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La nueva compañera de piso
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Después de un tiempo, con Mercedes, ya no éramos solo amigos, pero tampoco éramos una pareja fija. Actuábamos como si fuéramos novios, pero no lo éramos.

Después de salir del colegio, con Jorge, mi mejor amigo, y yo habíamos comprado un pequeño apartamento. Era grande para ser un apartamento, tenía tres cuartos, un baño, una sala y una cocina. Por un problema, Jorge tuvo que irse. Como ahora tenía todo el apartamento para mi solo, Mercedes pasaba viniendo, prácticamente vivía ahí.

Yo estaba planeando pedirle que fuera mi novia oficialmente, pero quería que fuera algo especial. Así que la llevé a una colina que está en las afueras de la cuidad, la cual tiene una vista hermosa de la ciudad en la que vivimos. Al anochecer, con el cielo pintado de miles de colores formando uno de los paisajes más bonitos que había visto, se lo pedí. Sin decir ni una palabra se abalanzó sobre mí envolviéndonos en un beso largo y apasionado.

Por si no lo sabían yo soy estudiante de universidad, estoy en primer año. Mi familia tiene bastante dinero pero no es que seamos millonarios o algo así. Por lo que yo estaba trabajando medio tiempo en una cafetería, para poder pagar el apartamento. Cuando vivía con Jorge no tenía problemas con el pago, pero ahora, que me tocaba pagarlo toda a mí, me di cuenta de que no me alcanzaba. Tenía una pequeña reserva que me iba a durar dos meses. Pero si quería seguir viviendo en el apartamento tenía que conseguir otro compañero. Así que puse un letrero de que se buscaba compañero.

Los primeros días no vino nadie. Pero, como a la semana de haber puesto el letrero, yo estaba viendo tele en la sala, cuando escucho alguien tocar la puerta. Al abrirla me encontré frente a mí a una chica hermosa, entre blanca y morena, cabello castaño, ojos marrones y tenía unas buenas tetas. La verdad es que no podía quitar mis ojos de sus tetas, pero hice todo lo que pude por solo verla a los ojos.

-¿Este es el apartamento del cartel?- le pregunté.

-Emm, sí. Pasa ¿Estas interesada?

-Ocupo algún lugar donde quedarme. Antes vivía con unas amigas, pero no separamos por unos problemas.

Le enseñé el apartamento y el cuarto que tendría si se mudaba.

-Y… una pregunta. ¿Cómo te llamas? Se me olvidó preguntarte- le dije mientras me reía.

-Valentina.

-Y… ¿Qué te pareció el apartamento?

-Me parece que es algo caro

-No, no mucho.

-Y… ¿No tienes problemas con que sea mujer?

-No, tranquila.

Una semana después ya estaba en el apartamento.

Unas noches después Mercedes vino y las presenté y estuvimos hablando un rato. Casi a media noche ella se fue a dormir. Mi novia y yo nos fuimos a mi habitación y pusimos una película.

Ya en la cama nos comenzamos a besar. Al comenzar a quitarnos la ropa paramos por un momento.

-¿Y si nos escucha?- me preguntó.

-No creo.

Sin pensarlo otra vez seguimos desvistiéndonos. Yo estaba acostado en la cama, mientras que ella estaba sobre mí. Ella gemía, mientras intentaba hacerlo lo más suave posible. Después nos giramos para yo quedar sobre ella y poder cogérmela con mayor facilidad. Después seguimos intentando varias posiciones hasta que los dos nos vinimos. Nos quedamos dormidos completamente desnudos y abrazados.

Al día siguiente al despertarnos Valentina ya estaba despierta.

-¿Te hicimos ruido?- le preguntó Mercedes.

Al oír la pregunta me sobresalté un poco, pero rápidamente pasó.

-No, tranquilos, no escuché nada.

Seguimos hablando hasta que Mercedes se fue y Verónica se fue a bañar. Yo me quedé en la cocina tomándome un café porque solo hay un baño. La silla en la que yo estaba veía hacia el lado opuesto al baño. Por lo que cuando salió no me di cuenta. Al darme vuelta para ir al baño la veo. Estaba frente a mí, desnuda y mojada. Yo me quedé sin palabras. Tenía un cuerpo perfecto, sus curvas eran como los trazos más finos del más fino de los pinceles. Tenía un buen culo, era grande y estaba parado. Veo como una gota cae desde la punta de su nariz hasta sus tetas y sigue bajando por su estómago, hasta llegar a su vagina y después cae hasta el piso. En solo un momento mi pene pasó a estar completamente erecto.

-Lo oí todo- dijo con una voz sensual- y quiero que me hagas gritar como nunca nadie me ha hecho.

Sin pensarlo mi cuerpo reaccionó si se comenzó a desvestir. Ella se acercó hacia mí. Ya los dos estábamos desnudos, ella se acercó a mi boca y le dio un beso rápido, pero, al terminarlo no nos separamos del todo, ya que me estaba mordiendo el labio inferior, mientras con la otra agarró mi pene y lo empezó a masturbar. No mucho tiempo después se puso de rodillas y con un solo movimiento comenzó a chupármela. No era la mejor que me habían hecho pero estaba bien. Por un momento sentí algo de culpa, pero rápidamente se fue cuando ella empezó a chupármela con más ganas.

La levanté con un salto y la atrapé en el aire al tiempo que la tomaba por la cadera y la atraía hacia mí. Bajé mis manos de su cadera hasta su culo para poder sostenerla mejor y ella se agarraba a mi espalda, sentía como sus uñas se clavaban en mi espalda. Nos besábamos mientras que nos movíamos como si estuviéramos cogiendo, pero aún no se la metía. Mi pene estaba pegado a su vagina, sentí la necesidad de metérsela. Así que mientras la sostenía con una mano, con la otra tiré todas las cosas que estaban en la mesa. La tire sobre la mesa y con un movimiento brusco metí mi pene dentro de su vagina, con mis manos agarré su cadera y la empecé a mover sobre la mesa fuertemente. Sus tetas se movían como locas, en su pecho, lo que me excitó aún más, así que la seguí empujando y atrayendo hacia mi más fuerte. La mesa se movía como si estuviera temblando mucho, parecía se estaba a punto de romperse. Ella gemía tan fuerte que no se escuchaba nada más.

Le di la vuelta sobre la mesa, dejando su culo y su vagina frente a mí. Le di una nalgada muy fuerte, al mismo tiempo que se la metía lo más fuerte que pude. Me agaché un poco sobre ella para que mis manos pudieran llegar hasta sus tetas y se las agarré mientras las apretaba fuertemente.

De su boca salía una mezcla de muchos sonidos, gemía, gritaba y decía palabras que no se lograban entender.

Al dejar de agarrar sus tetas la agarré otra vez por la cadera y la seguí moviendo para penetrarla aún más duro. Volví a ver su culo y vi como la marca que le había dejado con mi mano estabas roja.

Ella gritó aún más duro hasta terminar de venirse.

Yo aún no me venía, pero estaba a punto. Al sentir que ya iba a salir mi semen la penetré lo más fuerte que pude. Sentía como mi semen salía y salía dentro de su vagina, pero yo seguía penetrándola. En eso escucho como la mesa comienza a romperse, pero no sabía lo que era, así que seguí penetrándola con todas mis fuerzas hasta que terminé de sacarlo todo. Al terminar le di vuelta y me acosté sobre ella, mientras la besaba. En eso nos caemos y vemos como la mesa se había roto en pedazos. Nos dimos vuela, para que ella quedara sobre mí. Y nos seguimos besando mientras aún tenía mi pene dentro de ella.

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