La aventura que os voy a relatar, fue sin duda la experiencia más atrevida y arriesgada de toda mi vida. Una aventura en casa de mi novio, con mi suegro como principal protagonista.
Mi suegro es un señor de 53 años, muy atractivo. Tiene pelo largo y barba alargada. Para la edad que tiene se conserva bastante bien, va al gimnasio y esta fuerte. Lo que sumado a su altura le hace tener mucha planta. Yo soy una chica de 20 años, mido 1,68, pelo largo, moreno un poco rizado y la piel blanquita. Suelo llevar los labios pintados de rojo.
Hace un par de semanas estaba durmiendo en casa de mi novio. Él ya estaba dormido, sin embargo yo no conseguía dormirme. Como de noche todo está en silencio, escuche que sus padres estaban follando. De pronto, escuche un gemido fuerte de mi suegra y comprendí que habían terminado. En ese momento mi suegro fue al cuarto de baño pero se dejó la puerta abierta, porque me entraba la luz.
A mí me pudo la curiosidad y me acerque a espiarlo. Entonces lo vi desnudo. Y vi el tamaño de su… ejem.
En ese momento, él se giró y me fui enseguida a la habitación con mi novio. Estaba muy asustada pensando que me había visto. Pero como no me dijo nada pensaba que no se habría dado cuenta.
Al día siguiente pase el día entero y no me hicieron ningún comentario. Y ya cuando me iba, fui a darle dos besos de despedida y me dijo:
-No sabías que era más grande que la de mi hijo a que no?
Yo me quede muy roja porque me imaginaba de lo que me hablaba. Aun así le afirme:
-No sé de qué me hablas.
Entonces él me soltó:
-El próximo día que quieras verme la polla ve con cuidado, que igual que te pille yo te podría haber pillado mi mujer o mi hijo.
Yo me puse aún más roja y me fui con la cabeza agachada.
Estuve un tiempo que no me atreví a ir a casa de mi novio. Yo siempre había sido muy abierta y en alguna ocasión había tenido alguna charla de sexo con mi suegro. Pero aquella situación era demasiado vergonzosa para mí.
Pasaron 2 semanas en las que no aparecí por allí para nada. Pero tuve que volver, porque si no mi novio iba a sospechar que algo raro pasaba.
Cuando volví no me atrevía ni a mirar a la cara a mi suegro. Pero al final tuvimos un momento a solas y estuvimos hablando. Empecé con mucha vergüenza, pero conforme fue avanzando la conversación me fui soltando un poco más. La conversación se fue poniendo un poco picante.
Estábamos en el sofá. Mi novio había salido. Y su mujer estaba por arriba haciendo cosas.
Él se atrevió a sacar el tema. Y lo hablamos, pero más destensados, con bromas.
Mi suegro me decía que era una espía y me pinchaba. Yo le decía que era malo por recordármelo, que había sido un accidente.
Pero mi suegro volvió a ponerme rojita cuando me dijo:
-Venga reconoce que querías verme la polla, si no pasa nada.
Pese a la vergüenza que tenía, también he de reconocer que me había puesto bastante calentita. Entonces no tuve más remedio que decirle:
– Reconozco que tenía curiosidad jeje.
Después el me confesó que alguna vez también nos había escuchado follando a su hijo y a mí. Y agregó que su hijo me aguantaba muy poco. Entonces me dio una caricia por el pelo y me abrazo un poco diciéndome:
-Ay pobrecita, lo que tienes que aguantar.
Yo le di unos besitos en la mejilla y le dije que eso a su mujer no le pasaba, que ya lo escuchaba yo y que ahora sabía que con más motivo.
Él me pregunto qué porque ahora con más motivo. Entonces yo le respondí:
-Porque tienes buena polla.
Los dos nos miramos en silencio y nos reímos. En ese momento bajo su mujer. Al poco me tuve que ir, ya que entraba a trabajar en el supermercado.
Al finde siguiente, volví a quedarme a dormir en casa de mi novio. Y de nuevo, lo volví a escuchar como follaba con mi suegra. Cuando terminaron, él se bajó a la parte de abajo de la casa. Yo aproveche y fingí que iba a por algo a la cocina y también baje para toparme con él.
Entonces lo vi. Mi suegro iba en calzoncillos. Aun así no le importó. De hecho saco un par de cervezas y se las tomo conmigo en el salón.
Nos pusimos hablar y la conversación fue subiendo de temperatura.
Yo le dije que le había vuelto a escuchar y que suponía que se habría quedado aún caliente, porque solo había escuchado a su mujer gemir pero no a él gemir como si se corriera.
Él me confesó que aún no se había corrido y que de hecho aún la tenía dura.
Yo le conteste que con ese pollón que tenía normal que su mujer se corriera tan rápido.
Él me pregunto:
-¿Todavía te acuerdas de ella?
Yo le respondí que algo, aunque se me empezaba a olvidar.
Él entonces se la sacó y me la enseñó. En ese momento me dijo:
-La recordabas así??
Entonces volví a ver ese falo tan grande que tanto me había impactado la otra noche y que pese a que la de mi novio no está mal, efectivamente era mucho más grande que la de su hijo.
Entonces añadió:
-Puedes cogerla si quieres para verla de más cerca.
Yo le obedecí y se la cogí.
Le dije:
-Tienes buena polla. -Y entonces empecé a movérsela despacito.
Le dije que no era bueno que se fuera a la cama con ese calentón, que lo mejor era que se pegara una buena corrida antes de irse a dormir.
Mi suegro me dijo:
-¿Quieres ayudarme?
A lo que yo le respondí:
-Vale voy a ayudarte. –Y le empecé a pajear más rápido.
En ese momento nos empezamos a besar. El metió su lengua dentro de mi boca, mientras yo le movía la polla. Él quiso meterme la mano por debajo del pantalón pero le dije que no podía hacer nada porque tenía la regla. Que se relajara y disfrutara. Pero que otro día me debía una recompensa.
Después metí ese palo gigantesco dentro de mi boca. Cuanto más le escuchaba gemir, más ganas tenia de comérsela y de hacerle disfrutar. Me moría de ganas de sentir como estallaba en mi boca.
Al final termine pajeándole súper rápido con las dos manos hasta que se corrió, salpicándome sus gotas por mi cara y mi cuello.
Mi suegro se acercó y me susurro al oído:
-Ahora te ves más bonita, con mí corrida sobre ti.
Entonces me beso los labios y se subió arriba a dormir con su mujer.