Todo empezó en una salida con mis amigos, nos encontrábamos tomando en un Restaurant-Bar de mi ciudad. Me dicen Beto, tengo 25 años tengo una relación desde hace 4 años y soy abogado, vivo en un pequeño Estado en México. Mi complexión es delgada pero con poca panza por las cervezas.
En fin, me encontraba en ese lugar tomando y comiendo con mis amigos, cuando uno de ellos nos comentó que llegarían dos amigas consultando si teníamos alguna objeción sin embargo nadie manifestó desacuerdo. Cuando llegaron sus amigas me encontré con la sorpresa que una de ellas era Karina, una vieja amiga de 22 años y cuerpo atractivo principalmente por sus grandes pechos que siempre me han encantado. Karina es la ex novia de Chris, un amigo con el que salía en la adolescencia y que hasta la fecha coincidimos en reuniones, apenas hace menos del mes que se separó de Karina y justo eso fue el inicio de la plática aquella noche entre Karina y yo. Se los juro que no tenía la intención de incitar que algo sucediera entre Karina y yo, pero al platicar con ella respecto a Chris, se fue generando una confianza en la plática siendo ella la que me sorprendió al preguntarme “¿los hijos para cuándo? Se ve que haz de tener bien atendida a tu novia”, la verdad en ese momento cualquier hombre entenderá que a veces el deseo sexual involuntariamente nos induce decir cosas, por lo que yo le dije que sí pero me quedaba energía para satisfacer a alguna chava que necesitara de mi ayuda.
La cosa paro ahí, no tocamos más el tema sexual y llegó la hora de partir por lo que todos nos despedimos. Karina vive por el mismo rumbo de mi casa y como buen caballero me ofrecí a seguirla en mi carro con la excusa que ya era de noche ella había tomado por lo que sería peligroso que se fuera sola. Fue lo mejor que pude haber hecho.
Al llegar a su casa, baje de mi auto para despedirme y entonces comenzamos nuevamente a platicar y en esa platica sin chiste de repente nos ganó el silencio, nos miramos y nos besamos correspondidamente. Ella vive solo con su hermana, por lo que no hubo problema al invitarme a entrar. En ese momento en verdad no sabía cómo es que había llegado hasta ahí, a final de cuentas sentía remordimiento por Chris, incluso más que por estar engañando a mi novia, Chris era mi amigo y mi cerebro me hacía entrar en un dilema con mi calentura, pero fue la calentura la que ganó cuando termine acostado en su cama besándola apasionadamente con mis dedos alojados en su vagina.
De repente paramos, nos besamos y me pregunto qué porqué lo hacía, simplemente le respondí que no era momento de pensar eso y seguí besándola y continué con mi trabajo en su vagina con mis dedos. Pare y me desabroche el pantalón solo con la intención de que ella me correspondiera con su mano, pero al ver que me desabrochaba el pantalón ella hizo lo mismo y me dio la espalda, pegándose hacia mí y guio con su mano mí pené a la entrada de su vagina y paso lo esperado, la penetre. En verdad todo hasta ese momento se había dado muy rápido, no creí que tan rápido llegaría a la penetración aunque sabía que pasaría, pero la iniciativa de ella es lo que me tenía confundido, pero no era momento de remordimientos y seguí con mi tarea.
La penetre suave y profundo, la besaba apasionadamente al grado que sentía como si fuéramos enamorados, como si nos entendiéramos. Definitivamente en el interior lo deseábamos y eso hacía que él ritmo aumentara gradualmente y ella pedía más. Hicimos dos o tres posiciones más hasta que termine dentro de ella viéndola fijamente a los ojos.
Nos quedamos unos minutos abrazados en silencio total, anuncié que me marchaba y me vestí, ella me acompañó con el mismo silencio a la salida y me despidió con un tierno y rico beso, y me disponía a irme cuando me detuvo con su mano diciéndome “me gustó mucho, me gustas desde antes de andar con Chris pero nunca pensé que esto pasaría” No tuve más palabras que responder “tú también siempre me has gustado”, le di un beso más y partí.
Seguía algo influenciado por el alcohol y quizá eso me ayudó a llegar a casa sin sugestionarme por lo que acababa de hacer con Karina, por lo que llegue directamente a dormir.
Al día siguiente no era capaz de mandarle whatsapp a Karina, me daba pena, y fue ella a medio día que me mandó mensaje. Me pidió que no dijera ninguna palabra a nadie. Me dijo que en todo momento estuvo consciente de lo que hacía y no se arrepentía de nada. Se me fue la sangre a la cabeza cuando recordé que no usé condón y me vine en ella, se lo dije y me tranquilizo al decirle que tenía implante anticonceptivo.
Me aseguro que habría otra ocasión, pero dejaré que las circunstancias se vuelvan a dar sola y mientras tanto solo queda recordar aquella maravillosa noche con Karina.