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Una ducha muy interesante
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Gracias a una amiga le agarre el gusto a jugar tenis, nunca he sido una persona muy deportiva pero después de tanta insistencia, termine yendo a jugar al menos una vez a la semana. Generalmente íbamos los sábados en la mañana, pero este día en particular que les voy a contar quedamos de ir en la tarde; mi amiga no podía ir en el horario habitual por ciertos imprevisto que se le habían presentado, así que cambiamos la hora, cuando ya yo estaba en el lugar ella me mensajeó diciendo que se demoraría un poco más y que la espere, al rato simplemente me llama disculpándose porque se le hacía imposible llegar.

Un grupo que pasaba por ahí me invito a jugar con ellos y como no tenía más nada que hacer, acepte. Terminamos bastante tarde el partido, ellos decidieron irse de inmediato y yo me quede un poco más para tomar una ducha, no se veía ni un alma por los alrededores. Me desnude en el baño común que estaba desierto, mientras el agua de la regadera me empapaba cada rincón de mi cuerpo, escuche que algunas personas entraban y, acercándose a mí, una voz femenina dijo:

-¿Pero que tenemos aquí? ¡Mira Charlie! Lo que me encontré.

Eso me alarmo un poco, por instinto volví la cabeza en su dirección.

-Mmmm que rico. Ven acá Jon, mira lo que encontró Sara.

Yo, sin saber muy bien cómo reaccionar a estos comentarios, solo atine a decir:

-Chicos, creo que deberían salir, este es el baño de mujeres.

Tanto Charlie como Sara solo rieron al oír mis palabras, Jon me miraba intensamente desde lo lejos, su mirada me dio escalofríos. Sin siquiera darme cuenta intente taparme con mis manos inútilmente, lo que provoco otras risotadas.

-Yo simplemente me voy a vestir y los dejo solos para que hagan lo que sea que vayan a hacer.

Les dije cerrando la regadera e intentando salir de la ducha.

-No linda, tú te vas cuando los chicos y yo lo decidamos…

Dicho esto, Sara y Charlie me tomaron fuertemente de las manos, intente gritar y patalear pero pronto tuve las manazas de Jon en mi boca.

-Si te portas bien, todos saldremos satisfechos de aquí, preciosa, de nada te sirve gritar y patalear; aquí solo estamos nosotros cuatro. Me susurro Jon al tiempo que me agarraba las nalgas.

Sabía lo que me iba a pasar y sabía que él tenía razón, pero sus palabras solo hicieron que pataleara e intentara gritar con más fuerza.

-Esta perra no entiende. Dijo Sara.

-A mí me gustan con espíritu. Le respondió Jon y acto seguido empezó a comerme las tetas, me abrió las piernas, con sus grandes manos apretaba fuertemente mi culo. A Charlie se le ocurrió amarrarme los brazos con su cinturón y cuando estuvo libre metió la cara entre mi culo; saco la lengua y recorrió el pequeño círculo que es mi ano, intentaba meterla allí. Naturalmente Sara no se quedó atrás, se quitó la blusa y la puso en medio de mi boca, me lamio el cuello, como pudo chupo y mordió mis labios, entonces bajo a compartir mis tetas con Jon, cuando ella chupaba las mías, el chupaba las de ellas. En este punto, después de todo esa estimulación, los ruidos que salían de mi boca amortiguados por la blusa de Sara, solo eran de placer, para mi mala suerte Charlie se percató de esto y justo cuando Jon en compañía de Sara, apretaban y mordían mis pezones me quito la blusa de mi boca, y él me metía un dedo en el culo, gemí muy alto, quedaron en silencio por unos segundos, hasta que Jon hablo.

-Que perra eres, sabía que lo disfrutarías, así es como merecen ser folladas las putitas calientes como tu… zorrita, te vamos a hacer gozar.

Sonrojada, no pude decir nada, pero sus palabras me excitaron más de lo que hubiera estado alguna vez.

Jon se bajó los pantalones dejando ver una verga enorme y dura, no pude evitar mirarla fijamente y lamer mis labios.

-Puta, no te preocupes, esta te va a llenar todos tus huecos. Metió su polla entre mis muslos, sin penetrarme, al mismo tiempo Charlie hacia entrar y salir un dedo de mi ano, el también con la verga afuera hacia que Sara se la mamara.

-Si la quieres a dentro tienes que pedírmelo, pídemelo perra, pídemelo y te lleno el coño de leche.

Contrario a todo lo que soy, me vi rogando para tener esa monumental verga a dentro, en el momento solo me importaba tener el coño lleno.

Apenas dije las palabras mágicas, Jon me la clavo toda, de una solo vez; gemí como una loca, me acostó de espaldas, entre las piernas de Sara, quien seguía en la labor de mamarle la verga a Charlie. Nada más ponerme debajo de ella puso su coño a mi alcance, me agarre de sus caderas, lamí, chupe y le metí tres dedos, al ritmo de Jon rompiéndome el coño a pollazos. Al cabo de un rato todos cambiaron de posición; Sara se ubicó en cuatro entre mis piernas, Charlie le metió la verga en el culo de Sara y, a su vez, Jon le rompió el culo a Charlie. Debo decir que Sara sabe comer coños como los dioses porque al poco tiempo que puso su boca en mi raya, ya yo estaba teniendo un rico orgasmos.

-Zorrita, aún no he terminado contigo. Me aseguro Jon al ver cómo me venía. De nuevo, volvimos a cambiar de posición, esta vez yo estaba acostada sobre Charlie, quien me metía su rica polla en el culo, entre mis piernas tenia a Jon con ganas de llenarme de leche y sentada en mi cara estaba Sara, tenía todos mis huecos ocupados y fue delicioso, al cabo de un rato mis cavidades rezumaban leche caliente y mi boca sabia a Sara. Ellos tres se fue sin decirme palabra y yo, simplemente, abrí la regadera para seguir con mi ducha.

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