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Nuestra amiga argentina y la chica que limpia
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Antes de nada les digo, jamás, en serio jamás, pensé que iba hacer lo que hice, creo que en parte es porque me voy a mudar, si no me va a terminar cogiendo hasta el que reparte el diario jeje.

Voy a comprar puchos y cuando vuelvo me encuentro con Ana (la chica que limpia en un departamento de acá, ya hablé de ella), y me dice algo así como “chetita linda, mis patrones no están a la tarde, venite a las 14,30 hs., no te vas a arrepentir”, no le conteste nada y fui a casa.

Me quede pensando en lo que me dijo, que locura acostarme con la chica que limpia ¡en el 2º piso!, pero no sé, lo pensaba, y hago lo de siempre, ¡que boluda!, sin estar segura de lo que iba a hacer, empiezo a cambiarme, me pongo una pollerita de jean, bien cortita, zapatillas y una remera cortita sin corpiño, me empieza a dar esa adrenalina de no saber qué hacer, me decía ¿voy?, o ¿me quedo con las ganas?, me calentaba la idea de ir, pero sabía que era una locura, al final como siempre, sin pensarlo, baje al 2º y le toque la puerta de servicio, y cuando abrió la puerta pensé, ya está, es tarde para arrepentirme.

Ana estaba con esos delantales y ropa interior, nada más, me abre me agarra de la mano y me lleva a la habitación de servicio, me dice “yo sabía chetita que ibas a querer ver cómo te cogía esta negrita, vas a ver que lo que es que te coja una mujer”, y me empuja a la cama, caigo sentada, ¡no lo podía creer!, me quería dominar ¡más que un hombre! ¿Qué hacía yo ahí?, y le digo, que no, que me deje ir, que me perdone, que no sé porque baje, su respuesta fue sacarse el delantal y zambullirse arriba mío.

Me besa, me parte la boca, y me empieza a tocar otra vez mis tetas, ya era tarde para irme, mi cuerpito demostraba que eso le gustaba, casi inconscientemente, empiezo a mover las piernas, las cruzaba con las de ella, quería sentir su piel, que me sintiera, me saca la pollerita y la tanga y se entierra en mi conchita, me la besa, muy suave, eran casi caricias, que me ponían reloca, yo le empujaba la cabeza para que lo hiciera con más fuerza, pero no, me dejaba con las ganas y mi calentura aumentaba ¡cada vez más!

Siguió así, me empieza a meter los dedos, despacio, yo ya estaba toda mojada, ¡quería acabar! Y me decía “chetita ¿te gusta cómo te cojo?” y yo le decía que si que me gustaba, que me hiciera acabar, ¡por favor!, y me seguía besando yo me amasaba mis tetas.

Y me dice, “si querés que te haga acabar pedime que te coja” cógeme, por favor cógeme, casi le suplicaba, mi calentura era infernal, ya no daba más de sentir como me besaba, me acariciaba, ¡me tocaba toda!, entonces se para ¿y saben q hace? Saca un cinturonga y ¡se lo pone! Y me dice “putita, ahora pedime que te coja” yo sabía que era una locura lo que hacía, pero no me importaba, ¿cómo llegue a esto?, tampoco me importaba, me humillaba más que un hombre, tampoco me importaba, y le digo si, cógeme por favor ¡cógeme!

Me lleva al borde de la cama, levanto mis piernas y me lo empieza a poner, de a poco, grito, le digo despacio (era muy grande, ¡en serio!) y me dice ”aguanta chetita, te dije que te iba a coger como nadie”, y yo gemía gritaba temblaba, no la podía detener, y me empieza a poner toda esa enorme pija de goma que me dolió y me partió la concha ¡en dos!

Una vez ya adentro, y más dilatada, empieza a bombear, hasta que empieza a ponerme reloca y logra robarme mi primer orgasmo, grite ¡como una hija de puta!

Se acuesta y me dice que me ponga arriba, le hago caso, y de a poco me la empiezo a meter, me dolió menos esta vez y empiezo a saltar sobre esa pija, mientras ella me tocaba las tetas, me inclino sobre ella y nos besamos, me comió la boca, me hizo acabar de nuevo.

No sé cómo pero terminé en cuatro y me lo empieza a meter por la cola, le ruego que no, que eso no, ¡que me va a lastimar!, y no me hacía caso, y de a poco me lo fue metiendo, gritaba, gemía, temblaba, ella me tocada la cola me acariciaba la conchita las tetas, ¡era mucho placer! Me hizo acabar una vez más.

Después se saca el cinturonga y me dice “ahora me toca a mí, vení y chúpamela putita” todo el tiempo me decía putita, no me importaba, me tiro en su concha y se la empiezo a chupar, me dice más fuerte, más fuerte, le meto la lengua se la empiezo a comer, le meto los dedos hasta que logro que estalle también ¡en un orgasmo!

Me acuesto con ella, me siguió acariciando, hasta que me dice que me fuera, que tenía que limpiar.

Llegue a casa y todavía no puedo creer lo que hice, que puta, ¡que calentona soy!

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