Rubia, ojos verdes, piel clara… Mayka era llamativa. Cierto que no era una modelo de las de pasarela, algunos centímetros le faltaban y algunos kilos le sobraban, pero no estaba nada mal. 32 años y un niño habían cambiado algo su silueta, pero cuando se la conocía se la deseaba. No es que estuviera gorda, nada de eso, pero es cierto que su cintura se había redondeado.
Con el embarazo del pequeño tuvo que dejar de trabajar. Pero ya cuando el pequeño entró en la escuela infantil, decidió empezar a bus de nuevo trabajo. El sueldo de su marido les iba justo. En la actualidad con un solo sueldo la vida se apretaba mucho.
Durante meses había mandado centenares de CV pero respuestas había obtenida pocas. Por eso cuando la llamaron para trabajar en un supermercado de una conocida multinacional se puso loca de contento. Ya casi había olvidado aquella entrevista, pero se ve que habían tenido en cuenta su cv.
Empezaba una semana justo después del aviso, y su nerviosismo iba en aumento. El día que se incorporaba era un lunes y el viernes invitó a su marido a una cena. Todo en la cena fueron planes e ideas de futuro, risas y alegría. Luego en la casa, aprovechando que el pequeño estaba en casa de su tía, siguió la fiesta.
Llegó el lunes y Mayka se fue hacia el supermercado al que la habían destinado. Estaba en una pequeña calle del centro de Sevilla. No era de los mayores de la cadena, pero allí, le habían dicho, podría aprender y formarse, y llegado el momento la podrían destinar a uno más cercano a su hogar.
Al llegar la recibió el responsable. Había otra chica que empezaba ese día. Más joven que ella. Morena, ojos oscuros, pelo rizado. Algo más de 20 años le echaba. El responsable les explicó un poco el funcionamiento del supermercado y les presentó a la gente que estaba en aquel momento allí. Eran tres personas más: Sergio, un chico de unos veinte años, Laura, que era la más veterana y tendría unos 50 y Raúl, con unos 40 años.
Dejaron a las dos nuevas a cargo de Raúl que se encargaría en las siguientes jornadas de enseñarles lo siguiente. Lo primero ponerse el uniforme. Mayka se lo enfundó y una gran alegría la invadió. Poder volver a trabajar la llenaba.
La semana pasó rápidamente y, la verdad, es que fue bastante bien. Tanto Mayka como la otra chica se adaptaron bastante bien al puesto y eran ya independientes en su labor.
El viernes, el responsable las visitó de nuevo, para decirles que estaban muy contentos con ambas. Cuando se despedía les comentó que la próxima semana habría una comida de la cadena de Supermercados para celebrar la Navidad.
-Ya sé que ha pasado, pero con el trote que se nos da en esas semanas nos es imposible celebrarla antes. No es obligatoria la asistencia, pero si asistís no os costará nada. La paga la empresa por los resultados recientes. Avisadme con lo que decidáis.
Cuando se fue el responsable, Mayka y Rocío, así se llamaba la compañera, preguntaron al resto si iban a la comida. Sólo Sergio, el más joven, iba. Aun así ambas decidieron ir. Podrían conocer a gente de la cadena que trabaja en otros supermercados y, en cierta medida, serviría de premio a esos primeros momentos en el trabajo.
La siguiente semana pasó también rápido, así que antes de lo imaginado llegó el sábado, día de la comida de “Navidad”. Mayka se vistió con una falda negra que le llegaba algo más abajo de la rodilla, unos pantis negros, tacones y una camisa blanca con ribetes azules. Se recogió el rubio cabello en un moño y se pintó de forma que resaltara sus ojos.
– Diviértete y pásalo en grande. Cuando vuelvas ya disfrutaré yo de esta belleza-le dijo su marido su marido pellizcándole el trasero
-Voy bien?
-Vas preciosa, cariño.
Mayka había quedado con Rocío en la parada del metro. Juntas se dirigieron al centro de Sevilla, puesto que la comida era allí, no muy lejos de su centro de trabajo.
Todo fue genial. Fueron encadenando cervezas, a pesar de que Mayka al principio no quería beber alcohol, y algo de picar. Luego llegó la comida en sí y unas copas. Mayka y Rocío estuvieron casi todo el tiempo juntas. Conocieron a bastante gente, con las que estuvieron riendo y conversando. Durante las copas se les acercó también Sergio que les presentó a otros tres chicos de su misma edad. Habían trabajado antes juntos, aunque ahora cada uno estaba en un supermercado diferente.
Tras dos copas, Mayka necesitaba algo de aire, así que se lo dijo a Rocío y salió a la puerta. Aprovechó para mandar un whatsapp al marido diciéndole que todo iba genial y que no volvería demasiado tarde.
-¿Te esperan en casa, no?
Mayka se giró al escuchar eso y vio a uno de los amigos de Sergio. Un chico alto y fuerte de ojos oscuros y algo de barba, que estaba fumando apoyado en la pared.
-Ya sabes, el marido en casa jeje
El chico sonrío y Mayka le dijo que se volvía adentro y que allí se verían.
La tarde siguió adelante entre copas y risas. Mayka se notaba algo borracha así que decidió dejar de beber. Pero la borrachera de Rocío era ya tremenda. Quedaba poca gente ya, pero Rocío seguía pegada a una copa. Mayka había intentado convencerla de que dejara de beber pero ni caso.
Cuando decidieron irse las dos, se encontraron con el problema de que el estado de Rocío era más que malo. Mayka decidió no dejar tirada a su compañera, y eso a pesar de que por la calle las miraban a ambas por el estado de Rocío. Volver en metro iba a ser complicado por el paseo que implicaba, así que Mayka decidió llegar a una plaza cercana y allí intentar coger un taxi.
Iban caminado cuando Rocío se detuvo. Necesitaba vomitar y lo hizo allí en una obra cercana, provocando las miradas de todo el que pasaba por la calle en aquel momento.
-Lleva una fuerte borrachera, la niña eh?
Cuando Mayka se giró vio a Sergio y a sus amigos.
-Se ha pasado un montón, Sergio. Y eso que se lo he dicho.
-Queréis que os acerquemos a casa. Nosotros ya nos vamos también y tenemos los coches en el parking de esta calle.
-La verdad es que íbamos a coger un taxi, pero si no os viene mal os lo agradezco. No sé cuánto más podrá andar Rocío.
-No hay problema, para eso estamos los compañeros no? Eso sí, espero que la niña no vomite dentro del coche jeje. Vamos a hacer una cosa. Quedaos aquí y yo y Miguel, dijo señalando al alto que le había hablado en la puerta, vamos por los coches. Matías y Salvi se quedan aquí con vosotros mientras tanto por si pasa algo.
No pasó nada, y al poco Rocío y Mayka iban en el coche de Sergio, hacia la casa de la primera, en la parte trasera. Sergio conducía y Salvi iba junto a él. Detrás les seguía el otro coche con los otros dos amigos.
Rocío al poco estaba dormida. Y Mayka iba así así. Los párpados se le caían y los chicos iban hablando entre sí, así que dio una pequeña cabezada.
Al rato se despertó al sentir que la llamaban. Habían llegado al bloque de pisos donde vivía Rocío.
-Qué piso es, Mayka? -Le preguntó Sergio.
-Es el 2B. Pero creo que Rocío dijo que no había nadie más hoy allí. Así que habrá de despertarla.
Pero Rocío estaba profundamente dormida y pese a los intentos no despertaba. Sólo se giraba.
-Anda que ésta está bien. Buscaré las llaves en el bolso y me ayudáis a subirla, por favor?
-Claro. No hemos llegado hasta aquí para dejaros ahora tiradas en la calle.
Mayka encontró las llaves y subieron al piso de Rocío. Los chicos llevaban en brazos a la durmiente y, tras abrir la puerta del piso en sí, la dejaron en el sofá. Roció llevaba también una falda, en este caso más corta que la de Mayka, y al dejarla sobre el sofá dejó entrever la ropa interior de color rojo.
Mayka se dio cuenta que los chicos la habían visto pero se hacían los tontos, no sin mirarse entre ellos y sonreírse.
-Si os parece bien, busco algo para arroparla y la dejamos aquí en el sofá. Si queréis os podéis ir ya a casa, yo no vivo lejos de aquí.
-No te preocupes, busca algo para taparla y ya nos vamos todos.
Mayka encontró un par de sábanas dobladas sobre una cama y se las llevó al salón. Le quitaron los tacones a Rocío y la taparon.
-No es lo más cómodo para que duerma- dijo Mayka- pero por lo menos ya está en casa.
-Verás cuando se levante mañana y no se acuerde de nada jajaja -rio Sergio.
-La verdad es que sí
-Nos vamos entonces? – volvió a preguntar Sergio
-Sí, vamos. Yo cojo el metro aquí cerca y llego a mi casa. Eso sí, dadme un minuto que necesito ir al baño.
-Vale, te esperamos para irnos todos.
Mayka se dirigió al baño del piso de Rocío. En el pasillo el cuerpo se le fue un poco, recordándole que ella, aunque no estaba tan borracha como Rocío, mañana también estaría de resaca. Se sentó en el baño. Escuchaba risas de los chicos en el salón. Cuando salió de nuevo ellos no se dieron cuenta y así ella pudo ver el motivo de las risas. Habían quitado las sabanas que tapaban a Rocío, le habían subido la falda y le estaban fotografiando la ropa interior roja.
-Qué coño hacéis?? – les dijo mientras los apartaba a empujones y tapaba de nuevo a la chica.
-Estáis locos o qué? Os voy a denunciar cabrones.
-Tranquila Mayka, era sólo una broma – se defendió Sergio.
– Llevamos de todo en el cuerpo y ya ni sabemos qué hacemos – añadió Matías entre risas.
– Y no le hemos hecho nada – además, añadió otro.
-Eso se lo tendréis que explicar a la policía, cabrones. Los voy a llamar ahora mismo para que vengan -dijo esto girándose buscando el bolso donde llevaba el móvil. El giro fue muy brusco y perdió algo de pie, teniendo que apoyarse en una mesa.
Esto provocó las risas de los chicos. Eso la enfureció más y le soltó un bofetón al más cercano. Las risas cesaron. Ella se quedó mirando de frente al abofeteado, que era Sergio, que se tapaba la cara con la mano.
-Lo vais a pagar, cabrones. Esto no os saldrá… -No pudo terminar Mayka la frase. Alguien la había agarrado del pelo y la había empujado hasta la mesa que un momento antes había servido para que terminase en el suelo. Le apretaba, el que fuera, la cara fuerte contra la fría superficie de madera. Del movimiento y de la fuerza del apretón le costaba respirar.
Boqueó intentado buscar aire. El chico que la sostenía aflojó algo y pudo ya respirar. Tenía al chico que la retenía muy cerca, notaba un olor mezcla de colonia y alcohol. Además también notaba contra su falda el miembro erecto del chico.
-No vas a llamar a nadie, puta. Te enteras? A nadie -Le dijo al oído.
– Y además vas a poder ver en primera fila como nos follamos a tu amiguita. – dijo otro entre risas.
Son soltarla la hicieron girar la mesa hasta que quedó frente a Rocío. La chica del sofá no se había movido más que para girarse. Mayka tenía mucho miedo. Empezaba a temblar y notaba como las lágrimas se le iban escapando mejillas abajo.
Dos de los chicos se aproximaron a Rocío.
-Ésta no se va a enterar de nada. Vaya borrachera tiene -dijeron entre risas.
Le volvieron a subir la falda, dejando a la vista los pantis con unas braguitas brasileñas abajo. Mayka quiso hablar, pero sólo le sirvió el intento para notar que la llave que aprisionaba su cabeza contra la mesa se apretaba.
Allí, con la cabeza girada, vio como los dos chicos que se habían acercado a Rocío se quitaban los zapatos y se bajaban los pantalones. Dos penes erectos apuntaban a una Rocío que no respondía.
Le rompieron los pantis y le abrieron la camisa. Unos pequeños pechos asomaban tras un sujetador también rojo. Mayka sollozaba viendo lo que le iban a hacer a su compañera. Con las lágrimas no podía ver claramente quien era, pero uno de los chicos se colocó entre las piernas de Rocío y le colocó las piernas sobre sus hombros, al mismo tiempo que tiraba de las braguitas brasileñas.
-Mira como disfruta tu amiga, zorra – le dijo a Mayka el de detrás. Notaba como le refregaba el miembro que, aún dentro del pantalón, debía ser enorme.
El que estaba entre las piernas de Rocío la penetró y empezó a follarla entre las risas de los otros tres. Rocío no reaccionaba, y eso a pesar de que el que la embestía cada vez lo hacía con más fuerza. El otro que se había bajado los pantalones se masturbaba al mismo tiempo de jugaba con los pezones de la morena.
Mayka notó de repente la voz de Sergio cerca también de ella.
-Vas a pagar el bofetón de antes, rubita.- dijo, mientras empezaba a recorrer el lateral de la pierna de Mayka. Ella notaba la mano de Sergio buscando la parte interior de su falda y la polla del otro apretada contra su culo. Y delante veía a Rocío debajo de las embestidas de otro que cada vez le daba más y más fuerte. Podía ver los pies de Rocío sobre los hombros del chico y su movimiento. Las lágrimas en su mejilla se multiplicaron. Seguía sin poder hablar por como la tenían apretada contra la mesa.
El que se masturbaba se giró y se vino también hacia la mesa.
-Creo que prefiero también follarme a la madurita. La otra está pedo del todo. Debe ser como follarse un saco.
Mayka sintió un temblor que le recorrió todo su cuerpo. Lo que hasta entonces había sido un temor era una realidad. Se la pensaban follar también a ella. Intentó con la mirada buscar su bolso pero no lo veía. Buscó también la puerta de entrada para ver si llegaría con una carrera.
-Vamos a ver que guarda ésta debajo de la camisa – dijo el que la mantenía sujeta girándola. Mayka aprovechó para llenar los pulmones. Noto un fuerte tirón que se llevó por delante tanto la camisa como el sujetador. Noto sus pechos sueltos moverse. Se tapó con las manos e intentó gritar. Pero no lo consiguió. Un fuerte tortazo se lo impidió. No se fue al suelo porque estaba rodeada. Detrás tenía la mesa, y los otros tres lados estaban cubiertos por chicos.
– Vaya tetas se gasta la madurita. Hija de puta. Creo que me la pone más dura que la otra jaja
Notó una mano que le apartaba las suyas y le apretaba sin compasión los pechos. Como reacción soltó una bofetada al chico de enfrente. Pero Sergio consiguió pararla. Se giró para mirar a la cara a su compañero, y por eso no vio venir otro bofetón que le soltó el de delante. Noto el sabor de la sangre en sus labios que se mezclaba ya con el salado de las lágrimas. Casi seguido notó un puñetazo en el estómago que la hizo encogerse. La agarraron con fuerza de la cintura y la volvieron a girar contra la mesa, aprisionándole de nuevo la cabeza contra la madera.
– Basta de juegos – oyó que decía uno de los chicos. -Esta puta necesita polla.
Notaba sus pechos apretados contra la madera. Su cara con la mano del chico encima. Y sólo veía a Rocío que seguía recibiendo salvajes acometidas.
Quería gritar. Quería llorar. Pero no podía.
Un tirón y se quedó sin la falda. Le rasgaron entre risas los pantys, dejando a la vista un tanguita negro.
– Vaya culo que tiene la tía.
-Ufff como me está poniendo la zorra. Creo que lo vamos a pasar genial.
-Rubita, si no quieres pasarlo mal de verdad empieza a comerle la polla a mi amigo. Te enteras? -notó que le decían al oído. Pero no contestó. -Te enteras? O hay que repetírtelo?
-Vale, vale – dijo Mayka. Pensó que si conseguía con las felaciones que se corrieran los tres la dejarían en paz.
El que le sujetaba la cabeza aflojó algo y otro le acercó la polla a la cara. Olía a pis pero Mayka no dudó en metérsela en la boca. Era la opción para salir de allí. Empezó a hacerle una mamada, aguantando las arcadas.
-Venga zorra. Seguro que puedes hacerlo mejor. Seguro que al cabrón de tu marido le haces ver las estrellas con tu boca de puta. Así que esmérate
Mayka abrió algo más la boca y jugó con la lengua en el glande de la polla. Por favor, que se corra rápido, pensaba y deseaba.
Escuchó un gemido y miró hacia adelante. Rocío estaba sufriendo unas terribles embestidas del chico que la forzaba. Éste apretó aún más el ritmo antes de gemir también y detenerse. Se ha corrido, pensó Mayka. Un pensamiento cruel pasó por su mente: esperaba que otro de los chicos fuera a cogerse a Rocío. La crueldad de ese pensamiento hizo que brotaran nuevas lágrimas de nuevo en sus ojos y corrieran por sus mejillas arrastrando más pintura de ojos. Sin embargo ese pensamiento no aguanto mucho. Mientras le comía la polla a uno a su izquierda noto otra polla que le rozaba el pelo por la derecha, al mismo tiempo que ese mismo chico le apretaba el pecho. Le dolió y abrió la boca un poco para protestar. Lo único que consiguió fue que el que le tenía la polla dentro de la boca se la metiera más, produciéndole casi arcadas.
El de detrás presionó con sus rodillas las piernas de Mayka obligándola a abrirlas un poco más. Notó la mano sobre su tanga. Un par de dedos recorrían su vulva, presionándole entre risas.
-Esta zorrita tiene un coñito tremendo.
-Sin un pelito eh?
-Te gusta que te den duro verdad putita?
Mayka no quería escuchar. Se afanaba en la felación con la intención de que se corriera el chico y luego hacer lo mismo con los otros dos.
El que había forzado a Rocío llego donde estaban, colocándose el pantalón en su sitio.
-Se lo estáis pasando bien aquí eh cabrones? – dijo entre risas. – Madre mía, vaya culo tiene esta hembra -dijo, lanzando una cachetada enorme al culo de Mayka, que notó como le quemaba la piel. No pudo ni gemir: la polla en la boca se lo impedía. – Joder, me encanta como se le está poniendo roja esa piel tan blanca. Le he dejado marcados los putos dedos.
Mayka siguió con la felación pero cerró los ojos. Quería irse de allí, quería desaparecer. Notó como el de detrás la soltaba y la agarraba ahora el que tenía el pene fuera. Pudo notar el roce directo del glande del nuevo contra sus muslos y en la parte interior de los mismos. Escuchó como el que la había tenido aprisionada desde el principio se empezaba a quitar también los pantalos. Apretó aún más los ojos. No quería ver nada. Pero algo hizo que los abriera como platos. El que estaba ahora detrás de ella había deslizado el tanga a un lado y con dos dedos tocaba directamente su vulva. Ya no los separaba ni la débil tela del tanga. Directamente los dedos del tío estaban sobre su coño.
-Esta zorra está bien mojada – dijo el que la tenía ahora cogida – Está deseando que nos la follemos.
Mayka empezó a temer que su plan de hacer felaciones no iba a resultar. No podía ser. No podían follarsela. Pero entonces notó algo que no se esperaba. El de detrás ahora además de pasarle dos dedos sobre la vulva había penetrado con otro un poco su ano. Una sensación extraña acompañada de dolor y de un sentimiento de humillación le recorrió toda la espina dorsal. Quiso protestar pero no podía. Se intentó mover pero estaba inmovilizada completamente. El dedo penetró aún más entre las risas de los chicos. Y los dos dedos que tenía sobre el coño empezaron también a entrar dentro del mismo.
-Muy muy mojada -jajaja dijo de nuevo el de detrás.
Reuniendo todas las fuerzas que le quedaban Mayka intento moverse. Pero entonces otra cosa ocurrió. Al que le hacía la felación empezó a respirar más fuerte. Le puso también una mano sobre la cabeza. Ya estaba aprisionada por dos manos y empezó él a follarle la boca. Ya no le estaba haciendo una felación. Ella ya no hacía nada más que recibir las embestidas de aquella polla que le golpeaba la cara interior de las mejillas y que notaba que cada vez entraba más adentro. Notaba el sabor a sangre en la boca ahora más. No sabía si era la sangre de la nariz o era que le estaba produciendo heridas en la boca o si, incluso era la polla del tío, la que sangraba ante la violencia de las acometidas. Afortunadamente tras 6 o 7 embestidas brutales notó algo caliente que le inundaba la boca. El tío se había corrido. Era un sabor repugnante, nada parecido al de su marido, que se mezclaba con la sangre y le producía una fuerte sensación de ahogo. No podía más. Al intentar respirar tragó un poco de semen. Algo que la lleno aún más de repugnancia. No aguantó más y noto como un hilillo de orina, del propio miedo, se le escapaba.
Risas. Otra cachetada enorme en el culo.
-La zorra se ha meado – reían los chicos. -La zorra me ha manchado los dedos de meado.
Por fín le sacaron la polla de la boca. Y pudo dejar resbalar el semen que le quedaba a la mesa.
-Esta zorra no puede más. Así que vamos a darle lo que quiere.
Le apretaron aún más la cabeza contra la mesa. La mezcla de lágrimas, sangre y semen le llenaba toda la cara, el pelo, los ojos… se le metía incluso por la nariz.
Un gemido brotó de sus labios cuando notó que el dedo que tenía en el ano ya no estaba solo, sino que eran dos dedos y que habían entrado bastante más adentro. Arqueó la espalda y levantó el culo intentando que aquella penetración de dos dedos no le hiciera daño. Pero sólo consiguió una cosa, y fue una tremenda penetración vaginal. Notó como una polla, que debía ser enorme, le entraba sin contemplaciones. Notó como, muy a pesar de ella, estaba lubricando y la polla le entró sin problemas. Aun así el que la penetraba parecía como si quisiera llegarle con la polla hasta el estómago. Apretaba de una forma bestial. Le hacía muchísimo daño. Eso sí, noto por lo menos como los dedos que tenía en el ano salieron. Eso le produjo, en contra de lo que pensaba, mucho dolor. La salida de ambos dedos le hirió y le quemó. Además notaba algo caliente sobre el ano. Un líquido que le corría. Sangre o semen? Dos impresionantes cachetazos sobre su lechoso culo le hicieron arquearse aún más. El que la estaba penetrando estaba destrozándola. Las embestidas eran brutales. La vulva le ardía. El culo le ardía. Notaba ese repugnante sabor en la boca. Notaba los pezones duros contra la madera. Aquello no podía estar pasándole a ella. El que se la follaba le agarró del pelo y le tiró hacia atrás. Le obligó a levantar la cabeza de la mesa. Dios, le estaba haciendo mucho daño. Sollozaba y gemía ante las embestidas que sufría.
No lo vio venir. No pudo evitarlo. Pero pasó. Vomitó contra la mesa. Notó el agrio sabor salir de su boca, pasar entre sus labios. Era una mezcla de lo que había bebido, comido y, temió ver, encima de todos los vómitos, el semen que le había inundado hacía unos segundos la boca. Los chicos reían al ver como estaba. Tampoco puedo prever la corrida del que se la estaba tirando. Simplemente notó otro cachetazo enorme en el culo y algo líquido y caliente que le resbalaba desde dentro hacia los muslos.
-De las mejores corridas de mi vida. Joder. Me ha dejado seco.
Mayka respiró hondo. Estaba sudando, llorando, temblando, estaba vomitada, orinada… y no podía pensar. Quería que aquello terminara ya. Sólo pensaba en que se fueran y la dejaran.
Notó como el enorme pene salía de ella. Y notó como la mano que le agarraba del pelo la soltaba.
Pero sólo fue un segundo. Otra mano la cogió con fuerza y llevó su cabeza con violencia hacia la mesa. Le dolió mucho el golpe. Le dolía la cabeza. Le dolía el oído. Y el vomitó la manchó toda. Tenía la cabeza apretada contra su propio vomitó. Y eso le llenaba las fosas nasales. Cada respiración parecía más complicada.
Otro pene se abrió camino entre sus labios vaginales que ardían. Otras embestidas. Otros cachetazos en el culo. Más risas. Más lágrimas. Sólo un poco más, pensaba Mayka. Un poco más y terminaran y se irán. Un poco más sólo.
Tampoco pudo prever lo que iba a pasar a continuación. No se lo esperaba. Pero entre respiración y respiración empezó a notar un calor que, partiendo desde donde estaba siendo penetrada, se irradiaba hacia todo su cuerpo. Al principio temió lo que era, pero luego ya estaba segura. Ella misma se iba a correr, iba a tener un orgasmo. No. No podía ser y no quería. No quería tenerlo en aquella situación. No podía darles encima a aquellos cabrones aquel gusto. Se mordió el labio y concentró todas las fuerzas que le quedaban en evitar el correrse. Pero no pudo. Su respiración se aceleró aún más, y un leve gemido escapó de sus labios. Intentó reprimirlo todo lo que pudo. Deseó que aquellos cabrones no lo escucharan. La sensación de calor fue moderándose hasta convertirse en una ola de frío, un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Su cabeza se deslizaba sobre el vómito ante las acometidas del pene.
-jajaja. Esta guarra se ha corrido. Os lo dije. Necesitaba polla de la buena. Que guarra eres Mayka de los cojones. Te gusta esto eh? – Le decía uno entre las risas de los demás.
El que la penetraba sacó el pene. Mayka ni notó la corrida. Menos mal, ya se acabó, pensó.
-Esto sí que le va a gustar a la puta -oyó que decía el que la penetraba. No le dio tiempo ni a pensar que quería decir. Un fuerte empujón impulsó el pene del tío a través de su ano. Sintió como la hería, como la dañaba, como la sangre corría dentro de ella. Pero ya no tenía fuerzas ni para llorar ni para protestar.
Nunca había practicado sexo anal. Nunca. Y le dolía. Le ardía. No podía respirar. Parecía que el corazón se había parado. La mirada se le nublaba. Afortunadamente, el chico no duró mucho. Un fuerte empujo, que hizo que sus pechos llegaran hasta la mancha de vomito de la mesa, precedió a una enorme cachetada en el lateral del glúteo y a un gemido del tío. Luego un par de empujones más débiles y noto como se la sacaba. Como le ocurrió con los dedos, el momento en que el tío le sacó la polla le dolió muchísimo. Creía que se iba a desmayar. Agarró con fuerza el borde la mesa y dejó que su peso descansara totalmente sobre la misma.
-Creo que soy el primero que le ha reventado el culito a ésta. Mirad como sangra jajaja.
Mayka escuchaba aquella voz como si viniera de muy lejos. Otra voz más cercana le susurró al oído, acompañada del fétido olor del alcohol que pudo notar sobre el del vomito.
-Has disfrutado verdad zorrita? Lo has pasado como nunca eh? Has sido una magnífica putita. Lo hemos pasado muy bien con vosotras.
Luego risas que se alejaban y el sonido de la puerta al cerrarse. Mayka esperó unos segundos antes de dejarse resbalar hasta el suelo, donde cayó sentada entre sollozos y lágrimas. Notaba semen y sangre gotear de su nariz, de su cara, de su vulva y de su ano. A cuatro patas, entre ardores en todo el cuerpo, gateó hasta el sofá donde estaba Rocío, ajena a todo lo que les había pasado.
Llegó a su altura y la llamó, le tocó el hombro. Lo único que consiguió es que la chica protestara y se girara dándole la espalda.
Sólo eso.