Es tarde. Llevas unos bellos tacones de sandalia y un vestido verde hermoso. El vestido es corto y deja ver tus espléndidas piernas. No llevas Tanya, eso me ha tenido como loco toda la noche queriéndote meter los dedos. No llevas brasier y eso es un riesgo porque el escote del vestido amenaza con dejar tus senos pequeños, pero firmes y hermosos al descubierto. Estoy muy feliz de verte, tu sonrisa me die que tú también.
Estoy sentado en el sofá, tú no puedes de la alegría. Creías que mentía pero todo es como lo dijo, todo es como lo soñaste. No te has desnudado y no hay necesidad. Se ve todo lo que deseo ver, el siente todo lo que debe sentir y tú estás satisfecha. Tu cara llena de placer, tus gemidos y la manera en que tus jugos caen hacia tus muslos y luego a los de él. Ese moreno te tiene loca, trajiste una regla para corroborarlo, 27 cm y gruesa. Te veo de frente y el vestido no cubre la imagen. Tú coño, se expande con cada embestida. Es hermoso ver ese contraste de pieles. Tú piel blanca y su piel negra. Luego un grito fuerte de él, su cuerpo se contrae también el tuyo. Te pellizcas un seno de placer. Se quedan por un momento estáticos y luego te ríes. Abres los ojos y me ves. Te levantas de tu amante, caminas sexy sobre tus tacones. Me besas y me dices:
-Necesitas una mano con esa erección?
Como negarse a esos bellos ojos verdes.