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La caliente niñera (Parte 1)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

La vida de Diana era monótona, de la universidad a su trabajo, y de ahí a su casa.

Ella era una muchacha introvertida no tenía más que dos amigas y no salía de casa, trabajaba de niñera cuidando a los hijos de un joven matrimonio. La madre de los menores de gran belleza pero de moral distraída y el padre joven vigoroso pero distanciado de casa.

Su rutina era tranquila y aunque tenía muchos pretendientes debido a su hermoso y voluptuoso cuerpo a ella no le interesaba en lo más mínimo. Esa noche llego a su casa como todos los días, había terminado su turno de niñera, sin embargo apenas estaba entrando cuando su móvil sonó.

-Bueno?

-Diana?

-Señor Méndez, buenas noches. En que puedo ayudarle.

-La señora no vendrá esta noche por que viajó a new york, necesito saber si tendrías algún inconveniente en venir todo el fin de semana a quedarte en casa te pagaré muy bien.

-Está bien. Iré.

-Pasare por ti en 20 minutos, lleva lo necesario.

Dicho esto colgó el teléfono, no tendría tiempo de bañarse así que cogió una maleta pequeña, puso su pijama y unas mudas de ropa. En 20 minutos exactos estaba su jefe ahí, llevaba a los dos menores en el carro.

-Buenas noches Señorita Diana.

-Buenas noches Sr. Méndez.

-Llámame Leo. Espero no haya cenado aun, nos dirigimos a un puesto cercano.

La cena transcurrió sin más, pero leo no podía dejar de admirar la cara de Diana, sus labios carnosos y seductores sus ojos coquetos y sobre todo su inocencia. La forma en que su boca se posaba alrededor del taco, hizo una reacción sublime en su polla.

Llegaron a casa, acostaron a los menores y se le indico que dormiría en el cuarto de huéspedes, pidió permiso para bañarse, mientras ella estaba en el baño, Leo se imaginaba esas curvas sublimes y comenzó a tocarse por encima de la ropa, cuando Diana salió, lucía un minishort de seda rosa y una blusa fina de tirantes del mismo color dejando entrever que no tenía sostén pues sus grandes senos marcaban unos pezones grandes y parados. Su cabello caía húmedo al costado, ella paso casi corriendo a su lado abrumada por la pena. Llego al cuarto y sintió el calor correr por su entrepierna, la había excitado el que la mirara así, el sentirse deseada. Se tiró a la cama y comenzó a masturbarse, sin sospechar que del otro lado de la puerta leo escuchaba sus gemidos y su respiración, él había ido a disculparse pero se entretuvo cuando escucho los ruidos.

Paso la primera noche en que ambos se tocaron pensando el uno en el otro.

El sábado transcurrió con normalidad cuando ella y los niños se levantaron el señor Méndez ya se había ido, él llegó ya entrada la noche, los niños ya dormían y ella se encontraba viendo tele en la sala. Él se fue a su cuarto, se bañó y se puso un short sin camisa dejando expuesto su abdomen bien marcado, se sentó a lado de ella y veían la película que estaban dando, la tensión se sentía en el aire, se removió un poco en su asiento y sentía la humedad en su ropa interior. Leo la miraba, sin disimular veía esas piernas bien formadas. Y la V que se marcaba entre sus muslos era solamente tapada por el short de mezclilla él estaba como burro en primavera y pronto se comentaría a notar su erección, la película termino y comenzó otra pero esta vez era de la programación de adultos. Sin saber que hacer se quedaron inmóviles viendo la pantalla, en un momento leo posó su mano en el muslo de Diana y comenzó a subir la mano, ella gimió y esto le dio a él lo que necesitaba este se abalanzo por ella, y comenzó a comerse esa boca que tanto le invitaba a pecar, sus manos comenzaron a tocarla y ella gemía más y más alto, le quito la remera y lamió por encima del sostén. Le quito el short y saboreó su humedad por encima de la ropa, quito el sostén y dejo al aire sus tetas mordisqueo las aureolas y chupo sus pechos, bajo hasta su entrepierna de nuevo, quito las pantaletas y paso la lengua en su clítoris, y saboreo ese manjar, lo hizo durante 20 minutos hasta que ella se vino en su boca y él se bebió los jugos con gusto.

Continuará…

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