Ella era consciente de su maldad, no queriendo darse cuenta de que dañaba a su alma, tampoco sabe nada de la parte inmortal que habita en su cuerpo y sin embargo creía en el amor.
Y de nuevo se le metió en la boca, despacio, procuraba que la erección no se perdiera, y sentí como la presión que mantenía su lengua hizo que le erección llegara a su punto máximo, entonces fue cuando lo sacó de su boca, me dijo que ya había probado ese líquido transparente que precede a la eyaculación, y que había hecho esta pausa para prolongar sus deseos, y de nuevo se le introdujo en la boca, hasta el fondo y apenas le movió, le tenía cogido con su mano izquierda, sus dedos parecía estar pendientes de los movimientos internos del penetrador.
Pero alteré sus planes, ella quería tener semen en su boca, pero yo no, ya que todo ello tenía pensado sin coordinación alguna, había empezado por el final, y aunque tenía mis reparos debido a dos causas, una de ellas el vino ingerido y la segunda es que podía no entenderlo debido a su falta de control, una copa, dos como mucho y puedes seguir, pero llegar al descontrol no lo entendía, en una palabra, follar sin beber antes no entraba en sus planes y no sabe lo que se pierde.
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…Aquella jefa de caja, al margen de las hostias que me daba para no correrme, me enseñó muchos más detalles del sexo de lo que pensaba. Una madrugada que estaba cariñosa, me premiaba con sus enseñanzas, pensamientos, y que me anticipó que nunca compartía, pero en mi veía un ser diferente, no tenía nada del caballo de carreras, y que mi mirada le decía que era aplicado en sus enseñanzas, iba a interrumpir la narración de su pensamiento, pero puso sus dedos en mis labios y continuó.
Decía que se había dado cuenta de que esa especie de prevención al tocar su cuerpo, había empezado a desaparecer, avanzaba por su cuerpo lento y se daba cuenta de que dudaba, ya que mi mirada era soslayada buscando señales de que no iba por el buen camino, pero no, y me confío un secreto femenino, me dijo que su mayor placer no es lo que hacía sentir, no, es un complemento, dijo que era yo, lo que yo desprendía cuando estaba recorriendo su cuerpo desnudo, que ella se entregaba sin límite alguno y yo avanzaba muy despacio, y cuando ella gemía, sentía como mi pene respondía con esa pulsación.
Me enseñó cómo se entraba en su cuerpo, pero no por la vagina, no, debía de aprender sus respuestas, los gestos, lo que escaba de su boca entreabierta, sus posturas y dar los pasos adelantados, que ella marcaba para que yo aprendiera y fue cuando me fijé en su clítoris, como reaccionaba y que efecto producía en su cuerpo, y como sus manos sujetaron mi pelo para acompasar a mi lengua, y fue la primera vez que bebí ese fluido normal que escapaba de su vagina, y ante mi sorpresa apartó mi cara y me preguntó si me había dado cuenta de un detalle.
Dije que le gustaba, pero negó con la cabeza, dijo que era algo más excitante para los dos, yo me rompía el cerebro pensando, y ante mi despistada mirada, sonrió diciendo que era la señal previa a la penetración, pero ojo, dijo que esa penetración no era la definitiva, que era el ensayo, debía de aprender del movimiento de su cuerpo y de las señales que de su boca escapaban, no las iba a esconder.
Y no me di cuenta, ella pensaba que en cuanto se le metiera me iba a correr y no andaba desencaminada, pero su astucia era increíble. Todas, absolutamente todas, cuando las penetraba abrían la boca y algo escapaba a su control, y ese paso siempre me la recuerda, ya que llego hasta el fondo y detengo el movimiento, casi todas se mueven un poco, como ajustándose a él o a mí, y me dijo que era buscar nuevamente ese destello de placer, esa invasión primera que produce diferentes sensaciones.
A ella le inducía separar más las piernas, aumentar su entrega sujetándose con las manos en mi cintura, ese movimiento ya le hacía que su excitación creciera, y más si la penetración era lentamente, como me enseñó, dijo que era cuando alcanzaba el primer orgasmo, leve, y que era la base de los siguientes.
Ella apenas se movía, y llevó mis dedos al clítoris, y apretándose contra mi cuerpo, mis dedos quedaron prisioneros, apenas podía moverlos, era un truco. Ella se movía lentamente, muy despacio y me explicó que esa presión que hacía sobre mis dedos, era la estimulación que ella calibraba y ya dejaba escapar gemidos, y que no ocultó, ya que seguía penetrada y cuando se cuerpo empezaba a arquearse, dejó que me moviera.
Me dijo que lento, muy lento y que retrocediera muy poco en mi movimiento, y ella había pegado su boca a mi oído, gemía y ella controló todos mis movimientos. Todo esto tenía un fin, que poco a poco fui comprendiendo, distraer mi atención, aconsejó que no se trata de follar como la palabra indica, no, se trata de ir alcanzando niveles y estaba en poder de la razón, volví al presente defraudado…
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Me dijo que el tener en su boca mi semen, era una prueba de que metía en su cuerpo mi esencia, además entraba por las dos entradas que tenía. También necesitaba un anticipo, que se la metiera, ansiaba esa sensación de penetración, y que solo era eso, no quería debilitarme, la noche era joven y me iba a enseñar ciertos lugares de tapas de alta clase, donde se come muy bien, era lo único que tenía, comer y beber, en síntesis esa era su vida.
Y su mirada se perdió detrás de mí, volvió a la realidad sacudiendo la cabeza, y ella misma se ayudó moviendo con sus manos la grasa acumulada en los muslos, y de esa forma me aprisionó entre ellos y el penetrador llegó al fondo, ella sonrió babeando, evitó que la saliva escapara, y pude escuchar un ummhoooh, y me dijo que muy bien, mejor que su fantasía y se removió un poco, supongo que ajustar la postura y me sorprendió, algo que no esperaba de una tía con tan malos instintos.
Me dijo que como amo de ella, necesitaba mi consejo de algo muy íntimo y que no sabe dónde consultar, ella no daba para más y sabía reconocer la realidad de su vida. Nos miramos mientras el silencio se prolongaba, mi cerebro envió un mensaje al glande, este empujó sin moverme, es decir, esa pulsación que gusta.
Ella enarcó las cejas abriendo la boca levemente, dejó escapar aire y se removió empujando levemente, me dijo que le había gustado mi respuesta, que entendía que era un sí, y añadió que sus poros estaban erizados debido a esa sensación que le había producido y cierta sensación de frío en la parte alta de la espalda y en la cintura.
Me dijo que tenía una habitación donde guardaba muchos secretos, pero no estaban anclados, ni tampoco inmóviles, y levemente sabía de su utilidad ya que estaban fuera de la ley, cumplía órdenes de la dirección, pero uno de ellos requería una solución rápida, el tiempo se estaba terminando, debido a mi llegada a la empresa.
Lentamente sacó el penetrador y le miraba, su lengua recorrió el glande y succionó como si intentara beberse lo que saliera, cierto es que su confesión me había dejado perplejo, y empecé a pensar si era fruto de su imaginación, y en la oficina tenía fama de mentirosa, por tanto debería tener cuidado con mi respuesta.
Ante mi silencio, ella calibraba la mirada que veía en mis ojos, chupeteaba, desviaba sus ojos al penetrador, y volvía a mirarme a los ojos, le pregunté que era verdad y que parte era inventada.
La tía no tenía desperdicio, sonriendo levemente con malicia en su gesto, dijo que yo en la oficina tenía fama de férreo, obstinado y ella pensaba que era un chulo de mierda, que despreciaba a las mujeres, que las veía inferiores y que en mis actos ella veía que me meaba en ellas, además a la cara, y que no escondía mi desprecio.
Respondí que en cierto modo así era y añadí algo más que la molestó más de lo que pensaba, dije que algunas solo servían para ser folladas y muchas de ellas no servían ni para eso, ni para ponerse.
Su mirada estaba llena de hostilidad y respondió que sería mejor que no se enteraran, iba a tener futuro complicado, lleno de putadas incluso de la forma más sublime que pudiera pensar y que demostraba total ignorancia sobre el pensamiento femenino. Su mirada seguía hostil.
Le recordé el primer día de trabajo, esa mañana que me fue presentando a los que serían compañeros de trabajo, lugar más bajo de mi escala de valores, en realidad de colaboradores. Y uno a uno les fui dando la cifra que de forma natural aparecía en mi mente, incluso de futuros enemigos, y me equivoqué bastante debido a mi forma de ser, y sostuve una larga guerra, mi senda entre dirección y el resto de gente, estaba solitaria, solo la secretaria de dirección estaba excluida, sorprendía sus miradas compasivas.
Nuevamente cambió el semblante y confesó que ella en sus noches de soledad construía sus historias y que ahora se daba cuenta de su sumisión, ese calor que sintió por mi proximidad pensó que yo manejaba y que ella había caído en mi red, me veía como una araña que la ataba lentamente y pensaba que sacaría de ella, ese dinero que me había ofrecido le dio la sensación de ser poco y por eso la torturaba para que saliera de ella darme más dinero.
No respondí nada. Le dije de ver esa habitación, con la boca situó el prepucio en su sitio y salimos de la cama, de la mano me llevó a la habitación que había al fondo del pasillo, la abrió y quedé bloqueado, le dije que pusiera un cartel en la puerta, habitación infernal.
En la memoria de la empresa de 2011, una empresa dedicaba a eventos estuvo allí, en el acto de inauguración de las nuevas oficinas. Hicieron una serie de fotografías, yo estaba en varias, pocas para más detalle y en una también estaba ella, copié la foto y a ella la quité.
Una en mi despacho, otras dos en el hall de las secretarias de dirección, el director general dijo que mi trabajo y mis archivos eran secretos de empresa, le respondí que mi jefe ya me lo había dicho y ese detalle hizo que ocupara el despacho vacío del director técnico, que este aparecía de vez en cuando ya que su trabajo era itinerante por todas las obras en curso y terminadas.
En una caja plateada tenía cosas mías, había detectado su falta pero quité hierro al asunto, esperaba que no lo utilizara para el vudú, y lo más sorprendente era una camisa usada de un día, como viajaba, en una de las carpetas colgantes de la mesa tenía una muda completa, había veces que tenía que viajar de improviso, un proyecto urgente no era anormal, y a la vuelta dejaba la muda usada en otra bolsa, pero mi mala cabeza me hizo que al detectar su falta, sin más le culpé a la señora de la limpieza que cuidaba mi piso, yo dejaba la lavadora puesta y cuando ella llegaba al día siguiente la metía en la secadora.
Me dieron ganas de cogerla del pelo y darla contra la pared, leyó mi mirada diciendo que no sería el primero, y me mostró una enorme carpeta y en ella todo el personal de la empresa, dirección incluida, incluso de un huido, había robado mucho dinero y escapado al cono sur americano, y lo sorprendente es que la empresa no le había denunciado.
Me dijo que ese pájaro follaba a lo bestia, dejaba su vagina en carne viva, y que se había desmayado varias veces mientras se la trajinaba, una pena que se marchara, aunque le pidió que le acompañara, y que ella se negó, pensaba que la pondría a trabajar en la calle, era muy peligroso, además algunas veces la hacía daño al follarla, le gustaba que se quejara.
Pregunté si es que no mojaba la vagina momentos previos, dijo que ese miedo lo impedía y a él le gustaba ese roce que tanto daño le hacía. Empecé a pensar que todo lo que me contaba era fantasía espontanea del momento, no he visto ni apreciado nada de esos daños en su cuerpo y las que me han contado algo parecido el sexo para ellas es algo doloroso, ese trauma es complicado de eliminar y ella no mostraba rechazo alguno ni miedo.
Arrugué la frente, maldije a mi jefe, y a mi estúpida forma de equivocarme con las mujeres, estaba metido en una trampa, y yo era el culpable, pasé a otra carpeta. Era del jefe de la oficina de ingeniería técnica, un tipo estirado y seco, parecía que todos le debíamos dinero.
Me dijo que era un tipo extraño, la manoseaba siguiendo una especie de recorrido en su cuerpo, siempre era el mismo, precisaba de alcohol la mayoría de las veces, estaba casado y se quejaba de que su mujer era como una muñeca, se ponía él la follaba y luego se daba la vuelta y se dormía, así era siempre.
Cuando iba a pasar a la siguiente carpeta, ella puso mano evitando que pasara carpeta, me dijo que era de mi jefe, pero lo que había en esa carpeta era peligroso para mí, yo la miré enojado, no entendía que tenía que ver con mi jefe, me quitó la carpeta y abriéndola empezó a leer lentamente.
Es sabido que tienes un archivo de favores, con datos muy jodidos y en clave, el llamado severapen, más adelante te daré explicaciones sobre él, ya que se llegó a la conclusión que se trataba de Mercedes. Mantuve la posición a pesar de haberse disparado la alarma, y mi sistema me recordó las leyes de Murphy. Mercedes era una tía de gimnasio, cuidada todo lo que entraba en su cuerpo, los hombres estaban incluidos y todo en su cuerpo era perfecto, y un cerebro bien puesto. Continuó.
Se dice que has encontrado la forma de ser imprescindible, se intuye que falsificas firmas del STAFF, por eso de tu blindaje, ellos son conscientes de que tu ayuda es inestimable, ya que no trabajan lo debían en la empresa, dedicando ese tiempo a sus negocios.
Pero el caso del hijo puta de tu jefe, tiene varias vertientes, trabajo y familia parece que el hijo que ha tenido recientemente su mujer no es de él y me miró con cierta sonrisa en sus labios y dejó caer como si tal cosa. Te señala a ti. Hizo una pausa esperando respuesta.
Casi me caigo al suelo, no dije nada. Continuó sin perder esa sonrisa, dijo que su mujer solo paría niñas y que el último era niño. Respondí con preguntas a esta espabilada.
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…Si sabía quién y cómo se decide el sexo en el polvo. Tenía pruebas de ese sistema y por último si se había preocupado de investigarlo antes de hablar. Mi primer hijo fue decidido por mí, es decir, ese polvo en refugio de cazadores, estaba encaminado hacia el heredero, mi suegro quería al menos un heredero y tuvo dos, uno detrás de otro.
Estefanía mi esposa en aquellos tiempos, cumplía las ordenes de su padre, era un jefe de clan familiar y de cazadores a la antiguan usanza. Fue sumisa en grado superlativo, ella es especial a pesar de sus carencias y de todo lo que me hizo. Cuando su padre murió asumió el mando del clan, de la familia, y de los cazadores, y me fue dando de forma consecutiva, golpe tras golpe incluso en las cosas más nimias y que aparentemente no se aprecia, pero con el tiempo te vas resintiendo, sirva como ejemplo que teníamos separación de todo incluso de dormitorio y de piso.
La planta tenía dos pisos con forma de U y comunicados por la escalera de servicio. Me llamaba y se apoyaba en mí, recibía la ayuda que necesitaba tal era mi conocimiento sobre ella y sus traumas. Era la única vez que podía pasar a su piso, era cuando requería sexo y cuando aparecían las depresiones, se arrastraba por el suelo debido a sus problemas.
Yo la levantaba del suelo, despacio y su reacción era contradictoria. Entre mis brazos se sentía segura y ese sentimiento que ella ocultaba aparecía, ella me debía algo muy importante para ella, y siempre me lo recordaba. Volvíamos a esa zona donde fallábamos a espaldas de su padre, esos lugares la curaban y apreciaba mi forma de llevarla al pasado, desde la ropa hasta la forma de desnudarla y procurarla placer como a ella le gustaba.
Tengo un documento escrito con tinta china y plumilla antigua, en la cual ella, de su puño y letra reconocía una deuda de sangre, y ante mi sorpresa, uno de esos días suyos fabricó la tinta de una forma sorprendente.
Estaba menstruando y se procuró su sangre, todos los días el tampax era exprimido en un tintero, y cuando terminó esos días, me dijo que necesitaba semen, y me hizo una felación lenta, dijo que precisaba que ese semen fuera construido con amor y sentimiento, nada de sexo frío, y fue una tarde noche en la se convirtió en esclava en el verdadero sentido de la frase.
La cena fue ancestral, utilizó las salas cerradas por su padre, incluso el personal fue vestido a la antigua usanza, y esa madrugada su boca me produjo un buen orgasmo, y el semen fue recogido por una fina vasija, ya que la tinta debía de tener más partes de su sangre que de mi semen, las letras serían rojas.
Ese documento era un reconocimiento de deuda, aunque no explicaba que deuda era, el notario no puso objeción alguna, dijo que tenía documentos más raros que ese. Y yo para cobrármelo, solo tenía que detallar la deuda y que me sería entregada en un plazo razonable, pero ella ignora que ese documento está en su poder, yo me lo llevé pero mi hijo mayor Héctor lo escondió en su dormitorio, no me debe nada y allí duerme.
Ella siempre requería pagarme, quería que le pusiera precio, y yo siempre le respondí que mi precio era que se alzara, que pisara fuerte, que al andar moviera sus caderas como a mí me gustaba y ella sonreía, había comprendido el mensaje y lo hacía, se alejaba de mi de esa forma, como una modelo en la pasarela y antes de desaparecer de mi vista se volvía, yo asentía con la cabeza, ella no había perdido la sonrisa…
Supongo que esta cabrona lo sabrá y de momento nada más, fue una época de mi vida muy jodida a pesar de todo y no he perdido el contacto con ellos, con los tres, el tercero fue niña, Carla, es un largo capítulo de mi vida, ya llegaremos…
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Me miró largamente, pensaba y su rostro se tornó un punto encarnado, tenía cosas que ocultar, yo si se sobre ese tema y además fue una forma fortuita e inimaginable. Miró mi expediente pasando hojas, se detuvo en una y mirándome por encima de la carpeta leyó despacio.
Tú, llamaste la atención debido a lo extenso y detalles de tu historial, al margen de utilizar color, así como los logos de las empresas donde habías trabajado. Recursos humanos desestimó todos los demás, carecían de tu clase y sobre todo los mensajes ocultos en tus definiciones, además detectaron cosas, positivas y negativas, pero hizo mención a algunas negativas, sobre todo a quien te creías que eras, tu ego te pierde.
Eres un maniaco compulsivo y algunas cosas más, todo lo contrario al depresivo, algunas veces te derriban o caes debido a la obstinación, pero rápidamente te pones en pie, llegando a unos estados de exaltación que solo están en tu cabeza, nada era real y una madrugada casi chocaste con la jefa de contabilidad de la delegación, te despertó cerca de las cuatro, tenía que ir al despacho, lo hiciste y pediste algo a cambio y a cuenta, tuvo que trabajar con las tetas a la vista, tú mismo le quitaste el sujetador.
Eso de chocar tiene su miga, por eso he utilizado esa palabra, ella tardó en recuperarse de esa prueba, perdió casi una hora de afrontar que estabas sentado frente a ella y mirando sus tetas, reconoce que así no se puede centrar, hasta que lo asumió, y pensó en positivo. El interceptor que habló con ella, le hizo una pregunta muy curiosa, preguntó si le habías dado tu opinión sobre sus tetas, y asintió con la cabeza asegurando que tuvo una fuerte impresión, ya que llevaba un sujetador de verano, y tu dijiste que llevaba masa de empanadillas sujetando sus tetas. Eso la descontroló, parecías mofarte y lo peor es que te comportabas como una estatua, y se dio cuenta de que habías entrado en ella, en su mente.
CB, casi al amanecer, tuvo la seguridad de que ella misma se ocultaba algo, estaba excitada en contra de su voluntad y sus poros se lo recordaban de vez en cuando y a la vez que sus pezones se endurecían. Cerca de la seis de la mañana terminó su trabajo y te preguntó si eso era todo, negaste con la cabeza y te acercaste a ella, giraste su sillón y te arrodillaste, separaste sus piernas y rompiste sus finas y transparentes bragas de color gris marengo, ella te miraba entre asustada y sorprendida ya que no podía impedirte nada.
Y tomaste posesión de su clítoris, ella se echó hacia atrás cerrando los ojos, tenías luz verde desde que se dio cuenta de su excitación, y alcanzó varios orgasmos, aunque se reprimía un poco, apenas llevaba tiempo en la empresa, y cuando no pudo más sujetó tu cabeza y subió sus pies junto a sus piernas, sus tobillos te tapaban lo oídos de vez en cuando.
Te pidió tregua, su estado le había producido algo parecido a perder el control y te ocupaste de sus tetas, de nuevo te apartó, te dijo que no había tiempo para seguir, ya era poco menos de dos horas para la entrada, y aquella mañana estuvo trabajando sin bragas, y sin darse cuenta de vez en cuando sonreía como una tonta, decidió seguir lo que habías empezado y te envió un e-mail, en el describía las sensaciones que mantenía su cuerpo.
A lo largo de la mañana, tuvo que ir al servicio a secar la humedad vaginal, era imposible negar la huella que habías dejado en su mente, en sus tetas, tu, esa estatua inmóvil que la miraba fijamente, y lo desconocido que le llegaba de su cerebro, eras una sombra inquietante, que la envolvía atrapándola, y avivaba ese fuego el recuerdo de que no podía evitarte.
Y cerca de la hora de comer, volviste a la oficina, de recepción le llegaban cosas y escuchó tu voz pidiendo tus mensajes escritos, recados, cartas y demás, incluido el sistema secreto anti hackers, telefax.
Te vio ir en su dirección desde recepción, entraste en su despacho y sin mediar palabra te situaste fuera de la visión de contabilidad y por encima de su hombro dejaste caer unas bragas de color negro con dibujos en hilo rojo. Y al oído le dijiste que no hiciera planes a partir de las ocho.
Quedó impresionada por muchas causas, una de ellas era lo que desprendías, esa seguridad en la que te basabas, como si la conocieras y supieras que estaba entrega sin saber la causa, aunque en el fondo reconoció que sus amiguitos eran del montón, sin ideas, de piñón fijo, y nunca la pusieron en jaque sexual como tú, esa sensación desconocida que tu habías introducido en ella.
Recordó sus poros erectos y el vello erizado, tuvo que juntar sus piernas todo lo que pudo y un poco más, su naturaleza había sido despertada en otro nivel, otro forma desconocida, y esa sombra inmóvil, esa estatua la había dominado en silencio, con ese puente que habías construido entre tus ojos y sus pechos, duros como piedras, y ella esperando que le cruzara y sentir la acaricia en sus pezones.
Esperaba que fuerais juntos a comer, y se sintió defraudada, bajó con algunos de sus compañeros de departamento, como siempre, y cuando finalizaba la jornada de trabajo, recibió la respuesta de su e-mail, decías que la noche empezaba, tan solo necesitabas un sí o un no, si decidía el silencio como respuesta, tú lo entenderías como un no.
La respuesta tú no la esperabas, ya que tardaste en responder, ella había movido ficha en tu dirección, cruzaba ese puente en tu dirección y la respuesta fue “La armonía impide ponerme tu ennegrecido regalo”.
Y aquella noche ella descubrió un mundo desconocido, desde el primer bar de tapas, entrantes como dijiste, expertos en canapés de ahumados, a otros norteños con sus potentes emparedados, y la cena en un ambiente de brujas, todo era del bosque encantado, y fue de sorpresa en sorpresa, y sus dudas acerca de ti fueron creciendo, incluso apareció el temor, que escondías en tu tono natural, y se fijó en que te conocían por tanto apartó parte de ese temor, le dijo que no te escondías con ella.
Después la llevaste a un pub, aquello sí que fue una sorpresa y de nuevo pensó que no, no te ocultabas, le presentaste a tus amigos y conocidos del pub, y ese grupo tuyo la asediaron a preguntas, era muy raro que llevara compañía, pensaban que era un solitario, y tuvo cierta conversación con la mujer que ponía las copas, de vez en cuando te miraban, tu jugabas al billar americano y la apuesta eran la copas de toda la noche, tus amigos intentaron que bebiera, pero no entró en su juego, luego llegó el póker descubierto y las apuestas sin sentido.
A las seis de la mañana la helada mostraba sus duros cristales, ella dijo que en su casa, ese alcohol ingerido le hizo tomar el mando, tu no dijiste nada, y fuisteis a su casa, un piso en la zona este, cerca del cementerio del este, en esa avenida compraste tu primer coche, se lo contaste, tu no habías bebido alcohol, la mujer le contó cosas sobre ti, eras un tipo Distante, ese es mi alias.
En el pub nunca se utiliza el nombre y le encantó cuando la mujer que ponía las copas, le preguntó si quería estar en él, le abrió un enorme libro con grandes páginas. “El libro de la confusión”, para que ella fisgara, estuvo pasando páginas y aceptó ser inscrita en el libro, le preguntaron qué alias iba a utilizar y mirándome pensaba, yo la miraba impasible y dijo “Celo”, y una nueva pregunta, naturaleza del alias, sin apartar la mirada respondió despacio, desmenuzando la palabra, Autómata, y otra pregunta, color del alias, y en el mismo tono respondió. Negro con hilos rojos entrecruzados. Otra pregunta, Forma del alias. Triangulo invertido negro con hilos, preguntó qué forma tenía mi alias, la mujer que pone las copas, dijo que un punto de fuga…