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Un encuentro más, en su propia casa
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Parte 3

Hace días que no he mirado a mi vecina Mayra, en el poco tiempo que por el momento dispongo por parte de mi trabajo apenas y he notado su presencia aun siendo vecinos. Por el momento sólo está el recuerdo de nuestro último encuentro en mi auto a las afueras del bar donde por coincidencia nos encontramos esa noche. Entro a mi auto y aún puede percibirse su perfume, algo suave, embriagante y delicioso. Qué locura aquella noche, pero bueno, quizás fue algo pasajero y debemos continuar.

Ayer desperté de forma normal, lo habitual entre mis rutinas diarias antes de irme a mi trabajo. Algo feliz porque ya se acercan las vacaciones y estamos a casi nada del fin de semana. Un poco de descanso y sacar el estrés es bueno para mantenerse al día con todo lo fastidioso de mi trabajo.

Después de terminar parte de mi rutina matutina, me dirijo a mi trabajo. Voy conduciendo y me percato de que mi auto tiene poca gasolina por lo que decido pasar a llenar el tanque. Estaba llenando mi auto cuando a lado de la bomba de gas, se estaciona un auto. Bajan el vidrio del copiloto y vaya sorpresa, era mi vecina que venía junto con su esposo.

– ¡Hola vecino, buenos días!

“Buenos días vecinos, ¿Cómo están? Andaban desaparecidos”

– Si, tuvimos que viajar con los familiares, ya sabes las clausuras y todo eso.

“Si me imagino, es bueno se diviertan y convivan con la familia de vez en cuando”

– Estoy de acuerdo, a veces es muuuy bueno convivir… (Guiñándome el ojo)

Disimule su acción por la presencia de su esposo que estaba revisando su motor, le comenté si tenía problemas y afirmo que sí, en su viaje de regreso venía haciendo ruidos extraños. Lo revisaría en casa dijo él, a lo cual le respondí que si ocupaba algo de herramienta, podía pedírmelo sin problema alguno, pero sería por la tarde porque en ese momento iba rumbo a mi trabajo. Me despedí de ambos y subí a mi auto para marcharme, antes de eso volví a mirarla antes de acelerar, sacó su lengua recorriendo sus labios y con una sonrisa coqueta, sonreí y solo le respondí con un guiño por parte mía.

Llegué a mi trabajo y continué con mis pendientes del día anterior. Trabajaba al mismo tiempo que recordaba los gestos de Mayra, reía y me calmaba a mí mismo, debía concentrarme para teminar todo. Avanzó el reloj y había terminado el papeleo de unas firmas de un contrato hacia mi empresa. Tenía tiempo para comer algo, pero como no había tanto movimiento en la oficina, decidí irme a mi casa para allá cocinar y ver quizás una película.

Dicha decisión tomada, partí a mi casa.

Al ir llegando, mire el garaje de mi vecina, observé que su esposo reparaba su auto. Salude nuevamente al bajarme, repitiéndole que si ocupaba alguna herramienta, con toda confianza podía pedírmela. Me respondió que ocupaba cierto tipos de llaves para trabajar, le dije viniera sin problema alguno.

Entré a mi casa, busque mi herramienta y la deje sobre la mesa a la espera de que viniera por ella. Cambie mi ropa por algo más cómodo, unos jeans de mezclilla y una camisa a cuadros sin manga por el calor. Pasaron los minutos y no venía él, así que tomé la herramienta y fui hasta su garaje.

“Aquí se la dejo vecino, para que pueda terminarlo a tiempo”

– Gracias, y disculpe hacerlo venir, sólo que trato de sacar este tornillo y está algo complicado

“Sin problema alguno, de igual forma por el momento no tengo cosas por hacer y rara vez charlamos entre nosotros”

Continuamos hablando un poco en lo reparaba su auto, a los 15 minutos llega Mayra por la parte trasera de su garaje, me vio y sonrió. Le pregunto a su marido si quería algo de tomar para este calor, él le pidió un par de cervezas así que fue por ellas. A los minutos volvió ella con una hielera pequeña con algunas cervezas, le dio una a su esposo y me ofreció una. De igual manera ella también tomó una y comenzamos a beber de a poco. Entre lapsos de segundos cuando su esposo volteaba ella hacia juegos con la punta de su lengua sobre la punta de la botella. Yo solo disimulaba, estaba en presencia de su marido y no quería tener ningún problema alguno. Sus juegos continuaban aprovechando cada instante en el que su marido se distraía entre su trabajo de mecánica. Se mordía un poco sus labios, jugueteaba con la punta de la botella, y hasta la metía un poco a su boca, no hace falta les describa lo que intentaba hacerme imaginar. Se terminó su cerveza y sólo dijo que iría a darse una ducha porque no aguantaba el calor que hacía. Se marchó y continúe ayudando un poco a su esposo con su auto. No sé mucho de mecánica pero por lo menos lo usaba para distraerme un poco de las locuras de Mayra de hace un momento.

Al paso de unos 20 minutos regresó nuevamente, preguntando que como iba el avance con el auto. Yo le respondí que iba muy bien, mientras la miraba de arriba abajo. Puesto que se había puesto una blusa color verde, algo muy escotada que dejaba ver parte de sus senos. Que por cierto, está muy bien proporcionada, a lo cual le lucia de maravilla. Y un short algo corto, lo cual dejaba ver sus blancas piernas al descubierto para mis ojos. Lo hizo con la intención de provocarme sin duda alguna, su esposo ni en cuenta de lo que tramaba ella, mucho menos opinó algo de su atuendo debido a que así, ella se la pasaba en su casa mayormente.

Se sentó enfrente de mí, yo a lado de su esposo haciendo que le prestaba atención mientras le metía mano a su auto.

Comenzó nuevamente con sus juegos, cruzaba las piernas para que yo pudiera notarlas, a la misma vez que movía su blusa echándose aire con la excusa del calor. La movía y dejaba más a descubierto parte de sus senos. Me estaba poniendo muy desesperado al mirar tal escena. Se percató de que me gustaba lo que miraba, a lo cual jugaba con sus piernas, las separaba de poco a poco y con su mano de forma disimulada, la pasaba entre medio de ellas. No pude evitar la erección bajo mi pantalón, aunque me mantenía pegado al auto para que su esposo no se percatara de lo que sucedía. Era una sensación de excitación y adrenalina el mirarla, aun cuando su pareja estaba ahí presente entre nosotros. Ella continuaba con sus juegos hacia conmigo, e hice algo para ella. Me moví apenas un poco para que notara la erección bajo mi pantalón, ella cerró sus piernas y las movió frotándose una con otra. ¡Le encantó! Dije entre mí, si ella me ponía desesperado, yo también podría usar la misma estrategia. Continuó con el juego de la botella en su boca, y yo me movía para mostrarle el bulto que provocaba con sus acciones. En uno de mis movimientos, me moví para que lo viera, y me pase la mano por encima de mi pantalón, frotándomelo por completo para sus ojos.

– Ahora vuelvo…

Dijo ella y se paró de inmediato para meterse al interior de su casa.

No sabía lo que había pasado, pero pensé que ya no saldría y que ahora me había dejado con tremenda erección.

Su marido continuaba con el auto, hablando prácticamente sólo porque mi atención estaba por completo en su esposa que me tenía loco y ansioso por tenerla una vez más.

Al par de minutos se asoma por la puerta:

– Mi amor… ¿Me puedes subir las maletas? Ocupo sacar la ropa para lavarla

*Bájalas del auto nada más y ahora las llevo para adentro, respondió su marido.

La miré bajar unas maletas con algo de complicación de la cajuela de su auto.

– Ya las bajé, mételas que ya meteré la ropa a la lavadora y están pesadas

* Espérame un momento carajo, estoy batallando porque esto quede pronto

* Vecino no seas malo, échame la mano y ayúdale con eso a mi mujer por favor

No lo pensé ni dos veces obviamente y accedí afirmando con la cabeza, mientras él se metió bajo el auto para continuar.

Tomé una maleta, algo pesada y le dije que para donde la llevaría, sólo dijo, ¡Sígueme!

Nos dirigimos al cuarto de lavandería de su casa, ella abrió la puerta y se metió a prisa, yo le seguí. Apenas y entre me empujo contra la pared y se lanzó a mi boca, me besó desesperadamente y yo no pude negarme a sus labios ya que moría de antojo por ella. La puerta abierta y entre besos le dije que esperara, que su marido podría entrar y nos atraparía en lo que hacíamos.

– Él está ocupado, o ¿Prefieres huir ahora sabiendo cómo me has puesto ahora?

“¿Cómo te tengo? Le pregunté mientras le acariciaba sus senos a través del escote de su blusa.

Rápidamente tomo mi mano con la suya y la llevo entre nuestros cuerpos, sin dejar de besarme metió mi mano bajo su short. ¡Dios! Su sexo estaba totalmente húmedo, pude sentir como mis dedos resbalaron fácilmente al bajar por su entre pierna. Mi miembro no se quedó atrás, de igual forma sin sacar mi mano de su sexo, tomé con la otra una de las suyas y la puse por encima de mi pantalón. Hice que sintiera lo que me había provocado desde ya hace un buen rato. Apenas lo sintió, comenzó a acariciarlo por encima, apretándolo con algo de fuerza mientras mis dedos resbalaban en su sexo, arriba y abajo al mismo tiempo que nuestras lenguas se tocaban en cada beso. Me despegué de su boca y le dije que parara, que su marido nos descubriría y nos meteríamos en problemas. Sin dejar de acariciar mi erección grito asomándose por la puerta de donde estábamos:

– Mi amor, ¿Quieres te lleve más cerveza?

*Aún tenemos cariño, en un rato más*

Me quedé sorprendido al oír que ni siquiera notaba mi ausencia ahí. Se fue de nuevo a mi boca, me beso con desespero y mis dedos seguían moviéndose en su sexo, su mano fue más allá, quitó el botón de mi pantalón y rápidamente bajo el cierre. Se quitó de mi boca y se arrodilló de forma rápida, sacó mi erección frente a su boca.

– Desde que la vi hace rato, moría de ganas por sentirla dentro de mi boca.

“Hazlo” fue lo único que le respondí

De forma tan a prisa lo metió a su boca, apenas retrocedió por primera vez y sentí como lo succionaba con tanta fuerza que sentí un placer tan increíble recorrer mi cuerpo. Mi mano sosteniendo la puerta entre abierta mirando de reojo que no viniera su marido y a la vez, como devoraba Mayra mi miembro con su boca. Era un placer indescriptible el que sentí en esos momentos, sentía como sus labios me recorrían en cada cm de mi erección. Su lengua hacia pequeños movimientos de un lado al otro mientras retrocedía. La excitación era intensa, la adrenalina del solo hecho de pensar que podríamos ser descubierto hacia que el placer fuera aumentando más y más. Vigilaba la puerta y regresaba a verla rápidamente, ella me miraba fijamente mientras me devoraba a su antojo. Su lengua jugaba rápidamente en la punta de mi miembro y lo hacía vibrar, sus labios se abrían más y me llevaban totalmente dentro de su boca. Sentía como sus labios pegaban a mi piel. Era tan maravilloso ver y sentir ese espectáculo que me daba en su propia casa. Sentía como mis líquidos pre seminales emanaban de la punta de mi miembro, ella no los desperdiciaba, los saboreaba con tanta hambre, sexualmente hablando. Yo respiraba profundamente mientras se comía mi miembro tan deliciosamente.

– Estoy totalmente húmeda, te necesito en mí ya.

“Espérame unos segundos…”

Salí apresurado al garaje donde estaba su marido reparando su auto.

“Le llevaré la otra maleta vecino, vaya que si están pesadas”

*Si lo sé, pero es desesperada esta mujer, no puede esperarse un poco más*

“No creo que pueda esperar más, mejor se la llevo”

*Trae más cervezas, ya queda una nada más*

“Hecho”

Rápidamente me metí con la maleta, de prisa al cuarto de lavandería donde ella me esperaba. Ni metí la maleta cuando la tome con fuerza de la cadera, la traje a mi boca y le bese nuevamente ansioso de sentirme dentro de ella. Su mano nuevamente fue en busca de mi miembro, dejé lo sacara mientras mis manos se metieron un poco bajo su blusa, el sentir sus grandes senos me puso a full por completo. No me pude aguantar más las ganas y quite mi boca de sus labios, la tome bruscamente y la giré, la pegue contra la pared, puse sus manos extendidas en ella y de forma rápida, bajé su short a la altura de sus piernas. Separé apenas un poco sus piernas, hice de lado su panty, separé con una mano sus nalgas y busqué acomodar mi miembro en la entrada de su sexo.

Gimió al sentir como apenas la punta de mi miembro tocaba su sexo ya húmedo acomodándose para ser hundido.

– No aguanto más, métemelo que quiero sentirte clavarme.

Sus palabras sólo provocaron excitarme aún más, no dude en obedecer sus palabras. Separé sus nalgas, ya acomodado la punta de mi miembro en su sexo, la jalé contra mí con fuerza. Llevé todo mi miembro dentro de ella, provoco un gemido algo fuerte, de forma rápida llevé mi mano a su boca, para evitar que sus gemidos fueran escuchados por su marido. Pude sentir su sexo arder al haberme hundido, sin esperar más comencé a moverme detrás de ella. Miraba de reojo a través de la abertura de la puerta para ver que no viniera él, de igual forma echaba ojo abajo y miraba como mi miembro cada vez salía más y más húmedo por sus fluidos que cubrían de forma excitante mi miembro. Su cadera solo se erguía para mí. Mi cadera se sacudía detrás de ese bello par de nalgas que posee, el choque era insistente y con tanta fuerza que movía su cuerpo en cada embestida que le estaba dando. Estaba lleno de deseo por ella, aún ya haber tenido un par de encuentros, seguía insaciable a Mayra. Quité mi mano de su boca, ambas manos fueron a ese par de bellos senos que tiene, los apreté un poco y me apoye de ellos para embestirla una y otra vez. Mi miembro se hundía por completo, podía notar como sus fluidos resbalaban por sus piernas en cada movimiento. Sus gemidos seguían tras cada choque de sus nalgas con mi cadera. Su respiración se hacía agitada al igual que la mía, mi boca se pegó a su espalda y la besaba a la misma vez que le daba unas mordidas. Eso provocaba que su cadera se levantara aún más y que se moviera ahora ella contra mí. Era una locura todo eso, pero era totalmente indescriptible todo el placer que se sentía mutuamente. Gemía cada vez más al grado que entre sus gemidos me decía que no aguantaría más, la estaba llevando al camino del placer, así que de forma inmediata baje mi mano derecha a su entre pierna, buscaba su vagina de forma casi desesperada, pudo notar mis intenciones y sus piernas se separaron un poco más. Mis dedos recorrieron sus labios vaginales de arriba abajo, los resbalaba por el medio y extendía mis dedos separándolos al retroceder. Mis movimientos detrás de ella no paraban, era uno tras otro azote de mi cadera tras sus nalgas. Ella se entregaba por completo a mí, y yo no desaprovecharía esa oportunidad de hacerla sentir mía en su propia casa. Su boca fue en busca de mis dedos, los cuales llevo dentro chupándolos, no pude negar que me excitó aún más esa acción de su parte. Mis dedos subieron hasta tocar su clítoris. Con dos de mis dedos lo presione un poco y comencé a masajearlo sin dejar de clavarme en ella, su placer incrementaba, pude sentir como me atrapaba dentro de su sexo. Mi miembro se estimulaba deliciosamente y mi placer, era tanto como el de ella. Mis dedos no dejaron ese pequeño botoncito que estimulaban sin cesar, mis dedos salieron de su boca y sus palabras fueron simplemente:

– Ya no puedo más…

Un calor indescriptible comenzaba a emanar de su sexo, inundaba mi miembro. Su orgasmo se hizo presente, un placer indescriptible sintiendo como me tenía atrapado en el fondo de ella mientras terminaba para mí.

De forma rápida me sacó de ella, se arrodillo nuevamente y sin una sola palabra me llevó de nuevo a su boca.

Disfrutaba de su propio sabor y de mi miembro que no paraba de sacar gotas que ella me provocaba. Succiono una y otra vez, su lengua lamia desesperadamente la punta de mi miembro. Su mano se adueñó de mi miembro, me masturbaba a la misma vez que succionaba de forma exquisita. Era mi momento, sentía como una ola de placer crecía y recorría por todo mi cuerpo. Ella pudo percatar de lo que me pasaba, me miró fijamente y me tenía atrapado. Sabía lo que ella quería y no iba a negarle dicho regalo, no pude soportar tanto placer de su boca, comencé a soltar a chorros todo mi semen en su boca. En un gemido le deje caer todo lo ella había buscado, mis manos se sostenían de la pared mientras ella seguía succionando más y más, no dejaría ni una sola gota por lo visto. Bebió cada gota que emergió de mí, sacó mi miembro de su boca, se paró frente a mí y sólo me dijo “Gracias” me dio un beso en la mejilla y me dijo “Ya lleva las cervezas a mi marido o entonces si sospechará”

Salí sin decir una sola palabra, acomodándome el pantalón. Tome un par de cervezas de la nevera y las llevé al garaje, su esposo ni en cuenta de lo que había sucedido.

“Iré a comer vecino, tuve un día muy agotador y ocupo algo para tomar energías”

*Vaya sin cuidado vecino, gracias por la compañía, en cuanto desocupe su herramienta se la envío a su casa*

No dije nada más y me marché a mi casa, me metí a la ducha, fue tan agradable el baño que me fui directo a mi cama. Me quede totalmente dormido, no desperté hasta 2 horas después que escuché sonar el timbre de la puerta…

Para Mayra G

Fuente de inspiración.

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