Han pasado unos meses desde el incidente con el director. Kiara está pensativa pues si bien le dolió mucho la forma en como la trató, ella es una mujer astuta y considera que debe aprovechar la oportunidad de tener favores de este señor.
Estos meses la ha dado tiempo para pensar cómo y cuándo utilizar sus favores. Decidió alejarse de él, solo acercarse cuando necesite algo.
Están cerca las fechas de trámite de becas, múltiples becas otorgadas están presentes. Las becas son otorgadas mediante sorteo, pero con los alumnos de mejor promedio. A pesar de todo, Kiara es una chica con buen desempeño académico y una ayuda no le viene mal a nadie.
Llegan las fechas del sorteo y esto lo hacen de forma pública, mencionan a las personas que se ganaron la beca. Casi siempre queda una persona por salón, a lo mucho dos. La beca se la quedó su compañera, esa chica que siempre se queda con lo suyo, siempre le arrebata lo que ella tanto quiere. Esta vez, no sería así, esta vez ocupará su pequeño secreto a su favor.
Decide asistir a la oficina de su director, saludando coquetamente, aprovechando que se encontraba solo en su oficina, cerró la puerta.
-Kiarita, milagro que se deja ver.
-Pues, usted es un hombre ocupado.
– ¿A qué se debe tu visita?
-Necesito que me ayude a conseguir la beca que recién se sorteó. Usted me dijo que viniera si necesitaba algo, y bueno, necesito un favor.
El director conservó el temple en su cara y asintió con la cabeza al mismo tiempo que emanaba un “mjuuu” y prosiguió: -” es verdad pero, también recuerdo haber dicho que tiene un precio, no se puede recibir algo sin dar nada a cambio.”
-Lo sé. Dicho esto, se acercó al escritorio de forma insinuante, el director se puso de pie y se recargó en el escritorio mientras Kiara se puso en medio de él.
-A ver cuénteme porque quiere la beca. Preguntó el director mientras acariciaba la cara y bajaba por su cuello con las yemas de los dedos.
-Pues verá, yo me metí al sorteo, pero, alguien me ganó. Kiara hace un gesto de indignación.
-Si se la llevó tu némesis, ay Kiarita otra vez compitiendo con tu compañera.
-Esa estúpida no es mi némesis, ¿me ayudará o no?
-No te confundas perrita, la toma bruscamente de la cara, tú y yo no somos iguales, ¿quedó claro? Después de decir eso, le da un beso forzado y medio tosco en la boca.
Kiara propicia a separarlo un poco.
-Le comento que en estos momentos no estoy en condiciones de tener sexo.
– ja ja ja ¿Por qué?
-Estoy en mis días.
– “Ay Kiarita, Kiarita”. La toma del cabello -: “siempre se encuentra el modo”. La gira contra el escritorio sin soltarle el pelo. Empieza a chupetear su oreja, introduce su lengua con lascivia, mordisqueando el lóbulo, mientras le restriega la entrepierna contra su culito.
-De verdad, no puedo. ¿A usted no le da asco? Lo dice convencida de poder zafarse de esa. No hay nada más asqueroso para Kiarita que hacerlo de esa manera y quería contagiarle el asco al director.
Con su cuerpo la obliga a arquearse un poco aprovechando esto para manosearle abiertamente las tetas sin dejar de chupetear y morder si cuello. Se deleita con sus melones, los masajea, las manosea haciendo que choquen entre ellas. Sigue jugando con estas, las aprieta fuertemente mientras Kiarita sigue insistiendo en que no puede hacerlo.
-“De verdad que te falta mucho por aprender”
La toma con más fuerza del cabello haciendo que se acueste en el escritorio, empinando el culo.
Manosea sus piernas y el culo, por debajo de su falda escolar. Kiara está asqueada porque el director no desiste.
Le abrió las piernas bruscamente
“¿de verdad me va a coger así, estando en mis días? Que asqueroso es.” Dijo Kiara para sí misma.
Como si el director pudiera leer sus pensamientos le dijo al oído:
– “¿Quién te dijo que quiero tu coñito?”
Kiara quedó perpleja con lo que dijo. Intentó levantarse, pero, él no la dejó.
Sin vacilar más, el director, corrió la tanga a un lado. Colocó el pene en la entrada su culito y con una embestida logró meter la mitad.
Kiara gritó fuertemente, pero, el director ni se inmutó. Estaba disfrutando del culito apretado.
-uy perrita, se nota que es virgen. Ay que rico como me aprieta la verga. Dijo eso y dio otro empujón, logró meterla completa.
Sin más comenzó el vaivén tomando las caderas de impulso. Jalándola del cabello para que se arqueara más.
Siguió penetrándola sin parar hasta que se corrió. Sacó su miembro lleno de sangre y un poco de excremento.
– “Esto si me da asco para que vea”
Sin más se retira y ella se queda recostada en el escritorio, pensativa y con muchas ideas en su cabeza.