Con mi mujer, que se llama Cristina, hace cinco años que estamos juntos, y tenemos un muy buen sexo. Cada vez que estamos en pleno coito, le digo mis fantasía, como que me gustaría verla coger con otro hombre, o con otra mujer, o que se imagine estar chupando una verga mientras yo le meto mi poronga por su culo, y acaba como una yegua. Una mañana, tocan el timbre, y al abrir la puerta era la nueva sirvienta, en su primer día de trabajo, morena, de baja estatura, tetas chicas, pero con unas piernas y un culo impresionante, vestía unas calzas color negro que dejaban ver como su tanga se le metía en el orto. Volví a la cama con mi mujer, y la tenía dura como una roca, mi mujer estaba culo para arriba y se la apoye, y me dijo:
– Que te pasa? Que estas tan caliente.
-El culo de la empleada me calienta, quiero meterle toda mi verga!!! Quiero cogerte a ahora, así escucha como gemís como puta, tragándote toda la verga por tu culo.
Empecé a meterle lengua, mientras la pajeaba en su concha, hasta que le apunte mi verga en su culo y de un solo empujón se la metí hasta el fondo, comenzó un meta saca infernal, mi mujer comenzó a gemir, diciéndome, “si papi, métela, metal toda, me encanta tu verga!!!” y se vino mojando todas las sabanas.
Se la saco y empieza chuparla colosalmente, y en eso miro hacia la puerta, y allí estaba ella, mi sirvienta, mirando con su mano derecha pajeándose, la llamo, se acerca y empieza a chupar mi pija junto a mi mujer, eran dos golosas. Separo a mi mujer, pongo en cuatro a mi sirvienta y le hundo mi pija por el culo, pego un grito, pero se fue acostumbrando, y empezó otro saca y meta infernal, hasta que me corrí llenándole el culo de leche, se la saco y mi mujer me la chupa hasta dejarla limpia… fue el principio de nuestros tríos…