarme de la imagen de parte de su areola me calentó más.

Pasamos por una avenida muy concurrida por la madrugada, sobre todo los fines de semana y yo para no perder el control del auto decidí orillarme sobre la carretera, puse mis intermitentes y apague el auto mientras ella continuaba masturbándome.

Lo hacía de una forma maravillosa, no se apuraba a hacerlo rápido. Quería permaneciera lo más duro posible para seguir sintiéndome en su mano. Me besaba la mejilla y volteo en busca de su boca, le bese esos labios carnosos que poseía, y la bese con ansias. Su mano apretaba con más fuerza mi miembro y yo comenzaba a gemir, sintiendo tales caricias a mi miembro era inevitable no hacerlo, pues lo estaba disfrutando como nunca. Al paso de un minuto ella quita mi mano de mi miembro y enciende el auto, pensé que ya se había arrepentido y le pregunté:

– ¿Qué pasó?

“Mira ahí, apresúrate que ansío mucho más que solo jalártela”

Volteo a ver sobre el otro lado de la carretera y era uno de muchos anuncios sobre la avenida como les comentaba. Era un Motel. De inmediato maneje para meterme a él, llegue hasta la entrada, metí el auto al garaje del cuarto. Nos bajamos y le dije que se metiera que ahora la alcanzaba. Antes de meterme tenía que pagar. Pase a pagar y de prisa me fui al cuarto. Abrí la puerta y escuche que abrían la regadera. Era un cuarto grande, con un jacuzzi sobre lado izquierdo, una cama grande al medio y sobre el fondo el baño con solo cristal transparente. Me senté sobre la cama quitándome los zapatos y la camisa.

Escucho que abre la puerta del baño y me dice:

“Oye… apaga la luz del techo y deja solamente las lámparas de la cama encendidas y siéntate de frente (Guiñándome el ojo)

Me quede desconcertado con lo que dijo pero obedecí. Dejé únicamente las lámparas de la cama encendidas y me quede quieto sentado frente a la puerta del baño.

Como les dije, el baño era únicamente cristal transparente pero con el vapor del agua se había empañado.

Al paso de 1 minuto escuche que tocó detrás del cristal, levanté la mirada y lo que mis ojos miraron era algo totalmente maravilloso.

Pude notar sus nalgas pegadas al cristal, esas que en el bar se pegaron a mi provocando mi erección ahora las miraba al desnudo tras el cristal. Sus movimientos eran más que sensuales, lo hacía de un lado a otro y cambiaba de arriba abajo. Ese movimiento me puso a tono, el mirar cuando se elevaba era increíble pero al bajar, la vista era más que maravillosa, ya que sus nalgas se separaban un poco y podía notar su vagina por esa pequeña abertura. Poco a poco comencé a quitarme la ropa. Mi erección como era de esperarse estaba por completo. Ella se quitó del vidrio y mi miembro comenzó a vibrar ligeramente. Se dio la vuelta y ahora era turno de su frente. Antes de pegar su pecho, sacó su lengua y lamió el vidrio de una forma tan erótica que gotas de mi miembro comenzaron a salir sin siquiera tocarme. Ella seguía en su papel de seducción, cosa que no ocupaba de mucho hacia conmigo. Sus pechos se apegaron al vidrio y tremenda maravilla para mis ojos. Esos pechos que imaginaba ahora los podía ver desnudos. Eran más grandes de lo que yo pensé y esas areolas que poseía eran tan perfectas. Eran totalmente rellenos en su circunferencia, su tonalidad café y sus pezones los hacían tan perfectos. Ella los restregaba de un lado a otro y eso solamente me excitaba más y más. Sabía lo que hacía y sobre todo, lo que provocaba conmigo. Comencé a acercarme afuera del baño, tras ese cristal que me dividía de ella. Me arrodillé para admirar su cuerpo de esa forma en lo cual me lo mostraba. Apenas vio me arrodillé volvió a darse vuelta y a pegar sus nalgas al vidrio. Me estaba matando de placer esa mujer, se frotaba de arriba abajo y mi miembro vibraba cada vez más fuerte. No perdía de vista el medio de sus nalgas, esa pequeña abertura donde podía ver su vagina. Ella se percató de eso y llevó sus dedos hacia esa zona, comenzó a jugar a su antojo sobre tus labios, sentía que me moría de la excitación pero no quería apresurar todo, querría seguir mirando aquel espectáculo que me estaba dando. Noté como sus dedos comenzaba a separar sus labios y a hundirse lentamente dentro de su vagina. Al mirar que su dedo se hundía en ella, escuché como un gemido comenzaba a escucharse. Eso me calentó mucho más de lo que ya estaba. Comencé a tomar mi miembro y a moverlo de forma lenta así como ella lo hacía en el auto. Continuaba metiéndose sus dedos dejándome mirar como lo hacía mientras gemía. Mi mano apretaba más fuerte mi miembro moviéndolo a su ritmo, tal cual ella lo hacía en su vagina. Sacó sus dedos y se volteó nuevamente, miro como sostenía mi miembro en mi mano y pego nuevamente sus pechos sobre el vidrio, fue bajando lentamente mientras yo me masturbaba mirándola. Esos pechos que deseaba desde el bar ahora los tenía al desnudo, tan cerca de mi vista y su perfección era tan increíble. Lentamente iba bajando hasta quedar de rodillas, para eso yo ya estaba levantado siguiendo masturbándome con mirarla. Miré como comenzó a sacar su lengua y a darle de lamidas al vidrio, acerqué mi miembro y lo pegue de igual forma al vidrio, ella jugaba tras el otro lado como si lo estuviera haciendo y yo a pesar de tener un cristal entre medio, podía sentir como su lengua recorría toda mi erección. No pude contenerme más y me metí a la ducha con ella.

Ella no se levantó, permaneció de rodillas y me tomo del miembro y me llevo a su boca de forma inmediata. Era la gloria, sentí como sus labios presionaban con tanta fuerza, que sentía como las gotas de mi miembro eran sacadas con las succiones que me daba. Su lengua se movía de forma tan espectacular como si fuera la última vez en su vida. Si mano apretaba mi miembro y jalaba toda mi piel, mis manos se sostenían del vidrio mientras la dejaba hacerlo a su antojo. Sentía como su otra mano acariciaba mis testículos, ¡Rayos! Lo hacía tan exquisito. Comencé a gemir y eso le excitó mucho más, porque pude sentir como lo succionaba con más ansias. Su lengua no paraba de jugar bajo la punta de mi miembro, yo gemía y mi miembro se hinchaba cada vez más. Su boca retrocedió y lo succiono con tanta fuerza que lo estiró al máximo. De forma inmediata se levantó y me dio la espalda, elevo su cadera y yo no hice más que acomodarme detrás de ese bello par de nalgas que poseía. Tomé mi miembro con mi mano y se lo acomodé justo en la entrada de su vagina, ella echo sus manos hacia atrás y se abrió sus nalgas para mí. No hice más que hacer lo que ambos deseábamos. Empuje con fuerza hasta penetrarla totalmente, ella grito de placer y yo me sentí de maravilla al sentir el calor de su vagina cubrir todo mi miembro dentro. Llevé mis manos por delante para tomar ese par de pechos que me han tenido loco toda la noche, me apoye de ellos y comencé a jugar con mi cadera, una y otra vez. Provocaba darme en ese par de nalgas que hacía sonar con cada choque de su cuerpo y el mío. Sus gemidos eran cada vez más intensos y fuertes, cosa que no provocaba más que excitarme. Mis manos no hacían más que apretar sus pechos, mi miembro se clavaba en su interior una y otra vez, gemíamos ambos como locos de placer disfrutando aquella madrugada deliciosa. Retrocedí mi cadera y la voltee hacia a mí, frente a frente. Busque su boca carnosa de inmediato y la bese apasionadamente. Mis manos apretaban sus nalgas y su cadera con la mía buscaban encontrarse. Mi miembro se frotaba por encima de su vagina y sus gemidos eran ahogados entre los besos que nos dábamos. Mi mano derecha buscaba su pierna para elevarla, buscaba de nuevo entrar dentro de ella. Sabía que quería penetrarla de nuevo y elevo su pierna a la altura de mi cadera, agache mi cadera acomodándome y nuevamente la penetre por completo. Una mordida algo fuerte surgió de su boca hacia mis labios. Mi otra mano la jalaba contra mí y mi cadera comenzaba a sacudirse nuevamente. La excitación era tanto que podía sentir como sus fluidos se deslizaban por sus piernas, mi boca besaba su cuello e iban en busca de lo que tanto había anhelado desde hace unas horas. Al fin pude llegar a sus perfectos pechos, me fui sobre uno y lo succione con fuerza dentro de mi boca, ella emitiendo un gemido alto al mismo tiempo en el que mi cadera empujaba de lleno mi miembro. Me deleitaba de sus perfectos pezones, los succionaba con tanto deseo mientras ella me apegaba con su mano sobre mi cabello. Mi cadera seguía embistiéndola, gemía cada vez más intenso, su otra mano la clavo sobre mis nalgas y yo le daba lo que pedía. Mi cadera la movía de tal forma que provocaba mi miembro llegara al fondo de su sexo. Encajó de igual manera sus dedos sobre mi cabeza, mi boca tiraba de sus pezones mientras continuaban los golpes de mi miembro dentro de su vagina. Sus gemidos se intensificaron y yo no me detenía, sus ganas no pudo contenerlas más y su orgasmo comenzó a apoderarse de ella. Me hundí por completo en ella sintiendo esas contracciones de su vagina mientras su orgasmo recorría todo su cuerpo.

Lentamente fui retrocediendo, sacando mi miembro suavemente de su interior. Abrí la regadera para ducharnos un poco mientras ella me tenía del miembro con su mano. Me besaba mientras el agua caía entre nosotros y su mano me masturbaba de forma lenta. Cerró la regadera y me llevaba detrás de ella tomándome del miembro.

Llegamos al borde de la cama y me sentó sobre la orilla, separó mis piernas y solamente se agacho para darle una chupada a la punta de mi miembro. Se levantó, me recostó un poco y se dio la vuelta. Se fue acomodando entre medio de mis piernas, su mano por el medio de ellas buscaba mi miembro, lo llevo nuevamente bajo su vagina y lentamente se fue sentando en mi miembro. Simplemente gemí, el mirar como ese par de nalgas bajaban a la misma vez que disfrutaba como entraba dentro de ella era magnifico. Empujo hasta tenerme totalmente dentro de ella, acomodo sus manos sobre mis rodillas y comenzó a balancearse adelante atrás de una manera tan increíble. Mariela mantenía sus nalgas bien pegadas a mi piel y se resbalaba sobre mí como una diosa. Ella solo emitía gemidos y yo no me quedaba atrás, disfrutaba cada movimiento de su cadera sobre mí, miraba su espalda desnuda al igual que ese par de nalgas que no se separaban de mi cuerpo, se arrastraba en mí y yo solo disfrutaba de sus movimientos. Comenzó a elevarse y a dejarse caer para mí, si lo anterior era exquisito ahora esto era lo doble de eso. Sus nalgas comenzaban a revotar en mí, se dejaba caer a su antojo y de reojo volteaba su mirada para ves mis gestos y más fuerte lo hacía. Mi miembro parecía mástil como lo mantenía ella de firme dentro de su vagina. Cada sentón que se daba podía hacerme estremecer por completo, ella se dejó caer y se quedó inmóvil. Era mi turno, así que me levanté quedando pegado a su espalda, llevé mis manos por delante en busca de sus senos y comencé a mover mi cadera en círculos por debajo de ella, su cabeza se echó hacia atrás recostándose en mi hombro, sus pechos más firmes siendo acariciados por mis manos. Mi mano derecha bajo por su cuerpo en busca de su sexo. Separó sus piernas al notar lo que pretendía y llevé mis dedos al medio de sus labios, comencé a recorrerlo y a bañarme en sus fluidos. Sus gemidos comenzaron nuevamente, mis dedos subieron a su clítoris y empezaron a estimularlo. Sentí esas contracciones nuevamente sobre mi miembro, estimulándolo deliciosamente. Mi boca mordía su cuello y ella se retorcía sobre mí. Mis dedos no dejaron de estimular su clítoris cuando nuevamente comencé a sentir como inundaba mi miembro con sus fluidos. Se balanceo con mi miembro dentro de ella presionando para prolongar su orgasmo. Dejé lo disfrutara, al igual que yo disfrutaba su placer. Lentamente se levantó de mí y se subió a gatas sobre la cama, solamente voltee mi cara mirando ese par de nalgas que ahora estaban en esa posición tan encantadora.

Ella solo regresaba a mirarme con mirada de lujuria, yo por mi parte de inmediato me subí a la cama para colocarme tras de ella. Se colocó justo en el medio de la cama, pegó su pecho sobre la misma y dejó para mí su cadera totalmente empinada. No esperé más y le abrí las nalgas para embestirla de una vez, me clave de nuevo en el fondo de ella. Mis manos se acomodaron en su cadera y comencé ahora a mi antojo a clavarme en ella. La jalaba una y otra vez hacia mí, mi miembro chocaba en el fondo de su sexo y sus gemidos comenzaban nuevamente, esta vez eran más fuertes casi gritos. Eso solamente me excito mucho más y mis embestidas se hicieron más intensas. Mariela elevo su parte del frente volteándome a ver, quería mirar cada movimiento de mi cadera hacia ella. Me miraba, gemía y yo lo hacía con ella sin importar que los huéspedes de lado nos escucharan, sólo disfrutaba al máximo. Elevó sus manos en busca de la cabecera de la cama, quedo algo inclinado y yo aproveche para tomarla del pelo y jalarla contra mí. Mi mano libre comenzó a darle de nalgadas, y en cada nalgada que le daba, gemía y gritaba a la misma vez. Mi excitación estaba al límite, mis movimientos se hicieron frenéticos y apenas entre mis gemidos le dije que tenía ganas de venirme. Ella sólo me dijo que lo hiciera, que también lo haría conmigo. Fue tal el aviso que comencé a moverme de forma frenética, tiraba de sus caderas con tanto desespero y ambos gimiendo sin poder contenernos más comenzamos a venirnos de forma maravillosa. Sentí sus espasmos y como su vagina daba esas contracciones de nuevo que apretaban mi miembro a la misma vez que exprimía todo mi semen dentro de ella. Fue una sensación tan maravillosa, sentir como terminaba dentro de su sexo.

Lentamente salí de ella y nos echamos a la cama, exhaustos y satisfechos por el final. Ella se levantó al paso de unos 5 minutos para ducharse, yo preferí quedarme en cama. Terminó y se recostó a mi lado sobre mi pecho. Me dio un beso sobre la mejilla y cerramos los ojos sin decir una palabra. No me di cuenta de que me había dormido hasta que escuche tocaban la puerta. Desperté de forma inmediata, y no miré a Mariela a mi lado. Me vestí y abrí la puerta pensando era ella pero no, era el casero avisándome que era hora de que saliera. Le pregunté sobre mi acompañante y me dijo que hace una hora había salido a prisa, pero le había pedido me entregara una nota.

Al salir con mi auto el casero me entregó la nota donde decía:

“Disculpa por no avisarte que me marchaba pero te veías tan tranquilo descansando que no quise molestarte, me llamo mi amiga de anoche que fuera porque tiene un problema y ocupa mi ayuda”

Pd. Gracias por haberme dado la mejor noche de mi vida, eres un amor…

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