La mente tiene poder
Muchos intentan contar sus historias o sus anécdotas de amor, pero se limitan de hacerlo, ya que piensan que las personas que los conocen podrían enterarse y saber todo, lo íntimo, lo personal que solo debe quedar entre dos personas que en un determinado momento, año, mes, día, hora, minuto o incluso segundo, compartieron y se entregaron sin pensar en lo que podría venir en el futuro; esta, es una historia real de personas comunes y corrientes, de la clase media trabajadora, que le puede pasar a cualquier persona, como le ocurrió al joven Bothda Chaupis Trinidad, de tan solo 24 años, que luego de culminar sus estudios de técnico industrial en la Ciudad de Lima, consigue su primer trabajo en la ciudad de Tocache, siendo asignado como supervisor en la empresa de palma aceitera de dicha ciudad. Bothda, llegaba por primera vez a ese lugar, todo le parecía nuevo, el clima insoportable, la gente alegre y muy respetuosa, su primer día de trabajo fue sin novedad, todos el personal era nuevo, debido a que era un proyecto piloto de la empresa, sus colegas también venían de Lima, por lo que no le fue difícil hacerse amigos de todos; a los tres meses de trabajo su vida ya se había hechos rutinaria, sin embargo un lunes cuando llegó temprano a su trabajo y esperaba en el pasadizo que le abrieran su oficina, ocurrió un evento que le daría una vuelta de ciento ochenta grados a su vida; en ese pasadizo también se encontraba esperando una mujer, era la nueva trabajadora de la empresa que venía también de Lima, ella se llamaba Amelia Danubio Irigoin, de 26 años de edad, esta mujer tenía una belleza diferente a la de las chicas de Tocache, era natural de Ancash, pero había terminado sus estudios en la capital, de tez blanca, con bastantes pecas, con pechos grandes, contextura normal ya talla mediana (1.54).
Ese día se saludaron y comenzaron a trabajar juntos en la misma área, por lo que la química era perfecta entre Bothda y Amelia, no paso mucho para que se hicieran buenos amigos, que digo amigos, ellos eran uña y mugre, claro la mugre era Bothda, ya que Amelia, más que su belleza natural, lo que resaltaba y atraía en ella era su nobleza, su carácter dulce y tierno, muy inteligente, con la cual podías conversar horas de horas y nunca se acababan los temas de conversación, a ella le podías contar todos tus problemas y sabias que te iba dar un buen consejo; en el trabajo, siempre se daban tiempo para conversar, incluso cuando terminaba el trabajo y cada uno estaba en su respectivo cuarto, seguían conversando por teléfono hasta altas horas de la noche, no conforme con eso también se mensajeaban constante mente por lo que sus celulares sonaban constantemente dando aviso de cada mensaje que se mandaban durante todo el día; Amelia también era divertida, siempre le mandaba chistes por mensajes a Bothda, lo cual en cualquier momento le sacaba una sonrisa, la amistad entre ellos era perfecta.
Pero nada en la vida es perfecto, a Bothda, le comenzó a atraer físicamente Amelia, pero ellos eran muy buenos amigos y él no quería malograr esa amistad, además había otro problema, él tenía una novia en Lima, una relación de años que se estaba transformando en rutina, empeorándose más por lo lejos en que se encontraban; Bothda, no quería lastimar a su amiga, pero al transcurrir de los meses comenzó a imaginarse que sería o como sería besar a Amelia, como sería hacerle el amor, esto comenzó en hacerse costumbre y todos los días se imaginaba y no dejaba de pensar en tener algo con su amiga Amelia; de esta última parte Bothda, puede asegurar con conocimiento de causa que si uno desea constantemente algo, esto pude ocurrir, ya que la mente llama al destino a que cumpla el deseo del solicitante; en otras oportunidades de su vida él también deseo con mucha intensidad algo y al pasar los días o meses se llegó a cumplir, por lo que inconscientemente también sabía que lo que anhelaba con su amiga en algún momento se cumpliría.
Como ellos eran foráneos en ese lugar, vivían en cuartos alquilados en deferentes quintas, el lugar donde vivía Amelia, tenía reglas muy estrictas como la de no dejar ingresar a varones, en cambio en la quinta donde vivía Bothda, era un loquerío, cada quien podía hacer lo que quiera en el mismo mientras no se haga bulla a los demás, pero el pequeño problema en ese lugar era que otros tres colegas de trabajo también vivían ahí, por lo que si Bothda hacían algo, al día siguiente todo el trabajo sabía de lo que había pasado. Una noche después del trabajo cuando Bothda, se encontraba sobre su cama conversando por mensajes telefónicos con Amelia, decide enviarle por fastidiar un mensaje diciendo “¿vamos a ver una película en mi cuarto?”, sabiendo que ella le respondería que no, debido a que ella es una mujer tranquila, criada a la antigua, más aún, sabía que se negaría porque ella sabía que él tenía enamorada; sin embargo, Amelia le responde, “ ya en media hora estoy por tu cuarto, ¿quieres que te traiga algo?”, esa respuesta le dejo atónito a Bothda, su respiración se aceleró, no podía creer que ella vendría a su cuarto de noche y estaría solos, su mente se bloqueó y no podía imaginar que podría pasar cuando llegue.
Amelia, nunca había tenido enamorado, por eso era muy ingenua, habiendo llegado al cuarto de Bothda, sin pensar que ocurriría algo malo, pese a que a ella también le gustaba él, lo respetaba porque eran amigos y no quería malograr esa amistad; al tocar el cuarto, rápidamente Bothda le hace ingresar, haciéndola sentar en la cama, procediendo a comer los snaks y bebidas que Amelia trajo, luego del cual pusieron una película, y apagando la luz, se echaron en la cama con la finalidad de verla, sin embargo, ninguno de ellos tomó atención de lo que se proyectaba en el televisor, por el contrario comenzaron a conversar sin atender la película, la soledad del lugar, y la comodidad de estar sobre una cama, influencio para que ambos se suelten y entren en confianza, contándose sus problemas y eventos más íntimos de sus vidas, como que Amelia, nunca había tenido enamorado y aún era virgen, así también le contó que antes tenía sobre peso, hecho que le hizo pensar en que no era atractiva, evitando a los pretendientes que se le acercaban, motivo por el cual en una sola oportunidad había besado a un hombre, también le contó que su familia era bien recatada y por eso no salía a muchas fiestas y menos bebía licor; por otro lado, Bothda contó todas sus experiencias sexuales vividas, que no eran muchas, él no era un casanova o experimentado, pero si había vivido lo necesario para poder enseñar, le contó cómo fue su primera vez, y las experiencias fugases o pasajeras que tuvo con alguna mujer, el ambiente se comenzó a calentar, pero nadie se atrevía a dar el primer paso, por lo que decidieron tomar atención al televisor; grave error, ya que justo en esos instantes, por azares del destino, se proyectaba una escena de sexo, de la película: "La habitación azul", cuya trama narraba la historia de infidelidad de Toño y su amiga de la infancia, el cual pese a estar casado y con una hija, no pudo evitar sentir atracción sexual por aquella señorita, una mujer que no tenía reparos para desnudarse frente a él, ni abrir sus piernas para que Toño la penetre en pleno campo de cultivos.
Al mirar esas imágenes, Bothda se excito mucho, más todavía cuando recordaba que Amelia le confesó que era virgen, eso le puso a mil ya que deseaba ser su primer hombre en su vida. Por su parte Amelia temerosa vio las imágenes y sintió vergüenza, negándose a ver esa película subida de tono, por lo que Bothda a fin de no incomodarla apago el televisor y al percatarse que era casi las 2 de la madrugada, le dijo para que duerman un poco, ya que muy temprano por la mañana le acompañaría hasta su cuarto; por lo que ambos con sus ropas puestas se taparon con una sábana delgada y comenzaron a dormir en la misma cama. Bothda, estaba muy caliente, su pene se había parado como nunca estaba enorme, debido a las imágenes que vio en la película, así como las confesiones que hizo Amalia, esa última parte le excitaba mucho más, quería enseñarle, todo lo que se estaba perdiendo, lo rico que es hacer el amor; pero al mismo tiempo Bothda era tímido, lo cual no le daba el valor para besarla y proponerle tener relaciones sexuales, creía que Ella podría reaccionar de mala forma y molestarse con él.
Luego de pensar tanto en cómo hacerle el amor a Amelia, se le ocurrió hacerse el dormido con la finalidad de manosearla hasta que ella se excite mucho y ruegue que le hagan el amor; por lo que ni bien apagaron el televisor él se hizo el dormido y procedió a acercarse lentamente a ella, estando ya cerca puso su mano derecha en el pecho derecho de Amelia, pese a que lo tocaba por encima de su polo, podía sentir que era muy grande, la mano no le cabía, eso le éxito y emocionó, más porque él nunca estuvo con una mujer de pechos tan grandes como los de ella, sin embargo su mano se quedó inmóvil encima de ese pecho, porque temía que Amelia se despertara si el comenzaba a sobarlo, pero las ganas de acariciarlos fueron más fuertes, así que se tomó de valor diciendo “ya que venga lo que tenga que venir y si se molesta máximo me tirara una cachetada y no me hablara”, por lo que con esa misma mano, lentamente comenzó a sobar la teta de Amelia, lo acariciaba de arroba para abajo, también por los costado, subiendo la intensidad de las carisias cada vez que se daba cuenta que ella no se despertaba, pero toda eso lo hacía por encima de su polo, por lo que quería pasar al siguiente nivel, al pasar los minutos la intensidad y la fuerza con la que le sobaba el pecho era suficiente para que cualquier persona por mas cansada que se encuentre se despierte, sin embargo, ella no se despertaba, por lo que Bothda se dio cuenta que ella también se estaba haciendo la dormida, eso le dio el valor para hacerla girar, quedando de costado y frente a el frente; teniéndola de esa forma procedió a poner su cara en medio de los dos pechos de Amelia, procediendo a besarlos por encima de su polo, en ese momento podía sentir que eran grandes y olían rico, le dio muchos besos, pero ya no era suficiente besarlos por encima de una tela, así que comenzó a meter su mano dentro de su polo hasta alcanzar el broche del sostén que estaba en su espalda, el cual lo desabrocho y metió su mano dentro del sostén, pudiendo sentir dos pechos inmensos, jugosos, calientes y suaves a la vez; Bothda, estaba a mil, ya no podía más, quería chupar esos pechos, y sin importarle que se despierte o moleste ella, le levanto el polo y comenzó a chuparle los dos pechos, como si fuera un niño, no dejaba de succionarlos y besarlos, los besaba por la punta por los costado, eran muy grandes lo que le excitaba más; durante todo ese tiempo, ella seguía haciéndose la dormida, no decía ni hacía nada; pero al cabo de unos minutos Amelia, empezó a reaccionar, supuestamente haciéndose la que se despertaba agarró las manos a Bothda, con la intención de parar la arremetida que le daba éste, pero esa resistencia era muy débil, se notaba que ella no quería que el parare y solo por cumplir débilmente intentaba soltarse, ella con sus manos se tapaba un pecho y él iba por el otro pecho, esa parte parecía lucha libre y uno debía vencer.
Bothda tenía un as sobre la manga, mientras succionaba locamente uno de los pechos de Amelia, su mano derecha comenzó a deslizarse por su cuerpo, acariciando primero su vientre luego siguió bajando y comenzó a tocar su vagina por encima de su pantalón jeans, esto comenzó a excitarla, pero su conciencia le decía que tenía que defenderse, así que hizo un último intento de para todo, ella débilmente intentó sacar la mano de Bothda de su vagina, pero en el forcejeo la mano izquierda de Amelia termina en la bragueta del pantalón de él, tocándole el pene por encima del pantalón, ella pudo sentir por primera vez un miembro viril, estaba muy duro y grande, eso la éxito mucho y ya no se resistió más, dejándose llevar y guiar por él; al percatarse Bothda de esto, rápidamente con una de sus mano bajo su cierre de su pantalón y sacando su pene hizo que Amelia lo toque, aquello impactó a Amelia, despertándose su deseo dormido de experimentar nuevas sensaciones, pese a la penumbra de la noche, debido a las luces de la calle que ingresaban por la ventana, pudo apreciar aquella carne humana bien erecta y llena de venas gruesas, por fin Amelia vio el pene de un hombre; Bothda al ver que ésta caía rendida a su implacable hombría, comenzó a sacarle el pantalón a Amelia y luego de sacarle el calzón, con su mano comenzó a acariciar esa vagina virgen y deseosa de ser poseída, dándose cuenta que estaba completamente mojada, su cuerpo pedía a gritos ser penetrada, esto era la señal que él esperaba, así que se subió en su encima, y tomando su pene con una de sus manos, comenzó a sobarlo en la vagina de Amelia, le sobaba el clítoris de arriba hacia abajo, también lo sobaba por los costado, esto era mucho para aquella muchacha sin experiencia, así que comenzó a hacer unos ruidos que indicaban placer, Bothda, continuo con su lujuria y mientras Amelia gemía en silencio, comenzó a introducir su pene lentamente, lo cual hizo que Amelia grite por un instante de placer, cuando ingreso todo ambos se abrazaron fuertemente y dándose un beso largo, Bothda comenzó a bombearla, las envestidas iban tomando más velocidad a medida que se besaban, era interminable el mete y saca, parecían dos caníbales que se comían vivos.
Al cabo de unos minutos Bothda sentía que iba a eyacular, no aguantaba tanta estreches, así que a fin de aguantar más y no quedar mal ante Amelia, de improviso sacó su pene con el pretexto de desnudarse; y así fue, se sacó toda su ropa y a ella también, ya completamente desnudos otra vez comenzó a penetrarla, esta vez entro más rápido, pero la estrechez era insoportable y le obligaba a eyacular rápido, pero concentrándose aguanto unos minutos más, luego del cual soltó toda su leche en el interior de la vagina de ella, quedando abrazados y besándose. Por unas horas se quedaron dormidos muy temprano antes de que se aclare bien las calles a eso de las cinco y media de la mañana, ambos se despertaron desnudos en la cama, ninguno dijo una palabra, hicieron como si no recordaran nada, haciéndose pasar como que en todo momento estuvieron dormidos, se pudieron la ropa y Bothda acompaño a su cuarto a Amelia, durante el trayecto ninguno dijo una palabra y en el trabajo por unos días estuvieron distantes, pero no volvieron a hablar de ese tema, como si nunca hubiera pasado.