Después de un centenar de mensajes nos decidimos a vernos. No somos dos desconocidos. Físicamente sí, pero como personas nos conocemos a fondo. La complicidad durante estos meses ha sido total. Bendita internet. Así que quedamos en que me pasa a recoger con la moto para ir a pasar la tarde a la playa. Ya te estoy esperando en la esquina acordada. Se quita el casco y por fin nos conocemos. La satisfacción es mutua. Me pasa el otro casco y me subo detrás de él.
Por la ciudad mis manos le cogen con timidez por la cintura. Pero una vez en la carretera pego mi cuerpo al suyo agarrándome con más fuerza. Siente mis manos sobre su camiseta en sus abdominales y mis pechos sobre su espalda. La sensación es placentera. Y en cada plegada de cada curva el contacto se hace más intenso. Al final llegamos a la cala que él conocía.
Siendo verano vamos con ropas cortas, damos un paseo por la arena hasta unas rocas donde nos sentamos. Como hace calor, me quedé en bikini y me doy un baño en las frías aguas bajo el atardecer, le gusta mi idea y viene tras de mí al agua. Sigue mis pasos y se zambulle detrás de mí. Tiene que nadar unas brazadas hasta donde me encuentro. Donde estoy aún tocamos fondo.
Nos salpicamos como dos críos y disfrutamos de la fría sensación del agua. Nos calma el calor del día caluroso. Me cuenta su agradable sensación que ha sentido al poder verme por fin. Mi respuesta es la misma. Nuestros ojos nos trasmiten la atracción que llevamos meses sintiendo y se hace realidad. Nos besamos, es un beso cauto al principio pero sensual, más sensual después. Intenso, delicioso diría yo. Se juntan nuestros cuerpos mientras nos acariciamos el uno al otro lentamente bajo el agua. Haciéndonos sentir una pequeña excitación que aumenta a medida que aumentan las caricias y la pasión de los besos. El contacto de mi cuerpo mientras nos besamos le excita. Le hace recordar todas las palabras apasionadas que nos hemos dicho en nuestros encuentros virtuales. El tacto de mi piel, el de mi melena y el de mis suaves labios hace que se despierte su lívido. Nota que a mí me pasa algo parecido.
Tras un rato, salimos del agua y nos dejamos caer en la orilla fundiéndonos en un apasionado beso. Nos miramos bajo la noche y notamos que la llama que hay entre nosotros está ardiendo, así que sin pensarlo dos veces me abalanzo sobre él y empiezo a darle besos en el cuello bajando lentamente por su cuerpo hasta llegar a su bañador. Sin perder más tiempo, le quito el bañador y lentamente acaricio su polla con mis dedos mientras la recorro con mi lengua haciéndole sentir placer. Según sigo dándole caricias con la punta de mi lengua noto como todo su cuerpo se estremece. Veo que le causo placer. Sus suaves suspiros le delatan. Y sentir como su mano se enreda en mis cabellos me hace intensificar mis caricias. Oír sus gemidos hace que me humedezca. Mi cuerpo se va excitando según lamo su polla. Lo hago despacio, prolongando su excitación y jugando con él. Paso muy despacio mi lengua a lo largo de su tallo. Me recreo lamiendo su glande. Sin abarcarlo con mis labios. Solo nota la suave caricia de la punta de mi lengua. Él desea sentir la calidez de mi boca succionándolo. Pero todo llegará. Me gusta ver su mezcla de placer con la impaciencia de sentir toda mi boca. Sé que así luego su placer será más intenso. En cualquier momento le daré ese gusto.
Cuando menos se lo espera me la meto en la boca de repente haciéndole que le recorra una inmensa ola de placer con un gemido. Durante un rato sigo jugando con su polla en mi boca viendo cómo se estremece su cuerpo al notar mis labios succionándolo. Está llegando un momento en el que no aguanta las ganas de perderse entre mis piernas y, sin esperármelo me hace caer sobre la arena abalanzándose sobre mí para recorrer cada centímetro de mi cuerpo terminando entre mis piernas. Empieza besándome el cuello, bajando por mis pechos juguetones y jugando con sus dedos entre mis piernas. Me hace sentir placer y empiezo a gemir. Baja sus labios hasta mi vagina, lamiendo con gusto mi clítoris mientras sus dedos juegan en mi vagina entrando y saliendo produciéndome sendos gemidos. El tacto de su lengua me enloquece. Lame mi clítoris con dulzura. Lo hace suave. Es una delicia sentirle. Sentir su humedad mezclándose con la mía. Siento como su barba me roza a la vez la parte interna de mis muslos. Ahora se agarra a ellos inmovilizándome y devorándome. Su lengua aumenta su presión. La mueve más deprisa y sus dedos no paran de jugar dentro de mí. Me está llevando al límite, haciendo que mi cuerpo se electrice. Ya no puedo más y estallo en un profundo orgasmo que dejo escapar en un excitante gemido.
Ambos estamos ardiendo en deseos de dejarnos llevar y hacerlo en la playa a la luz de la luna. Vuelve a subir lentamente por mi cuerpo hasta llegar a mis labios y, mientras nos fundimos en un beso, mete su polla en mi vagina haciendo que me estremezca. El notarla deslizarse dentro de mí me da un gusto tremendo. Noto como me llena y cada movimiento es una delicia. Nos vamos acoplando, sincronizamos los movimientos. Y entro en una cadencia que me enloquece. Mientras sus labios besan mi cuello, mis gemidos fluyen libremente. Voy notando como sus labios bajan por mi pecho hasta atrapar uno de mis pezones. Tira de él, lo lame, lo chupa mientras sigo sintiendo sus impetuosas embestidas a la vez que hace lo mismo con mi otro pecho. Está despertando todos mis lujuriosos instintos.
Llegó la hora de que yo tome el control. Le dejo caer sobre la arena y lentamente me siento encima de él y meto su polla en mi vagina empezando a cabalgarle como la amazona que soy. Sus manos paseaban libremente por mi cuerpo pasando de mi culo a mis pechos y haciéndome caer sobre él besándole los labios entre gemidos. Disfrutaba teniéndome encima y así poder recorrer cada centímetro de mi cuerpo con sus manos y sus labios. Cuando me volví a enderezar sobre él aprovechó para auparse y me lamió de nuevo los pezones amasando a la vez mis pechos. Su lengua sabía darme gusto. Se veía que le gustaba conseguir que mis pezones se pusieran más duros y erectos. Luego se dejó caer sobre la arena. Y note como una de sus manos acariciaba mi clítoris mientras le montaba. Sentir como su miembro palpitaba dentro de mí a la vez que el placer que sentía al masturbar mi clítoris era tremendo. Me hacía gozar. Me daba muchísimo placer. Joder era sensacional. Las corrientes eléctricas que sentía recorrer mi cuerpo me estremecían. Yo iba orgasmo tras orgasmo, gemido tras gemido mientras lo montaba volviéndome loca.
Hasta que al final veo como cierra sus ojos marrones. Se agarra a mi cintura y me da varios empujones fuertes con sus caderas clavándome su polla en lo más hondo de mi ser. Veo como se tensa su cuerpo. Como grita mi nombre. Y como estalla en un tremendo orgasmo. Noto en mi interior su semen caliente mientras clava sus dedos en piel. Fue una explosión de placer que nos recorría el cuerpo y nos hacía temblar. Nos quedamos abrazados yo sobre él notando como su polla va disminuyendo de tamaño dentro de mí. Para terminar de relajarnos, nos damos un refrescante baño, nos vestimos y nos volvemos a la ciudad en la moto abrazándome con fuerza a su cuerpo y pegando mis pechos a su espalda.