Parte I: Los antecedentes
La verdad es que ella siempre me gusto; la vi crecer, la vi hacerse mujer. Cuando se hizo una mujer, tan hermosa, sensual, unos labios gruesos, la piel canela más encantadora, tersa, unos muslos hechos por Dioses; y un trasero tallado a mano; desde entonces quise tenerla, quise hacerla mía. Pero como siquiera enamorarla? como acercarme?; siendo prohibida por ser un familiar muy, pero muy cercano a mi esposa, además 15 años menor que yo.
Nunca le dije nada al principio, pero ya fantaseaba con ella cada vez que podía; siempre animaba y aceptaba a que fuéramos a la playa o la piscina, sólo para verla en traje de baño.
Un día me atreví, estábamos en mi auto y se lo dije mientras puse mi mano en su pierna, le advertí que no quería ofenderle; y que no fuera a decir nada a nadie. Ella no se sorprendió mucho, no se alarmo ni formó una alharaca; me dijo que estaba bien, que yo también le gustaba algo (ahora creo que yo le gustaba un poquito más de lo que pudo aceptar ese día), pero que no era posible que pasara nada, que su muy ligada relación familiar con mi esposa no le permitía siquiera pensarlo; yo insistí y le pedí que lo dejáramos como un pendiente para ver si algún día pasaba; me dijo que ok; y le pedí un besito, uno muy pequeño; ella accedió y nos besamos (un piquito).
Así que desde que sucedió aquel besito, nunca desistí. Toda oportunidad de estar solos la aprovechaba para tocarle el tema, ella nunca me rechazo de pleno, pero seguía negándose y diciendo que no.
Una vez aproveché una oportunidad de oro para mí: ella necesitaba que yo consintiera que mi hijo fuera con ella a un viaje; y además necesitaba dinero para ella y mi hijo; le dije que debíamos hablar el asunto a solas; y nos vimos en mi auto; entonces le pedí que me permitiera tocarla; y renegando acepto, yo estaba algo tomado, así que seguro fui tosco, y para ella no fue algo agradable; además estábamos frente a su casa y temía por si salía su madre; pero yo lo aproveche, toque sus senos puntiagudos, duros y de tamaño agradable, caben en mi mano muy bien; luego hice que abriera un poco las piernas y abriera el cierre de su pantalón (lástima que no andaba en falda); así que metí mi mano entre sus piernas, se dejó, pero me decía que ya, que fuera rápido; sólo logré acariciar un poco su pubis y con la punta del dedo medio llegué a la entrada de sus labios vaginales; ella estaba mojada; le dije: pero si te gusta; y me contesto: “claro, yo no soy de hierro, pero ya, basta, saca tu mano”. Ese día para mí fue glorioso; un avance importante; y pensé que pronto consolidaría el asunto.
Pero el asunto no fue ningún pronto. Yo siempre insistí; y ella siempre dijo que no; así pasaron más de 15 años (yo siempre insistiendo). Ahora ella tiene un hijo y está casada; pero eso nunca me detuvo.
Yo me había mudado temporalmente de la ciudad a otra distante; pero siempre mantuve el contacto. Una vez por chat le pedí una foto donde pudiera ver sus partes y de tanto yo insistir me la envió; luego le pedí otras más descubiertas y también accedió de tanto mi insistencia; ahí supe que si era posible; y aproveche una visita que hice a la ciudad donde ella vive, la llame y comencé a pedirle que saliéramos, le escribí varios días, la persuadí, la reté y por fin accedió. Luego se presentó la pregunta del cómo y dónde; así que ese día acordamos, como fue, que la busque a la salida de su trabajo; cuando ella se montó en mi auto yo temblaba, no podía creerlo, no sabía qué hacer, pero me decidí y la llevé directo a un motel cercano, la adrenalina y el deseo me tenían nervioso; ella me dijo que estaba peor de asustada (estábamos en la ciudad donde ella vive).
Mientras nos registramos en el motel hablamos poco, no nos tocamos, no nos vimos a los ojos; pero cuando entramos a la habitación, todo cambió. Pero eso es la II parte.
Parte II: En la habitación del motel
Luego de entrar a la habitación, la tensión que teníamos ambos cedió un poco, fumamos en la ventana, yo me había quitado la camisa, desvestirnos no era problema, ya antes nos habíamos visto con poca ropa el uno al otro. Le pregunté que como haríamos esto: con besos o sin besos; me dijo que como fuera surgiendo; y terminando la frase la bese, pero esta vez el beso fue diferente, no era un besito de picardía; enseguida note con sus besos que se entregaría, que estaba dispuesta. Pedimos comida y cervezas; yo necesitaba tonar algo, tenía la boca seca por la tensión y los nervios. Nos quedamos medio desnudos y comenzamos a besarnos en la cama; yo quería que trajeran el pedido y no fueran a interrumpirme. Luego de saborear las cervezas, volvimos a la cama, en mi mente pasaban mil ideas de cómo abordarla, de cómo penetrarla, no me decidía que hacer; le pedí que se recostara boca abajo pero de lado, ya no tenía los pantalones, no recuerdo si se los quite yo o ella, la bese otro poco, luego comencé besarla por el cuello, le bese la espalda, la acariciaba simultáneamente; ya estaba desesperado por penetrarla, pero debía ser pausado, teníamos bastante tiempo, aún que yo le tenía unas ganas guardadas increíbles; deje de besarle la espalda y aparte su blumer un poco y comencé a besarle las nalgas, rápidamente me llegue al culito, se lo besé y comience a chuparle el culo; al mismo tiempo le metí el dedo en la vagina, estaba caliente y mojada; la voltee un poco y le abrí las piernas, rápido llegué a su clítoris, se lo chupe suave pero firme, le daba con mi lengua; comenzó a gemir; creo que apenas estaba saliendo de la vergüenza y comenzó a incorporarse; entonces le quite las pantaletas y la puse en la posición clásica del escalador (como pollo en brasa), quería ver su cara y besarla; entonces la penetre; oh señor que exquisito momento!!!; de ella salió un leve gemido y arqueó su espalda; entonces la bese, la acariciaba y comencé a bombearla, a darle duro; mi pene entraba y salía de su vagina mojada, que ricura!!! Que disfrute!!! Yo estaba que estallaba, que acaba de primera; pero concentrado en durar lo más posible; y no es que sea precoz, pero tenía miedo que aquellas ganas guardadas me llevaran a un desastre; además ella me había dicho que no se estaba cuidando (no estaba tomando las píldoras); y que era mi responsabilidad la prevención; por lo que yo sabía que debía controlarme para acabar fuera de la vagina; ni loco hubiese intimado con la mujer que más he deseado usando condón. En fin paré; me baje de ella y me acose boca arriba; ella se quedó como quien pregunta y ahora; pero no, se montó sobre mí, cuando ella estaba buscando meterse mi pene, la besé y le dije al oído que me imitara, que quería que me lo chupara, no muy resuelta, se bajó un poco y agarró mi pene con toda su mano; pensé que quizás no tenía tanta habilidad para mamar y le daba pena; pero no, fue lo contrario, primero me lo besó; y al instante se lo metió en la boca, me lo chupaba con suavidad mientras me pajeaba; hay señor que rico lo chupa, es delicada pero a la vez agresiva; me lo mamó por un buen rato, ella parecía no importarle seguirlo mamando, pero yo estaba que acababa; y aunque hubiese sido glorioso acabar en su boca, yo quería seguir cogiéndola; así que la tomé para que se montara; lo agarró ella misma y se lo metió por su vagina que estaba igual de mojada; se lo metió todo y comenzó a menearse; mientras yo le apretaba duro las tetas y se las chupaba; la agarraba de la nuca y la besaba; la hice pegarse a mí; levante la cadera y comencé a bombearla desde abajo; se escuchaba el choque de mis testículos con sus nalgas; duro le deba y ella gemía; hasta que sentí que comenzó a tener contracciones en sus piernas; y la bombee más duro hasta que acabo. Luego la hice bajar de mí y las puse en cuatro con la cara pegada a la cama, con el culo bien parado; se la metí, la bobee y le di duro, hasta que no pude aguantar, ver es inmenso trasero trigueño desplegado para mí; y entonces se la saqué y le acabe en la espalda, encima de sus nalgas; acabe una cantidad bastante grande para mi estándar; creo que era esa emoción; sentía que el corazón me iba estallar. Ese fue el primero de tres que echamos ese día. Seguro será irrepetible. Pero los otros serían mejores.
Luego de comer y beber un poco; echamos el segundo; eso fue una exploración de nuestra sexualidad; me lo volvió a mamar; hay que bien lo hace; probamos una gran variedad de posiciones, tanto en la cama como en otros muebles que había en la habitación; vívido recuerdo que por último la puse en cuatro en un diván de la habitación (en el lateral), su cuerpo quedaba trabado, de tal manera que cuando le daba no quedaba espacio a esquivos ni a alejarse, a cada bombeo la penetración era completa, hasta el final, profunda, en esa posición nos quedamos el mayor tiempo, yo seguía dándole y dándole; en ocasiones ella abría sus grandes nalgas; y entonces la penetraba más profundo aún, podía ver su cara de satisfacción; pero al final hice que las soltara, yo quería sentir esas ricas nalgas chocando contra mí; hasta que nuevamente le acabé en las espalda.
Después conversamos un rato; recuerdo que le dije que lo mejor de estar con ella era que podíamos conversar con libertad de temas comunes, cosa que no podía hacer con ninguna otra amante que pudiera tener. Entonces en la conversa aproveche para pedirle el culito; me dijo de inmediato que no, que eso debía doler. Entonces le pregunte que si a su edad nunca lo había hecho; me dijo que si pero que muy superficial y que no le había gustado por que le incomoda. Enseguida pensé; que ya me había dicho que no estaríamos juntos nunca; y ya habíamos echado dos; así que seguí insistiendo; le dije que se lo haría delicado; no me contestó más nada. Seguido le dije que debía ayudarme mucho para el tercero, que me iba a tardar un poco más, al menos que mediera el culo; se sonrió y me acosté boca arriba; enseguida ella se acomodó acurrucada entre mis piernas y agarro mi pene y comenzó a chuparlo; no me cansaría de decir que lo mama divino; me deje mamar por un largo rato, esta vez no tenía miedo de acabar y lo disfruté más; ella me lo chupaba y me lo seguía chupando; entonces la hice poner sobre mí, en la posición del 69; ella me lo chupaba, me masturbaba y chupaba; yo mientras le estaba chupando desde el clítoris hasta el culo, un ratico le mamaba el culo y otro ratico le chupaba la pepita del clítoris; ya se me había puesto la verga tan dura que me dolía; nos paramos de mamar y la puse en la misma posición que comenzó todo, boca abajo pero de lado; entonces le metí mi verga tiesa por su rica vagina, le levanté una pierna y la puse en mi hombro izquierdo; y le comencé a dar; ella gemía y se chupaba los labios, me pedía que le diera, que le diera más; pare un rato de bombearla para bajarme a chuparle el culo otra vez; pero esta vez yo quería lubricar su culo con mi saliva; luego me subí otra vez y le metí la verga por su cuquita; mientras comencé meterle un dedo por el ano y la seguía lubricando; entonces así recostada boca bajo de lado, le puse la verga en la puertica del ano, no dijo nada; así que comencé a tratar de encajarle la cabeza de mi verga en ese culito que se había abierto un poquito, pero se veía estrecho; entonces yo también me recosté de lado, pero ya mi verga estaba presentada en la puertica del culo; y entonces le metí el dedo de mi mano derecha en la cuquita para mojarlo y comenzar a darle con el dedo en el clítoris. Mientras le frotaba el clítoris comencé a empujar la verga hacia dentro de su culito, se comenzaba a meter, cuando me dijo: me duele; yo le comencé a sisear al oído, pero no paré de frotar su clítoris; luego comencé a empujar su cadera contra mí y ella comenzó a menearse y empujándose contra mí; ella se menea como una diosa latina que es. En ese juego de empuje y gemidos entro la cabeza de mi verga en su culo; gimió pero no paró de menearse; así que comencé a bombearla; ya entonces mi pene le había entrado a la mitad; la tome por las caderas y me la monte encima, de manera que quedé boca arriba y ella acostada sobre mí; yo me pude mover poco, pero ella se encargó del asunto y se meneo y se meneo hasta que acabó. Para ese entonces todavía no había entrado mi verga hasta lo profundo, pero no sabía si aguantaría, además ella ya había acabado; así que la lleve a la posición original y levante su muslo hasta mi hombre izquierdo y comencé a darle, suave pero firme; le di y la bobee, ella ya estaba gritando y agarraba las sábanas retorciendo; yo quería seguir dándole, seguir disfrutando tal divino momento, quería intentar metérselo por ese culo hasta lo profundo; pero al cabo de un rato no aguanté más y acabé; le llene ese culo de leche; entonces me recosté a su lado por un rato; para suspirar y bajarle la presión al corazón que me iba a estallar. Nos paramos, bañamos, vestimos y nos fuimos. La deje cerca de su casa y me fui. A los días me volví a mi cuidad de residencia; no nos hemos vuelto a ver íntimamente; pero ahora nos comunicamos en secreto por teléfono y abiertamente, tenemos planeado volver a hacerlo; mientras tanto no enviamos fotos y videos eróticos; y hasta masturbándonos por teléfono, pero esa es otra historia.