Mi familia y yo hemos viajado varias veces a la ciudad de México varias veces, pero esta vez solo fuimos papa y yo, así que decidimos irnos en autobús, por lo tanto viajar en metro para andar por la ciudad.
Esto que les voy a platicar sucedió un día que íbamos rumbo al centro de la CDMX. Llevaba puesto un leggins blanco, muy delgado, de esa lycra que se adhiere a la piel, ese día a petición de mi papá me depile la vagina por completo y no me puse ropa interior para que no se marcara por lo delgado de la lycra y el color de la misma.
Nos dirigimos a la estación del metro que es cercana al lugar donde en ese entonces nos estábamos quedando, es la estación escuadrón 201, al caminar yo iba atrayendo las miradas de todos lo que iban a mi alrededor, ya que siempre que uso las leggins blancas o cualquier otro mallón, se me mete tanto por detrás como un poco en la parte delantera, sobre todo cuando no uso ropa interior, marcando la famosa "pata de camello".
Al llegar a la estación tomamos rumbo a Dirección Garibaldi, al subir las escaleras el andén estaba algo lleno, y al verme con esas prendas muchos querían entrar en el mismo vagón que yo, mi morbo por saber lo que pasaría empezaba a hacer efecto y mi corazón se aceleraba por la excitación, cuando llegó el tren subimos sin contratiempo alguno y en cada parada el metro se llenaba cada vez más, hasta que llegó un momento que subió tanta cantidad de gente, que papá y yo terminamos siendo desplazados hacia el fondo del vagón. En ese momento, note como una mano se posaba sobre mis muslos, me quede como congelada, ya que no esperaba que alguien se atreviera a algo tan rápido, no espero casi nada para entrar en acción, yo mediante señas con la mirada y lenguaje corporal, le hice saber a papá que ya alguien me estaba metiendo mano, por lo que él mediante una mirada y sonrisa me dio toda su aprobación para disfrutar del momento.
Esa mano fue deslizándose hacia arriba hasta llegar a mis nalgas, como les había mencionado me sorprendió que tan rápido ya estaba siendo manoseada, alguien se estaba propasando conmigo a pesar de ir junto a mi papá, pero me quede callada, la situación vivida me estaba poniendo muy excitada, me estaba excitando mucho, pues empecé a notar como se endurecían mis pezones, ya que la situación era bastante placentera, voltee discretamente y pude ver que era un joven que tendría unos 18 años a lo mucho e iba vestido con pants muy delgado y sencillo, me dio mucho morbo pensar que yo hubiera despertado los más bajos instintos en ese chico, así que mientras platicaba con papá, de manera muy discreta fui acercando lentamente mi trasero a su entrepierna e hice unos cuantos movimientos para apretarle mi trasero contra su miembro, sin ser demasiado obvia.
El chico ni tardo ni perezoso reaccionó a mis roces y de manera muy lenta y tratando de pasar desapercibido fue acercando su mano a mis nalgas, me quede quieta para no asustarlo y para que agarrara más confianza, lo que hizo pensar que su manoseo me estaba gustando y siguió acariciando mis nalgas, siendo cada vez más atrevido. Yo levante y separe un poco mis piernas para facilitarle lo más posible el acceso, podía sentir a la perfección esa mano extraña acariciar suavemente mis nalgas, para poco a poco tocar suavemente mis caderas donde estuvo un leve momento, para de allí irse desplazando lentamente hacia mis muslos, y muy lentamente irse aventurando hasta mi ingle y en determinado momento podía sentir sus dedos sobre la fina tela de mi leggins, posándose en mi abultado monte de venus, rozando mis labios vaginales, en un principio haciendo pequeños círculos con las yemas de los dedos, para después posar toda la palma de su mano sobre mi candente vagina y sobra decir que para ese momento yo ya estaba súper húmeda.
El chico era demasiado atrevido, ya que pasaba sus dedos por todo lo largo de mi raja, de arriba hacia abajo, metiendo aún mas mi mallón dentro de mis labios vaginales, sentí una fuerte corriente eléctrica cuando sentí como puso su dedo anular sobre mi vagina exactamente sobre clítoris, comenzando a frotarlo muy suavemente, para en ciertos momentos estimularme con movimientos circulares, yo solamente entre cerré mis ojos, mientras en un acto de excitación pura, me mordía los labios, mi respiración era entre cortada, sentía como había introducido uno de sus dedos dentro de mi orificio vaginal lo cual se le facilitaba mucho por la elasticidad de la fina tela elástica, impulsando uno de sus dedos de dentro hacia fuera de mi empapada vagina.
Así estuvimos durante varias estaciones, donde el tiempo y el espacio desaparecieron para mí, no fue hasta que la sensación de espasmos dentro de mi vagina, acompañados de fuertes corrientes y descargas eléctricas dentro de mi empapada conchita, evidenciaban que iba a tener un orgasmo, yo luche por gemir lo más bajito posible, con los ojos cerrados mientras un torrente de sensaciones de éxtasis recorrían por todo mi cuerpo, mientras tanto el chico se apretó detrás de mí, restregando su pene con mis nalgas, se movía en círculos, tratando de encajarse lo más posible en la raya de mis nalgas, dando pequeños piquetes lo cual me transmitía su calentura hacía mis nalgas cubiertas por la delgada tela.
De repente pude notar que el chico se puso demasiado tenso, sus piernas se apretaron, su pelvis se soldó completamente entre mis nalgas y sentí unos leves espasmos y contracciones en su pene, supongo que el chico eyaculo mojando su pantalón y ya que al bajar yo pude notar que mojó parte de mi leggins, al llegar a San Juan de Letrán, el chico acomodo su miembro en el pantalón y se bajó del metro, como si un fantasma lo fuera siguiendo, yo creo que le dio miedo que yo me fuera a poner loca por haberse venido en mis nalgas, yo seguí viaje con mis piernas temblorosas después de esa morbosa experiencia dentro de un vagón del metro de la CDMX.