Eran las siete de la mañana y la doctora Cristina iba llegando a su clínica. Su elegante porte y su vestimenta cara, llamaban la atención de todos los hombres. Y ella lo sabía y se contoneaba con cada paso que daba, recorre el pasillo y entra a su oficina y después de dejar sus cosas sobre su escritorio toma asiento. Y comienza a ordenar papeles y a los pocos minutos, entra una de sus asistentes.
– doctora Cristina
– dime Gisel,
– la operación del paciente del 302, se recorrió hasta casi las siete
– sí, es lo que estoy viendo, el paciente como se encuentra..?
– es un muchacho de 22 años, operación de la rodilla, y que por cierto es un pesadito
Cristina se le queda viendo a su asistente y le pregunta
– por qué lo dices?
– el muchacho engreído me toco una pierna cuando lo estaba revisando
Cristina un tanto molesta le dice a su asistente:
– me hubieras dicho y lo hubiéramos invitado a que cambiara de clínica.
– no te preocupes Cristina, había pensado en darle un escarmiento estando anestesiado
Cristina al escuchar a su asistente, sonríe maliciosamente y responde
– es una buena opción, déjame pensar en algo especial… jajajaja.
Ambas mujeres ríen y Gisel sale de la oficina de Cristina, el resto del día transcurre tranquilamente, hasta que dan las siete de la noche y Cristina le habla a Gisel por el magnavoz, Gisel rápidamente llega a la oficina de Cristina y ella le comienza a decir:
-vayamos a ver al pesadito
Ambas mujeres comienzan a caminar y llegan al cuarto de aquel muchacho. Y de inmediato Cristina comprueba lo que Gisel le dijo, el chico las saluda con un…
– buenas noches doctoras guapas.
Cristina solo toma la tablilla que está en la cama del paciente, y comienza a checarla mientras que aquel chico no deja de lanzarle piropos a Gisel, y claro, después comienza con Cristina.
– vaya doctora guapa, usted me va a operar?
– así es muchacho
– qué suerte tienes hermosa, después dejaré que me invites a comer, te lo mereces.
Cristina solo sonríe y sale del cuarto acompañada de Gisel y comienza a decirle.
– en media hora entra a quirófano, háblale a Sandra, dile que hay diversión, vamos a darle un trato especial… jajaja
– Claro que si Cristina, claro que si…
Media hora después, las tres mujeres están en el quirófano, el muchacho está completamente anestesiado y boca abajo y Cristina está terminando de intervenir al chico.
– bien doctoras, está listo, era algo sencillo en la pierna, ahora nos vamos a divertir un poco, el chico merece un escarmiento.
Las tres chicas comienzan a reír y Gisel pregunta:
– que tienes en mente Cristina?
Cristina comienza a caminar alrededor de la mesa de operaciones, mientras se quita los guantes.
– para comenzar, quítenle la bata.
Gisel y Pamela jalan la pequeña batita, dejando al chico completamente desnudo. Cristina se acerca quedando justo a un lado del trasero del chico y comienza a acariciarlo.
– mmhhh… se me antoja darle unas nalgadas para comenzar.
Acaricia levemente el trasero del chico y después de unos segundos, levanta su mano y la deja caer fuertemente sobre su trasero.
– tiene bien merecidas unas nalgadas
Acto seguido comienza a darle pequeñas nalgadas, mientras le dice a Gisel y Pamela.
– bien chicas cada una le va a dar cinco nalgadas, pero yo me reservo el uso de su glúteo derecho.
Ambas mujeres ríen con las palabras de Cristina y la primera en pasar, es Pamela, quien se acerca lentamente al chico, pone su mano sobre su trasero y después de frotarlo un poco comienza a darle una buena tunda de nalgadas. Y Cristina claro, también hace lo suyo, cuando Pamela termina, rápidamente Gisel ocupa su lugar y al igual que Pamela, posa su mano en los glúteos del chico, lo acaricia un poco y comienza a darle de nalgadas, y Cristina claro, no deja de castigar las ya enrojecidas nalgas del anestesiado joven y después de varios minutos de estar castigando al chico, Cristina se detiene y les dice a sus colegas.
– bien, ya estuvo bueno de nalgadas, que les parece si realizamos una revisión rectal.
Las tres mujeres ríen, y Cristina posa sus manos en las nalgas del joven y comienza a separarlas, hasta dejar a la vista su orificio anal.
– bien Gisel, a ti fue a la que te toco, te cedo el honor.
– gracias Cristina, pero no usaremos algún lubricante.
Cristina se queda pensativa unos instantes, sonríe y comienza a decirle a Gisel:
– pero claro, puedes usar su propia saliva… jajajaja
– vaya Cristina, eres tremenda… jajajaja
– solo le doy su merecido.
Gisel se acerca al rostro del anestesiado chico y le introduce el dedo en la boca un par de veces, hasta que este está completamente humedecido, después vuelve a su trasero.
Se para a un lado de Cristina y comienza a meterle el dedo.
– bien Gisel, hazlo lentamente.
Gisel comienza a introducirle lentamente el dedo, el chico a pesar de que está dormido. Pega un pequeño brinco, pero eso no detiene a las tres mujeres, Gisel ha metido su dedo por completo y Cristina le dice.
– muy bien Gisel, ahora muévelo un poco,
Gisel le hace caso a Cristina y comienza a girar su dedo, el chico solo gime un par de veces, mientras que el dedo de Gisel entra y sale de la entrada anal de aquel joven.
– bien Gisel, disfrútalo y cuando te canses, quiero oírlo gemir… jajajaja
Gisel al igual que Cristina, disfruta tremendamente aquel castigo, su dedo no deja de entrar y salir, hasta que después de unos minutos se detiene, saca su dedo y de un golpe lo introduce, haciendo que el chico gima bastante.
– muy bien Gisel, ahora es tu turno Pamela.
Pamela se acerca al rostro del chico, y le mete su dedo en la boca, hasta que este se humedece un poco, después se acomoda a un lado de Cristina y comienza a introducirle el dedo, el chico vuelve a gemir, pero las tres mujeres no se inmutan, por el contrario, Pamela le pregunta a Cristina.
– crees que le entren dos dedos?
– jajajaja… golosa, porque no lo intentas.
Pamela junta su dedo índice y medio y comienza a introducirlo en el ya dilatado recto del joven y este vuelve a gemir, pero una vez más, las tres mujeres ni se inmutan.
– vaya, eres tremenda Pamela.
– hay que probar formas nuevas… jajajaja
La mano de Pamela no deja de moverse, y Cristina separa lo más que puede las nalgas del joven, tratando de que los dedos de Pamela entren lo más que se pueda y durante algunos minutos, Pamela juega con el dilatado ano del joven.
– bien chicas, es mi turno, pamela sujétale las nalgas.
Las dos mujeres intercambian lugares y Cristina se quita el guante y les dice a las otras dos mujeres:
– prefiero metérselo así.
Cristina comienza a introducirle el dedo, mientras le dice a sus colegas:
– me gusta sentir como su recto se va calentando conforme vas metiendo su dedo.
Las tres mujeres ríen y el dedo de Cristina va entrando lentamente y de pronto ella exclama:
– mmhhhh… este chico lo tiene muy dilatado, podría jurar que ya ha sido penetrado.
– tú crees Cristina?
– sí, ya lo han usado y lo vamos a usar nosotras.
Las tres ríen y Cristina no se detiene.
– bien, ya está hasta el fondo, ahora vamos girarlo un poco.
Cristina gira su mano hacia los lados, mientras le dice a Gisel y Pamela.
– bien chicas, que piensan hacer el fin de semana…
Las tres vuelven a reír y Cristina no deja de mover su dedo, los minutos pasan y ellas charlan de cualquier tontería, mientras que Cristina, disfruta castigando el dilatado ano del joven, hasta que después de varios minutos, parece aburrirse y al fin saca su dedo.
– es una lástima que no podamos usarlo un poco mas.
Gisel rápidamente le responde diciéndole.
– son dos intervenciones Cristina
Ella sonríe y exclama.
– excelente… mmhhhh… mañana tendré algo especial para el… jajajaja
Las tres mujeres ríen y acomodan al paciente y minutos después salen del quirófano
Continuara…